66 - 'Paranoia'
La noche empezó a transcurrir con lentitud, yo estaba en la habitación haciendo mi tarea, Robert adecuó un escritorio para mí junto a la cama, de esta forma podía hacer mi tarea en la comodidad de nuestra alcoba, con vista a la ciudad a través de la ventana, y la posibilidad de estudiar totalmente desnudo o con poca ropa, lo admito, la vida en Londres me estaba volviendo muy desvergonzado.
Tomaba algo de pollo agridulce con los palillos mientras mantenía la mirada clavada sobre la información que estaba escribiendo, los ojo me empezaban a pesar, pero debía terminar mi tarea, o de lo contrario sería sermoneado por el docente, otra vez.
Voltee al escuchar cómo abrían la puerta de la habitación, sonreí al ver la silueta de mi prometido entrando al lugar, bostezando y rascándose la cabeza.
— Hola — dije levantándome y caminando hacía él — ¿Ya terminaste?
— Sí — murmuró tomando mis mejillas y besándome suavemente — Voy a dormir ya, mañana temprano tengo una reunión con algunos socios.
— De acuerdo — dije con algo de decepción — Yo tengo tarea, así que dormiré tarde hoy.
— Bien, trata de no desvelarte ¿de acuerdo? — murmuró tomando mi cuello para besarme lentamente, besos a los que correspondí sintiendo algo de timidéz y nerviosismo, aunque no lo crean, esas semanas tuvimos una sequía íntima increíble, luego del cumpleaños de Robert fueron pocas las veces en las que pudimos tener sexo, debido a que yo de golpe me llené de tarea, y él tuvo que empezar a organizar las cosas para el anexo con la empresa de Dustin, dando como resultado, un período de abstinencia que se me hizo eterno, no iamgino cómo fue para Robert.
Él se apartó para ir al baño a cambiarse, yo acaricié mis labios mientras mi pecho latía con fuerza, mi sentimiento del deber era enorme, pero más grandes eran las ganas de revolcarme con mi prometido, es decir, llevábamos meses viviendo juntos, cualquiera creería que podríamos dedicarnos solo a amarnos y a tener sexo, pero lamentablemente no era así, al menos no lo fue a medida que el tiempo pasaba, algo que yo aprendí amargamente con el pasar de los años.
"Dos meses de universidad y ya me obligan a vivir sin sexo" pensé amargamente mientras avanzaba hacía mi escritorio para volver a enfocarme en mi tarea, mi mente comenzaba a torturarme, maldigo tanto que algunas semanas sin atención de parte de Robert ya me hicieran sentir tan miserable, ¿porqué? yo desde el principio sabía que nuestra vida de pareja sería complicada, él trabajaba mucho, y yo quería estudiar una carrera totalmente absorbente, esto era algo que yo ya esperaba, ¿pero porqué no dejaba de dolerme igual?
-
12: 37 marcaba el reloj, finalmente había terminado con mi tarea, así que me levanté del escritorio para ir a la cama, lugar donde Robert ya estaba acurrucado y profundamente dormido.
Me metí a la cama con cuidado de no despertarlo, cubriendo mi cuerpo con esas gruesas mantas y cerrando los ojos para tratar de conciliar el sueño, aunque por más que lo intentaba, sentía una molestia en mi entrepierna que no me dejaba tranquilo.
Gruñí entre dientes mientras me recostaba dándole la espalda a Robert, tratando de poner la mente en blanco para tratar de dormir, "¿porqué no solo te masturbaste y ya?" porque tenía clases al día siguiente, por ende, necesitaba quedarme dormido rápido, y usar mi vieja táctica no era una opción, haría mucho ruido y despertaría a Robert también, y considerando que él tenía una reunión al día siguiente de igual forma, las cosas no tendrían un buen resultado, al menos no para mí.
Como pude me quedé dormido al fin, pero ni siquiera en sueños logré descansar, porque la cantidad de sueños húmedos que estaba teniendo era abrumadora, me aterraba volverme un adicto al sexo, pero creo que me preocupaba por nada, porque ya lamentablemente eso había sucedido.
