76 - 'Silencio'
— ¡Cabalgando sobre un poni con mi tío! ¡en navidaaad! — canturreaba Lorenzo mientras movía sutilmente las riendas de aquel caballo sobre el que estaba, acompañado por Robert y por Charlie, mientras yo estaba en otro junto a Will, imagino que aún cuando yo ya me sentía más confiado, Robert no quería dejarme solo con los niños.
— ¡Estos no son ponis, Lore! — le corrigió Will — Son muy grandes para ser ponis.
— ¡Claro que es un poni, mira su cabello!
— Niños niños, ya no discutan por eso — dijo mi prometido mientras palmeaba la cabeza de Lorenzo. No pude evitar sonreír al verle actuar así, por alguna razón, mi pecho latía de manera extraña al ver a mi prometido en su rol de tío responsable, "ojalá pudiéramos hacer esto con un pequeño nuestro" pensé de repente, y pensarlo me hizo sonrojarme de golpe, mientras un océano de vergüenza inundaba de golpe mi ser.
¿En qué estaba pensando? ambos éramos hombres, no podíamos tener familia juntos, solo teníamos la opción de adoptar, y ni siquiera estaba seguro de si estaba listo para ser padre, o solo era mi necesidad de complacer a Robert floreciendo sin recato alguno por mi subconsciente; de cualquier forma, sacudí mi cabeza y traté de pensar en otra cosa, aunque me costaba mucho pensar en algo que no fuera familia, sobre todo al ver lo feliz y entusiasmado que estaba mi prometido al convivir con sus sobrinos.
Jadee al ver cómo Robert hacía que el caballo avanzara más rápido, aún me daba pánico hacer eso, pero antes de decidir si hacerlo o no, el adolescente que me acompañaba tomó una decisión por los dos.
— ¡Vamos Madonna, que nos ganan! — gritó mientras azotaba con algo de fuerza las riendas del animal, haciéndole correr de forma brusca.
— ¡Vamos muy rápido, detenlo! — dije mientras trataba de tomar las riendas, preocupándome al ver cómo el animal avanzaba hacía una enorme cerca que dividía un amplio bosque del corral donde daban los paseos — ¡Will!
— ¡Eso intento! — clamó jalando con fuerza las riendas, logrando que el caballo se frenara en seco frente a la cerca, pero al hacerlo, se alzó sobre sus patas traseras, y adivinen quién cayó como un saco de papas sobre la nieve a causa de esto.
— ¡Taylor! — escuché la voz de Robert de repente, pero no me esforcé por levantarme, la espalda baja me dolía como nunca.
Ví de reojo cómo Robert llegaba junto a los niños, para bajarse del caballo e ir a ayudarme, mientras yo miraba fijamente el cielo semi-nocturno.
— ¿Ty, estás bien? dime algo, amor.
— Tengo frío — murmuré débilmente.
— Perdóname, Taylor — dijo Will con algo de vergüenza.
— No te preocupes, esas cosas pasan — dije mientras me levantaba del suelo con dificultad, aunque apenas logré ponerme de pie, Robert me sujetó con firmeza para ayudarme a mantenerme erguido.
— ¿Puedes caminar?
— Sí, solo me duele un poco la espalda, fue bueno seguir el consejo de Charlie — dije mientras miraba a los niños y les sonreía sutilmente, se veían asustados, así que quería aligerar la situación para que no se traumaran o algo así — Quiten esas caras, niños, ¡estoy bien!
— Se hace tarde, es mejor irnos — dijo Robert con algo de seriedad, para ver a los lados en busca de Catherine, yo aproveché para ver a los niños, quienes lucían algo apenados, sobre todo William.
— Vé por tu madre, te alcanzo en un minuto.
— ¿Seguro que puedes caminar?
— Sí amor, estoy bien — recalqué con algo de fastidio, pero ni eso evitó que Robert quitara su semblante serio.
— Vamos niños, hay que irnos — dijo mi prometido mientras empezaba a caminar.
Charlie y Lorenzo fueron hacía mí para abrazarme con fuerza, abrazos a los que correspondí sonriéndoles con ternura, y tomando la mano de cada uno para empezar a caminar junto a Will, mientras Robert apuraba un poco el paso.
— ¿Tío Robert se enojó? — preguntó Lorenzo en voz algo baja.
