Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

22. Confesión.

El fin de semana transcurrió, después de haber aclarado tus sentimientos, te diste cuenta de que eres más apático ante estas cosas, que realmente no eres bueno con esto de las relaciones, que no te interesan, y que has empezado a sentirte solo desde que has alejado a Astolfo por querer hacer “una vida”, vida que no diste ni un atisbo de cosas nuevas, más bien fue una “pequeña aventura de auto descubrimiento” se podría decir así, o tal vez no, sólo fue curiosidad y ilusión tuya.

Suspiraste, saliste del baño, te miraste en el espejo, tomaste tu cepillo y la paste de dientes, empezaste a cepillar tus dientes y a enjuagar tu boca. Te miraste nuevamente en el espejo, te veías diferente, algo cambiado, no sabias que era, y no le diste importancia, solo te pusiste en marcha hacia la escuela.

Hoy es lunes, otro día más, en el cual debes ir a clases y dar lo mejor de ti, para luego ir a la mejor universidad. A pesar de no saber que profesión estudiar haya, no quieres terminar como un indígena, y si llegaste a esa prestigiosa escuela, fue gracias a tus calificaciones.

Llegaste a la escuela, lo primero que hiciste fue sentarte en uno de los banquillos, notaste que pasó algo raro, y es que los estudiantes notaban tu presencia, más de lo usual, no sabias porque, pero pensabas que era tal vez porque tenías algo en la ropa o porque tenías caca de paloma en la cabeza y ni cuenta te diste por caminar soñiolento. O de seguro fue solo porque llegaste temprano.

Alexander, quien también había llegado temprano, se acercó al mismo banquillo y se sentí a tu lado, los moretones en su cara ya habían desaparecido, solo se veían un poco nada más. El pelirrojo te sonrió, para él eras alguien agradable y tranquilo, en el sentido de que, no eres un patán a quien él le gustaría golpear.

—Hey.—te saludo.

—Hola, ¿Como estas?

—Todo bien.—dijo.—¿Y que tal tú?

—Podría decir que igual.—bostezaste.

—Cuidado si te terminas durmiendo, te ves cansado.—bromeó.

Sonreiste por lo bajo.

—¿Y Astolfo?—y apareció el nombre que menos debías escuchar.—Siempre están juntos, es raro que últimamente ya no lo estén.

—Digamos que nos hemos dado un pequeño descanso.

—Entiendo.—dijo.—Pensé que tú y él eran novios.

Eso te tomó por sorpresa, le miraste con una expresión de nerviosismo.

—No, no creo que lleguemos a eso.—frunciste tus labios.—¿Porque pensaste eso?—preguntaste por curiosidad.

—Es que ustedes siempre estaba juntos, y tú te veías muy feliz a su lado y también en viceversa.—respondió.—Y creó que se ven bien juntos.

—¿Nos has estado shippeando?—espetaste irónico.

—Si.—dejo salir una risilla.—Es mi secreto, bueno lo era, ya que tú lo sabes.

—Que vergonzoso.—te pusiste rojo de tan solo pensar en una relación con Astolfo, y tu corazón latió acelerado.

Alexander al ver tu reacción, te dedicó una cálida sonrisa.

—Ahora te juntas con Sakura Matou.

—... ¿Que hay de malo con eso?

—¡Oh, nada!, solo que todos dicen que tú y ella son novios.—dijo.

Mantuviste silencio por unos segundos, furnciste el entrecejo, no te lo tomaste a mal lo que había dicho Alexander, no te importaba.

—No me importa; no se como ella lo tome, pero a mi no me llama la atención.—explicaste.

Alexander rasco su mejilla, sonrió torpemente y te miró. Tú al ver esa cara suya, alzate una ceja, esperando que te diera una explicación del porqué esa cara.

—Viejo, creo que Sakura esta enamorada de ti.—te sobresaltaste un poco.—No es por nada pero, a ella se le nota.

Oh, oh, un problema más, fue lo que ibas a pensar, pero no podías negar que te habías dado cuenta ya hace tiempo, es solo que querías ver si tú también sentías lo mismo, pero te diste cuenta de que no es así.

—...

No supiste que decirle a Alexander. Él, miró que Waver había llegado, así que se levantó con muchos ánimos y se despidió de ti.

—¡Nos vemos, veré a Waver!