— Ty — escuché de repente cómo pronunciaban mi nombre, cosa que me hizo abrir los ojos de golpe, topándome con la hermosa silueta de mi prometido recién bañado y listo para irse al trabajo, silueta que me hizo sonreír embobado.
— Hola — murmuré tratando de besarlo, pero él solo me dió un beso rápido y se apartó enseguida.
— Se te hace tarde, levántate ya por favor.
— Cierto — murmuré sentándome en la cama, él me miró divertido al notar un "problema" en mi entrepierna, problema que yo no había notado todavía — ¿Qué hora es?
— Erección en punto — dijo de manera burlona, yo rápidamente me tapé con una almohada mientras miraba a otro lado con pena, haciendo a mi prometido reír — ¿Porqué te cubres? es algo normal, además, somos pareja.
— Sí pero... e-estamos ocupados — dije mientras me levantaba de la cama para ir al baño, él no se fue detrás mío, solo suspiró para caminar hacía la puerta, imagino que mi actitud solo terminó de frustrarlo aún más.
— Tomaré café mientras te vistes, por favor date prisa.
— Bien — dije mientras llegaba al baño para encerrarme, gruñendo con fastidio al ver la manera en la que mi cuerpo empezaba a exigirme intimidad, no podía darme el lujo de sucumbir, por más que me desesperara no poder pedirle a Robert que me atendiera antes de irme a la universidad, necesitaba tener autocontrol, él era el más insaciable de los dos, y en todo ese tiempo logró controlarse, ¿porqué yo no podía hacerlo también?
Al meterme a bañar con agua fría, me dispuse a regañarme mentalmente por esto, pensando que Robert sí lograba contenerse, lo cual era muy raro en él, "tal vez su cumpleaños lo dejó exhausto" pensé, y tal vez esa fue la respuesta obvia los primeros tres días, pero ya pasaron dos meses, dos meses enteros donde ni siquiera nos masturbamos mutuamente, y fue ahí, donde mi mente, como la maldita idiota que es, me hizo pensar algo que me mortificó de manera terrible, aún cuando mi prometido me perjuró una y otra vez que solo tenía ojos para mí, a mi mente y a mi paranoia todo eso le dió igual.
"¿Estará teniendo sexo con alguien más?", ese odioso pensamiento inundó de golpe mi mente, y provocó que mi cuerpo se helara totalmente, que mi pecho doliera, y que todas mis alarmas empezaran a sonar de inmediato, cómo odio mi torpe e idiota paranoia.
-
Salí de la ducha y me vestí, tomando mis cosas para ir a la cocina, donde Robert bebía café mientras Teresa nos empacaba el desayuno, mi pecho dolía terriblemente, todo a causa de que mi mente se dispuso a picar el panal de mi inseguridad y de mi paranoia, desatando un enjambre de amargas emociones que me empezaron a atormentar de golpe, hace muchísimo tiempo que no me sucedía algo así, era tan frustrante volver a mis viejos hábitos dañinos.
— ¿Listo? — preguntó Robert mientras me recibía acariciando mi mejilla, yo asentí mientras sonreía pesadamente.
— Sí — asentí mientras sonreía tímidamente, Robert me miró atentamente con algo de curiosidad, amo y odio el don de mi pareja para saber cuando algo raro me estaba pasando.
— ¿Estás bien? — preguntó acariciando mi cuello suavemente, yo asentí mientras agachaba la mirada.
— Sí, solo estoy algo cansado — mentí, me dolía hacerlo, pero la verdad no tenía opción, sentía que no debía dejar expuestas mis inseguridades frente a Robert, no aún al menos.
— Descuida, podrás dormir un poco cuando vuelvas de la escuela — dijo él mientras me tomaba del hombro y me guiaba hacía las escaleras principales, yo me dejé llevar mientras mi mente me atormentaba con imágenes de mi pareja seduciendo a alguien más que no fuera yo, y sí, adivinaron, el pelirrojo infeliz era la silueta que protagonizaba mis ataques de paranoia.Ambos salimos de casa y subimos al auto de Robert, él tarareaba una canción mientras conducía, yo me encontraba pensando qué tan probable era el hecho de que Robert me estuviera siendo infiel, "tonterías" rebotaba por mi mente de golpe, pero por más que me parecía una tontería, algo dentro de mi mente insegura no me dejaba desligarme por completo de dicho pensamiento.
