15. Encuentro.
Cuando la clase de deportes terminó, todos subieron al aula, exhausto. Los alumnos se tiraron en sus asientos, para descansar un poco. Quien tocaba ahora era Kirei Kotomine, quien aún no había llegado. Los estudiantes aprovecharon para descansar y disfrutar algo del fresco de los abanicos. Tú, quien estaba haciendo una clase, buscaste tu cuaderno para acabarla, entonces sentiste una hoja ahí dentro.
—¿Uh?—Frunciste el ceño. Tomaste la hoja y la sacaste, al ver que era una nota la leíste.—¿Quien habrá dejado ésto?
En la nota decía:
“Encuentrame en el callejón de la próxima calle. Después de la escuela.”.
Sentiste un mal presentimiento, una incomodidad. Pero no tenías nada que temer, así que irías, además, te estaba invitando y querías saber que era.
—_________.—la voz de Astolfo te hizo sobresaltar del susto.
—¡¿Astolfo?!
—¿Que es eso?—señaló la nota.
—Oh, nada, no te preocupes, solo una hoja que arranque del cuaderno, ya no servía.—mentiste, no querías meter a Astolfo en esto. Aunque no sabias que era, pero por si era algo malo, no querías involucrarlo.
—Bueno, si tú dices.—se encogió de hombros.—Te compre un agua, toma.—te dio la botella.
—Gracias, te debo una.
—Nah, dejalo así.—se sento a descansar a tu lado.
No le comentaste nada a Astolfo sobre la nota, al parecer te creyó.
Al cabo de una hora, el timbre de salida se escucho, y todos los estudiantes salieron.
Saliste más rápido hoy ya que estabas curioso de tu encuentro, fue tal así que no tomaste en cuenta a Astolfo.
Fuiste al lugar del encuentro, el sitio estaba lleno de grafitis, botellas de alcohol, y otras basuras. Se notaba que se solían reunir los pandilleros por aquí. Miraste a tu alrededor pero no viste a nadie.
—Oh, viniste. Pensé que te acobardarias.—esa voz la reconocerías en cualquier lugar.—Supongo que te subestime, perro.
—Gilgamesh.
—Si, el mismo.—dijo.—No me agrada que pronuncies mi nombre, pero me he acostumbrado.
—¿Que quieres?
—Perro, te invite para que resolvieramos nuestros problemas.
—¿De qué hablas?—alzaste una ceja.
—Desde que te vi, supe que serias un inconveniente, además me jodiste en algunos momentos y necesito desahogar mi ira.—expresó.—Te seré más sincero: no me caes bien.
Él dejo caer su mochila. De sus bolsillo sacó unos guantes, se los colocó y se puso en una pose de pelea.
—Los guantes son para no ensuciarme las manos.—dijo.
—... No quiero pelear contigo.
Gilgamesh chasqueo sus labios.
—No seas cobarde, perro, ¿así piensas defender a Astolfo?
Antes de que pudieses pronunciar alguna palabra, recibiste un puñetazo en la cara. El golpe fue tal que caíste al suelo de inmediato.
Ahora que lo piensas, es la primera vez que peleas, ¿no?
—¡Vamos, levántate, perro!, ¡demuestra de lo que eres capaz!—exclamó.—No me digas que semejante perro como tú, puede ser aun más patético. ¿Que paso con el valor de ese día?, sabía que eras un cobarde.
Recordaste cuando lo confrontarse el día que se conocieron, aquel día lluvioso. Te quejaste por lo bajo, maldiciendo el día en el que tuviste que ver a este tipo. Te levantaste, y lanzaste un golpe, para solo darle al aire, Gilgamesh lo esquivo.
—Muy lento.—contrataco.
Sentiste tu labio superior partido, la sangre brotó de la herida, cayendo en tu boca. El sabor de esta te hizo saber lo fuerte que puede ser la realidad.
—Que decepción.—comentó Gilgamesh.
—Si es una decepción, entonces ven a pelear conmigo y no lo será.
Gilgamesh miró hacia atrás, y sus rojos ojos se toparon con un pequeño pelirrojo, que se veía molesto.
—Que cobarde, golpeando a alguien que ni pelear sabe, me das asco.—dijo.
—Cuida la manera en cómo me hablas, enano. ¡Esto no es de tu incumbencia!
—Tienes razón. Pero, mi camino a casa está por aquí y ustedes están en medio, así que ahora me concierne.—dijo.
Gilgamesh, ya harto, se acercó al enano, quien al ver lo calmada, pero amenazante, manera en que se acercaba el rubio, se quito la mochila y se preparo para lo que sea.
—Veamos si no eres una decepción.
—Con micho gusto.—sonrió.—Mi nombre es Alexander, prepárate, te pateare el trasero de ricos que tienes.
Y eso fue el comienzo del conflicto.
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