Alexander se marchaba, acercándose a Waver, quien al ver que el pelirrojo se acercaba con todos esos ánimos hacia él, el pelinegro bufo por lo bajo, algo común en él ya que es muy cascarrabias. Tú mirabas a estos dos, de todas las interacciones que hay en esta escuela, las de estos dos te parece las más curiosa. Se llevan tan bien, y no sólo es una relación de “profesor, estudiante”, no, es una relación muy amistosa. Eso te dio cierta sensación rara, nunca creíste que alguien como Waver podría tener un amigo, alguien tan amargado como él, combinar de esa manera con alguien como Alexander; eso te llamó la atención, dándote cuenta que el cariño no tiene límites ni la amistad tampoco. Hasta hya gente que dicen que son pareja, pero eso es raro y escabroso que alguien de la edad de Waver esté con Alexander.

—Ugh.—soltaste por lo bajo al pensar en esa posibilidad.

Te cruzaste de brazos y esperaste a que tocarán receso para subir a las aulas, mientras mirabas como todos llegaban, te cuestionabas muchas cosas.

¿Sus vidas tienen valor?, ¿acaso alguno de ellos importa?, ¿qué pensaran ellos?, ¿cómo serán ellos en un futuro?, ¿qué será de ellos?, ¿qué te depara a ti?, ¿qué puedes esperar de la gente?

Cómo hormigas. Así eran ellos, como hormigas, les mirabas y tan sólo pensabas cosas. Cuando eras pequeño solías mirar mucho a las hormigas, y te ponías a pensar bastante.

Astolfo llegó a la escuela, él se dirigió hacía su grupo de “amigos”, tú forzabas tu mirada a no verle, ya que te encontrabas ansioso por verlo, no importa que. El pelirosa te miraba de vez en cuando.

Y esas miradas, solo mostraban lo mucho que se querían hablar, lo tanto que se querían decir y lo tanto que querían hacer.

Suspiraste. Te hundiste en el banquillo, y soltaste tus brazos, dejándolos caer a tu lado.

Creo que lo perdí, de nuevo.—pensaste.

Cuando las horas pasaron, te mantuviste durmiendo en el aula, no tomaste nota de nada, solo te habías quedado dormido, hasta los profesores te habían preguntado que te sucedía, tú solo respondías lo mismo: “nada”.

Te sentías mal, y es que no había razón para seguir despierto. ¿Pará qué?, ¿qué vas a ganar con eso?, nada, nada, nada. Solo verás la vida de otro avanzar, la tuya se está pudriendo en soledad, esa es la dirá realidad. Solo quieres graduarte, y jamás volver a ver las mismas caras. Irte lejos, a un lugar donde empezar de nuevo.

De nuevo.

Cuando el receso tocó, mientras bajabas las escaleras, recibiste un mensaje de Sakura, diciendo que vayas al su aula. Al ir, no había nadie, solo ella, sentada en su butaca esperando por ti, se notaba un poco nerviosa, el corazón de la pelimorada palpitaba con fuerza, acelerado, no había nada que detuviera ese ritmo, y cada vez que te acercabas, el pecho de Sakura se volvía un terremoto.

Pará ser honestos, esta situación, ya deducias que podría pasar a continuación.

—Hola.—te sentaste delante de ella.—¿Que pasa?

Ella trago saliva, tenía un nudo en la garganta, sus labios temblaron.

—Tenía que decirte algo, importante.—recitó.

“—Sakura, está enamorada de ti, se le nota.—”.

Recordaste eso y ya dedujiste que pasaría. Ella que estaba a unos niveles tan altos de nerviosismo, tales que apenas podía decir bien algo. Ya sabías lo que pasaría.

—________, realmente me ha gustado estar contigo. Y q-quisiera que eso nunca acabe, por eso... Yo...

“—Todo el mundo piensa que son novios.—”.

Aqui viene...—pensaste.

—¡M-me gustas!—dijo, por fin.—Te he amado, desde hace un tiempo, pero tenía miedo de confesarme.

El lugar se quedó en un silencio absoluto, ibas a decir algo, ibas a negarte, pero el nudo en tu garganta te lo impedía. Recordaste todos esos buenos momentos, y sentías pena con tan solo imaginar que le romperías el corazón.

Ahora, quisieras la ayuda de Astolfo.

—Yo...—miraste hacia abajo, no sabias que decir. De hecho, estabas asustado de las consecuencias que tu respuesta podría ocasionar.—... Lo lamento.

Tragaste saliva, te armaste de valor, ni siquiera miraste a Sakura.

—Perdón, pero no estoy interesado.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro