87 - 'Linda Vida'
Al llegar al aeropuerto, Robert se dispuso a comprar los boletos de avión, mientras yo hablaba por teléfono con mamá para avisarme que finalmente me iba, menos mal que decidí no ir, ella sonaba algo confundida, imaginé que estuvo bebiendo hasta tarde con Peter y que seguía algo ebria.
Al cortar la llamada, caminé hacía la fila donde estaba Robert comprando los boletos, había bastante gente yendo de acá para allá, cosa que me sorprendía bastante, sobre todo considerando las fechas en las que estábamos.
— Auch — jadee al sentir cómo sin querer chocaba con alguien, e hice que sus boletos cayeran al suelo sin más — Discúlpeme.
Me agaché para ayudarle a recogerlos (aprovechando que tenía las manos libres, ya que los del aeropuerto cedaron y se llevaron a Algodón a un área del avión donde solo iban mascotas, algo que me frustró, pero no pude objetar mucho) y apenas alcé la mirada para ver a aquella persona, me quedé helado de golpe, no supe qué sentir en ese instante, una combinación inexplicable de nervios y alegría brotaron de golpe en mi pecho.
— ¿Ty? — murmuró ella con asombro, dedicándome una larga sonrisa para ir hacía mí y abrazarme con fuerza mientras nos colocábamos de pié — ¡Oh Ty! ¡cuánto tiempo sin verte! ¡¿cómo has estado?! oh por Dios, ¡estás hermoso!
— Ra-R-Raquel — tartamudee varias veces, mientras la miraba sin poder creer que era a mi hermana a quien tenía frente a mí, estaba tan cambiada, su cabello estaba corto y ahora era más claro, sus ojos brillaban considerablemente, se notaba que le estaba yendo bien en la vida, algo que no me desagradó en absoluto, yo siempre fuí consciente de que ella no la pasaba bien, a mí el viejo me marginaba por ser un hijo no deseado, a ella la marginaba por eso y por el simple hecho de ser mujer, su suerte era igual de pésima que la mía, por no decir que peor.
— ¿Cómo estás? hace mucho que no te veo, ¡creí que estabas en Londres!
— S-Sí, p-para allá voy, ¿y-y tú?
— No, yo vengo llegando, estuve una temporada en Suiza, quería ir a verte en Londres, pero por el mal clima no pudimos ir.
— ¿P-Pudimos? — murmuré bastante dudoso.
— ¡Ah sí! ¡déjame presentarte al hombre de mi vida! — clamó mientras me tomaba de la muñeca y me jalaba hacía la fila donde estaba Robert, quien curiosamente hablaba animadamente con otro hombre, y para mi absoluta sorpresa, era a él a quien mi hermana quería ver.
— Sí, y es así como, ¡ah! ¡cariño! — clamó el sujeto que hablaba con mi pareja, quien era nada más y nada menos que el señor Terrence Dustin, el asociado más reciente de mi prometido.
— ¡Mi amor! — clamó mi hermana mientras se colgaba del cuello del tipo y le daba un voraz beso de lengua que me dejó perplejo, entiendan que para mí, esa fue toda una situación bizarra y disparatada, mi hermana saliendo con un empresario de renombre, por un momento llegué a creer que estaba soñando — Cariño, quiero presentarte a mi hermanito Taylor, es él de quien te hablé ¿recuerdas?
— Bueno, tampoco soy tan "hermanito" — murmuré a regañadientes, mientras Raquel reía e iba hacía mí para apretarme sutilmente las mejillas.
— Ah sí, ya te conocía, el prometido de Robert Dawson; qué pequeño es el mundo ¿no? — dijo Terrence mientras estrechaba mi mano — Parece que ahora seremos familia.
— Y-Ya lo creo — dije riendo por debajo mientras estrechaba la mano ajena — ¿Y-Y hace cuánto que se conocen?
— Cinco meses — dijo ella — Lo conocí en una de las "famosas reuniones de trabajo" de papá, él quería que yo sedujera a alguno de esos hombres para que se volvieran sus socios.
— Y lo conseguiste — murmuró Terrence mientras deslizaba su mano por la cadera de mi hermana, algo que me hizo alzar las cejas con asombro y algo de duda, siempre odié cuando Raquel me contaba explícitamente de sus aventuras sexuales, pero más incómodo era verlo con mis propios ojos.
— Ten cuidado, Dustin, los Atwood tienen cierto encanto que te embruja, y te hace adictos a ellos — dijo mi prometido mientras rodeaba mi cuello con su brazo, yo le miré de reojo con incredulidad mientras arqueaba una ceja.
— ¿Hablas de mí o de Roger? — dije de mala gana, haciendo a Robert reír maliciosamente.
— Ow Ty, ¡mírate! Aún no puedo creer que te vayas a casar, aún te recuerdo como mi pequeño hermanito menor.
— Ya no soy tan "pequeño", Raquel — dije con algo de molestia, odiaba bastante que insinuaran que yo era un niño, no fue así toda la vida, empecé a sentirlo cuando comencé una vida con un hombre mayor, y por ende, todo mundo empezó a compararme con él, algo que me sacaba de quicio.
— Ow, recuerdo como si fuera ayer los días en los que suspirabas al aire por Luis Miguel — dijo ella mientras apretaba una de mis mejillas, yo traté de zafarme, pero Raquel era más escurridiza que un pulpo.
— ¡Basta ya!
— ¿Adónde se dirigen ahora? — dijo Robert mientras veía atentamente a Dustin.
— Planeamos quedarnos aquí una temporada, ya después regresaremos a Londres, tal vez podamos visitarlos.
— Sí, y no olviden asistir a nuestra boda, será en abril, no les aconsejo perdérsela — dijo mi prometido, mientras yo aún luchaba por zafarme del agarre de mi hermana.
— ¡Ni loca me la pierdo! Es más, anota mi nuevo número, quiero estar al tanto de todo.
— ¡Bien, cálmate! — dije con algo de molestia mientras sacaba mi teléfono y anotaba el número de mi hermana, ella se veía tan entusiasmada por verme, y me hizo sentir mal que yo solo podía sentir confusión y mucha curiosidad, sobre todo al oír que ambos se conocieron por uno de los "planes casamenteros de negocios" que siempre armaba el viejo, y la manera en la que ese Terrence se atrevía a tocar a Raquel, me hicieron dudar sobre si realmente su relación era seria, o si él solo estaba jugando con ella, esta vez no sentí tanta ironía, sino un amargo sentimiento de "deja vu", que me hizo sentir que ya había estado en una situación similar hace algo de tiempo.
Luego de anotar el número de Raquel, ella me apretó de nuevo la mejilla, me sonreía con ternura y algo de orgullo, mirada que me hizo ruborizarme con vergüenza.
— Luces espectacular, Ty — admitió mientras llevaba uno de mis mechones rizados tras mi oreja — Totalmente diferente al Taylor que vivía aquí hace meses, se nota que el cambio te sentó bien.
— Gracias... a ti igual — murmuré sonriendo cálidamente, ambos siempre tuvimos nuestras diferencias, pero el afecto que yo le tenía a mi hermana, siempre fue genuino, y al irme a Londres me quedó claro lo mucho que ella me quería también.
Aprovechando que Robert entretuvo a Dustin platicando de negocios, tomé la mejilla de Raquel para hablar de manera más abierta con ella.
— ¿Qué tal te va con él?
— ¿Qué tal me va? jaj, por Dios, Ty ¡jamás me sentí con tanta vida!
— Hablo de cómo te trata, Raquel; ¿él va en serio contigo, verdad? — ella me miró algo divertida para besarme sutilmente la mejilla.
— Él es un hombre increíble, Ty; jamás ha sido grosero, jamás se ha propasado conmigo, y no creas que solo me vé como un objeto sexual por lo que dije de la reunión que arregló papá, hace poco fue que finalmente dimos el siguiente paso.
— ¿Enserio? — dije con total asombro, ella rió cínicamente mientras me guiñaba el ojo.
— ¿Te sorprende que me haya amarrado el útero tanto tiempo, verdad?
