71 - 'Melancolía'
El tiempo siguió transcurriendo con lentitud, noviembre estuvo lleno de monotonía a causa de la escuela y del trabajo, pero a pesar de todo, Robert y yo luchábamos por dedicarnos algo de tiempo para nosotros, no igual que cuando nos conocimos, pero al menos nuestra relación seguía llena de romance y pasión.
Llegó finalmente la tan esperada época invernal, estábamos a solo unas semanas de navidad, y con ello, llegó la fiebre de mi pareja porque nuestras primeras fiestas juntos fueran increíblemente memorables y gratas, aún cuando yo me estaba ahogando en tarea y exámenes, y la melancolía por pasar navidad sin mi madre y mi hermano palpaban en mi pecho con una fuerza increíble.
— Recuerda, cuando llegue iremos al centro comercial a comprar algunas cosas que faltan, Ty — decía él mientras caminaba hacía la puerta principal, yo avanzaba detrás suyo con ambas manos en mis bolsillos, usaba un grueso suéter rojo y unos jeans nuevos, el clima era terriblemente frío, aún cuando yo me había adaptado al frío tosco de inglaterra, navidad me tomó totalmente desprevenido con su terrible clima gélido.
— De acuerdo — murmuré con algo de desgane mientras avanzaba detrás de Robert, cosa que le hizo voltear a verme con curiosidad y algo de recelo.
— ¿Todo bien? — me preguntó.
— Sí, solo tengo algo de sueño — mentí, creanme que no quería hacerlo, pero tampoco quería admitir que me dolía pasar navidad tan lejos de Tyson y de Teddy, sobre todo con lo entusiasmado que estaba Robert porque pasaramos nuestras primeras fiestas juntos, en el fondo yo también lo estaba, por primera vez tendría una navidad que no terminara conmigo en el hospital con la cara llena de golpes, pero la ausencia de mi progenitora me carcomía el alma.
— Deberías dormir un rato — susurró tomándome de la mejilla para acariciarla suavemente — No quiero que te enfermes amor, por favor descansa.
— Estoy bien, cariño, no te preocupes ¿de acuerdo? — susurré tomándole de los hombros para besar suavemente los labios de mi pareja — Ten un buen día en el trabajo hoy.
— Gracias cielo — murmuró pegando su frente con la mía — Llámame si necesitas algo ¿de acuerdo?
— De acuerdo — respondí rozando mis labios lentamente con los suyos, yo tenía días libres en la universidad a causa de las fiestas, por lo que tener que separarme de Robert y pasar el día solo en casa otra vez, me costaba más de lo que pensé — Ven temprano, por favor.
— Lo haré — dijo acaricándome la barbilla para lanzarme un beso al aire mientras caminaba a la puerta de nuestro hogar, abriéndola y yéndose finalmente, dejándome solo con aquel cóctel de emociones tan amargo que inundaba de lleno mi pecho, me dolía mucho no poder disfrutar de mi primera navidad con mi prometido, pero la otra mitad de mi corazón estaba demasiado lejos de mí, ello me impedía gozar completamente de la "alegría navideña".
Subí a la sala en cuanto Robert se fue, Teresa estaba en la cocina preparando el almuerzo, olía muy bien, pero yo por alguna razón, no me sentía hambriento, llevaba días así, de hecho, desde que empezó diciembre me sentía así.
— Taylor — me llamó Teresa, haciéndome voltear a verla — No vayas a dormirte, la comida ya casi está lista.
— No tengo hambre, Teresa — dije con una penosa sonrisa en mi rostro, que provocó que ella me mirara con seriedad, Teresa odiaba que me saltara comidas, agradezco bastante que al menos ella se preocupara por mí cuando Robert no estaba presente.
— ¡Nada de "no tengo hambre" jovencito! — reclamó acercándose hacía mí para jalarme del brazo y llevarme a la cocina — No quisiste desayunar nada, ni loca permitiré que te saltes otra comida.
— Pero Teresa— traté de objetar, pero ella no me lo permitió en absoluto.
