ᴏʙsᴇǫᴜɪᴏ.
Estabas feliz, eufórica por haber ganado tu primer win junto a tus compañeras de banda. Era un premio fortuito luego de tanto sacrificio dedicado a muchos ensayos, horas perdidas de sueño, días sin comer y sin ver o hablar con tu familia luego de tu debut. Tu sueño de convertirte en Idol había formado sus frutos.
Ante los coreanos, eras una de las más queridas del grupo. Tu talento para el canto y el baile se hacían notar en cada presentación arriba de los escenarios o frente a las cámaras. Todo había valido la pena. Dentro de la empresa las felicitaciones por parte del staff o demás compañeros de diferentes agrupaciones se hacían notar. No cabías con tu felicidad.
—Oh, felicitaciones por tu primer win.
Evitaste dar saltitos ante la felicitación de una de las mujeres del staff. Le agradeciste de forma amable. Ella solo se rio por verte conteniendo la emoción. Y es que la veías caminar por la empresa mas no formaba parte del equipo de tu agrupación. Ella se encargaba de unos peces más grandes.
De hecho, te parecía raro verla allí cuando sabías que ellos no se encontraban en la empresa por tener distintos horarios ahora que se habían separado para poder ocuparse de sus trabajos solistas. El bichito de la curiosidad te picaba por pregúntarle, pero no lo hiciste. Volviste a agradecerle retomando tu camino.
Tenías que llegar rápido a cambiarte para una sesión de fotos que tenías junto a tus compañeras. Apresuraste el paso sabiendo que podrían regañarte sino tomabas las cosas en serio. Tu primer win no cambiaría que siguieras siendo tan solo una principiante. Debías trabajar muy duro si algún día querrías, por lo menos, parecerte a los grandes como lo era Bangtan Sonyeondan.
Un sueño para muchos, una realidad para ti. Pasarían años para que tú alcanzarás el éxito de esos siete hombres y en el caso que pasase, el contexto sería otro. No obstante, el anhelo y el deseo de que las conocieran en todo el mundo estaba ahí, latente, consumiendo tus esperanzas de forma abismal.
—¿Dónde estabas? —pregunta tu compañera de cabello lacio cobrizo— solo faltabas tú.
Te inclinaste en una reverencia cómo disculpa ante las miradas de reproche de las vestuaristas y tu manager. Por más excusas que pusieras no estaba a discusión tu tardanza de minutos. Debías llegar a tiempo y ser sumamente responsable. Te tranquilizaste mentalizándote para un futuro regaño.
Tomaste los diferentes cambios de traje que una de las estilistas te alcanzó. Conjuntos divinos que acentuaban tus curvas con toques dulces. La primer sesión de fotos constaría sobre ángeles en un prado de flores. Un concepto que habías visto anteriormente en otros grupos de la empresa.
El segundo concepto era sobre colegialas rebeldes que desafiaban al sistema opresor que las tenían encerradas. Algo divertido cuando les dejaron ser un tanto improvisadas en sus fotos individuales. Te reías por como las demás sacaban su lado más carismático sin perder la clase.
Escuchaste tu celular vibrar al lado de tu botella de agua mineral. Se suponía que tenían prohibido tenerlos en horarios de trabajo, pero por obvias razones, les dejaron tener el privilegio de llevar los aparatos con ustedes. Ojeaste la notificación sobre la pantalla táctil abriendo tus ojos en demasía cuando viste el emisario de aquel mensaje que comenzaba con una felicitación.
Lo abriste con cierta duda. Casi escondiéndote en un rincón del inmenso salón.
Felicitaciones preciosa. Te dije que ganarían.
17:18✓✓
Sonreíste tontamente leyendo una y otra vez aquel mensaje dispuesta a responderle afiladamente.
Nunca lo dude, somos excelentes. Pero muchas gracias por tus felicitaciones, bombón.
17:18✓✓
Lo enviaste con emoción, como si se tratara de una travesura de niñas. En realidad, lo era para ti.
A los minutos tu celular vibró de nuevo en tus manos. Rápidamente abriste el mensaje quedándote atónita por leer lo siguiente.
Creo que debería recibir un premio. Después de todo, te ayude mucho en cuanto lo que se refiere técnicas de baile.
Te espero en el estudio A, tú sabes donde.
17:20✓✓
Lo volviste a leer otra vez. Tragaste duramente sintiéndote muy nerviosa mientras mirabas a tu alrededor temerosa de que alguien pudiera leer lo de aquel mensaje. Uno que era claro y conciso.
