01. Flechazo
No recuerdo cuándo me comenzó a gustar Myoui Mina, pero sí recuerdo cuándo comencé a sentir celos del íntimo vínculo que tienen mi hermana y ella. Y es que a pesar de que Nayeon jamás ha correspondido los sentimientos de Mina, sin importar la manera en la que esta le declare su amor, igual tienen una conexión tan fuerte que hace de su amistad algo para la eternidad. Era imposible romper lo que tenían.
Me di cuenta el primer día de clases de nuestro último año, cuando el director nos reunió a todos en el auditorio para darnos la misma charla de todos los años. Las tres tomamos asiento en la última fila, Mina quedando entre mi hermana y yo.
Las tres pasábamos mucho tiempo juntas, así que ya estaba acostumbrada a que a veces ellas me dejaran un poco de lado. Ellas tenían más cosas en común, tenían los mismos gustos y escuchaban la misma música. Tenían la misma película favorita, habían insistido en la oficina principal hasta que sus horarios de clases fueron casi los mismos. Casi. Porque Nayeon tenía todas las clases de Mina, menos una. Mina tenía deporte a última hora, al igual que yo. Mientras que Nayeon tenía arte.
Yo estaba feliz por eso, hasta que la conversación que estaban teniendo las dos chicas junto a mí llamó mi atención.
— ¿Deporte a última hora...? — frunciendo su entrecejo, Nayeon revisaba el horario de Mina —. No me dijiste que tenías deporte a última hora.
Miré en su dirección. Mina la abrazaba por los hombros, y ella descansaba tranquilamente en el brazo de Mina. Después del viaje que habían tenido durante el verano, parecían ser más cercanas que nunca. Oh. Ahí todo empezó a tener más sentido; mi corazón latió con tanta fuerza que dolió, algo me oprimía el pecho.
— Es una clase electiva, y ya que tengo deporte dos veces el mismo día, tal vez pueda cambiarla a la clase que tú tienes. Por eso no te dije nada. — le respondió mi crush, despreocupada.
Algo había pasado en ese viaje entre ellas, ¿cierto?
— Tal vez no puedas cambiar esa clase. Reprobaste deporte el año pasado, por eso la tienes este año dos veces. — devolviéndole el horario, Nayeon apartó la mano de Mina —. Ya no faltes más a deporte si no quieres volver a reprobar, es una clase tan importante como todas las otras. — poniéndose de píe, la regañó —. Voy por un poco de agua antes de que llegue el director, ya vuelvo.
Y aún si no hubiese pasado nada entre ellas en ese viaje, no tendría importancia. Que me gustase Mina tampoco tenía importancia.
Yo nunca le diría lo que sentía, ella nunca sentiría lo mismo si lo supiera, y tal vez incluso fingía no saberlo cuando era tan obvio que me gustaba.
Cuando Nayeon desapareció entre la gente, Mina giró su cabeza hacia mí. Sus ojos encontraron los míos justo cuando yo la observaba totalmente hipnotizada, y aunque al principio por su rostro cruzó la sorpresa, me sonrió.
Yo asentí en respuesta, desviando nerviosamente la mirada al frente...
Aunque lo que más me quitaba las ganas de verla a los ojos era imaginar que algo había pasado entre Nayeon y ella.
Porque era jodidamente incómodo estar enamorada de ella, cuando ella sólo tenía ojos para mi hermana.
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