— Nada de peros, Taylor, debes comer, ¿o cómo tendrás fuerzas para dormir con Robert esta noche?
— T-Teresa por favor— me quejé con algo de pena, pero ella me hizo sentarme en la isla de la cocina para ir a servirme la comida, reí algo abrumado por la insistencia de ella porque yo ingiriera alimento.
— Llevas días sin querer comer, ¿te has sentido mal del estómago?
— N-No, s-solo no tengo mucho apetito últimamente.
— Mh — bufó mirándome de reojo mientras terminaba de servir la comida, para colocar el plato frente mío y verme con detenimiento, con un semblante que me hizo tragar en seco con nerviosismo.
— ¿Qué ocurre?
— Noto tus ojos más apagados de lo normal — escuchar eso me hizo agachar la mirada con pesar, ¿tanto se notaba mi desdén? — Sufres de melancolía por las fiestas, ¿no es así?
— Creo que soy más obvio de lo que creí — dije mientras tomaba el tenedor y empezaba a juguetear con mi comida.
— No es eso, cariño, como extranjera yo sé bien lo que se siente pasar fiestas lejos de la familia, sobre todo si se trata de la primera navidad lejos de casa.
— ... Mi navidad en américa siempre fue triste y gris — murmuré manteniendo la mirada agachada — ¿Entonces porqué me duele tanto estar tan lejos?
— No duele el lugar, cariño, duele la compañía — explicó mientras se me acercaba para tomarme de los hombros desde atrás y acariciarlos suavemente — Duelen las personas a quienes tenemos lejos, es eso lo que nos pesa.
— Sí — asentí manteniendo la mirada clavada en la nada.
— ¿Le has dicho a Robert?
— No — negué rápidamente — Ni loco, él está tan feliz porque pasaremos navidad juntos, no quiero echar a perder su emoción con mi amargura y mi desdén.
— No es amargura y desdén, cariño, pero si te sientes mal, estoy segura de que él no disfrutará de igual manera las fiestas — explicó mientras me acariciaba el cabello suavemente — Deberías hablar con él, que entienda tu pesar, por algo son pareja, están para apoyarse mutuamente.
Sonreí de lado al sentir un beso en mi frente, sé que Teresa solo llevaba algunos meses trabajando con nosotros, pero en poco tiempo nos tomamos cariño mutuo, ella nos apoyaba a Robert y a mí cuando estábamos indispuestos, y era por eso que nosotros tratábamos de ser flexibles con ella en cuestiones de su "labor", porque Teresa no era solo una empleada, empezaba a ser familia para nosotros.
— Gracias Teresa — murmuré sonriendo de lado.
— No agradezcas, cielo. Ahora come, todo está demasiado bueno para que no lo disfrutes.
— Bien bien — dije entre risas mientras me disponía a comer, pensando en las palabras de Teresa, ¿debía decirle a Robert lo que me pasaba? no lo sabía, mi pecho gritaba que sí, pero mi mente gritaba que no, que no era lo correcto, odio tanto haber vuelto a esos días donde mi mente y mi corazón estaban divididos en cuestión de opiniones, el único que estaba de sabático era mi líbido, el frío navideño lo tenía aplacado, aunque ver a Robert sin ropa lo alteraba en seguida.
-
Luego de comer, fui a la habitación a recostarme un rato, quería dormir, pero no lo lograba, mi mente era un sinfín de pensamientos sobre lo injusto que era estar lejos de mi madre, mientras que Robert tenía a su familia tan cerca, "tú lo quisiste de ese modo" me dije a modo de regaño, realmente era tedioso que mi cerebro tomara los cabos sueltos de mi "vida perfecta" y los usara para torturarme, ¿hice algo mal en mi otra vida para merecer tanto sufrimiento?
Me alertó escuchar el ruido de mi celular, rápidamente estiré mi mano y lo tomé de la mesa junto a la cama, y al ver el identificador, sentí un ligero nudo en mi garganta.
— ¿Hola?