Y al saber de quién se trataba no podías negarte. Uno, porque sabías que lo que él quería se hacía. Dos, no estabas dispuesta a contradecirlo en lo absoluto. Y tres, aquella relación que llevaban desde hace meses se hizo más interesante al saber que ambos trabajaban en la misma empresa.
Contestaste con un escueto “ok”. Hacía casi dos semanas que no se veían en persona, solo hablaban a través de mensajes o llamadas. Lo extrañabas mucho, ambos sabían que su trabajo los consumía la mayor parte del tiempo.
Dejaste con lentitud el aparato a un costado, bebiste un gran sorbo de agua ante tu repentino ataque de sed. Una de las estilistas encargadas de tu maquillaje y peinado se acercó a ti repasando todo, el ritmo era tan rápido que ni se dio cuenta de tu nerviosismo.
Debías calmarte y seguir tranquila con tu trabajo.
•••
Sabías que corrías peligro de que alguien te descubriera. Solo una de tus compañeras, la líder, sabía sobre tu relación con aquel Idol de renombre. Así que contabas con el tiempo necesario mientras ella te cubría con los demás. Fue toda una odisea que te dejarán ir cuando se supone que debías cambiarte para volver al apartamento a descansar.
Caminaste con cautela por los pasillos observando a tu alrededor por si te encontrabas a alguien conocido. Aunque suponiendo que casi era medianoche unos pocos se encontraban dentro del edificio. Sobre todo porque aún había gente trabajando allí.
Te detuviste frente a la puerta del estudio A, golpeaste el material suavemente. En todo el recorrido mantuviste la cabeza gacha con la capucha de tu sudadera puesta evitando mirar hacia las cámaras de seguridad. Te estabas arriesgando demasiado.
La puerta se abrió tranquilamente y en un segundo te encontraste en el interior con tu espalda contra la pared en lo que tu boca era devorada por otra cálida.
—Felicitaciones preciosa.
Jadeaste inaudible ante su voz ronca al igual que su hermosa sonrisa perlada. Ante su sensualidad irradiando por cada poro de su fina piel. No evitaste sonrojarte. La mayoría de las veces cuando estaban juntos eran dinamita, hoy parecía ser la excepción dónde la vergüenza te estaba encerrando en la timidez.
Te atreviste a picotear sus labios carnosos mostrándole luego una inocente sonrisita. Él sonrió, mordiendo su labio inferior por la ternura que le causaste, se alejó hasta tomar asiento sobre la silla giratoria frente a una computadora donde tenía importantes archivos y solía usarla para los lives.
Te acercaste a él por detrás rodeando con tus brazos sus hombros. Miraste con atención todo tu alrededor, no era la primera vez que visitabas aquel estudio. Lo hiciste en otras ocasiones a escondidas con una única necesidad compartida mutuamente. La de los dos metiéndose entre las piernas del otro.
Lo tenías prohibido. Tú eras una Idol recién debutada. Él uno famoso de renombre mundial. Por más importante que sonara tú no tenías miedo, es más, te gustaba sentir esa sensación de adrenalina al saber a quien tenías de novio.
—¿Cómo te fue hoy?
Preguntó, acariciando tu brazo con su pulgar.
—Bien, hoy tuvimos una sesión de fotos para la season's greetings de verano.
Te hizo sentar en sus muslos, te rodeó la cintura con uno de sus brazos mientras te aferraba a su torso. Una de sus manos vago por la piel de tus muslos sin alguna intención sexual, solo para sentir tu calor.
—Ahora tendremos menos tiempo para vernos —puchereaste, dejando un casto beso sobre su sien.
—Lo sé, nena. Haremos lo mejor posible.
Eso no te convencía. Entre tu debut y su trabajo compartían menos tiempo. La realidad era que ya no lo verías seguido porque el tiempo se resumiría en tan solo tu trabajo mientras él sacaba su solo. Tal vez cuando se encontraran en la empresa como en ese momento. Si es que sus horarios coincidían.
Te levantaste con el mal sabor en tu boca. Ese mismo día habías hablado con la líder de tu grupo a solas haciéndote ver qué esa relación terminaría pronto cuando ya no se vean tanto o la monotonía los atrapé. Si querías escalar en esa intensa industria eras consciente que debías sacrificar muchas cosas.
Y una de ellas era tu relación con JiMin.
Aunque una pequeña luz de esperanza irradiaba en ti al saber que los demás miembros de Bangtan que tenían parejas la llevaban bien. ¿Por qué sería diferente contigo?
—Deja de sobrepensar —masajeó tus hombros— confía en mí.