— No amiguito, él solo... está algo preocupado — dije tratando de aligerar el momento, no tenía idea de qué hacer, me agobiaba ser tan inexperto en estas cosas — Solo le preocupa que algo malo pudo habernos pasado a ustedes y a mí.
— Una vez se enojó porque nos caímos de las escaleras y se me cayó un diente — dijo Charlie mientras señalaba su propia boca.
— Su tío Robert es bastante sobreprotector, se preocupa mucho por ustedes, no crean que está enojado, solo... le da miedo que les pase algo, él los quiere mucho, a los tres — dije mirando a Will con atención, ya que este era el que estaba más apenado y nervioso — Empieza a asustarme salir con ustedes, siempre que estamos juntos yo soy el que debe huir o caerse de un caballo, o bueno... un poni.
Los tres me sonrieron con un poco más de confianza cuando dije eso, cosa que me alegraba mucho, y me hizo notar que estaba adquiriendo cierta habilidad con los más pequeños, no sé ni siquiera de dónde la obtuve, supongo que es un "don innato" que recibimos a cierta edad, algunos de manera más desarrollada que otros.
-
En cuanto Catherine y John llegaron, nos fuimos a un restaurante que no quedaba muy lejos de ahí, era un lugar familiar, había muchos niños con sus padres, también había mesas con dibujos y creyones (algo que me sorprendió bastante) y los empleados vestían como personajes navideños, imagino que por las fiestas en las que estábamos.
— ¿Qué tal se ve? — me preguntó Lorenzo mientras me enseñaba un dibujo de un reno, solo que era de color azul, y su nariz era amarilla, cosa que me hizo reír sutilmente.
— Es muy lindo, Lore — dije acariciando el cabello ajeno, viendo de reojo a mi prometido, quien seguía ensimismado en su celular, estuvo así desde que llegamos al restaurante, aún cuando su madre no dejaba de hacerle preguntas sobre nuestra boda.
— Abuelita, quiero ir al baño — dijo Charlie mientras palmeaba la mano de mi suegra, haciendo que esta le sonriera cálidamente.
— ¡Yo también! — clamó Lorenzo de golpe.
— Yo los llevo — dijo John mientras se levantaba de la mesa y les hacía una seña para que fueran con él.
Cuando su esposo se fue, Catherine me miró curiosa mientras hacía una seña hacía Robert, yo alcé los hombros con semblante dudoso, realmente no entendía porqué se enojó tanto de repente.
— William, tesoro — dijo ella mientras palmeaba el hombro de su nieto pelinegro — ¿Porqué no me acompañas a buscar los helados?
— Claro, abue.
En cuanto ambos se levantaron, y yo me quedé solo con Robert, aproveché que los asientos constaban de una sola silla bastante larga, y me acerqué al cuerpo de mi pareja, pegando mi cabeza en su hombro.
— Hola — dije con voz algo sumisa.
— Hola — dijo mirándome de reojo — ¿Estás bien?
— Sí, ¿y tú? — dije haciendo un leve puchero, él suspiró pesadamente para mirar hacía otro lado — Amor, no fue gran cosa, fue una caída leve.
— Pudiste hacerte daño, todo por culpa de mi terquedad.
— ¿Por tu culpa? ¿estás loco? amor, fue bastante divertido, claro, hasta que el caballo se volvió loco pero ¡de resto fue muy disfrutable! — dije tomándole de la barbilla para que me viera a los ojos — Es injusto que te enojes así, ¡si quieres enojate conmigo todo lo que quieras! pero con los niños no, Robert, enserio se pusieron tristes cuando te vieron enojado.
— No estoy enojado con ellos.
— Tu cara dice lo contrario — dije mientras arqueaba una ceja, él me miró algo curioso para después agachar la mirada y suspirar pesadamente — Relájate ¿sí? te noto tenso.
— Lo estoy — admitió suspirando de nuevo — No me gusta sentir que te he hecho pasar solamente incomodidades esta navidad.
— Aún no es navidad — murmuré sonriéndole cariñosamente — Además, cualquier incomodidad a tu lado es muy disfrutable para mí, hasta haber caído de ese caballo fue en cierto modo divertido — él me observó con incredulidad en cuanto dije eso — Bueno, no tanto, pero fue tierno que los niños me quisieran ayudar.
— Qué fila tan larga y horrible — decía mi suegra mientras llegaba junto a su nieto mayor y colocaban el helado en la mesa.
Will se sentó frente a nosotros para enganchar su mirada en su celular, yo le hice una seña a Robert para que hablara con él, ya que sentía que era el más abrumado por la actitud de mi prometido.
— Oye William — dijo él mientras carraspeaba sutilmente — He notado que Victoria te estuvo haciendo ojitos temprano.
— ¡¿Qué?! — clamó el chico mientras nos miraba con asombro, cosa que nos hizo reír a Robert y a mí.
— Uy sí — dije siguiéndole el juego a mi prometido — ¡Se nota que está lokita por ti!
— ¡No inventen! — exclamó mientras un gran rubor inundaba sus mejillas, asombrando totalmente a mi suegra.
— ¡¿Te gusta una chica tan mayor, jovencito?!
— No lo juzgues, madre; parece ser de familia el enamorarse sin fijarse en la edad — dijo Robert mientras pasaba su mano por mi rodilla, cosa que me hizo sonrojarme y sonreír algo embobado.
— ¡Helado! — dijeron Charlie y Lorenzo al unísono en cuanto regresaron del baño junto a John, quien de manera totalmente sorprendente para mí, estaba sonriendo sutilmente, bien dicen que la inocencia y ternura de un alma jóven logra endulzar hasta el corazón más amargo.
— Niños — dijo mi prometido mientras observaba atentamente a los pequeños — ¿Qué le pidieron al padre navidad?
— Patines — dijo Charlie.
— ¡Un osito de peluche! — dijo Lorenzo.
— Un autógrafo de Lalita Labonita — dijo Will, haciendo a Robert reír cínicamente.
— Creo que puedo llamarlo y decirle que les adelante sus regalos, ¿qué opinan?
— ¡¿Enserio?! — clamaron Charlie y Lorenzo de golpe, haciéndonos a mí y a mi suegra sonreír con ternura, lo admito, empezaba a maravillarme cada gesto inocente de esos diablillos, como si mi "instinto paternal" oculto comenzara a florecer, aunque agradezco bastante que lo hiciera, así no se me iba a hacer tan difícil lo que estaba por venir después, pero ya les diré luego de qué se trata.
Robert estuvo contándole a los niños una historia bastante fantaseosa (a ojos de un adulto) donde él hablaba con el padre navidad, cosa que logró que los niños olvidaran totalmente lo que había pasado temprano, a excepción claro, de las bromas que estuvimos haciendo mientras salíamos de aquel restaurante.
— No sé quién estaba más asustado, si Taylor, William, el caballo, o yo — dijo mi prometido mientras cargaba a Charlie entre sus brazos, yo cargaba a Lorenzo, el pequeño parecía apegado a mí por alguna razón.
— ¡Sí, el poni salió corriendo! — dijo el pequeño mientras empezaban a reír, yo reí de igual forma, me alegraba mucho que el ambiente estuviera menos denso.
— Qué tarde se ha hecho — dijo mi suegra revisando su reloj de muñeca — Hay que volver pronto a casa.
— Creo que ya le dimos tiempo suficiente a sus padres para que se diviertan — dijo Robert, logrando que los niños lo vieran con curiosidad, y yo lo mirara con absoluta severidad.
— ¿Cómo así, tío Robert?
— Ignóralo, Charlie, tu tío no sabe lo que dice — dije tratando de desviar la atención ajena, mi prometido sonrió con cinismo mientras mi suegra y su esposo lo miraban con algo de fastidio.
Me alertó sentir que mi celular comenzaba a vibrar, cosa que me hizo detenerme en seco y meterme la mano en el bolsillo para ver quién me estaba llamando.
— ¿Qué ocurre? — preguntó Robert al verme detenerme.
Jadee al ver el identificador de llamada, se trataba de mi madre, ¿al fin se dignaba en llamar? no lo podía creer, tantas eran las cosas que quería decirle, que mi mente se quedó totalmente en blanco de golpe.
— Tío Madonna — dijo Lorenzo mientras me palmeaba la cabeza sutilmente, logrando que saliera de mi shock y lo viera algo nervioso.
— L-Lore vé con el tío Robert ¿de acuerdo? debo contestar el teléfono — dije mientras bajaba al pequeño, para luego ver a Robert con atención — Es Teddy.
— Vé y contesta, no pierdas tiempo — dijo mi pareja mientras me miraba algo asombrado, yo asentí con la cabeza y me alejé un poco para hablar con más libertad, no tenía idea del tipo de conversación que estaba por tener, y prefería irme lejos a asustar a mis sobrinos con los bruscos gritos que daría Taylor sociópata, vaya que hice lo correcto.
Antes de atender la llamada, tomé aire y traté de calmarme, necesitaba poner en orden mis ideas y mis emociones, o terminaría discutiendo fuertemente con Teddy, y no obtendría alguna respuesta razonable.
— ¿Hola? — hablé al contestar la llamada, esperaba oír la voz cínica y rasposa de mamá, pero en cambio, escuché una voz tímida y algo lenta que siempre logró conmover mi corazón.
— ¡Hola Taylor! — me saludó de repente, yo jadee en cuanto oí aquella voz al otro lado de la línea, mi corazón se estremeció y mis ojos se cristalizaron de golpe.
— ¿Sony? — dije sonriendo sutilmente — S-Sony, hermanito, ¿c-cómo estás?
— Taylor ¿ya comiste? — preguntó mi hermano, noté de fondo la voz de Teddy pidiéndole que preguntara eso, cosa que me hizo sonreír tímidamente.
— Sí, Sony, ya comí, ¿y tú? — dije mientras una lágrima rodaba por mi mejilla, había tanto que quería preguntar, pero a mi hermano no lo podía agobiar, así que preferí seguirle el juego suavemente, e ir preguntando poco a poco.
— Sí, comí pudín, y también comí una mora, también comimos pavo, era un pavo muy grande — explicaba con tranquilidad, Sony a veces era tan callado como una piedra, pero otras veces era bastante conversador, que hablara abiertamente significaba que se sentía bien, que mi hermano estaba bien — ¿Tú estás con Robert?
— ¿C-Cómo dices? — murmuré algo asombrado.
— Mamá dijo que Taylor se había ido con Robert, su amigo que vino a casa hace tiempo.
— Ah, ¿recuerdas a Robert? — pregunté sonriendo tímidamente entre lágrimas — S-Sí, e-estoy con él, Sony.
— Mamá siempre dice que Robert es buena persona, solo que se ve amargado — reí por debajo al oírle decir eso, por inercia rodé sutilmente los ojos, ni frente a mi hermano mi madre controlaba su lengua.
— No es así, Sony, creeme, Robert es muy bueno — me rasqué sutilmente la nuca — ¿Cómo te sientes, Sony? oí que estabas enfermo.
— Yo estaba— mi hermano trató de hablar, pero me impidió oírlo el brusco movimiento del teléfono, el cual provocó algo de interferencia.
— ¿Hola?
— Ah, disculpa, Ty; Sony dejó caer el teléfono — dijo mi madre, a quien finalmente pude escuchar, de inmediato mi semblante conmovido cambió a uno receloso, a pesar de saber que mi hermano estaba bien, el misticismo que rodeó su paradero esos últimos días, no dejaba de taladrar en mi mente.
— Entiendo — dije limpiando algunas lágrimas de mi rostro — ¿Cómo estás, Teddy? no he sabido de ti en días.
— Todo bien, terminando algunas decoraciones en casa, tú entiendes — dijo ella mientras reía sutilmente, yo por más que lo intentaba, no lograba relajarme, estaba tan tenso, que de haberla tenido en persona le habría dedicado una mirada de odio absoluto.
— Lo imagino — murmuré de mala gana — ¿Porqué no contestabas mis llamadas? llevo días tratando de hablar contigo.
— Tuve que pedirle a alguien que reparara mi teléfono, lo dejé caer al lavabo sin querer, apenas me lo devolvieron esta mañana.
— Mh, entiendo — dije sonriendo de forma incrédula — Creí que no querías hablar conmigo.
— Ay Taylor por favor, empiezo a creer que tanto tiempo viviendo en Inglaterra te ha vuelto muchísimo más paranoico y sociópata de lo que ya eres de por sí, deberías ocupar tu mente en otras cosas ¿sabes?
— Perdóname, pero no me negarás que tu actitud la última vez que hablamos era muy rara — dije mientras arqueaba una ceja.
— Jaj, sí como no, ¿estás tratando de insinuar algo, Taylor?
— No trato de insinuar nada, Tedd; solo quisiera que me expliques porqué estás actuando tan raro últimamente.
— Lógico, debí imaginarlo — dijo ella de mala gana — Ya Robert debió hablar contigo, seguramente es eso lo que te tiene tan receloso conmigo, veo que ese tipo no puede tener la boca cerrada dos segundos.
— Es mi prometido, se preocupa por mí, obviamente no me ocultaría nada.
— Jaj, sí como no — dijo ella cínicamente — ¿Sabes algo, Taylor? empieza a decepcionarme que quieras discutir con tu propia madre, solamente para defender el dinero de otro sujeto que ni siquiera es tu sangre.
— No protejo el dinero de Robert, mamá, ¡me preocupa Tyson, eso es todo lo que me interesa!
— ¡No mientas! ¡ya escuchaste a Tyson y aún sigues tratando de pelear conmigo! ¡tu problema es que Robert me ha estado enviando dinero, eso es todo lo que te sucede!
Mi sangre se heló totalmente al oír las palabras de Teddy, una nube de confusión y extrañez inundó de golpe mi ser, mientras un desagradable escalofrío recorría cada rincón de mi piel.
— ... ¿De qué dinero estás hablando, Teddy? — pregunté con voz algo ronca, a parte del dinero del pasaje de avión, no estaba al tanto de saber que mi pareja enviaba dinero a mi madre, ni que ella le estuviese pidiendo dinero a mis espaldas.
El silencio al otro lado de la línea me agobiaba, era como si Teddy se hubiera dado cuenta de que acababa de decir una indiscreción.
— ¡Teddy te estoy hablando, respóndeme! ¡¿le estuviste pidiendo dinero a Robert a mis espaldas?!
— N-No tengo porqué darte explicaciones.
— ¡¿Cómo que no, Teddy?! ¡¿no conforme con que le robaste el dinero del pasaje de avión, también le has estado pidiendo dinero?! ¡¿Teddy si querías dinero porqué no me lo pediste a mí?!
— ¡¿De qué iba a servir?! ¡¡solo iba a mortificarte, y no habrías hecho nada, porque tú solo eres un mantenido sin empleo!!
— Jaj, ¡wow! ¡¿osea que como tu hijo es solo un mantenido vas y le quitas el dinero a la gallina de los huevos de oro, no es así?!
— ¡¿Lo ves?! ¡estás gritándome por culpa del dinero de ese hombre!
— No es el dinero, Teddy; es el hecho de que traicionaras mi confianza lo que me duele, ¡de haber sido Robert otro tipo de persona, ambos estaríamos en problemas serios! ¡¿te das cuenta de eso?!
— Tú siempre dices que es un hombre "muy generoso", ¿y ahora te quejas porque le da algunos centavos a tu pobre y tonta madre?
— ¡Debiste hablar conmigo primero, hacer las cosas a mis espaldas me da mucho en qué pensar!— ¡¿De qué carajo estás hablando, Taylor?!
— ¡Hablo de que no me gusta en absoluto la forma en la que has actuado últimamente, Teddy! ¡¿ocultas a Tyson de mí, le quitas dinero a Robert?! ¡¿le prometes venir a Londres para cancelar a último minuto poniendo a Tyson de excusa para hacerlo?!
— Te desconozco totalmente, Taylor.
— Yo te desconozco a ti también, Teddy — dije con absoluta frialdad, me dolía mucho llegar a tal punto con ella, sobre todo después de que nuestra relación había mejorado tanto los últimos meses.
"Algo anda mal, ella no actuaría así jamás" pensé, mi madre podrá ser lo que sea, pero ella jamás fue interesada, de haberlo sido, habría demandado al viejo por violación y por manutención hace muchísimo tiempo, quitándole la mitad de su empresa (algo que nos habría hecho la vida mucho más simple a ambos en realidad) pero nunca lo hizo, porque ella nunca fue una cazafortunas, ¿porqué ahora parecía que buscaba dinero de forma tan desesperada? no dejaba de preguntarme eso, y la única respuesta válida que encontré, lamentablemente era la que más miedo me daba.
— ¿Es por Peter, no es así?
— ¡¿Disculpa?! — dijo ella de mala gana.
— ¿Peter es el que quiere el dinero de Robert, me equivoco?
Dicen que el silencio dice más que mil palabras, y en ese momento, el silencio de mi madre respondió en seco todas mis dudas, y oírlo solo me generó un duro dolor en mi pecho, acompañado de un pánico terrible, porque si Teddy se atrevía a pedirle dinero a mi prometido, era porque realmente estaba contra la espada y la pared.
Continuará
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- Gema
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