— Viniendo de ti, bastante — admití incrédulamente, logrando que ella riera de forma algo brusca.
— ¡¿Quieres hablar de "amarrarse" señor Londinense?!
— ¡Bien, ya entendí! — dije riendo por debajo, mientras ella rodeaba mi cuello con su brazo y veíamos atentamente a nuestras parejas.
— ¿Alguna vez llegaste a imaginar esto? ¿que vivirías una dichosa vida junto a un hombre encantador que te da lujos y te da también todo el amor que nunca recibiste?
Escuchar eso me hizo sonreír con algo de pena, siempre juzgué mal a mi hermana, aún cuando ella vivía las mismas penurias que yo, fue por eso que mi corazón se llenó de alegría al notar que ambos finalmente habíamos obtenido una dichosa vida, alejada de aquel tormentoso pasado que nos dejó tan marcados, al fin teníamos amor, al fin teníamos una linda vida.
— Estoy tan feliz por ti, Raquel — admití volteando a verla, ella me sonrió de igual forma para besar sutilmente mi mejilla.
— Y yo por ti, Taylor. Aunque el mío está más guapo, definitivamente — reí cínicamente al oírle decir eso.
— No está mal, pero nadie le gana a mi Robert — murmuré de forma soberbia y cínica, sacándole una sutil carcajada de vuelta a mi hermana.
— El vuelo número 14-17 con destino a Londres está a punto de despegar — habló una voz a través de los parlantes de aquel espacioso salón, por lo que Robert volteó a verme y me extendió la mano para que fuera hacía él.
— Hora de irnos, amor.
— Claro — estuve a punto de ir con él, pero me detuve en seco para voltear hacía mi hermana y abrazarla con fuerza, no me había dado cuenta de lo mucho que la extrañaba, hasta que escuché de nuevo esa irritante y petulante voz que tanto me sacaba de quicio en mis días de universidad en Detroit.
— Buen viaje, Ty — murmuró acariciando suavemente mi cabello.
— Te llamaré en cuanto llegue, hay tanto que quiero preguntarte.
— Ya tendremos tiempo para hablar ¿sí? pero no hagas esperar a tu esposo — dijo mientras se apartaba un poco de mí y me guiñaba el ojo — ¿Aún no te embaraza, verdad?
— ¡¿Q-Qué cosas dices?! — reclamé frunciendo el ceño con vergüenza, alertándome al sentir un brazo rodear repentinamente mi cuello.
— Aún no, pero pronto verás a tu hermanito con un bebé mío en sus brazos — dijo Robert con esos aires cínicos que tanto le caracterizaban, sus palabras me hicieron sonrojar y verle con odio absoluto, mientras Raquel y Terrence Dustin solo se limitaban a reír.
Empezamos a alejarnos poco a poco de ellos, yo voltee a ver una última vez a mi hermana, seguía sin poder reconocerla, ella siempre tenía mala cara y expresión de cansancio, pero ahora emanaba un aire de tranquilidad y alegría que me hacía sentir muy pleno, adoraba que Raquel consiguiera la felicidad, así como hizo Tyson, y así como lo hice yo también.
-
— ¿Estás bien? — preguntó suavemente mientras acariciaba mi cabello, yo miraba la ventana del avión con semblante pensativo y curioso, pensaba en mis hermanos, en cómo sus vidas estaban mejorando considerablemente, en cómo la vida siempre terminaba sonriéndole a quienes más lo necesitaban, tal vez la vida no era solo cuesta abajo, tenía sus bajas, sí, pero indudablemente tenía sus altas, y eran las personas que más lo necesitaban, quienes gozaban de las mieles del mejor porvenir, o al menos eso pensé yo en esos instantes.
— Sí — murmuré volteando a verle con una cálida sonrisa — Gracias por traerme, fue lindo ver que todo marchaba bien, no solo para Sony.
— Fue un placer — susurró besando suavemente mis labios — Siempre que quieras venir, solo dímelo, y me esforzaré por traerte, así sea solamente por un día.
— Me cansa demasiado viajar, pero lo voy a pensar — admití riendo por debajo, mientras tomaba las mejillas ajenas y las apretaba un poco — ¿Qué sigue ahora?
— Casarnos — sonreí embobado cuando dijo eso, pensar que faltaba tan poco para nuestra boda era excitante, casi tanto como asistir tu primera operación a corazón abierto, o recibir a tu primer recién nacido, momentos en los que te falta el aire y sientes que tu corazón saldrá de tu pecho, son tan magníficos.
-
Al volver a Londres, Robert y yo tomamos una larga siesta de día y medio, tanto tiempo encerrados en aviones nos tenía ridículamente exhaustos, me alegraba mucho pensar que no viajaríamos en un largo tiempo, debido a que, apenas volvimos a Londres, regresamos a nuestra rutina habitual.
Algunas semanas después, me reintegré a clases, más eufórico que nunca, me sentía renovado, ridículamente motivado y extasiado, no quiero echarle la culpa a mi futura boda, pero solo de pensar que faltaban algunas semanas para casarme con mi pareja, mi pecho saltaba como loco.
Febrero llegó junto con una lluvia terrible, días nublados donde no hizo ni un poco de sol, me recordaban demasiado a esos terribles días donde Robert y yo nos separamos, pero afortunadamente, no dejé que dichos recuerdos tan amargos me agobiaran, solo me aferré a mi presente, besando a mi pareja acurrucandome en sus brazos, los cuales eran mi lugar seguro.
— ¿Y qué tienes planeado para hoy, querido Ty? — me preguntó Shawn mientras salíamos de clases, ese día era el tan famoso "día de san valentín" día que yo nunca celebré (por obvias razones) pero ahora sí tenía oportunidad de celebrar con mi pareja, solo que, no tenía idea de qué debería hacer, así que estaba emocionado, y al mismo tiempo, aterrado.
— No tengo idea — admití — Ser romántico no es lo mío, y planear sorpresas tampoco lo es.
— ¿Qué crees que tenga planeado Robert?
— Probablemente salgamos a comer, o al hotel al que fuimos en su cumpleaños.
— Ustedes siempre tienen sexo, ¿no se aburren de hacerlo siempre? — reí de manera incrédula y algo brusca al oír las palabras de Shawn, mientras él me miraba con absoluta seriedad.
— ¿Hoy estás más cómico de lo habitual, eh?
— Hablo enserio, Taylor; ¿cómo no se aburren? digo, Benny y yo siempre inventamos cosas nuevas para no aburrirnos, la monotonía hace que hasta el sexo se vuelva tedioso.
— No para mí — dije con algo de cinismo, no me gustaba ser presumido, pero no podía evitarlo, ese era el único tema en mi vida que no sentía que requería preocupación de mi parte, Robert y yo éramos muy compatibles en la cama, el único problema que teníamos en dicho ámbito, era cuando nuestras ocupaciones diarias no nos permitían hacerlo.
— Mgh, si tú lo dices; igual creo que deberías intentar algo nuevo, así Robert no se siente aburrido o algo así.
— Robert adora hacerlo conmigo, Shawn; ¡lo digo en serio! usando traje, usando pijama, usando su ropa, usando mi ropa ¡le gusto de cualquier forma! a veces hasta llega a asustarme eso.
— Sí pero, tratar cosas nuevas nunca está de más — insistió tomándome de los hombros sutilmente — Puedo acompañarte a una sex shop muy buena que conozco cerca de aquí, venden unas cositas que te van a fascinar.
— ¡¿S-Shawn cómo me propones algo así?! — dije de mala gana, él rió con cinismo para tomarme de la muñeca y guiarme a la salida de la universidad.
— Vamos Ty, no seas anticuado, ¡te vas a divertir!
— Pero, ¡Shawn! — me quejé mientras él me jalaba hacía la parada de taxis, estaba empezando a llover un poco, afortunadamente ya estaba acostumbrado, así que llevaba una ropa gruesa que me protegiera del mal clima.
-
Al llegar al local en cuestión (que afortunadamente quedaba en todo el centro de Covent Garden) me quedé abrumado por la cantidad de artilugios y ropa con poca tela que había en los aparadores y las vitrinas, tanto hombres como mujeres ojeaban los estantes de dicha tienda, yo no quería que me relacionaran con esas cosas, así que cubrí mi cabeza con la capucha de mi suéter; no es por creerme puritano o algo así, pero era una situación demasiado vergonzosa para mí, sin mencionar que, ya yo era una "figura reconocida" y si alguien de la prensa me veía en una tienda de cosas sucias, el que saldría manchado sería el apellido de mi prometido.
— ¿Qué le gusta a Robert? — preguntó Shawn mientras ojeaba los aparadores y me tomaba de la mano, y apenas y alzaba la mirada, me horrorizaba cada que fijaba la mirada en algo por más de dos segundos, la cantidad de baratijas morbosas que había en esa tienda eran increíbles, si el ser humano utilizara un poco del ingenio que usa para crear armas de destrucción y aparatos sexuales, hoy en día tendríamos una calidad de vida muy diferente.
— N-No voy a entrar en detalles contigo sobre eso — dije de mala gana, logrando que Shawn riera y me pellizcara la mejilla.
— No seas tan estirado, Taylor, ¡nadie aquí te juzgará! Ahora dime, ¿qué cosas le gustan a tu noviecito?
— Él... — susurré mientras pensaba qué decir, mis mejillas ardían cada que pensaba en lo que Robert amaba hacerme en la intimidad — Es muy brusco, mucho.
— ¿Le gusta el sado, eh? no sabía que le ibas a esas cosas, Taylor — canturreó mirándome con picardía, yo le miré de mala gana para voltear hacía otro lado y cruzarme de brazos — ¡Jaja, deja ya de quejarte, solo fue un chiste!
— Detesto tus chistes de mal gusto — gruñí de mala gana, fijando mi mirada en unas cremas y lociones que llamaron mi atención de golpe — ¿Esto qué es?
— ¿Mh? — Shawn se acercó para ojear dichas cremas — Lubricante, también son aceites para masajes estimulantes.
— ¿Masajes? — dije algo dudoso, parecía un mono cuando le explicas de matemáticas, para mí el sexo era simple, dos personas, un miembro, un sitio donde ponerlo ¡y ya! ¿porqué hacía falta complicarlo tanto?
— Ahh, cómo se nota que eres anticuado, seguro te masturbabas con revistas de moda — dijo Shawn mientras me pellizcaba la mejilla, le miré con enojo en cuanto dijo eso — Déjame explicarte con manzanas, Ty; te pones un poquito de esto en la zona de tu cuerpo que quieras, y eso hará que tu piel se vuelva muy ¡muy pero muy sensible al tacto! tanto que podrías incluso venirte con que apenas y te toquen los pechos.
— ¡¿Enserio?! — clamé totalmente asombrado, mirando con fastidio la mirada coqueta y segura que me dedicó Shawn.
— Te hablo con experiencia, cariño — murmuró guiñándome sutilmente el ojo — Ven, vamos a la sección de disfraces, quiero usar uno de conejita sexy para hoy, a Benny le encanta que me vista como una playboy.
— ¿Enserio? — dije algo dudoso, tomando una de las botellas de lubricante, no quería recurrir a esos trucos baratos, pero, mentiría si digo que no me intrigó bastante la explicación que Shawn me dió sobre su uso.
— Claro Ty, es un hombre de la vieja escuela, adora esas cosas que eran eróticas en los cincuenta — dijo Shawn de forma risueña, logrando que yo me quedara un rato pensativo, recordando juguetonamente la noche de halloween, en la que mi prometido me hizo usar unas medias de red que lo dejaron fascinado, y así, poco a poco empecé a imaginar un escenario muy sexy, y cada uno de los objetos en dicha tienda solo me hizo sentir más creativo y entusiasmado.
Continuará
Voten y comenten si les ha gustado el capítulo, también recuerden apoyar el libro en las plataformas Alphanovel y Manobook para poder seguir publicando capítulos gratuitos con más frecuencia <3
Y no te olvides de dejar un comentario de apoyo, enserio te lo agradezco <3
- Gema
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro