88 - 'San Valentín'
Al salir de aquella tienda de baratijas sucias, fuí directo a casa, rogando porque Robert no llegara aún, ya que quería preparar todo para mi sorpresa, él siempre se portaba romántico conmigo, así que yo quería serlo también.
— ¿Hola? — hable al subir las escaleras, y el único que parecía estar en casa era Algodón, quien fue corriendo a recibirme apenas escuchó mi voz — Hola pastelito hermoso, ¿papi aún no llega? — pregunté sin esperar una respuesta suya (obviamente), al ver que nadie parecía estar en casa, bajé al cachorro y fuí corriendo a la habitación a preparar todo para mi plan, mientras Algodón corría curioso y entusiasmado detrás de mí, la inteligencia de esos cachorros es espectacular.
-
08:15 marcaba el reloj, ya no faltaba mucho para que Robert llegara, por lo que me tumbé en el sofá a esperarlo, llevaba puestas unas medias de red oscuras, junto con una camisa de Robert, y un boxer de color rojo (Shawn trató de convencerme de comprar lencería sexy, pero hasta ahí no llegaba mi perversión).
— Papá llegará pronto, no hagas ruido ¿sí? — dije mientras acariciaba la cabeza del cachorro, quien estaba echando junto al sofá, mirándome con curiosidad, no imagino lo que debió estar pensando, "¿porqué este idiota está semi-desnudo en el sofá?" o bueno, es lo que yo pensaría si fuera un perro, y viera a mi dueño en tales fachas.
Gruñí frustrado al ver que me faltó encender dos de varias velas que puse en el suelo de la sala, junto con un camino de rosas que iba desde la entrada hacía el sofá. A regañadientes me levanté para ir a encenderlas, con cuidado de no pisar a Algodón, ya que estaba oscuro (porque un lujurioso apagó todas las luces para que las velas surtieran efecto) y Algodón tenía la manía de meterse entre tus piés al caminar, Robert casi siempre lo pisaba, y yo le gritaba fuertemente por esto.
— Okey — murmuré mientras encendía las velas que me faltaban, había música sensual de fondo, esas típicas baladas ochenteras que a mi prometido tanto le encantaban, sabía que eso ayudaría a mejorar considerablemente el ambiente.
Volví de prisa al sofá al escuchar la puerta principal abrirse, Algodón fue corriendo y ladrando a recibir a Robert, sonreí pícaramente al oír cómo mi pareja le hablaba al cachorro mientras subía las escaleras, y yo como todo un lujurioso de primera, abrí un poco la camisa para que se me vieran los pezones, y me extendí de piernas para que notara el bulto entre mis piernas.
— Hola pequeñín, ¿dónde está tu papi? — hablaba mi pareja mientras yo escuchaba sus pisadas acercarse a la sala, y apenas llegó, mostró un semblante abrumado y algo pícaro que me hizo sonreír con malicia.
Se acercó al sofá donde yo estaba acostado, y al verle, sonreí ampliamente con picardía, él tenía a Algodón en una mano, y en la otra, una caja de chocolates con forma de corazón.
— Hola — murmuré con voz algo ronca.
— Hola — respondió mientras bajaba al cachorro y se acercaba hacía mí para sentarse frente a mí y acariciar suavemente mis piernas — ¿A qué debo esta hermosa demostración sexual de tu parte?
— Es la costumbre en san valentín — dije mientras me abría de piernas, él se relamió los labios para dejar de lado los chocolates y ponerse encima mío, empezando a repartir besos por mi cuello.
— De verdad me sorprendiste — susurró mientras pasaba sus manos por mis piernas, se notaba que le gustaban las medias que usaba.
— Mi amor — gimotee mientras echaba la cabeza hacía atrás y le acariciaba el cuello — ¿Quieres hacérmelo?
— La pregunta ofende — gruñó recostándome de lado para darme una nalgada que me hizo jadear con fuerza — Esto de acá me vuelve loco.
— Es tuyo, lo sabes — murmuré mientras le miraba de forma sumisa y lujuriosa, él sonrió de lado para tomarme de una nalga y apretarla con algo de fuerza.
— Me pregunto qué tanto habrás comprado en esa tienda de cosas sucias.
Jadee al oírle decir eso, mientras él sonreía pícaramente y arqueaba una ceja.
— ¡¿C-Cómo sabes que yo— traté de hablar, pero él me interrumpió en seco.
— Pagaste con la tarjeta que te di, y me llamaron del banco — gruñí con fastidio cuando le escuché decir eso, sobre todo al oír esa incrédula risa de parte de mi pareja — Admito que me tomaste totalmente por sorpresa, cielito, por un momento creí que una prostituta había robado tu tarjeta.
— Ja-ja — gruñí con fastidio, él me tomó de la barbilla para morderme una mejilla con fuerza.
— No creas que esto me disgusta, de hecho... me encanta que te estés volviendo tan creativo — comentó mientras deslizaba su mano por mis piernas y mi pecho, para luego tomarme del cuello suavemente — Realmente gozaré hacerte chillar hoy.
— Mi amor — susurré mordiéndole el labio inferior, aunque un agudo ladrido interrumpió nuestro arrebate pasional.
— Mira, parece que alguien tiene hambre — dijo mi prometido con malicia, mientras miraba al pequeño cachorro que trataba de subirse al sofá con nosotros — ¿Qué tal una cena y luego el postre?
— B-Bien — dije mientras asentía con la cabeza, él cargó a Algodón y lo llevó a la cocina, mientras yo me cruzaba de piernas y miraba algo dudoso el aceite lubricante que reposaba en la mesa de centro — O-Oye amor.
— ¿Sí gatito?
— C-Compré algo en esa tienda que... n-no estoy seguro sobre cómo se usa — dije mientras tomaba el frasco y me acercaba hacía él.
— Si es un vibrador, es más fácil de usar de lo que piensas — dijo con aquellos aires tan cínicos que le caracterizaban.
— No, idiota — dije de mala gana mientras me sentaba en una de las sillas de la cocina, él encendió la luz y se me acercó para ver lo que tenía entre manos.
— Mh, ¿gel lubricante, eh?
— ¿Lo has usado antes?
— No soy de usar cosas durante el sexo, una vez probé el lubricante y no me pareció la gran cosa.
— E-Es que este tiene estimulantes y, Sh-Shawn me dijo que si lo usaba me... e-eso haría que mi cuerpo esté muy sensible.
Robert rió por debajo para tomarme de las mejillas y verme fijamente a los ojos con deseo.
— ¿Enserio? mh, eso me da algunas ideas — gemí suavemente cuando él dijo eso, al mismo tiempo que pasaba su mano por mi entrepierna y la apretaba un poco, haciéndome jadear suavemente.
-
— Ah — gemí por debajo mientras sentía aquel terrible cosquilleo en mis piernas, había pasado media hora aproximadamente, un líquido escurría entre mis piernas y mojaba el sofá donde estaba sentado, pero eso poco o nada le importaba a mi pareja, quien seguía cocinando sin si quiera voltear a verme — ¡M-Mi amor! ¡n-no aguanto!
— Aún te faltan diez minutos, Ty, no quieras decepcionarme, cielo — dijo él mientras caminaba hacía nuestra habitación, siendo seguido por Algodón, quien ladraba alegremente detrás de él, mientras yo me retorcía en el sofá como un gusano al que le aplicaron sal.
— ¡Maldición Robert! ¡m-me vas a matar! — chillé mientras sacudía un poco mis manos, las cuales estaban presas por unas esposas que también traje de la sex shop (en contra de mi voluntad, Shawn las puso en mi bolsa sin que yo me diera cuenta, y para mi mala suerte, fue Robert quien las encontró, en el preciso instante en el que llenó mis pezones y mi miembro de aquel gel lubricante para hacerme desesperar).
Gemía suavemente mientras mis piernas temblaban con cada roce de mi piel contra la tela del sofá o de la camisa que llevaba puesta, Shawn no mentía, ese gel enserio te ponía los pelos de punta.
— ¡Ah! — gemí con fuerza al sentir cómo me cubrían los ojos y empezaban a besarme el cuello lentamente — Ah, s-sigue.
— Qué gatito tan impaciente — susurró con voz ronca en mi oído, para ponerse frente a mí y empezar a quitarse la ropa lentamente frente a mí, haciéndome jadear de forma ronca.
— Ah, eres tan sexy — dije con voz jadeante, él rió por debajo para tomarme del cuello y, aprovechando que yo estaba sentado en el sofá, y que él estaba de pie, acercó mi cara a su miembro para que yo hiciera lo propio con él.
— Dame amor, Ty — dijo con voz ronca, yo no lo pensé dos veces y me metí entero el miembro de mi prometido a la boca, jadeando ahogadamente mientras él gruñía de intenso placer — Mgh, carajo, qué bien se siente.
Sonidos húmedos salían de mi boca a medida que yo frotaba mi lengua contra él, amaba la manera en la que Robert temblaba cada vez que yo le hacía sexo oral, y ni hablemos de la expresión de intenso placer que me dedicaba, me hacía sentir en el cielo.
— ¿Te gusta? — preguntó mientras me miraba fijamente a los ojos, yo asentí mientras lo veía con placer y sumisión, a él le enloquecía cuando lo miraba así — Mgh, carajo Taylor.
Gimió de forma tosca mientras me lo sacaba de la boca para besarme los labios con locura, algo que me agitó bastante.
— ¿Qué pasa? — pregunté entre besos, mientras él me recostaba en el sofá y me separaba las piernas.
— Ya no aguanto, quiero llenarte — susurró en mi oído de forma tosca, mientras frotaba su miembro contra mi entrada.
— ¡Ah, Robert! — clamé echando la cabeza hacía atrás, clavando de golpe mis uñas en su espalda al sentir cómo me penetraba de golpe y empezaba de inmediato con su vaivén, aunque, extrañamente no sentí dolor, solo una corriente de intenso éxtasis que me hizo venirme de golpe — ¡¡Ahh, sí, así!!
— ¡¡N-No aprietes así!! — clamó mientras se hundía de lleno en mi cuerpo, empezando a venirse dentro de mí.
— Ah, R-Robert — chillé viéndole fijamente a los ojos, él me miraba con un deseo bestial, como si no hubieramos tenido sexo en meses.
— Se siente rico estar dentro de ti, ¿sabes? — susurró pasando su mano por mi vientre.
— ¿Me puedes soltar? — dije mientras sacudía las manos que tenía esposadas aún, él rió por debajo para liberarme, y proseguir con su vaivén.
— Mgh, q-qué buen lubricante.
— A-Ah, q-qué rico — gemí en el oído ajeno — P-Pero quiero que me duela, n-no me duele.
— Qué pervertido te has vuelto — gruñó tomándome de los glúteos para apretarlos, mientras seguía sus embestidas lentas y bruscas.
— ¡Ah, R-Robert! ¡mi amor! — chillé echando la cabeza hacía atrás, dejando que él me besara el cuello a sus anchas — ¡Ah, no pares, q-quiero más!
— Sigo sin creer que fuiste a una tienda de cosas sucias sin mí — gruñó separándome más las piernas — Dime, ¿qué pensabas al estar ahí, eh?
— ¡Ah! n-nada — murmuré doblando las piernas — S-Solo quería-¡ah! q-quería algo para que hoy fuera e-especial.
— Tener sexo siempre es especial para ti.
— ¿P-Para ti no? — murmuré con nerviosismo, él me sonrió cálidamente para apretarme la mejilla.
— Cogerte me fascina, Ty; eso lo sabes bien — ambos gemimos al unísono al sentir una brusca embestida que Robert dió contra mi cuerpo — Mgh, ¿p-porqué tan inseguro de repente?
— ¡Ah! e-es que, S-Shawn dijo que... e-el sexo monótono aburre.
— Mgh, deja de prestarle atención a tus amigos — susurró hundiendo su cara en mi cuello para morderlo y chuparlo suavemente, haciéndome temblar aún más.
— ¡Ah, Robert, ah! ¡¡ay no pares, no pares!!
Él me tomó de las caderas para besarme hambrientamente mientras seguía con aquel vaivén tan brusco, a pesar de habernos venido una primera vez de manera prematura, estábamos teniendo mucha más resistencia, tanto así que cambiamos de posición varias veces, primero me puso boca abajo en el sofá un rato, y después me cargó en brazos para cogerme en el aire, mientras nos movíamos por cada rincón de la sala.
— ¡Ah, no pares! — clamé al sentir cómo me azotaba con fuerza contra una de las paredes que daban a las habitaciones, hundiéndose en mi cuerpo mientras me susurraba obscenidades al oído.
— Me encanta cómo chillas mi nombre.
— ¡R-Robert! ¡ah! ¡ay me encanta, t-tócame ahí!
— ¿Debería detenerme? — preguntó pegando su frente con la mía — Mañana tienes clases, no puedo dejarte tan indispuesto.
— ¡A-A la mierda! — clamé de forma brusca, haciendo a mi prometido reír con malicia.
— Qué gatito tan sucio — gruñó mientras me llevaba de vuelta al sofá, apretando mis glúteos entre sus manos y besándome los labios con deseo.
— ¡Ah! — gemí bruscamente al sentir cómo me acostaba en el sofá y se hundía de golpe en mi ser, haciéndome gemir con fuerza — ¡Ay Robert, ay Dios mío! ¡¡me me voy a venir!!
— Hazlo, quiero sentirte — gruñó viéndome fijamente a los ojos, sonreí embobado mientras tomaba las manos ajenas y las apretaba con fuerza, los ojos de Robert estaban tan dilatados, creí que le daría un infarto o algo así por lo enloquecido que estaba.
— ¡¡Ahh!! — ambos gritamos al unísono al venirnos al mismo tiempo, mientras nos veíamos a los ojos y apretábamos las manos del otro con fuerza, fue un momento tan sensual, tan erótico, y al mismo tiempo tan romántico, nunca creí que el día de san valentín fuese tan memorable.
— Ah, Taylor — gimoteó mientras hundía la cara en mi cuello, yo le besé el hombro mientras acariciaba su espalda.
— Quiero más — le dije al oído con voz sumisa.
— Yo igual — murmuró mientras tomaba mis manos y las colocaba sobre mi cabeza para volver a moverse dentro de mí.
— ¡Ah, e-espera, a-así no!
— ¿Cómo que no? dijiste que querías más.
— S-Sí pero — le aparté un poco para verlo a los ojos con malicia — Hay algo que quiero hacer.
— ¿De qué se trata? — sonreír pícaramente mientras lo veía a los ojos, él me observaba sin saber exactamente a lo que yo me estaba refiriendo.
— Necesito una corbata tuya, no me tardo — murmuré mientras me apartaba de él e iba rumbo a la habitación, dejando a mi prometido con un semblante dudoso e incrédulo que no dejaba de divertirme.
-
— ¿Ahora sí me vas a explicar qué estás tramando? — preguntó con incredulidad al verme llegar con una de las sillas del comedor.
— Toma asiento, por favor — dije coquetamente, él arqueó una ceja y me miró con malicia, imagino que él ya intuía lo que yo planeaba hacerle.
— ¿Planea tomarme de rehén, señor Dawson? — preguntó coquetamente, yo sonreí galante mientras para empujarlo suavemente hacía la silla, sentándome en su regazo mientras lo veía a los ojos con deseo.
— Hoy serás mi esclavo sexual — susurré rozando mis labios con los suyos — Haré contigo lo que me plazca.
— Esa idea me gusta mucho — susurró entre gruñidos muy sensuales, que me hicieron sonreír cínicamente.
Me levanté para ir por las esposas, y las usé para someter a mi prometido, y después usé la corbata para cubrirle los ojos.
— Vaya, pasas una tarde en una sex shop y ya te vuelves un sadomasoquista ¿eh? — murmuró pícaramente.
— Solo es un experimento — comenté mientras iba a la mesa para tomar aquel gel lubricante y le ponía un poco a Robert en sus partes, sonriendo al ver cómo jadeaba por debajo.
— Mierda, esa cosa sí que es buena.
— Lo sé — susurré deslizando mi mano por el miembro de mi prometido — ¿Te gustaría que te masturbe un poco, mi amor?
— Sí por favor — asintió jadeando suavemente, yo me agaché para cumplir con lo que me pidió, gozando de los gemidos roncos y sensuales que emitía mi pareja, nunca podía oírle gemir tan bien, al fin lo estaba logrando, me sentía tan orgulloso por ello.
— ¿Se siente bien, eh?
— C-Carajo Ty, amo tu mano — susurró suavemente, yo no aguanté la tentación, así que me lo metí a la boca y empecé a hacer lo propio con él, haciendo que Robert temblara considerablemente — ¡Oh Ty, c-carajo, s-sigue!
— Esto es mío — susurré lamiendo la virilidad de mi pareja de arriba a abajo — De nadie más.
— Todo tuyo — asintió echando la cabeza hacía atrás — Quítame esto, quiero verte chupármela.
— Me niego — dije frotando mi cara contra el miembro ajeno, si mi versión de veinte años hubiera visto todo lo que el Taylor de casi veintidós años hacía, se habría infartado, estoy muy seguro de ello — Eres mío, haré contigo lo que quiera.
— Mierda — gruñó sacudiéndose un poco — Suéltame o te obligaré a hacerlo.
— Qué miedo — dije burlonamente mientras me levantaba y me apegaba a su cuerpo, para sentarme sobre su regazo e ir frotando su miembro contra mi cuerpo— Ah, ya quiero hacer esto.
— Te va a doler — me advirtió.
— Eso quiero — dije juguetonamente, y al hacerlo, empecé a sentarme en el miembro de mi novio, sacándonos a ambos roncos gemidos de placer — ¡Ah, ay mi vida!
— ¡Ah, oh Ty! — gruñó sacando la lengua — ¿Quién eres y qué hiciste con mi gatito mojigato?
— ¡C-Cállate! — clamé entre roncos gemidos — ¡Ah, me-me duele!
— Quita la corbata, Ty — dijo con voz más profunda y sensual, no pude evitar obedecer, y apenas la quité, miré fijamente los ojos de mi prometido, sacando la lengua y haciendo gestos muy lascivos para provocarlo más — ¿Esto te gusta?
— Ajá — asentí con la cabeza mientras acelebraba mi vaivén — Mi amor, ¿Lo hago bien?
— Lo haces increíble — gruñó moviendo sutilmente la cadera , sacándome suaves gemidos de placer.
— ¡Ah, Robert mi amor! — jadee suavemente, él se me acercó para morderme el hombro con algo de fuerza — ¡Ah, sigue! ¡ha-hazme tuyo!
— Suelta las esposas, Taylor, ya tuviste suficiente diversión — murmuró con voz ronca en mi oído, me fue imposible no obedecer al oírle de tal forma.
Apenas lo solté (sin si quiera moverme de donde estaba) Robert tomó con firmeza mis cadera y me hizo seguir moviéndome con fuerza sobre su cuerpo, sacándonos a ambos intentos gemidos de placer.
— ¡Ah, mi amor!
— Buen chico — dijo mientras me veía fijamente a los ojos — Te amo.
— Y-Yo también te amo — admití mientras me acercaba para besarlo con deseo, besos a los que él me correspondió sin dudarlo dos veces — E-Empieza a dolerme.
— ¿Vamos al sofá?
— No, quiero venirme así — dije mientras rodeaba su cuello con mis brazos — E-Estar tan apegados me encanta.
— A mí también — susurró pasando sus manos por mi espalda — Te haré venirte rápido entonces.
— No, u-un poco más, s-solo un poquito más — susurré mordiéndole la mejilla, él gruñó por debajo para volver a besarme con deseo y proseguir con aquel intenso vaivén, no tengo idea de qué hora era exactamente, solo sé que ahí en esa silla pasamos una buena cantidad de tiempo, de hecho, lo hicimos dos o tres veces más ahí mismo, sin necesidad de cambiar de posición, solo necesitábamos besarnos y que nuestros cuerpos hicieran el resto.
-
— Ah, madre santa — susurró Robert mientras me llevaba cargado a nuestra habitación, eran las 04:27 de la noche, acabábamos de hacerlo por última vez, yo incluso seguía atontado por el increíble efecto de ese último orgasmo que tuve, no miento cuando digo que Robert es realmente bueno en el sexo — Mañana no podré levantarme de la cama.
— Tengo hambre — murmuré suavemente, él rió para recostarme en la cama y acostarse a mi lado, acurrucándome en su pecho mientras veíamos fijamente el techo de la cama.— Teresa nos va a matar.
— Limpiaré antes de que lo noté — dije suavemente, Robert rió incrédulamente al oírme — Bueno, limpia tú entonces.
— Lo haré — susurró besando suavemente mi frente — ¿Sabes? ya falta poco para nuestro aniversario.
— ¿Enserio? — pregunté alzando sutilmente la mirada, él asintió para apretarme sutilmente las mejillas.
— Sí, ya hace un año que te conozco, hermoso gatito de ojos cafés — susurró mordiendo suavemente mi labio inferior — Hace un año que mi vida se volvió perfecta.
— La mía también — murmuré pasando mi mano por el rostro ajeno — Gracias.
— ¿Porqué?
— Por llegar a mi vida — ambos sonreímos ampliamente luego de aquello que dije, y sin dudarlo dos veces, Robert me besó hambrientamente mientras me abrazaba con fuerza, besos a los que correspondí acariciando de arriba a abajo su cuerpo, disfrutando del aura sexy y romántica que aún no se alejaba de nosotros.
Continuará
Voten y comenten si les ha gustado el capítulo, también recuerden apoyar el libro en las plataformas Alphanovel y Manobook para poder seguir publicando capítulos gratuitos con más frecuencia <3
Y no te olvides de dejar un comentario de apoyo, enserio te lo agradezco <3
- Gema
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro