96 - 'Vulnerable'
Miré de frente aquella silueta de largo cabello negro que bajaba del auto y caminaba al recibidor de aquella casa (el cual tenía un pequeño techo, el cual evitaba que yo me siguiera mojando).
Apenas ví de frente a aquella persona que caminaba al recibidor como si estuviera yendo a las mismísimas puertas del cielo, sentí que mi pecho saltaba de intensa alegría, "sí viniste" pensé, al mismo tiempo que mis ojos se cristalizaban de golpe.
— ¿Sabes hace cuánto tiempo que te estoy buscando? — dijo exhausto, parado frente a mí, aún debajo de la lluvia.
Yo bajé algunos escalones, sin quitar la mirada de sus joyas azules, las cuales se veían apenadas y arrepentidas, era fácil deducir el porqué.
— Viniste — murmuré con voz algo temblorosa.
— ¿Es enserio que quieres cancelar la boda? — preguntó de frente, sin una sola gota de sutileza, tal y como era costumbre en él, yo agaché la mirada mientras pensaba qué decirle — Taylor.
— ¿Estabas buscándome? — pregunté, él inhaló profundamente y miró a otro lado, como si buscara las palabras correctas para tratar de arreglar las cosas.
— Sí — admitió, para volver a verme de frente — Te estoy buscando desde ayer, casi me vuelvo loco, n-no podía dejar de pensar lo peor al no encontrarte, y-y cuando me escribiste ese mensaje, yo... — jadeó pasando su mano por su rostro, yo me crucé de brazos mientras lo miraba con detenimiento, una parte de mí quería abofetearlo, pero la otra quería besarlo, es un poco extraña la manera en la que actúa mi sentido común en situaciones como esa.
— Me mentiste — susurré, logrando que él agachara la mirada con pena — ¿Hace cuánto que ese chico y tú—
— Nunca — me interrumpió, alzando de inmediato la mirada — Jamás le di una sola esperanza, ni siquiera insinué que había problemas entre nosotros, para mí nunca los hubo, definitivamente fuí un idiota al desahogar con él frustraciones que yo mismo me busqué, e-es que yo... — inhaló profundamente mientras me miraba a los ojos, esa mirada suya me hacía sentir aterrado, muy vulnerable, pero no era el único que se veía vulnerable en tal situación — Siempre trato de que todo sea perfecto, trato de que todo salga bien, pero... jaj.
Rió cínicamente mientras tomaba aire, y cerraba sutilmente los ojos, juraría haber visto una lágrima correr por su mejilla, en medio de aquellas heladas gotas de lluvia.
— Siempre trato de que todo sea perfecto, que todo me salga bien, desde que te traje a Londres he querido hacer las cosas bien, Taylor, porque el miedo de volver a echarlo a perder no me deja pensar en otra cosa, moría por hacer de nuestra boda una boda perfecta, pero... en mi afán porque todo saliera bien, solo acabé por arruinarlo todo... otra vez.
Agaché la mirada cuando le escuché decir eso, él me miraba con pesar y algo de seriedad, pero no se atrevía a tocarme, ni siquiera para limpiar la lágrima que rodaba por mi mejilla.
— Nunca necesité eso — susurré — Nunca necesité que todo fuera perfecto entre nosotros, nada ha sido perfecto desde que nos conocemos, y tú lo sabes bien, sabes bien que aún cuando no estamos hechos para estar juntos, y-yo no podría ser más feliz a tu lado.
Él sonrió en cuanto me escuchó decir eso, inhalando profundamente mientras se apoyaba de un muro que estaba cerca de mí, para seguir viéndome con atención.
— Lamento tanto todo lo que te hice — susurró suavemente, yo le miré de reojo con algo de pena — Te juro que ese beso no significó nada para mí, yo ni siquiera quería acercarme a él de esa forma.
— El beso no me importa, yo también besé a alguien por error, y tú me perdonaste — susurré mirándole con detenimiento — Pero me duele que haya sido con él, y que te atrevieras a decirle que estabas harto de la boda, aún cuando ni siquiera me decías eso a mí.
— Fuí un idiota — susurró mientras suspiraba suavemente — Mis acciones no tienen justificación alguna, y estás en tu derecho de odiarme, si es eso lo que deseas.
— No te odio — admití, mientras me apoyaba del muro también, y lo veía fijamente a los ojos — Solo estoy enojado.
— Tienes derecho a estarlo — murmuró suavemente — Me asusté mucho cuando llegué a casa y no te vi, fuí corriendo a casa de Richard y de Page, pero no estabas ahí.
— ... No saliste — admití, él me miró curioso en cuanto dije eso — Te esperé varios minutos fuera de tu empresa, después de golpear a Arthur, pero nunca saliste.
— Me regresé a gritarle un poco — admitió, le miré curioso cuando dijo eso — Me gané que papá me gritara también, pero me dió igual, necesitaba decirle un par de cosas a ese chico tan libertino.
— A esa maldita perra regalada — admití, y se sintió bien hacerlo, era como soltar algo del odio que mantenía presionado entre mi pecho y mi espalda — Debí golpearlo un poco más cuando pude.
— Creí que lo golpearías más — admitió entre suaves risas que me hicieron verle con curiosidad — Finalmente tenías motivos.
— Sí, pero no era él quien se quejaba de nuestra boda — admití, logrando que Robert sonriera con pesar mientras agachaba la mirada.
— Quiero casarme contigo, Taylor, aunque mis acciones digan totalmente lo contrario.
Las palabras de Harry aparecieron de golpe en mi subconsciente, forzándome a voltear y ver a mi prometido con atención.
— ... ¿Estás harto de mí? — pregunté, logrando que él me mirara con seriedad y algo de asombro.
— ¿De qué hablas?
— La boda, nuestras constantes peleas, los... los votos que no pude recordar — susurré mirando hacía otro lado — He pensando que, tal vez no era la boda lo que te tenía tan agobiado, sino el sujeto con el que ibas a casarte.
— Tonterías — admitió, tomándome de la barbilla para hacerme verle a los ojos — El sujeto con el que iba a casarme es lo mejor que me ha pasado en la vida, no sabes cómo odio haber hecho que rompiera conmigo.
Sonreí con dolor cuando le escuché decir eso, al mismo tiempo que unas lágrimas bajaban por mi rostro nuevamente.
— ¿Puedo? — pregunté, al mismo tiempo que tomaba su mejilla y la acariciaba suavemente, estaba húmeda, no sabía si por la lluvia o por las lágrimas que rodaban por ellas — No vuelvas a tolerar frustración por mi culpa, si algo de agobia, dímelo, o de plano deja que alguien más se haga cargo, ¡maldito obstinado!
— Prometo que te tomaré la palabra — asintió, tomando mi mano para besarla suavemente.
— ¡Y no vuelvas a quedarte solo con ese maldito infeliz!
— No creo que ocurra, Greene padre está furioso, no dudo que quiera desligarse de nosotros.
— Mejor así — dije mientras tragaba en seco, mirando atentamente los labios ajenos, y por más que no quería preguntar eso, la duda y el morbo no me dejaban contenerme — ¿qué sentiste, cuando lo hizo?
— Asco — admitió, Robert nunca fue delicado para decir las cosas, mucho menos cuando se trataba de algo que le generaba emociones negativas — Fue repugnante, la manera tan desesperada en que se aferró a mí cuando te sintió llegar, definitivamente fue una experiencia desagradable, y ni hablar de la textura, sus labios eran bastante secos y sin vida, nada que ver con tus hermosos labios dulces y cálidos, que no dudan en devorar mi boca cuando tienen ansias de ella.
Me alertó sentir cómo tomaban mi mejilla y pegaban mi frente con la suya, por inercia me aferré a sus brazos, mientras observaba detenidamente esas joyas azules que tanto me hacían sonrojar.
— Juro que no permitiré que vuelva a ocurrir algo así, Taylor.
— Sé que será así — admití — Confío en ti con los ojos cerrados, solo... me enojó mucho que no fueras por mí cuando me fui, ni siquiera me llamaste.
— En medio de la conmoción perdí mi celular, Yelena me prestó el suyo para llamarte, y ya cuando logré encontrar el mío, que te envié el mensaje, tu celular sonaba apagado, creí que simplemente querías alejarte de mí, y yo... s-salí como un loco a buscarte.
— ¿Por cuánto tiempo me buscaste?
— Hasta ahora — admitió, haciéndome jadear suavemente — Anoche no dormí buscándote, no dejaba de llamar a tus amigos, Yelena también me ayudó a buscar, el único cuyo número no sabía era Shawn, así que traté de encontrar su dirección, y apenas la supe vine a verte.
— Debes anotar su número — murmuré sonriendo sutilmente, él secó varias lágrimas que bajaban por cuidado por mis mejillas.
— Lamento haberte hecho sufrir tanto, cariño.
— Yo también lo lamento — susurré — Fue imprudente irme de esa forma, te asusté, y eso no estuvo bien.
— Lo importante es que ya te encontré, y no quiero dejarte ir de nuevo, Taylor, mucho menos por culpa de mis torpes equivocaciones.
— No somos perfectos, pero ¿qué pareja sí lo es? — admití alzando los hombros cínicamente, él me abrazó con fuerza en cuanto dije eso, y apenas sentí su aroma cerca de mi cuerpo, no logré contener más el llanto, así que empecé a sollozar ahogadamente en su hombro — Llévame a casa, amor, llévame contigo, por favor.
— Lo haré, cariño; vámonos a casa — susurró cálidamente mientras acariciaba mi espalda y me daba algunos besos en el hombro, yo solo me dispuse a desahogar todo el dolor que mantuve reprimido en mi pecho, agradeciendo en el fondo de mi corazón estar en los brazos de mi pareja nuevamente, solo bastó con hablar para que el enojo y el odio se fuera de mi ser, ya veo porqué dicen que la falta de comunicación en los matrimonios es letal.
-
Agradecí a Shawn por dejarme quedar con él, y luego tomé mis cosas y me fui con Robert de vuelta a casa, no sé ni quién estaba más feliz por volver, si Algodón, o mi persona.
Estornudé suavemente mientras me cubría el cuerpo con una gruesa manta, no dejaba de temblar, aunque yo no era el único que se había resfriado por andar de idiota caminando bajo la lluvia, porque Robert también estaba a mi lado sonándose la nariz y cubriéndose con una manta.
— La próxima vez iré yo en persona a buscarlos — amenazó Teresa mientras traía dos platos de sopa para nosotros — Estos jóvenes y su manía de discutir por idioteces.
— Es que estábamos aburridos — murmuré entre sutiles risas a las que Robert me correspondió, ¿lo pueden creer? bromeaba sobre algo que hace tan solo unas horas me estaba matando, ¿ya ven lo sociópata que puedo llegar a ser?
— ¡Cierra la boca y cómete tu sopa! — me reclamó mientras se iba a la cocina de nuevo.
— Wow, ¿es idea mía o está algo molesta conmigo? — dije mientras miraba a Robert.
— Estaba muy preocupada por ti — dijo él, haciéndome sentir algo culpable — Y no le gustó en absoluto que te llevaras a Algodón.
— No había nadie en casa, no quería dejarlo solo al pobrecito — murmuré con pena, Robert rió para verme con detenimiento.
— Taylor.
— ¿Sí? — dudé volteando a verle, sonrojándome al sentir cómo tomaba un mechón de cabello y lo llevaba tras mi oreja.
— ¿Enserio quieres que cancele la boda? — tragué en seco mientras pensaba qué responder, aunque rápidamente le miré con detenimiento y le sonreí calmadamente.
— ¿Aún me amas? — le pregunté de vuelta, él asintió rápidamente al oírme.
— Con mi vida.
— Entonces no hay nada que cancelar — afirmé mientras sonreía cálidamente, él sonrió con alivio para acercarse hacía mí y pegar su frente con la mía, haciéndome suspirar de gusto.
— ¿Tú me sigues amando? — preguntó, yo no tuve palabras con las cuales responder, no porque no existieran, sino que sentía que responder con palabras era vacío, así que le tomé del cuello y le di un lento y cálido beso en los labios, al que me correspondió sin si quiera cuestionarme.
— Hasta que la muerte nos separe — susurré entre besos, aferrándome al cuerpo ajeno como si mi vida dependiera de ello, aún cuando ambos estábamos temblando del frío, poco o nada nos importó tal detalle, solo queríamos recomponer aquello que creímos haber destruido hace algunas horas, y jamás en mi vida me alegró tanto darme cuenta de que me había equivocado.
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Caímos rendidos en cuanto tocamos la cama, ninguno durmió en toda la noche, era obvio que nos dedicaríamos únicamente a descansar en cuanto pudiéramos.
Gruñí por debajo al oír el molesto sonido de un celular, sonido que me hizo alzar la mirada con curiosidad, dándome cuenta de que ya era de día, y de que Robert y yo seguíamos tendidos bajo las sábanas de nuestra cama.
— Te llaman — susurré pinchándole la mejilla con mi dedo, él me ignoró y siguió durmiendo — ¡Robert!
— Shh — susurró posando su dedo en mis labios, cosa que me hizo reír sutilmente — Estamos de reposo, merecemos descanso.
— Una pelea dramática no es excusa para un reposo — dije mientras me volvía a recostar, él rió para acostarse de lado y verme fijamente a los ojos.
— Hola — me saludó.
— Hola, hermosura — murmuré, tomando su mejilla y acariciándola suavemente — Ya estamos a mano.
— ¿Porqué?
— Por el beso con Julius, ya estamos a mano por fin — él inhaló entre risas incómodas mientras se apegaba a mí para besarme la mejilla.
— A partir de ahora, tu boca será la única que toque la mía, es una promesa.
— Me gusta como suena eso — dije mientras rozaba mis labios con los suyos — Tengo que marcarte como mío otra vez, borrar el rastro de ese imbécil de tu cuerpo.
— Hazlo, tienes permiso absoluto para hacerlo.
— Claro que lo tengo, nos casamos en unos días — susurré riendo cínicamente, para tomarlo de ambas mejillas y besarlo de forma hambrienta, besos a los que mi prometido correspondió con el mismo nivel de gusto que yo.
Ambos gruñimos al oír cómo el teléfono de mi prometido seguía sonando con insistencia, "¿quién podía molestar tanto?" pensé mientras veía cómo Robert se apartaba de esos besos para tomar el celular y contestarlo en seguida.
— ¿Hola? — habló rápidamente, yo me senté a verle hablar por teléfono, preocupándome al ver cómo su semblante se tornaba serio y receloso, sobre todo porque a mí me dedicó esa expresión — ¿Qué quieres decir con eso?
Tragué en seco mientras lo veía hablando por teléfono la llamada no duró mucho, pero logró que Robert me mirara con bastante severidad.
— Bien, voy en camino para allá — dicho esto, colgó el celular y me miró seriamente — ¿Viste a Harry ayer?
— S-Sí, ¿porqué?
— ¿Y cuándo carajo planeabas decírmelo?
— N-No lo sé, l-lo olvidé ¿de acuerdo? con tantas cosas que nos estaban pasando me fue imposible no olvidarme de algo.
— Te he dicho que no me gusta verte cerca de Harry ¡¿qué carajo estabas haciendo con él?!
— ¡N-No lo sé, estaba enojado, no pensaba con claridad! y-y quería saber qué quería ese sujeto conmigo.
— ¿"Querías ver qué quería contigo?" — preguntó de mala gana, yo le miré con molestia al intuir lo que trataba de insinuar.
— ¿Enserio me crees capaz de algo así?
— Estabas enojado, y él es un oportunista de primera, Taylor ¿qué quieres que piense?
