67 - 'Pleito'
Golpeaba sutilmente la mesa con la yema de mis dedos mientras miraba a los lados con fastidio, 09:27 marcaba el reloj, las velas que adornaban la mesa estaban a punto de consumirse inclusive, mis dientes castañeaban mientras yo maldecía entre dientes el nombre de aquel sujeto que me tenía esperando como todo un idiota, "¿porqué tarda tanto?" pensé mientras tomaba algo de pan y lo mordía, ya ni hambre tenía luego de haberme comido casi todo el pan que dejaron en la mesa, por culpa del estrés.
— Disculpe — habló un mesero que se acercó hacía mí, observando algo dudoso cómo yo gruñía y maldecía entre dientes — ¿Y-Ya está listo para ordenar, señor?
— Ten — dije dándole un billete — Da una vuelta y regresa.
— Como diga, señor — comentó tomando el billete para irse, dejándome solo con ese amargo sentimiento de que me habían dejado plantado, "voy a matarlo" pensé mientras tomaba mi celular y me disponía a escribirle al sujeto que me tenía esperando como el propio idiota, pero por más textos que le dejé, él no se dignaba a responderme, cosa que solo alteraba aún más mi mal genio.
— ¿Puedo acompañarte? — habló una voz masculina que llegaba de repente, yo la reconocí al instante, pero oírla no me causaba gusto en absoluto.
— ¡¿Tú?! — clamé mirándole con incredulidad — ¡¿Qué haces aquí?!
— Siempre vengo a cenar el jueves en la noche, así que el que viene llegando aquí eres tú — chasquee la lengua mientras me colocaba de pie, ni loco iba a quedarme ahí con ese sujeto.
— Bien, entonces déjame darte el gusto y largarme de aquí — comenté mientras guardaba mis cosas en mis bolsillos, pero él se paró frente a mí tomándome del hombro.
— Oye cálmate, no pretendo echarte, quédate cuanto gustes, imagino que estás esperando a alguien.
— Olvídalo, me fastidiaste la noche — "tú y el imbécil al que estaba esperando" pensé mientras empezaba a caminar a la salida del restaurante, aunque él me tomó del brazo para impedir que me fuera.
— Escucha, sé que empezamos con el pié izquierdo, pero no tienes porqué actuar a la defensiva conmigo ¿de acuerdo? — mencionó mientras me observaba con detenimiento — No es mi intención causarte incomodidad.
— ¿Porqué será que no te creo? — dije de mala gana.
— No me conviene que te vayas de aquí ¿de acuerdo? este restaurante es de mi familia — maldije para mis adentros cuando me dijo eso, "de todos los restaurantes en londres, vine a parar al que le pertenece al sujeto que detesto" pensé de inmediato al oírle — Por favor, quédate, al menos un rato más.
— Gracias, pero realmente no tengo ganas de quedarme — dije quitando la mano ajena de mi hombro — Estaba esperando que llegara mi novio, pero parece que no vendrá.
— Vaya, ¿te dejaron plantado, eh? — dijo de forma cínica, oírle decir eso bastó y sobró para que yo le diera la espalda y caminara fuera de aquel sitio, mientras él me seguía y me rogaba que me quedara, ¿cuál era su problema?
Al salir del restaurante, yo miré a los lados tratando de encontrar un taxi que pudiera llevarme a casa, pero justo cuando creí que me habían dejado plantado, ví cierto auto estacionarse cerca de mí, solo que, no le sonreí como siempre hacía, solo le dediqué una expresión de odio absoluto.
Me crucé de brazos mientras lo veía bajar del auto, lucía exhausto, eso me dio ternura, pero me tragué la ternura y solo lo observé incrédulamente, olvidando por completo que alguien me estaba siguiendo.
— Oye cariño — dijo aquel odioso sujeto mientras me tomaba del hombro y me hacía voltear a verlo, mi sangre hirvió como nunca en ese instante, no imagino cómo debió de hervir la de Robert entonces — Lamento que te vaya mal hoy, ¿porqué no te invito a tomar algo y así se te baja un poco el enojo?
— ¿Interrumpo algo? — preguntó una voz gruesa y muy tenebrosa que se paraba detrás de mí, yo voltee a verle con incredulidad, mientras él me dedicaba una expresión seria que en el fondo me hizo sentir algo nervioso, pero me esforcé sobremanera por no demostrarlo abiertamente.
— ¿Tienes idea de qué maldita hora es?
— ¿Impacientarte es excusa para que otro tipo te invite a beber?
