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98 - 'Especial'

Llegamos finalmente a casa, luego de un largo y un poco incómodo viaje en auto; Spencer ayudaba a Robert con el equipaje, mientras yo guiaba a Mónica y a Teddy al interior del hogar que compartía con mi futuro esposo.


— Oh por Dios — murmuró mi madre al entrar a la casa, jadeando a medida que íbamos subiendo las escaleras, y apenas llegó a la enorme sala, se quedó totalmente perpleja — Este lugar es bellísimo.


— Se hace lo que se puede — dije tratando de sonar modesto.


— ¡Por amor de Dios, Taylor, esta sala es del tamaño de nuestra casa! — clamó mi madre mientras iba al sofá para sentarse en él y acariciarlo con asombro — Qué material tan suave.


— Yo no me sentaría ahí, señora Brown — murmuró Mónica en mi oído, yo le miré pícaramente en cuanto ella dijo eso, entenderán que Mónica y yo no teníamos secretos, sobre todo en nuestra "vida íntima con nuestras parejas".


— ¿Dónde dormiré yo? — preguntó Teddy mientras se me acercaba.


— Ah, pues... donde quieras — dije alzando sutilmente los hombros — Hay habitaciones de sobra, puedes dormir donde gustes.


— Quiero dormir lejos de tu cuarto y el de Robert, no quiero que me despiertes a media noche con los gritos que darás al pagar tu membresía por vivir aquí — dijo ella mientras se apartaba de nosotros para ir a la cocina, yo sentí con molestia al escucharle decir eso.


— Media hora en Londres y ya me estoy sintiendo asfixiado, ¡nuevo récord! — murmuré con frustración mientras miraba a Mónica, ella me sonrió apenada para palmear sutilmente mi hombro.


— Relájate, Ty, todo estará bien ¿de acuerdo? imagino que solo está un poco abrumada, ya se le pasará.


— Eso espero, me preocupa mucho que se le suelte la lengua frente a la familia de Robert, él la tolera por mí, ¡pero su familia va a crucificarnos en seguida!


— Eso no va a pasar ¿de acuerdo? quédate tranquilo, Ty, no arrugues mucho el ceño, ¿o quieres que te salgan canas a días de casarte?


— Creeme que no — murmuré inhalando profundamente — Estoy tratando de verme bien para ese día, no quiero que nos tomen fotos y la dedicatoria abajo sea "el patito feo y el cisne" — Mónica me miró con algo de incredulidad en cuanto dije eso.


— Por favor, Ty ¡mírate! ¡estás guapísimo! — murmuró tomándome de las mejillas y apretándolas un poco, aunque tuvo que soltarme al oír cómo repentinamente su novio llegaba y carraspeaba con seriedad, haciéndonos a ambos reír por debajo con algo de frustración.


— Bien, hora de asignar las habitaciones — dijo Robert mientras caminaba hacía mí — ¿Quieres dormir cerca de tu madre?


— Yo... — murmuré sin saber qué decir, realmente quería pasar la mayor cantidad de tiempo posible con Teddy, incluso Robert y yo hicimos un convenio de no tener sexo hasta el día de la boda, para que así nuestra luna de miel estuviera llena de pasión, pero, yo amaba dormir con mi novío, su calor corporal me llenaba de confort, era muy agradable dormir con él, demasiado, diría yo.


— Puedo dormir con Taylor — dijo Teddy mientras se acercaba hacía nosotros — Olvidé la última vez que dormí cerca de mi hijo, y con este frío necesitaré que alguien me abrace a medianoche.


— Dilo sin que suene tan raro, Ted — murmuré con algo de fastidio, sacándole a mi prometido y a mi mejor amiga unas carcajadas cínicas.


— ¡Ay por favor! ¿ahora vas a fingir que no te gustaba dormir con tu mami, solo porque tu novio está aquí? — dijo ella mientras me apretaba las mejillas con fuerza.


— Nikita puede llegar a ser algo obstinado a veces — dijo mi prometido, haciendo a Teddy sonreír conmovida, y que Mónica me mirara curiosa.


— Oh Ty, ¿él ya sabe tu segundo nombre?


— Lamentablemente — murmuré mirando a Robert con odio absoluto, él rió con cinismo mientras alzaba los hombros.


— Nunca dejaré de agradecerte por darle un nombre tan único a mi esposo, Teddy; por cierto, ¿tienes alguna foto de cuando él era bebé? enserio quiero saber cómo lucía de pequeño para que quisieras darle dicho nombre.