— ¡Aún enojado te respeté! ¡él intentó propasarse conmigo y le patee la entrepierna! ¡¿y aún así crees que te falté?!
— ¡¿Se atrevió a propasarse contigo y aún así no me dijiste nada?! — gritó, logrando que yo tragara en seco y agachara la mirada con vergüenza — ¿Quién fue el que me gritó ayer por ocultarle cosas, eh?
— Yo iba a decírtelo — murmuré mirando a otro lado — Pero si te lo decía sin haber hablado primero lo de Arthur, seguramente habría dormido con Shawn otra vez.
— ¿Porqué? ¿crees que no iba a creerte? ¿hay alguna razón para no creerte?
— No, pero al tratarse de tu odioso primo, crees que yo sería capaz de hacerte la misma porquería que hizo tu ex mujer.
Él me miró con algo de vergüenza en cuanto yo dije eso, se supone que ya habíamos arreglado nuestros problemas, y ahora discutíamos otra vez, problemas era lo que nos sobraba al parecer.
— Lo admito, fui un idiota al irme con él, en eso tienes toda la razón, pero me duele que me creas capaz de acostarme con otro hombre, sobre todo con alguien que tiene tu sangre, y que además sea un sujeto que te tiene una envidia terrible, solo hablé con él unos minutos y me dió asco la forma en la que se expresa de ti.
Dicho esto, me levanté de la cama para caminar al baño, él trató de detenerme, pero no se lo permití, solo seguí caminando sin más.
— Taylor — trató de frenarme, pero yo me voltee a verlo con molestia.
— No me molesta que seas celoso, Robert, porque yo también lo soy, pero me irrita que creas que yo podría hacerte la misma mierda que te hizo Giselle, eso me hace sentir que me ves de la misma forma en que la ves a ella.
— Para nada — respondió — Tú no eres como ella, jamás lo has sido.
— Como sea — murmuré caminando al baño, él caminó detrás de mí con ambas manos en los bolsillos de su pijama.
— Me llamó mi padre — dijo mientras yo caminaba al lavabo del baño — Parece que Harry tiene algo que decirles sobre ti.
— ¿Sobre mí? — pregunté de mala gana, él asintió con la cabeza mientras me veía detenidamente.
— ¿Pasó algo más entre él y tú?
— No, ayer no — murmuré mientras miraba a Robert con algo de vergüenza — Pero... la noche que Mónica llegó, yo... e-estaba en el bar con ella, y un sujeto se me acercó, con intenciones de besarme.
— ¿Y qué pasó?
— Yo lo empujé — admití alzando los hombros — Luego llegó Mónica y lo alejó también, yo olvidé totalmente esa anécdota, pero no me había percatado de la identidad de ese tipo, hasta ayer.
— ¿Era Harry? — preguntó, yo asentí con la cabeza mientras me cruzaba de brazos.
— Trató de chantajearme, diciendo que podía guardar el secreto, si yo me acostaba con él.
— Maldita rata — escupió de mala gana — Voy a matarlo.
— ¿Qué más dijeron tus padres?
— No lo sé, me pidieron que fuera al café, ahí Harry hablará con ellos, y quieren que yo esté presente.
— También quiero ir — dije mientras me acercaba a él.
— ¿Estás seguro? — preguntó tomándome de las mejillas.
— Claro que sí, hablarán de mí, quiero limpiar mi imágen frente a tu madre, tu padre me da igual, pero no quiero que Catherine piense lo peor de mí.
— De acuerdo — asintió apartándose de mí para ir a arreglarse, yo fui a hacer lo mismo, sirvió que yo aclarara las cosas desde el principio, pero igual notaba a Robert tenso, me preocupaba mucho que su primo inventara una artimaña que le hiciera desconfiar aún más de mí, me mataba pensar que él me creyera capaz de meterme a la cama con ese imbécil que no me agradaba en absoluto, y que, siendo honesto, no heredó la belleza innata de mi prometido, aunque bueno, no he conocido a la primera persona que sea igual, o incluso más atractiva que mi pareja, lo digo enserio.
Continuará
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- Gema
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