— ¿Ya me vas a decir lo que te pasa? — dijo mientras miraba la hora en el reloj de su muñeca.
— No me ocurre nada — murmuré.
— No eres bueno mintiendo, Ty — dijo él mientras me miraba de reojo — ¿Hice algo malo?
— N-No, yo... — inhalé profundamente mientras pensaba en qué decir, no me gustaba dejar expuestas mi inseguridades, sobre todo cuando Robert me dejaba claro que solo eran odiosos productos de mi imaginación que no tenían razón de ser, pero honestamente, no quería cargar con eso todo el día, sentía que no me dejaría llevar mi día con tranquilidad, y debía estar concentrado para mis clases.
Tomé aire para verlo de frente y preguntar:
— ¿Estás teniendo sexo con alguien más?
Haberlo dicho en voz alta me hizo darme cuenta de la enorme idiotez que acababa de decir, pero no fue tan penosa como la expresión incrédula y muy dudosa que mi prometido me dedicó.
— ¿Taylor? — dijo arqueando una ceja — ¿De dónde sacas esas cosas?
— E-Es que hace dos meses que nosotros...— murmuré agachando la mirada con pena, él suspiró mientras reía por debajo con algo de ironía.
— Debí imaginar que eso tarde o temprano te pondría así — admitió llevando su mano a mi rodilla para acariciarla suavemente — Y yo creyendo que las clases te tenían exhausto.
— S-Sí me tienen exhausto pero... t-tú últimamente ni siquiera me tocas o... o-o me dices cosas como antes — dije mientras me cruzaba de brazos.
— Es porque no he querido agobiarte, Ty — admitió — Hemos estado muy ocupados, y tú realmente te has estado esforzando, yo no quería distraerte obligándote a tener sexo cuando no te sentías con ganas, pero veo que mis intentos por ser empático contigo se han malinterpretado bastante.
— ¿Entonces no estás durmiendo con nadie más? — volví a preguntar, él me miró con una sonrisa incrédula mientras me tomaba las mejillas para apretarlas con fuerza.
— A veces olvido lo celoso e inseguro que puedes llegar a ser, mi amor — me dolió que dijera eso, enserio me dolió, porque él solo trataba de darme espacio ¿y yo que hacía? lo acusaba de serme infiel, soy el rey de los estúpidos.
— Lo lamento — murmuré agachando la mirada con vergüenza.
— No lo sientas, está bien, entiendo que debió parecerte raro que en tanto tiempo nosotros no tuviéramos ningún tipo de "cercanía" — comentó suspirando pesadamente — ¿Qué puedo decirte? estoy más atareado que nunca, y he notado que estás muy ocupado también, es por eso que no he querido distraerte, pero entiendo que he descuidado lo nuestro, y te pido disculpas por eso.
— No tienes porqué, soy yo el que debe disculparse, por creer de antemano que me estabas siendo infiel.
— Raro sería que no lo creyeras — murmuró con malicia mientras extendía su mano hacía mi rostro para acariciarme dulcemente — Podríamos tener una cita, si quieres.
— ¿Tú crees? — dije mientras sonreía sutilmente, sonrisa a la que él me correspondió sin dudarlo dos veces.
— Desde luego, nos merecemos un poco de romance, luego de tanto tiempo trabajando.
— ¿Pero sí tienes tiempo para eso?
— Si hoy no me piden más informes, sí — dijo él mientras me sonreía galantemente, sonrisa a la que correspondí sin dudarlo dos veces, mientras un gran rubor inundaba de golpe mis mejillas, y mi pecho comenzaba a saltar con fuerza de la emoción que me generaba volver a salir con Robert después de semanas sin una sola gota de romance entre nosotros.
-
— Ten un lindo día, amor.
— Gracias cielo — dije besándole dulcemente los labios mientras tomaba mis cosas y me bajaba del auto, cerrando la puerta detrás de mí.
— Te veré esta noche a las 08:15.
— De acuerdo — dije mientras lo veía marcharse, él últimamente no podía ir a recogerme en la escuela, así que debía tomar un taxi e irme solo a casa, al principio me dolía que no pudiera ir por mí, pero poco a poco me fui acostumbrando a ir y venir por londres sin compañía de mi prometido.
Entré al campus revisando mi celular, Teddy me enviaba mensajes de texto más seguido, platicandome que ella y Sony estaban bien, que no había novedad alguna, aunque yo con el tiempo empecé a sospechar que me mentía, ¿porqué? porque su vida con Peter nunca fue completamente tranquila, y es en momentos como este, que digo que odio con el alma haber tenido la razón.
— Vaya vaya, pero si es la flor más hermosa de américa — escuché de repente una voz que estaba parada frente a la entrada del edificio donde veíamos clases, voz que me hizo alzar la mirada y verle con odio absoluto, se trataba de cierto sujeto que hace tiempo me rompió la nariz con un balón de soccer, y desde entonces no dejaba de rondar a mi alrededor, yo no entendía el porqué, "¿tiene complejo masoquista?" pensaba, porque cada vez que se me acercaba, yo lo pateaba sin pestañear.
— Mi día empezó tan bien, lástima que tuve que toparme contigo de nuevo — gruñí mientras caminaba hacía la puerta del edificio, pero él desde luego, se apegó a mí como un parásito.
— Eres tan hilarante — mencionó palmeando mi hombro — ¿Porqué no me cuentas otro chistecito esta noche, eh? tú y yo, en un restaurante, comiendo mariscos, suena bien ¿no crees?
— Prefiero inyectarme cianuro en el pene — recalqué, cosa que le hizo reír cínicamente, odiaba tanto su asquerosa risa.
— Me gusta que te hagas el difícil, Taylor — dijo él mientras se apegaba más hacía mí, pero yo me detuve en seco para voltear a verlo con seriedad.
— ¡¿No tienes a nadie más a quien molestar que no sea a mí, imbécil?!
— La verdad no — dijo mientras me sonreía juguetonamente, y de no haber sido porque alguien llegó y nos interrumpió, definitivamente habría golpeado en la cara a ese imbécil.
— ¡Taylor! — clamó cierto chico rubio que llegaba al pasillo y me jalaba del brazo — ¡Al fin llegas, te he estado esperando!
— Vámonos de aquí — dije mientras lo dejaba guiarme hacía el aula de clases, maldiciendo al oír cómo el sujeto detrás de nosotros seguía parloteando algunas cosas sobre invitarme a salir, ¿qué tenía ese tipo en la cabeza?
— Vaya, será difícil impedir que golpees a Jerome Winchester tarde o temprano — dijo Shawn mientras me sujetaba del brazo.
— ¡¿Porqué ese idiota se la pasa acosándome?! ¡¡no me ha dejado en paz en semanas!!
— Yo escuché a algunas chicas decir que a veces él gusta de salir con chicos, y desde que tú llegaste no ha dejado de mirarte, así que supongo que quiere invitarte a salir.
— ¡Gran observación, Shawn! — dije incrédulamente mientras me cruzaba de brazos — Si Robert se llega a enterar, me va a colgar vivo.
— Pues mejor que ni se entere — dijo Shawn mientras me palmeaba el hombro — O de lo contrario tendrás problemas maritales muy serios.
— Aún no estoy casado — dije con fastidio, ese sujeto realmente me exasperaba, pero más me exasperaba que Shawn predijera que tendría problemas con Robert por su culpa.
— ¿Y cuándo se supone que lo estarás?
— Aún no hemos asignado la fecha, pero supongo que para el año que viene ya nos estaremos casando.
— Mh, ojalá, las bodas más hermosas siempre son a principios de año, yo odiaría casarme en navidad.
— ¿Porqué? — dije entre risas cínicas.
— ¡¿Cómo que porqué, Ty?! porque siempre hay contratiempos por las fiestas, además me gustaría que haya muchas flores el día de mi boda, ¡todo un arco lleno de ellas!
Reí por debajo al oír las palabras de Shawn, lo que menos hablábamos Robert y yo era sobre nuestra boda, "¿cuándo pasará?" no dejaba de preguntarme a mí mismo, pero tenía miedo de decirlo en voz alta, ya habíamos discutido fuertemente por eso hace algún tiempo, ni loco iba a volver a iniciar un conflicto por culpa de mi impaciencia, sobre todo tomando en cuenta que ambos estábamos hasta el cuello con nuestros deberes, y una boda era lo que menos podíamos darnos el lujo de organizar, o eso creía yo.
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Luego de un largo y monótono día de clases, salí finalmente de la universidad, rezando por no encontrarme a Richard o a Jerome Winchester, realmente quería evitar verlos, últimamente Richard solo me reprochaba la actitud que Robert tenía con él, y creo que no hace falta sobre explicar el porqué Jerome Winchester era una persona muy indeseable para mí.
Pedí un taxi y me fuí a casa, el clima era muy agradable, fresco, tal y como siempre ocurría ahí en mi amada Londres (tan solo unos meses ahí me hicieron enamorarme totalmente de aquella hermosa ciudad).
— Gracias — dije al bajarme del taxi y caminar al recibidor de mi hogar, viendo de reojo una silueta latina que estaba parada frente al recibidor de su hogar, besándose de manera acaramelada con un sujeto alto de cabello rubio, ver esa escena me hizo fruncir el ceño de forma algo incrédula, no por la excesiva muestra de contacto físico, sino porque el día anterior, aquella chica estaba haciendo lo mismo con un sujeto pelirrojo, y el día anterior a ese, con un sujeto de color.
— ¡Hola vecino! — dijo ella al verme llegar, yo le saludé con una sonrisa algo forzada mientras abría la puerta de mi hogar, esa era la mujer que Teresa había mencionado hace tiempo, solo que yo no la conocí hasta una semana después del cumpleaños de Robert; su nombre era Cintya Russo, era vecina de Robert desde hace un año, solo que él casi nunca la veía por sus largas horas en la oficina, aunque yo en cuestión de días logré conocer de sobra los "hábitos nocturnos" de aquella mujer.
— ¡Ya llegué! — dije al entrar a la sala, viendo a Teresa sentada en el sofá comiendo galletas mientras veía su novela de la tarde.
— Hola Ty, ¿cómo te fue hoy?
— Bien, solo algo cansado — dije mientras caminaba al refri para beber algo de agua e irme rumbo a mi habitación — Me daré una ducha, tengo una cita con Robert en un rato.
— Bien querido, que les vaya bien.
— Gracias Teresa — comenté para ir rumbo a mi habitación, me sentía algo emocionado, veía al sujeto diario, sí, pero que después de tanto tiempo pudiéramos tener algo de tiempo para nosotros, era demasiado emocionante para dejarlo pasar así como así.
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Me dí una ducha, me arreglé lo mejor que pude, me despedí de Teresa y salí de casa, eran las 07:18, bastante temprano, pero considerando que los restaurantes tendían a llenarse de golpe, preferí ir con tiempo para apartar una mesa, lo creerán o no, llevar el apellido "Dawson" lograba que la gente te diera ciertos "privilegios" bastante envidiables, a mí no me gustaba aprovecharme del apellido de mi novio, pero pecado habría sido no aprovechar tales privilegios.
— Buena noche — dije al llegar a un hermoso restaurante que quedaba muy cerca del centro — Una mesa para dos por favor.
— Lo siento, señor, tenemos todo reservado esta noche — dijo aquel sujeto de atuendo elegante.
— ¿Seguro que no tiene algo disponible? si quiere puede revisar la lista por si mi nombre está ahí, "Taylor Dawson" — en cuanto escuchó mi apellido, el sujeto abrió los ojos y rápidamente empezó a buscar con la mirada un sitio disponible.
— L-Lo siento señor Dawson, déjeme ver qué tengo disponible para usted.
— Te lo agradezco — murmuré sonriendo coquetamente, admito que empezaba a volverme muy mimado, pero ¿qué podía hacer? Robert quería que yo me adaptara a mi nueva vida, ¿quién era yo para negarme entonces? sobre todo considerando lo mucho que me empezaba a gustar esa nueva vida.
Continuará
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- Gema
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