— Oiga, ¿usted es— habló el tipo que me estaba siguiendo, yo voltee a verlo con odio absoluto, ya había colmado mi paciencia.
— ¡¡¿Quieres ir a joder a alguien más?!! — clamé de forma brusca, pero no más brusco que el agarre que dió Robert hacía mi brazo para arratrarme hacía su auto, dejando atrás al odioso sujeto que, aún después de ese incómodo momento, no dejó de molestarme, y de generarme problemas con mi pareja.
— Sube — dijo mientras me abría la puerta del auto, yo entré sin si quiera voltear a verlo.
Mi sangre hervía como nunca, maldigo tanto que yo solo quería cenar tranquilamente con mi pareja, pero al parecer íbamos a terminar discutiendo fuertemente, todo por un malentendido.
— ¿Quién era ese imbécil? — preguntó mientras subía al auto y lo encendía.
— ¿Porqué carajo llegas a estas horas? — dije de mala gana, él volteó a verme con absoluta seriedad, pero poco o nada me importó, empezaba a hartarme dejar que su expresión colérica me intimidara — Habla, Dawson.
— Yo trabajaba, ¿qué hacías tú? no lo sé, y realmente quisiera saberlo.
— ¡¿Qué hacía yo?! ¡pues esperaba al imbécil de mi novio para cenar con él! ¡pero parece que a él le dió igual plantarme, y no conforme con eso me cree capaz de serle infiel con el primer idiota al que veo!
— Parece que somos tal para cual entonces — dijo mirándome con seriedad, reí de mala gana al oír sus palabras.
— Pues eso parece — afirmé mientras me cruzaba de brazos y miraba a través de la ventana a algunas personas que transitaban tranquilamente por la ciudad, todo mientras yo maldecía para mis adentros que nuestra primera cita en semanas, terminara de forma tan espantosa.
-— Eres un imbécil — dije mientras subía las escaleras que daban a la sala, no hablamos lo que quedaba del viaje en el auto, guardamos todo para explotar en casa.
— ¡¿Yo soy el imbécil?! ¡¿te recuerdo quién me reprochó temprano solo por no tocarle el trasero en semanas?!
— ¡¡Disculpame por extrañar que un idiota como tú me folle!! ¡¡debería volverme monje, así mis problemas se resolverían de golpe!! — grité mientras me acercaba hacía él, noté que Teresa estaba en la cocina preparando té, y apenas nos vió gritándonos mutuamente, se quedó helada sin saber qué decir.
— Ay por favor, ¿tú, monje? ¡jaj! ¡no durarías un solo día! ¡¿sabes porqué?! ¡¡porque no hay un ser humano más desquiciado y poco ético que tú!!
— ¡¡¿Poco ético?!! ¡¿eso es lo que piensas de mí?!
— Chicos ¿qué está— habló Teresa mientras se nos acercaba y trataba de detener nuestra discusión, pero todo fue en vano, ninguno de los dos le prestó atención alguna.
— ¡¡Desde que empezaste la universidad solo has puesto excusas para seguir adelante con tus estudios!! ¡"me duele la espalda", "estoy cansado", "yo en América no vi esto"! ¡¿ahora tu excusa es que no tenemos sexo desde hace semanas, y solo por eso aceptas beber con completos extraños?!
— ¡¡Yo no iba a beber con él!! — grité de forma brusca — ¡¡Ese tipo solo es un maldito idiota de mi universidad que no deja de acosarme!!
— ¡¿Y qué hacías con él entonces?!
— ¡Me lo encontré mientras esperaba al imbécil que me está gritando justo ahora! — dije mientras empujaba sutilmente a Robert para irme hacía la cocina, él se fue detrás de mí para seguir con nuestra discusión.
— ¡¿Desde hace cuánto que ese tipo te está acosando?!
— ¡¿Te importa?! — dije volteando a verlo — ¡Porque hoy me dejaste plantado, así que empiezo a creer que ya te da igual lo que me pase o no pase!
— ¡¿De dónde carajo sacas esas ideas?!
— ¡Olvidé la última vez que fuiste a buscarme a la universidad, a veces ni siquiera me preguntas cómo me fue! ¡creí que al menos seguiría gustándote sexualmente pero parece que ya ni siquiera eso es cierto!
— Deja tu maldito melodrama, Taylor — dijo mientras gruñía y caminaba hacía la mesa del licor.— ¡¿Melodrama?! ¡¿me gritas por verme con otro sujeto, y aquí el melodramático soy yo?!
— ¿Sabes cuál es tu problema? — dijo mientras se acercaba hacía mí para verme de frente con seriedad — Por más que la gente te molesta tú eres incapaz de darte a respetar, ¡aún cuando Richard te molesta tú no quisiste que lo despidiera, y aún cuando ese tipo te acosa no te ví tratando de defenderte! empiezo a creer que te gusta todo lo que te dicen.
— ¡Sí, me encanta que me acosen y que me digan que soy un idiota prematuro por casarme a los veintiún años con un tipo de treinta y seis que podría ser mi padre! — dije con ironía mientras lo observaba con seriedad — ¡¿Qué malditas idioteces dices, Dawson?!
— Digo lo que veo, y veo que te gusta que te fastidien.
— Vivo contigo, supongo que en el fondo sí me gusta — él me observó incrédulo en cuanto dije esto, me sorprende no haberme inmutado en cuanto dije eso.
— ¿Qué carajo acabas de decir?
— ¿Dónde mierda estabas?
— ¡¡Te dije que estaba en la oficina!!
— ¡¡¿Hasta las nueve de la noche?!! ¡¡tu oficina cierra a las ocho, no me quieras ver la cara de estúpido!! — reclamé señalándole con el dedo índice — A menos, claro, que hayas ido al bar con tu ¡gran asociado Arthur Greene! ¡¡¿no es así?!!
— Empieza a irritarme que por todo quieras asociarme con Greene.
— ¡Lamento que mis desquiciados momentos de claridad te agobien, Robert Dawson! ¡es lo que te ganas por salir con un demente como yo!
— Pues sí, la verdad eres un demente, Taylor, ¡y lo peor es que ni siquiera tienes una razón de ser para actuar como un loco!
— ¡¿Y si la tuviera qué?! ¡¿aguantarías mis gritos sin problemas?!
— Empiezas a escupir tonterías.
— ¡Debiste pensar en todo eso antes de traerme a vivir contigo, amigo!
— ¡¿Eso piensas eh?! ¡pues pensemos en algo también! ¡¿qué sería de ti si yo no te hubiera traído a Londres, eh?! ¡¡seguirías siendo el saco de boxeo de tu padrastro y de Albert Atwood!!
— ¡¡Y tú seguirías siendo el perro faldero de tu familia!! ¡¿quién sabe?! ¡¡tal vez hasta te habrías reconciliado con Giselle!!
— ¡¡Vuelves a decir esa mierda y—
— ¡¡¿Y qué?!! — grité interrumpiéndolo en seco — ¡¿Te duele que diga la verdad?! ¡¿te hiere pensar que de no ser por tu "aventura en América" estarías a un paso de casarte con ella otra vez?!
— Piensa lo que quieras — murmuró entre gruñidos de odio — Veo que no me tienes tanta confianza como creí.
— ¿Lo dice el que perjura que yo iba a beber con otro tipo? — dije de mala gana, él me dedicó una mirada gélida para apartarse de mí y avanzar rumbo a su oficina, dejándome con aquel amargo cóctel que emociones que presionaba mi esófago y me hacía sentir asfixiado, y ni hablemos del dolor de mi pecho, creí que sufriría un terrible infarto ahí mismo.
-
Miraba fijamente la pantalla de mi laptop, llevaba horas tratando de terminar mi tarea, pero no lograba concentrarme, solo lograba pensar en todo lo que Robert me había dicho, "es un idiota" rebotaba por mi mente, palabras que nos dedicaba, tanto a mi prometido, como a mí mismo, porque sí, sentía que gran parte de dicha discusión había sido mi culpa, pero a diferencia de otras veces, no me regañaba a mí mismo por haber ocasionado ese pleito.
Sentí que alguien abría la puerta de la habitación, pero no me dispuse a voltear, sabía quién era la persona que había entrado, el olor de su colonia lo delataba.
Noté que iba rumbo al baño de la habitación, por lo que me levanté de mi escritorio para ir a la cama y recoger algunas mantas y almohadas, ni loco planeaba dormir ahí con él, aunque parece que él tampoco planeaba eso.
— No te molestes — dijo mientras se asomaba por la puerta del baño — Yo dormiré en otra habitación.
— Es tu casa, es tu cama, el que debe irse soy yo — dije de mala gana mientras caminaba rumbo a la puerta, pero me detuve al oír las palabras ajenas.
— Eres un inmaduro.
— ¡Lamento no ser un témpano de hielo igual que tú! ¡si no querías vivir con un inmaduro, entonces no debiste proponerle matrimonio a un bastardo como yo!
— Taylor he tenido suficiente estrés el día de hoy para que tú también me hagas esto, así que solo me iré a dormir y ya.
— ¡Bien, duérmete! ¡tu trabajo y tu socio son los únicos que merecen tu atención, por lo que veo!— ¿Te divierte pensar que te soy infiel, Taylor? — preguntó acercándose hacía mí — ¿Te causa satisfacción o algo así? porque realmente ya no le veo ni una sola pizca de sentido.
— ¡¿Crees que me causa satisfacción pensar que el hombre que amo me traiciona?! ¡¿que me gusta que peleemos y que admitas odiar mis arrebates de ira sin sentido?! — admití mientras gruñía con molestia, logrando que él me mirara algo dudoso — ¡No, Robert! ¡odio pensar todo eso, así como odio pelear! ¡¡y desde luego odio que cualquier idiota me acose y eso te haga enojar, carajo!! pero sé que es imposible que nadie se fije en ti.
— Yo no me fijaría en nadie más, y eso lo sabes de sobra.
— Pero igual temo, Robert, siento temor... — admití mientras miraba hacía otro lado — Te amo, amo mi vida contigo, me aterra que alguien quiera quitarme esto, pero más me aterra que... que ese alguien sea yo mismo, todo por culpa de mis torpes inseguridades.
Me alertó sentir cómo me jalaban del brazo para hacerme ver fijamente los ojos azules de mi pareja, aún cuando llevaba meses familiarizado con ellos, verlos lograba dejarme sin aliento.
— Eres el rey de los estúpidos — murmuró rozando sus labios con los míos — ¿De dónde sacas esas cosas?
— E-Es que dijiste que— traté de hablar, pero él me interrumpió en seco.
— Las personas enojadas dicen muchas idioteces, tú también dices cosas cuando estás molesto, y no son verdad ¿o sí?
— N-No, o bueno... no la mayoría — murmuré con nerviosismo, alegrándome al oír una suave risa cínica salir de los labios de mi prometido.
— ¿Me recuerdas qué fue lo que empezó toda esta discusión?
— Que llegaras tarde, y que me vieras con el idiota de Jerome Winchester.
— ¿"Winchester"? — preguntó mi prometido, yo asentí con la cabeza rápidamente.
— ¿Lo conoces?
— A su hermano — admitió — Es un negociante hábil, pero he oído que su hermano es un bueno para nada que despilfarra en fiestas y drogas caras.
— Ug, con razón ese idiota me cae del asco — murmuré mirando a otro lado.
— Igual no creas que me causa gracia que él te invite constantemente a salir — explicaba mientras me daba la espalda y regresaba al baño, el ambiente seguía siendo hostil, pero empecé a sentir que nos estábamos entendiendo de mejor manera.
— A mí tampoco, si te soy sincero — admití mientras iba tras él — Creeme que me encantaría— traté de hablar, pero él me lo impidió.
— Pero no lo haces — dijo con firmeza y seriedad — No le dices que te deje en paz, si lo hicieras no te estaría fastidiando.
— ¡Claro que lo hago! ¡pero tú más que nadie deberías saber que existen sujetos que son más molestos que una infección de orina!
— ¡¿Y qué?! ¡¿quieres replicar mis errores y tener sexo con alguien solo para que te deje en paz, Taylor?! ¡¡esa no es la solución de los problemas, lamento si mi propia experiencia te hizo creer lo contrario!!
— ¡¿Quién ha dicho que quiero coger con él, Robert?! ¡¡para nada!! el único que me gusta en ese sentido eres tú, ¡nadie más!
Dejé la manta y la almohada en el lavabo para ir hacía él, tomándole de la barbilla con algo de fuerza para que me viera a los ojos.
— Solo trato de hacer lo que me dijiste, darme a respetar, pero tampoco actuando como un loco agresivo.
— ¿Porqué ese tipo te dijo "cariño"?
— Amm ¡¿porque es un infeliz?! — dije de forma algo brusca — Por favor, Robert, ¿enserio me crees capaz de salir con alguien más? ¿tanto desconfías de mí?
— No desconfío de ti, Taylor, ¡desconfío de la gente, desconfío de todos a mi alrededor! todos saben de sobra lo que significas para mí, por eso no me extrañaría que más de una persona trate de sabotear nuestra relación.
— ¿Y me crees capaz de caer en una treta de ese tipo? cariño ya toleré los desplantes y malos tratos de tu familia, ¡ya no hay poder humano que me haga querer alejarme de ti! — dije alzando los hombros sutilmente, él tomó aire mientras me miraba con atención.
— Siendo así, ¿porqué te pone tan celoso Arthur Greene?
— Porque es todo lo que yo nunca podría ser — admití, sintiendo algo de ardor en mi garganta — Es apuesto, de buena familia, listo, es todo lo que te gusta de mí, junto con lo que te gustaba de Giselle, e-es tu tipo en todo aspecto posible, por eso siento que en cualquier momento caerás rendido a sus pies.
— ¿"Caer rendido a sus pies"? — dijo incrédulamente mientras rodaba sus ojos — ¿"Mi tipo"? ¿"todo lo que tú nunca podrás ser"? idealizas de más a ese chico, Taylor.
— Solo digo lo que veo.
— Ves espejismos, creeme — comentó tomándome con fuerza de las mejillas con una sola mano — A mis ojos, tú eres mejor que él y que cualquier otra persona, a pesar de lo que dije sobre tu falta de ética.
— ¿Eso lo dijiste enserio? — balbucee, él alzó los hombros mientras me miraba sin saber qué decir.
— Admito que he estado un poco estresado últimamente con tus "excusas", pero sé que estás haciendo lo más que puedes, Taylor, y nada me hace sentirme más orgulloso por ti y adorarte que eso.
— ¿Lo prometes? — murmuré viéndolo con algo de pena, él acercó su rostro al mío para besarme cálidamente.
— Lamento haberte gritado, amor — murmuró pegando su frente con la mía — Hoy no fue un buen día, hubo mucho por hacer, por eso llegué tarde y muy estresado a nuestra cita, y ver a ese sujeto contigo me nubló totalmente el sentido común.
— Lamento mucho haberte gritado también — dije mientras jugueteaba con el cabello de mi prometido — Que él llegara de repente también me puso de malas.
— No hay que volver a pelear así por tonterías ¿De acuerdo? — dijo tomándome de la mejilla y acariciándola suavemente, yo sonreí de lado mientras me acercaba a la boca ajena para besarla, aunque me detuve al oír unos ruidos muy lascivos y obscenos provenir de nuestra habitación.
Robert y yo fuimos a la alcoba para ver qué ocasionaba dicho ruido, y al asomarnos por la ventana y ver cómo nuestra vecina estaba en su casa teniendo sexo con el chico rubio que la estaba besando temprano, ambos nos quedamos helados sin saber qué opinar, sobre todo yo.
— Qué zorra — gruñí entre dientes, haciendo a Robert reír por debajo a causa de mi comentario.
— Mh, se nota que la está pasando bien — dijo él mientras me miraba de reojo con una maliciosa sonrisa — Pero apuesto que nosotros podemos hacerlo mucho mejor.
Alcé las cejas de golpe al oírle decir eso, mientras mis mejillas se ruborizaban de golpe.
— ¿L-Lo dices enserio?
— Si, todo esto empezó porque descuidamos nuestra vida sexual, pues prometo que a partir de ahora, ocupados o no, me encargaré de llenarte al menos una vez, ¿Qué opinas?
— E-Exageras, y-y mucho — dije riendo algo apenado, Robert de inmediato fue hacía mí para cargarme en sus brazos y verme a los ojos con deseo y ternura.
— ¿Exagero? ¿O es eso lo que tu cuerpo desea? — preguntó besando suavemente mi cuello — ¿Qué dijiste temprano sobre ser monje?
— O-Olvida eso, t-tú lo dijiste, yo no sirvo para eso — murmuré pegando mi frente con la suya — Moriría si tuviera que pasar tanto tiempo sin que me hagas tuyo.
— ¿Quién exagera ahora, eh? — dicho esto, nos condensamos en un apasionado y muy lento beso, lleno de la ternura y del deseo que estuvimos acumulando por semanas, y fue ahí donde descubrí, lo maravilloso que era el sexo de reconciliación.
— Espera — susurré apartándome de aquel beso — ¿Pue-Podemos poner música de fondo? E-Es que no quiero escuchar lo que pasa en la otra casa.
— Seguro — susurró mientras me guiaba a nuestra cama, no saben cómo agradezco que por primera vez una de nuestras peleas no fuera tan dramática y no tuviera tantas repercusiones negativas, la única repercusión que tuvo, fue la increíble noche de pasión que mi prometido y yo tuvimos en aquel entonces.
Continuará
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- Gema
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