— Ty mi cielo, qué gusto me da oírte — habló una voz femenina y algo rasposa al otro lado de la línea, voz que me hizo sonreír con algo de pesar.
— Hola Tedd — murmuré acostándome de lado con la mirada hacía la ventana junto a la cama — ¿Cómo va todo?
— Todo bien, cielo; preparando todo para las fiestas, está nevando como no ha nevado en años, ojalá pudieras ver esto, aunque claro, imagino que en Londres cae el doble de nieve que aquí.
— Como no tienes una idea — dije mientras sonreía de forma algo incrédula, siempre amé las navidades blancas, pero esa no tenía el mismo encanto de siempre, tal vez porque no podía salir a hacer muñecos de nieve con Tyson, o no podía hacer guerra de bolas de nieve con Teddy — ¿Cómo está Tyson? hace mucho que no me hablas de él.
— Está bien, solo que trato que no salga, sabes que este clima no le hace bien.
— Claro — murmuré sonriendo sutilmente, hasta que Teddy dijo algo, que me dejó totalmente helado.
— Ty cariño, ¿está todo bien?
— S-Sí mamá, ¿porqué?
— Es que, no sé... te oigo raro, como si te pasara algo, ¿está todo bien? — mis ojos se cristalizaron de golpe en cuanto escuché a mi madre decir eso, no sé cómo aguanté las ganas de llorar que me invadieron en ese momento.
— Sí, todo está bien — mentí, me dolía hacerlo, pero era cruel decirle a Teddy lo que me ocurría, sobre todo con lo nerviosa y sensible que era ella, además de que, yo estaba muy seguro de que no era el único al que le afectaba la melancolía navideña producto de mi mudanza.
— Mh — bufó sutilmente — Taylor Nikita Brown — reí sutilmente cuando me dijo así, desde que supo que me cambié el nombre, evitaba completamente llamarme "Atwood", cosa que yo agradecía por completo — ¿Pasó algo entre tú y Dawson?
— No mami, Dawson y yo estamos muy bien — dije riendo con algo de pesar — No me ocurre nada, Tedd; lo digo enserio.
— Taylor, si me estás mintiendo—
— No te miento — mentí, interrumpiendo en seco sus palabras — Todo está bien, lo único molesto es que el frío aumentó de golpe.
— Lo imagino, pero bueno, no creo que te cause problemas, por algo duermes con un hombre todas las noches, úsalo para que te dé calor.
— ¡Mamá! — grité riendo con algo de vergüenza.
— ¡Ay por favor, Taylor! tienes nueve meses viviendo con él, ¡¿crees que no sé lo que deben estar haciendo a diario?!
— ¡Bastaa! — dije entre risas mientras cerraba de golpe los ojos con algo de asco, mi madre tendía a volverse muy gráfica de repente con respecto a lo que "Robert y yo debíamos estar haciendo en nuestro lecho conyugal".
Me quedé helado al oír de repente una voz tosca hablar al otro lado de la línea, era una voz masculina, una voz que hizo miserable los primeros años de mi vida, la voz que arruinó mi vida por completo.
— ¡Teddy! ¡¿qué carajo haces perdiendo el tiempo ahí sentada?! — en cuanto escuché eso, el silencio inundó de golpe mi oído, dejándome claro que mi madre había colgado abruptamente la llamada, obviamente para que su marido no notara que era conmigo con quien estaba hablando, ya que desde que yo vivía en Londres, el cerdo de Peter consideraba pecado capital que Taddy hablara conmigo, no entiendo cuál era el problema de ese maldito hijo de puta.Suspiré pesadamente mientras me acurrucaba de lado en la cama, abrazando una almohada y viendo a la nada con pesar, y así sin pensarlo ni meditarlo, las lágrimas empezaron a salir solas, mojando la almohada sobre la que estaba apoyado; eran lágrimas de frustración, de impotencia, de dolor y también de confusión.
"Ojalá pudiera traerte conmigo" fue lo que pensé, pero eso era algo imposible, varias veces le propuse a Teddy que viniera a Londres conmigo, pero ella siempre se negaba, decía que viajar le hacía daño a Tyson, pero yo sabía que el problema era que no quería ser una carga para mí, qué tonta era mi madre, yo no habría dudado en hacer lo que fuera por darle una vida mejor que la que tenía con ese cerdo infeliz, lástima que ella misma no quería despegarse de la entrepierna de ese sujeto que tanto daño le hacía, sigo sin entender lo que le pasaba a mi madre en la cabeza para aferrarse tanto a ese desgraciado.
Y así sin pensarlo, lloré un rato hasta que me quedé dormido, pensando en mi madre y en mi hermano, en lo mucho que debían de pasarlo mal con aquel tipejo, y yo no podía hacer nada, más que nada porque ella misma era la que se negaba a salir de ese espiral de amargura, ¿cómo estoy tan seguro de esto? lo sabrán dentro de poco.
— Taylor — escuché de repente una voz que me hablaba, al mismo tiempo que me acariciaba la mejilla con ternura y suavidad.
Abrí los ojos con dificultad, notando a cierto caballero de ojos azules que estaba sentado en la cama junto a mí, viéndome a los ojos con mucha preocupación, como si algo en mi apariencia le diera mala espina.
— Hola amor — susurré con voz ronca — ¿Qué hora es?
— 03:37 — dijo mientras me acariciaba la mejilla — ¿Amor qué tienes?
— ¿De qué hablas?
— Tienes hinchado el rostro, ¿estuviste llorando?
Miré a otro lado con pena en cuanto Robert me dijo eso, no sabía qué decir, no sabía qué excusa inventar para justificar mi amargura, finalmente tenía oportunidad de ser feliz, pero mi mente y mi corazón se ahogaban en depresión, era increíble.
Me sonrojé al sentir cómo Robert se acostaba a mi lado y me rodeaba con sus brazos para acurrucarme en su pecho, acariciando mi cabello mientras me daba suaves besos en la frente, esto hizo que mis ojos se cristalizaran de golpe nuevamente, y que las ganas de llorar regresaran en seguida.
— Puedes decirme lo que te pasa, te prometo que no voy a regañarte o mirarte mal, sea lo que sea que quieras decirme.
Sonreí con dolor al oírle decir eso, hundí mi cara en su pecho mientras dejaba correr varias lágrimas nuevamente, el pecho me dolía de amor, por la ternura con la que Robert me consolaba, hice bien al irme con él, a pesar de todo lo que dudé, aún después de pasar meses con él.
— Extraño a mamá — admití con voz quebradiza, sintiendo cómo los brazos ajenos me daban calor y me protegían del horrible frío que había a nuestro alrededor, tal y como han hecho siempre.
— Oh Ty — murmuró besándome el rostro con ternura, mientras yo solo me dedicaba a llorar sin más.
— Perdóname, y-yo sé lo emocionado que estás porque pasemos las fiestas juntos, p-pero no puedo evitar echarla tanto de menos, al igual que a Sony.
— Shh, ¿qué cosas dices, Taylor? no tienes porqué pedirme perdón por esto — dijo mientras pegaba su frente con la mía y me veía a los ojos con atención — Es normal que te sientas así, cariño; lamento si no me di cuenta antes.
— Debo parecer un tonto, d-digo, seguramente tú no pasas por este tipo de depresiones navideñas.
— ¿Estás loco? claro que sí, si tú no estuvieras aquí, yo estaría de lo más apático por las fiestas.
— ¿Enserio?
— Claro, Ty; navidad siempre ha sido una fecha familiar, y yo he estado solo desde el internado, entenderás que mi emoción por estas festividades ha sido nula desde... Hace muchísimo tiempo.
— P-Pero tus padres, tus hermanos... G-Giselle.
— Mis padres siempre pasan navidad en Cambridge, por cuestiones climáticas y porque les gusta pasar navidad en su hogar; mis hermanos se casaron jóvenes, así que siempre quisieron pasar las fiestas con sus propias familias; y Giselle siempre tenía algún compromiso, o una gala o el cumpleaños de un familiar en Italia; lo cierto es que, casi siempre he pasado la navidad completamente solo, por ello trato de trabajar hasta tarde esas fechas, para así evitar llegar y ver una casa vacía.
Escuchar las melancólicas palabras de Robert me hicieron darme cuenta de que, esta sería su primera de muchas navidades anteriores, donde estaría acompañado por alguien, ahí entendí porqué estaba tan emocionado, y tal revelación solo me hizo sentir más culpable por mi depresión navideña.
— El punto es, que no quiero que esto te haga sentir mal ¿sí? o que creas que esto te obliga a hacer a un lado tus sentimientos para con tu familia, Ty; los amas, estás en tu derecho de extrañarlos, sobre todo estas fechas tan familiares.
— Es tan tonto — murmuré — La navidad en casa siempre fue muy agridulce para mí, pero tenía a Teddy y a Tyson, y lo admito, también tenía a Raquel para molestarme — murmuré entre risas algo penosas — A veces no notamos lo mucho que disfrutamos de estar con alguien, sino hasta que ya no lo tenemos cerca — esas palabras me dolieron al salir de mis labios, y aún hoy en día las recuerdo, y duelen como si se clavaran mil espinas en mi pecho.
— Sobre todo cuando son personas a las que amamos — respondió mientras me besaba suavemente la frente — Lamento que debas pasar navidad lejos de casa.
— ¡No, mi amor, no creas que yo— tartamudee mientras tomaba las mejillas ajenas y sonreía entre lágrimas — Robert, yo te amo con mi vida, ¡no hay nada que me haga más feliz que pasar navidad contigo, y-y lo sabes, s-solo—
— Shh — me interrumpió besando suavemente mis labios — Lo sé, y lo entiendo bien, no tienes porqué excusarte, cariño. Solo digo que, ojalá pudieras pasar la navidad con Teddy, creeme que si pudiera, te regalaría una navidad linda junto a tu madre.
— Descuida, entiendo que se te debe hacer muy complicado cumplir eso — dije con algo de incomodidad en mi pecho, un amargo sentimiento apareció en mi pecho de repente, "siempre presumes que tienes dinero, ¿pero para traer a mi madre sí te falta?" odio tanto haber pensado eso sin siquiera preguntar, odio tanto que mi mente saque conclusiones apresuradas, y sobre todo, odio dudar del amor incondicional que me tiene mi pareja, a pesar de las mil y una demostraciones de afecto que me ha dado hasta la fecha.
Un suave beso en mi frente logró bajar aquella amargura que inundaba de golpe mi garganta, mientras las manos ajenas me brindaban un hermoso calor que me hizo sonreír sutilmente.
— Haré lo que pueda por cumplir tu sueño el año entrante.
— Te lo agradezco — dije acercándome hacía él para besar dulcemente sus labios, Robert siempre se esforzaba por cumplir sus promesas, lamentablemente, esa era una promesa que ni él, por más que se esforzó en hacerlo, no logró cumplir.
Me senté en la cama para tomar su muñeca y ver la hora, sintiendo algo de migraña de tanto llorar como un tonto.
— Se hace tarde, iré a ducharme para irnos de compras.
— ¿Seguro? No tienes que ir si te sientes indispuesto, cielo.
— Estoy bien — murmuré sonriendo cálidamente — No te preocupes ¿de acuerdo?
— Me pides algo imposible — sonreí tímidamente al oírle, en verdad amaba la manera en la que mi prometido actuaba, preocupado por mi bienestar, porque la navidad fuera totalmente disfrutable tanto para él como para mí, en ese momento tenía un coctel de emociones muy agridulce, pero hoy en día, luego de conocer a fondo los planes que Dawson tenía entre manos para esas fechas, no puedo sentirme más conmovido por lo atento y considerado que ha sido mi esposo conmigo desde que vivimos juntos, pero ya les explicaré esto después.
Continuará
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- Gema
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