— ¡Ah sí, tengo algunas fotos suyas en mi bolso! — dijo ella mientras iba casi corriendo al sofá, yo miré horrorizado cómo mi madre sacaba un álbum de fotos de su bolso, ¿acaso ese era su plan, traer recuerdos de mi niñez para humillarme frente al hombre al que amaba? amo a mi madre, sí, pero a veces daban ganas de estrangularla.


-


— Y aquí él tenía dos meses — decía Teddy mientras le mostraba algunas fotos mías a Mónica y a Robert, Moni sonreía con ternura al ver mis fotos de bebé, y ni hablar de la cara de Robert, estaba tan conmovido que creí que lloraría de la emoción.


— Era tan tierno — dijo el señor Dawson mientras observaba con detenimiento una foto de mí acostado en el sofá con una pijama lavanda — ¿Crees que pueda quedarme con esta foto, Teddy?


— Es toda tuya, querido — dijo mamá, yo le miraba con severidad mientras daba un sorbo a la taza de café que reposaba en mi mano — Creo que por aquí tengo una de él bañándose.


— ¡Ya mamá, por favor! — clamé de mala gana, haciendo a Robert reír.


— Aún sin verla puedo garantizarte que su tamaño debe ser el mismo — dijo Robert de manera burlona y algo pícara.


— Ja-ja — bufé, haciéndole reír sutilmente.


— Ah, por cierto, aquí hay algunas que seguro querrás agregar a tu colección, Teddy — dijo Robert mientras se sacaba del bolsillo unas fotos algo pequeñas, se trataban de las fotos que estuvieron circulando por todo Londres desde hace algunos meses, fotos que costearon el anillo que le regalé a mi prometido.


— Oh por Dios, Taylor ¿y estas fotos? — dijo mi madre mientras veía maravillada tales fotografías.


— Taylor fue modelo para una revista de modas hace unos meses, no dejan de pedirle que haga más trabajos, pero el pobre está atascado con la universidad. Han sido muy exitosas, mucha gente le pide autógrafos cuando salimos.


— ¿Es enserio, cariño? — murmuró mi madre mientras alzaba la mirada y me veía con ternura, yo asentí con la cabeza mientras le sonreía de lado, pero al ver que una lágrima rodaba por la mejilla de mi madre, suspiré con pesar.


— Mamá — dije mientras me levantaba para ir hacía ella, Robert y Mónica la miraron con preocupación absoluta.


— Estoy bien — dije Teddy mientras limpiaba sus mejillas, yo tomé su bolso y se lo di para que tomara un pañuelo y se secara las lágrimas, ya conocía sus ataques de depresión repentinos, por lo que verla llorar ya era habitual para mí, no era grato, pero al menos ya estaba familiarizado con ello y sabía qué hacer.


— Y-Yo no quería— murmuró Robert mientras miraba preocupado cómo mi madre seguía llorando, yo le hice una seña para que se quedara tranquilo, pobre, seguramente nunca había lidiado con una mujer con bipolaridad aguda.


— Y pensar que en Detroit tú no tenías vida — dijo mi madre mientras me miraba con detenimiento — Pero ahora... ahora hasta te tomas fotos como un modelo, te piden autógrafos y... y eres feliz.


— Teddy — murmuré mientras me acercaba a ella para abrazarla sutilmente, Robert me miraba apenado sin saber qué hacer, se notaba que quería ayudar, pero no tenía idea de cómo hacerlo — Deja de llorar ¿sí? en Londres nos cobran las lágrimas.


— Y no son baratas — dijo mi prometido, ambos sonreímos de lado al ver que mi madre empezó a reír luego de escucharnos decir eso.


— Para vivir en esta casa, seguramente Robert no ha llorado nunca en su vida — dijo ella, haciendo a mi prometido alzar las cejas de manera algo cínica, dicho gesto me hizo verle con una sonrisa penosa, todos creían que Robert era un témpano de hielo, y en cierto modo sí lo era, pero en el fondo, aquel témpano de hielo cargaba más pesar y dolor del que lograba demostrar a simple vista, creo que soy el único ser en la tierra que ha podido ver lágrimas correr en los ojos de aquel témpano de hielo.


— ¡Ya vine! — clamó una voz femenina que llegaba con nosotros a la sala, cargando a un cachorro en sus brazos.


— Ahí está mi terroncito de azúcar — dije mientras iba hacía ella para tomar al cachorro en brazos — ¿Te causó problemas, Teresa?