Sonreíste sintiendo castos besos sobre la piel de tu cuello, su calor rozar tu espalda. Cerraste los ojos por inercia al sentir la yemas de sus dedos rozar los costados de tus muslos desnudos. Llevabas puesta la falda escocesa que te dieron para tu sesión de fotos.
Las manos de tu novio en tu cintura te hicieron girar teniéndolo cara a cara. Te quitó la sudadera por encima de la cabeza dejándote con esa camisa manga corta y la corbata. Ante sus ojos tenía una sexy colegiala que le supo divertido sonreír a causa de sus pensamientos lascivos.
—Oppa, aquí no —gimoteaste, al sentir sus besos húmedos en tu cuello y sus manos masajeando tus senos. Había cámaras de seguridad dentro de la habitación.
Lo escuchaste resoplar, dirigiéndose hacia las esquinas tumbando a los costados contrarios las cámaras, todas apuntando hacia la puerta.
Te aferró a su cuerpo para besarte dulcemente en los labios, sus manos sobre tu cintura se sentían cálidas, las tuyas rodearon su cuello. Te dejaste conducir a su antojo hasta que sentiste el filo de la mesa contra tu espalda baja, al siguiente, te encontrabas sentada encima del escritorio y él entre medio de tus piernas.
Jadeaste por aire dejando que su lengua invadiera tu boca, que sus manos apretaran tus muslos subiendo peligrosamente hacia tu zona sensible. Por reflejo tu cadera se tocó con la suya sintiendo el bulto endurecido bajo sus pantalones. Te sentías excitada y apenas se estaban besando.
Sentiste sus dedos jugar con los botones de tu camisa, te la quitó dejándote solo con el brasier de encaje blanco, las tuyas fueron a su cachemir el cual se lo quitaste por encima de la cabeza. JiMin era delgado, menudo, pero con grandes y macizos músculos que lo hacían ver imponente. Tu boca se hizo agua de tan solo verlo.
No evitaste morderte el labio, la vista de su torso desnudo, con el bulto dentro de sus pantalones, jadeante y de sonrisa pícara hicieron que tu centro se humedeciera, casi que traspasan tus bragas. Tampoco pudiste acallar al pensamiento gritando en tu cerebro, por lo que lo miraste tímidamente mientras las yemas de tus dedos delineaban su tatuaje en su costilla.
Al parecer te leyó la mente, porque te dijo casi rozando tus labios con los suyos.
—Tócame.
Gemiste por la sorpresa. Atacaste su boca con vehemencia, su lengua recibiéndote gustoso, con besos húmedos pasaste a su mandíbula, a su cuello dónde te atreviste a morder la zona quitándole un bajo jadeo. Sonreíste yendo por más, besaste sus clavículas, su pecho tentándote a pasar la punta de tu lengua sobre una de sus tetillas hasta comenzar a repartir pequeños besitos por aquella tinta sobre sus costillas.
Sus manos se encontraban masajeando tus pechos quitándolos del brasier, la otra intentando inmiscuirse en tu sexo. Te sujetó por la cintura volteándote de espaldas a él, sus manos pequeñas, pero fuertes jugaron de nuevo con tus pechos, sus dedos con tus pezones sensibles y erguidos mientras restregaba descaradamente su erección sobre tu trasero. La sensación te hizo arquear la espalda.
Volteaste besando despacio sus labios, tus senos tocándose con sus pectorales. Sus manos agarrando desvergonzadamente tus glúteos. Las tuyas acariciando sus hombros para rodearle con tu brazo mientras una de tus manos bajó masajeando su bulto atrapado. Sus jadeos perdiéndose en tu boca, aunque querías que otra cosa se perdiera en ti. Desabrochaste sus pantalones bajándolos apenas junto a sus boxer. Su miembro dio un respingo llamándote la atención su grosor.
Ya lo conocías a la perfección, y puede que sea la luz, el ángulo o el tiempo en que se mantuvo tranquilo, pero te asustó un poco su tamaño.
JiMin te vio divertido ante tu expresión perpleja. Con sus manos sobre tus costillas te levantó nuevamente sobre el escritorio, sin previo aviso devoró tus pechos a su antojo, sus dedos haciendo a un lado tus bragas para meterse entre tus pliegues.
—Tan mojada. —susurró, con su aliento caliente golpeando tus pezones quitándote suspiros.
Te perdiste entre medio de las estimulaciones de sus manos y boca, mordías tus labios con la intención de no soltar ni un ruido sabiendo que una puerta los separaba de que los descubrieran. Lo peor es que la adrenalina dentro de tu cuerpo corría al saber que las cámaras de seguridad desviadas seguían grabando y que debías llegar al departamento con tus compañeras.
Sin embargo, estabas perdida en la imagen de tu novio con su cabello azabache cubriendo sus penetrantes ojos, sus labios carnosos más hinchados, brillantes y colorados. Cerraste fuertemente tus ojos al sentir la punta de su pene rozar tu entrada, abriendo tus labios vaginales mezclando sus fluidos. Gemiste agudo cuando sentiste la fuerte intromisión de tu novio. La falda te tapaba la vista, pero no quisiste refutar ya que parecía que JiMin tenía un ligero fetiche por verte así.
Balanceaste tus caderas hacia adelante para sentir más profundidad, te quejaste cuando se salió por completo. Su sonrisita de goce te excitaba, devoró tu boca con fuerza distrayéndote cuando se enterró en ti de una sola estocada sin detener sus caderas, entrando y saliendo con rapidez. No permitiéndote gemir. El amaba escucharte gemir, pero en esas circunstancias no podían.
Te sostuviste cómo podías sintiendo tu interior arder del placer y dolor, cerrarse a través de su pene bombeando una y otra vez. Sus manos presionando tu cintura manteniéndote quieta, tus pechos rebotando lo ponían más duro, quería meterse entre ellos. Estabas a nada de llegar a tu orgasmo, uno que iba ser arrebatador, no pudiste evitar soltar unos bajos gemidos, ya no tenías control de tu cuerpo. JiMin colocó su mano sobre tu boca acallándote en lo que embestía más rápido, desordenado y descontrolado.
Él también sentía que estaba por llegar.
—¿hyung?
La voz grave, pero dulce que reconociste cómo la del golden maknae los hizo detenerse. JiMin apretó aún más su mano sobre tus labios encontrándose aún en tu interior. Sino fuera porque los habían interrumpido, la imagen de su pene medio enterrado en tu coño sería estremecedoramente excitante.
Sin embargo, solo te mantuviste quieta, helada por los nervios y el pánico.
—¿Qué quieres, kook?
—No me contestaste los mensajes, quería saber si te falta mucho, me iré con TaeHyung-ie hyung a casa.
Volteó su rostro mirándote de una forma que solo te hizo vibrar.
—Estoy trabajando duro en algo.
Murmuró con voz ronca ahogando un gruñido al sentir tu paredes contraerse alrededor de su miembro.
—Oh, lo siento, me preocupe por un momento —te imaginaste la sonrisa tierna en el chico— entonces nos veremos. Buenas noches.
JiMin solo le respondió con un ruidito afirmativo salido de su garganta.
JungKook era la clase de hombre que toda mujer querría tener. Con una dualidad muy interesante que pasaba de la sensualidad excitante a la más dulce amabilidad. Era perfecto. Lo mismo te pasaba con Namjoon.
La diferencia era que aquel Adonis que te contenía atrapada entre sus brazos podía incendiarte el alma entera con tan solo una mirada de sus ojos, una simple palabra de sus apetitosos labios o un movimiento grácil de su cuerpo. PARK JIMIN era el pecado en persona.
Y estabas dispuesta a quemarte aún eso significase un pase directo al mismísimo infierno.
Gemiste contra la palma de su mano al sentir como su miembro salía de tu interior para volver a enterrarse por completo en ti.
—¿En qué estábamos? Ah sí. Trabajando duro.
Está vez no se detuvo, está vez fue más directo y profundo sin importarle que pueda partirte en dos. La sensación de fuego recorriendo tu cuerpo te mantenía en un éxtasis en aumento cuando tocó tu punto dulce sin miramientos, las paredes de tu vagina ardiendo alrededor de su bombeante y grueso miembro.
Tus uñas se enterraron en la piel de sus bíceps arqueando tu espalda al acercarle más tus caderas. Sus manos apretaron tus glúteos con fuerza mientras se enterraba cada vez más profundo, más rápido, completamente acelerado. Llegaste a tu delicioso orgasmo en compañía de un skirt, su semen caliente llenándote, mezclándose con tus jugos que cayeron por tus muslos manchando el escritorio.
JiMin acercó tu cuerpo al suyo, te abrazó por la cintura repartiendo tiernos besos por tus hombros. Aún no salía de tu interior, tampoco te importaba. Te derretiste cuando te dedicó una dulce mirada peinando tu cabello hacia atrás.
—Felicitaciones por tu win, nena.
Reíste entre sus brazos. Tu novio te hacía muy feliz. Demasiado feliz.
Dedicado a: MonnieGum
¡Espero lo disfruten!
😊
💜💜💜
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro