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CAPÍTULO 2

°Y ESTOY ATRAPADO SOLO AQUÍ CON NADA MÁS QUE PEQUEÑOS RECUERDOS DE TI°

Nunca olvidarían sus sonrisas brillantes, plasmadas en sus jóvenes rostros, que no eran más que de pura felicidad. Hacía ya un año que tenían un lugar al cual llamar como suyo, tenían un espacio en dónde amarse libremente. Alejados de las personas que nunca creyeron en su amor, imaginando que sólo eran muy ingenuos para creer que lo eterno, era algo verdadero.

Habían trabajado horas extras, minimizado gastos innecesarios, hacer tareas por algunas libras más e incluso en cierto tiempo tener más de dos trabajos más los horarios de su escuela y todo había valido completamente la pena. Con la beca que ambos tenían habían logrado juntar lo suficiente para comprar un pequeño departamento a finales del condado, a veinte minutos de su universidad.

Todo parecía tan fresco, nadie imaginaba que hoy, era su primer aniversario de haberse mudado juntos, como era costumbre en el calendario del menor tenia tachado la fecha, y por suerte aquel viernes salir antes de sus clases, corrió directo a casa a preparar la cena, que seguramente Oliver no recordaba, pero era de esperarse. El castaño no era conocido por su fantástica memoria.

Y tal como lo había casi planeado Andy, Oliver llego desconcertado a casa por la pequeña celebración que lo esperaba, así que sin más, su pequeño novio le respondió con un beso y una gran abrazo, susurrando en su oído.

― Hoy, hace un año atrás, llegamos a nuestro hogar. – su voz parecía romperse con cada palabra suave que salía de sus labios, estaba feliz. Era feliz. De compartir su vida con el hombre que más amaba y que lo amaba. Nada podía ser mejor que esto. – Y quisiera ir por más años a tu lado.

Sin romper el abrazo, el castaño llevo sus manos al rostro de Andy y le dio un beso profundo, uno que le quito el aire, de aquellos que le juraban amor por el resto de sus días.

― Te prometo más que años a tu lado... Te prometo toda mi maldita vida, mi amor y todo lo que tengo. Prometo tu felicidad siempre que estés conmigo y te prometo... Andy... te prometo que me haces tan feliz. – sin esperar respuesta alguna devoro los labios de su amado hombre y boto la mochila que colgaba de su hombro derecho en algún lugar lejos de la entrada principal.

― Sabes, creo que tenemos que celebrar esto con algo digno. El primer día empezamos en la cocina. – le susurro Oliver, mientras decencia sus besos al cuello de Andy. – Nunca lo hemos hecho en la entrada.

Biersack había reído ante la insinuación de su novio, era de esperarse que quisiera bromear con el primer día en el que pisaron el departamento.

― No, la cena se va a enfriar. – Andy dio pasos hacia atrás, alejándose lentamente de Oliver, el cual lo retuvo de la camisa blanca ahora un poco arrugada y desacomodada.

― Amor... - canturreo Oliver. – Compre un maldito microondas que ambos sabemos que funciona y hoy nos será de ayuda.

Sin esperar otra palabra más, Andy regreso a Sykes, que lo esperaba ansioso y sonriendo por su pequeña victoria. El menor despojo al castaño de su suéter de plumas, llevándose consigo también la camiseta rota, dejando al descubierto el delineado torso. Oliver había sido en su tiempo el novio más lindo y suave, pero en ese instante se olvidó por completo de todo, rompiendo los botones de la camisa de Andy, para retirarla de manera desesperada.

Lo tomo de los muslos y lo estrello contra la puerta de la entrada, moliendo su pelvis contra la de su acompañante, obteniendo sonoros gemidos.

La cena si se había enfriado y vuelto a calentar, por un Oliver en boxers, ambos habían terminado la cena entre el silencio y las miradas significativas. Llenas de deseo y cariño.

Terminando la tercera copa de vino barato comprado en el supermercado de a tres calles del departamento, Oliver miro a los ojos a Andy, sólo para decirle.

― Te amo.


― Comenzaremos con conceptos simples dentro de la materia para su primera evaluación que será el día de mañana. – Fue lo primero que dijo su profesor de periodismo al entrar al salón. El castaño no podía creer que ya había pasado un mes desde que volvió a la universidad y lo habían llenado de conceptos, libros, estudios, gráficas y más mierdas - ¿quién me puede decir el primer concepto básico de la materia? – Claro que de todo eso, no había retenido mucho de todas sus asignaturas, él iba a tener que estudiar bastante para pasar los exámenes.

― Forma de comunicación social que da a conocer un hecho de interés público, así como analizarlos, esperando que el periodista pueda dar a conocer las respuestas a las preguntas qué, quién, cómo, cuándo, dónde y por qué, respecto al acontecimiento social. – claro que el chico a su derecha iba a saber la respuesta, Josh Franceschi era un maldito devorador de libros, Oliver estaba planeando ir a preguntarle más tarde algún buen truco para no joder el semestre. – Ese es el concepto básico primordial del periodismo.

― Gracias joven Franceschi, al menos sé que alguien pasara mi examen – el profesor Marshall no paro de hablar en los próximos cuarenta minutos y a tan sólo 37 segundos de ser las 12:00 en punto el profesor se había apiadado de sus almas dejándolos salir libremente a su siguiente martirio.

― ¡Hey, Josh! – hablo Oliver al castaño junto a él, el cual empezaba a guardar su libro de texto y su laptop dentro de la desgastada mochila negra.

― Oli. – sonrió gustoso el menor de los castaños, no era ningún secreto para nadie que Franceschi tenía cierto gusto por Sykes, algo que ignoraba completamente Oliver, él no iba deteniéndose a ver que lo rodeaba porque estaba más que claro que el mantenía sus ojos en alguien especifico.

Josh había saltado de felicidad cuando se había enterado de la reciente partida de Biersack, tal vez no tendría una oportunidad inmediata pero al menos se haría notar ahora que el pelinegro de ojos azules no estaba cerca. Ni él mismo se imaginaba lo rápido que estaban lloviendo las oportunidades.

― Sabes, me preguntaba sí podrías ayudarme a estudiar un poco antes del examen de mañana. No soy muy bueno y realmente quiero distraer mi mente con la escuela. – Franceschi sabia el motivo de su distracción, Sykes quería evitar a toda costa pensar en su ardiente novio, quien estaba a kilómetros de distancia.

― Por supuesto que me encantaría ayudarte Oli, ¿prefieres que sea aquí o en alguno de nuestros departamentos? – claro que Josh prefería su departamento, un lugar cerrado y privado, un lugar en donde pudiera convencer a Oliver de lo mucho que podía llegar a satisfacerlo, así mismo como su actual novio no lo estaba haciendo, el tenia todos esos pensamientos arremolinándose en su cabeza, que apenas y se pudo dar cuenta del papel con letras que estaba extendiendo el tatuado hacia él.

Franceschi se mordió el labio inferior tomando el papel, tratando de ocultar el temblor de su mano. Y al leer el papel no pudo evitar plantar una sonrisa brillante.

― Llega a la hora que gustes, hoy no trabajo. – y con ello Oliver se alejó de la mesa, caminando por el pasillo hasta salir del salón con dirección a su próxima clase, mercadotecnia.

(*****)

Decir que habían sido unas semanas increíbles, era poco. Había estado tomando todo su tiempo tratando de emplearlo en lo que importaba por ahora, sus clases de teatro.

La residencia era mejor de lo que Andy esperaba, le habían asignado ni más ni menos que la suite del último piso, según había odio la mejor de toda la residencia. Al ser el Emerson Collage un instituto privado y de prestigio no le sorprendió en lo absoluto el hotel adaptado en una residencia para poco más de 500 estudiantes, el teatro privado para las clases regulares a unas cuantas calles del instituto principal, las albercas techadas y todos los pequeños gustos peculiares en los edificios, como las lámparas de candelabros del siglo XV, que estaba más que seguro que eran importados de algún museo reconocido o seguramente traídos directamente desde algún castillo medieval antiguo; los becados en este lugar eran tratados un poco peor que la mierda, pero no para él, Andy Biersack había sobresalido de aquel grupo de becados por su sutil y sobresaliente belleza, además de tener la suerte de compartir cuarto con nada menos que Ashley Purdy, hijo del director principal de Emerson Collage.

Recién salía de sus clases básicas, cómo apreciación del teatro, no podía esperar a que llegara el siguiente mes para poder empezar con interpretación dramática, la cual podía tener la oportunidad de tener las clases en el teatro Cutler Majestic, o como los alumnos normalmente llamaban "El majestuoso".

Había escuchado maravillas de su nuevo profesor Justin Owen, y lo bueno que era para el ámbito dramático, no podía esperar a verlo actuar.

Llegando a su habitación, se recostó en su cama, con la idea de que tendría que levantarse a hacer algunas tareas pendientes, y esperar la pronto llamada de su querido novio. Había querido sacarlo de su mente en estos días, pero era simplemente imposible, Andy lo recordaba a todas horas y en todos los lugares. Quería ver a su novio, lo extrañaba y lo necesitaba con desesperación, habían nacido para estar juntos. Se amaban y no podía esperar para tener entre sus brazos a ese saco de huesos que movía su mundo de una manera casi catastrófica.

El sonido de la puerta abriéndose, lo saco de sus pensamientos y vio entrar a su compañero dentro del cuatro compartido. Ash Purdy, un chico más que atractivo y carismático, seductor, capaz de tener a cualquier chica o chico que él quisiese sobre su cama con menos que una chasquido y malditamente posesivo fue el chico con el que tendría que compartir de cuatro paredes al menos por los últimos cuatro meses.

― Eres deprimente. – Desde el primer día el mayor se había quejado de la forma de vida de Andy, lo había criticado por su inocencia en cuanto a las relaciones a distancia. Ash se había esforzado por hacerle ver a Andy que su relación con Oliver no iba tener futuro de pasar tanto tiempo separados.

― Hola Ash. – dijo con ironía el hombre de ojos azules. El contrario sólo le contesto con un suspiro sonoro.

― Vamos a salir. – soltó de repente Ash.

― Tengo novio. – le recordó Andy, cómo olvidar la gran insinuación en el primer día en el que Andy llego aquí, Ash literalmente se había ofrecido a ser un compañero muy complaciente.

― No hablo de eso. – Se podía escuchar un poco de molestia en la voz del mayor tatuado, él sabía que Andy le tomaría un poco más de tiempo de lo previsto, pero lo lograría. Andy estaría tendido en su cama. – Hoy hay una presentación en el Centro Supremo y hay créditos extras para mi clase de Historia Cultural.

Eso sonaba convincente, ¿cierto?

― Lo siento, Oliver no tarda en llamarme y... - Las palabras de su boca fueron arrebatadas, al igual que su celular de las manos en un momento de distracción.

― ¡Vamos, hablando todos los malditos días! – Exclamo Ash. – Por un día ninguno va a morir.

Cómo si del destino se tratase, el celular sonó con un tono característico con el que Andy ni siquiera tenía que ver la pantalla para saber que su novio lo estaba llamando, ¿tan rápido ya eran las 5:00 de la tarde? Él vio la cara arrugada de Ash y escucho el incesante ruido proveniente del aparato electrónico. Esa era su señal, la alarma de que Oliver ya iba a ir a dormir y lo único que él quería era escuchar su voz antes de caer rendido por un día más de universidad.

Después de intentar quitarle el celular de la manos de Ash lo consiguió y fue justo cuando las llamadas terminaron, con cinco llamadas perdidas registradas en su buzón y un mensaje en el buzón de voz, Andy se recrimino así mismo, él no había tenido ni una de esas en el mes en el que llevaba en Boston.

Miro mal a Ashley y se encontró con un rostro culpable. Después de tono no fue toda su culpa, pensó Andy.

― Espero que sea una buena presentación. – Dijo Biersack rendido. – Tú vas a pagar el boleto y todo lo que quiera comer. – sentenció el menor, antes de tomar su abrigo y salir de la habitación, sin siquiera pasar a mirar la sonrisa inmensa que adornaba el rostro de Purdy. Todo había salido mejor lo planeado.

Salieron de la residencia estudiantil, sobre la calle Boylston, cruzando Tremont y viendo de lejos el increíble Grand Lodge of Masons de Massachusetts, y pasando por algunos parajes hasta la siguiente esquina en dónde había una farmacia Walgreens®, no pudo evitar leer el letrero de la continuación de Boylston, la calle Essex, e inmediatamente su corazón se estrujo con el recuerdo inminente de él junto con Oliver en una de las últimas citas que habían tenido. Oliver quería llevar a Andy a alguna costa cercana, y una de sus favoritas era la de Essex que quedaba a no más de hora y media del centro de Londres.

Habían hecho sus maletas con apenas y un par de mudas, dinero y lo básico de un viaje de improviso. Había sido un día estupendo y Andy aun lo recordaba con una sonrisa boba en su rostro. Extrañaba a su novio, más de lo que incluso quisiera admitir, y no le importaba parecer ridículo o todo un inmaduro él lo amaba y tendría que disculparse por no poder hablar con Oliver en los escasos minutos que le regalaba después de que quizá haya tenido un día difícil.


Mientras que del otro lado, a seis husos horarios de distancia, se encontraba el desconcertado Oliver Sykes, mirando la pantalla de su celular, viendo la imagen en él. Una linda foto de ambos novio en el último cumpleaños compartido de Andy.

― ¿Quieres que sigamos? – la voz de su compañero de periodismo sonó por la sala, alejando todas las teorías espantosas que se podían leer a distancia. Pero en lugar de contestar la pregunta, hizo otra, con otro tema de conversación

― ¿Te gustaría quedarte a dormir? – respondió Oliver, podía soñar necesitado, pero así era como se sentía algo solo, vacío y atrapado, sólo con recuerdos de ambulantes de su ausente pareja.

― Por supuesto, Oli. – Contesto el siempre comprensivo de Josh Franceschi.



N/A: Pienso terminar esta novela antes de continuar con Dancing With A Wolf... Pero tranquilos, esta cosa tiene como mucho unos 10 capítulos y ya. :v ♥♥♥

Así que espero acabar pronto. :v

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