— Ninguno, Algodón se porta muy bien cuando vamos de paseo — dijo ella mientras acariciaba el pelaje del pequeño, aunque le alertó ver a las personas que estaban con nosotros en la cocina.


— Ah, Teresa, ya conoces a Mónica — dije señalando a mi amiga rubia — El que está su lado es su novio Spencer; y la dama de cabello negro que está rebuscando en el álbum de fotos es mi madre, Teddy Brown.


— Es un placer conocerlos — dijo Teresa mientras iba hacía ellos y estrechaba sus manos.


— ¿Usted es Teresa? ¿es a usted a quien debo agradecerle que mi hijo al fin esté comiendo vegetales? — dijo Teddy, haciéndome gruñir mientras escuchaba las odiosas risas de Dawson.


— Es mitad y mitad, yo solo las cocino, es Robert quien lo obliga a comérselos — admitió Teresa, haciendo que mi madre mirara con diversión a mi prometido.


— Te debo tanto, Dawson — dijo mi madre con aquel cinismo tan suyo, yo gruñí por debajo mientras iba al estante donde guardaba la comida de Algodón, ya era hora de que mi pequeña rata comiera algo.


Todos nos alertamos al oír unos pasos acercarse de repente, pero Robert y yo nos calmamos al ver que se trataba de Yelena, quien llegó con varias bolsas en sus manos.


— ¿Cómo se encuentra la pareja del momento? — dijo ella mientras dejaba las bolsas en la isla de la cocina para ir hacía Robert y besarle las mejillas, tal y como siempre hacía, y a mí me daba igual, ese era el lenguaje de amor de ambos, tratarse melosamente y después insultarse, para mí ya era normal, pero para mi madre, no lo fue.


Teddy volteó a verme con seriedad y algo de curiosidad en cuanto Yelena llegó, yo le hice una seña para que se calmara, pero ni eso logró que mi madre quitara su ceño fruncido.


— Es lindo verte de nuevo, Mónica — dijo Yelena mientras saludaba a mi mejor amiga — ¿Y ese galán, es tu novio?


— Así es — dijo Moni mientras alzaba la mano de Spencer — Hoy vine acompañada, no podremos beber juntas esta vez.


— Es una pena, tendré que secuestrarte después — dijo Yelena entre risas cínicas a las que Moni correspondió, Robert y yo nos miramos curiosos ante esto, ¿habrá pasado algo entre ellas sin que nosotros lo notáramos?


— Creo que no nos han presentado — dijo mi madre, mirando de arriba a abajo a Yelena, algo que me preocupó bastante, sobre todo por la expresión algo seria e incrédula que mostró la mejor amiga de mi novio.


— Adivinaré, Teddy Brown ¿no? — dijo ella mientras se le acercó a mi madre para sentarse a su lado y verla con detenimiento — Robert me ha hablado mucho de usted, la adorable madre de Ty.


— Si te han hablado de mí, no tengo idea, pero yo de ti no he oído nada — dijo Teddy con aquella acidez tan suya, creo que ya se dieron cuenta de dónde heredé mi lado infeliz. Miré a Robert con pena y mucha preocupación, él no dejaba de reírse por debajo, es un maldito imbécil.


— Yelena Wilson — dijo ella mientras le extendía su mano a mi madre — Soy la mejor amiga de Robert.


— ¿"Mejor amiga"? — dijo mi madre con recelo, yo ya no aguantaba ver eso, así que le hice una seña a Robert para que interviniera de una buena vez.


— La señorita es mi socia, querida Teddy — dijo mi prometido mientras palmeaba el hombro de Yelena — También estudiamos juntos, es igual de importante para mí como lo es Mónica para Taylor, no tienes porqué sentir desconfianza.


— Primero dormiría con Taylor que con Robert — dijo ella, haciendo que mi prometido la mirara con frialdad, y que Mónica riera de lado con cinismo.


— Veo que Taylor tiene muchos pretendientes por aquí — dijo mi madre volteando a verme — Y en Detroit no pescabas ni siquiera un resfriado.


— Me pescó a mí — dijo Robert.


— Tú me pescaste a mí — dije mientras me agachaba para servirle la comida a Algodón en su plato, rezando porque las cosas con el clan Dawson no fueran igual de hostiles que como estaba siendo esa pequeña plática que estábamos teniendo en la cocina.


-


Las horas pasaron de forma muy lenta para mí (se me hacían eternas cada que Teddy abría la boca y soltaba alguna indiscreción, afortunadamente Robert ya la conocía, de haber sido esa la primera vez que ambos cruzaban palabras, la boda se habría cancelado apenas mi madre aterrizara en suelo londinense).


Al día siguiente debíamos madrugar, así que todos decidimos irnos a dormir temprano, Mónica se fue a un cuarto ella sola con Spencer, Robert miraba divertido la manera en la que el sujeto pidió un cuarto alejado de los demás, y solo porque el señor Dawson es un hombre de una naturaleza igual de cínica y hambrienta de su ser amado, se lo permitió.


En cuanto a mí, accedí a compartir cuarto con mamá, me tocó dormir en una habitación al lado de Robert, como si, aún con la casa llena, él no quisiera tenerme lejos, eso me llenaba de ternura.


— Mañana te despertaré a las siete — decía mientras me daba un beso en la frente, estaba parado en la puerta despidiéndome de él, mientras Teddy estaba en el baño alistándose para dormir, aunque estaba tardando más de lo necesario, pero al no ser mujer, yo asumí rápidamente que mis hábitos en el baño no eran iguales a los suyos, lamentablemente no se trataba de nada de eso, y no lo supe hasta tiempo después.


— Claro — susurré acariciando sus mejillas — Estoy nervioso.


— Tranquilo, todo saldrá bien, el matrimonio solo es un acuerdo escrito, nada cambiará entre nosotros.


— No es por eso — admití mientras apretaba sus manos, al fin usaba nuevamente mi anillo y mi cadena, luego de la pelea absurda del otro día, no me los quería quitar ni siquiera para ducharme — Es que... Teddy es tan... y-y tu familia es tan— traté de hablar, pero él me interrumpió gentilmente.


— No estés nervioso — respondió acariciando mi mejilla — No va a suceder nada grave, estoy seguro de que Teddy sabrá comportarse.


— Viste cómo actuó con Yelena, me preocupa mucho que se le suelte la lengua frente a tu madre, o peor ¡frente a Alice!


— Deberías dejar de preocuparte en vano — murmuró tomándome de las mejillas para besar dulcemente mi frente — Lo importante es estar listos para irnos a Cambridge, lo demás no será relevante.


— Seremos familia, por supuesto que es relevante que mi madre se lleve bien con tus padres.


— Sé que con mamá se llevará de maravilla — me dijo mientras rozaba sutilmente sus labios con los míos — Vete a dormir, gatito, hay que madrugar mañana.


— De acuerdo — susurré tomando su cuello para darle un cálido beso en los labios — Te adoro.


— Y yo a ti — respondió acariciándome el cuello — Descansa cielo.


— Tú igual — dicho esto, me di vuelta y entré a la habitación, viendo cómo mi madre se recostaba en la cama y se disponía a dormir.


Me cambié la ropa y me recosté junto a Teddy, dándole la espalda y abrazando una almohada, hace mucho que no dormía con alguien que no fuera Robert, por lo que para mí, era raro el hecho de compartir cama con alguien y esforzarte de manera sobrehumana porque tu cuerpo y el suyo no tuvieran mucho contacto durante la noche.


Las horas pasaban con una lentitud abismal, yo no había podido pegar un ojo en toda la noche, me sentía extrañamente incómodo, era tierno estar con mamá luego de tanto tiempo, pero el sentimiento de ternura se marchó, apenas recordé el porqué cuando tenía tan solo ocho años le rogué que me diera una cama propia, era porque Teddy siempre tuvo unos hábitos para dormir del asco.


Gruñí al sentir cómo su brazo me golpeaba repentinamente el rostro, y cómo sus ronquidos llenaban casi toda esa habitación, Robert no roncaba, él apenas y hacía algún movimiento durante la noche, entenderán entonces el porqué de mi descontento.


— Maldición — gruñí mientras me sentaba en la cama y me rascaba la nuca, me pesaban los ojos, enserio estaba cansado, había sido un día muy largo, y los próximos días lo serían de igual forma, necesitaba descansar.


Me levanté y tomé algunas almohadas para salir con cautela de la habitación, afortunadamente Teddy siempre tuvo el sueño pesado, así que ella apenas y notó cuando me marché; no me crean cretino, pero no quería pasar una mala noche, sobre todo con todo el ajetreo que se me venía encima esa última semana, por lo que quería tratar de descansar bien, ya tendría tiempo para convivir con mi madre de día.


Logré dormirme un par de horas ahí en el sofá, igual estaba incómodo, pero al menos no tenía a mamá roncando en mi oído y golpeándome el rostro a cada segundo.


Desperté de repente al oír cómo alguien caminaba por la cocina, por inercia alcé la mirada, arqueando una ceja al ver que se trataba de mi novio, quien rebuscaba una botana en el refrigerador. Me levanté y caminé sigilosamente hacía él, parándome detrás suyo y ocultando mis manos tras mi espalda.


— Es algo tarde para comer helado — murmuré, él volteó de repente y me miró curioso y algo incrédulo.


— ¿Qué haces despierto?


— Teddy ronca mucho — admití, asombrándome al oír el gruñido de fastidio de mi novio.


— Ya eso me quedó claro — dijo con molestia mientras tomaba una bolsa de papas del refri para luego cerrarlo — Nunca creí que un ser humano pudiera ser tan ruidoso, ya veo de dónde lo heredaste.


— ¿Heredé qué? — dije con molestia, él me miró cínicamente en cuanto dije eso.


— Tu "habilidad para hacer mucho ruido durante el sexo", además de que, de vez en cuando tiendes a roncar también.


— ¿Qué? ¿y-yo ronco?


— No de forma tan rústica como la de tu madre — dijo con molestia mientras abría la bolsa de papas y tomaba una para metérsela a la boca — Suenas más como un tigre con tos.


— Estás mintiendo — renegué, él rió por debajo al oírme.


— Puedo poner una cámara si quieres, pero corro el riesgo de grabar una de tus famosas "tocadas de insomnio" — gruñí al oírle decir eso, de vez en cuando el insomnio me atacaba ferozmente, y al no hallar manera de dormirme, decidía usar la táctica de "cansarme" para así poder descansar a gusto, siempre creí que Robert era ignorante de que yo practicaba dicha táctica, pero tal parece que no era así.


— Eres muy odioso — dije con fastidio mientras caminaba detrás suyo a la sala, él rió para recostarse en el sofá y encender la televisión — ¿No deberías ir a dormir?


— No puedo — respondió cambiando de canal — No he podido dormir bien.


— ¿Y eso porqué? — pregunté mientras me sentaba a su lado.


— No estoy seguro — susurró inhalando profundamente — No quiero pensar que sean nervios prenupciales, pero... mentiría si digo que no me tiene inquieto la boda — sonreí conmovido cuando mi pareja dijo eso, me aliviaba mucho darme cuenta de que yo no era el único que se sentía agobiado, y oírlo solo me hacía querer aún más volverme esposo del señor Dawson.


— No estés nervioso — susurré besándole la mejilla, era raro que yo, Taylor, ¡rey de la paranoia y del nerviosismo! fuera quien le dijera a mi prometido "cálmate", era tan absurdo, sentía que era un sueño, pero ni el más fantasioso de los sueños pudo sentirse tan genuino y cálido como ese momento que tuvimos ambos en el sofá de nuestro hogar — Todo saldrá bien, ahora más que nunca siento que podemos casarnos sin miedo a que nada ni nadie logre separarnos jamás.


— ¿Lo dices por el asunto del beso?


— Tu beso, mi beso, tu familia, mi familia, tú, yo; ¡ya todas las barreras las hemos escalado! y aún seguimos juntos, mi amor, por poco nos separamos varias veces, sí, pero eso no pasó — murmuré acariciando suavemente sus mejillas, haciéndole sonreír cálidamente, se notaba que estaba exhausto — ¿O acaso te estás arrepintiendo de pedirme ser tu esposo?


— Eso nunca — negó con la cabeza, reí por debajo al oírle, desde luego que no lo pregunté en serio, solo fue una pregunta para que se le pasara un poco el nerviosismo — Solo... mi vida contigo es, mejor de lo que alguna vez he podido imaginar, encajo tan bien contigo, Ty, que no quiero que lo nuestro fracase, realmente te amo, Taylor, y quiero casarme contigo, sin nada ni nadie que se interponga en nuestra felicidad.


Sonreí conmovido al oírle decir eso, y sin dudarlo dos segundos me senté en su regazo y le di unos besos lentos y melosos, acompañados de unas suaves caricias en el cuello, mi prometido amaba que le acariciara dicha zona, su forma de sonrojarse me lo dejaba muy claro.


— Nada va a alejarme de ti otra vez, Robert, eso te lo prometo — susurré entre besos mientras él me abrazaba con fuerza, las ganas de hacer el amor con él me estaban matando, pero preferí contenerme, porque enserio quería que mi luna de miel fuera mágica, no llegué virgen al matrimonio, pero sí quería serlo durante esa semana al menos, para que todo fuera especial ese día, tal y como mi pareja lo deseaba. 



Continuará


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- Gema


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