65 - 'Sofocante'
La multitud de personas a nuestro alrededor era abrumadora, Catherine y Yelena estaban junto a Robert mientras él soplaba las velas de aquel enorme pastel, yo sonreí ampliamente mientras aplaudía luego de que las velas se apagaran, todos también empezaron a aplaudir, y algunas personas se acercaron para abrazarlo, principalmente mujeres, cosa que me frustró bastante.
Me alertó ver cómo él se apartaba de tanta gente para ir hacía mí y abrazarme con fuerza, dándome un cálido beso al que correspondí sin dudarlo dos veces, sintiendo las miradas de todas esas personas sobre nosotros, pero poco o nada nos importó.
— Te amo — le dije al apartarme de ese beso — Feliz cumpleaños.
— Gracias amor — dijo mientras me sonreía ampliamente, dándome otro beso para guiarme a la mesa donde estaban repartiendo pastel, realmente se me hizo agua la boca al verlo, daba tantas ganas de comerlo todo.
Luego de que cortaran el pastel al fin, algunas personas empezaron a irse, el cumpleañero fue el primero en dejar su propia fiesta, ¿irónico, no es así?
— Adiós madre, te veo mañana — dijo él mientras abrazaba a Catherine.
— Wow, ¿se van ya? — dijo ella algo abrumada.
— Sí, iré a beber algo con Yelena y Ty, te veré mañana ¿de acuerdo?
— Bien cielo — dijo ella palmeando la mejilla de él — ¿Te despedirás de tus hermanos?
— No, tengo prisa, los veré mañana — dijo él mientras me jalaba del brazo para caminar conmigo hacía la puerta del local, donde Yelena y Mónica nos estaban esperando.
— Ojalá no nos encontremos a nadie más por hoy — dije entre pesados suspiros de frustración. — Cálmate, no creo que eso ocurra — dijo él mientras me sonreía ampliamente, yo sonreí de lado mientras apretaba su mano con más fuerza.
-
Llegamos de repente a un bar bastante concurrido, tenía la impresión de ser nuevo, pero aún así mucha gente influyente entraba y salía sin más, incluso había una enorme lista para poder entrar.
— No puede ser — dijo Mónica — Tardaremos días en entrar.
— ¿Con quiénes creen que están? — dijo Yelena con orgullo mientras caminaba hacía la entrada del local, Robert nos guió a Mónica y a mí igualmente, vaya que me sorprendía la seguridad con la que ellos iban por la vida, necesitaba aprender mucho de mi novio y su amiga.
— Señorita Wilson, señor Dawson — dijo el portero al vernos llegar, cediéndonos el paso sin dudarlo dos veces.
— Gracias Greg — dijo Robert mientras sacaba un billete y se lo daba, cosa que me hizo verle con asombro absoluto mientras entrábamos a aquel club.
— ¿Ya han venido antes? — pregunté.
— Algunas veces — dijo él con aquel cinismo tan suyo, Mónica y yo nos miramos algo abrumados mientras entrábamos a aquel lugar bastante oscuro, iluminado con algunas luces neón regadas por todo el lugar, era bastante molesto para los ojos al principio.
Cuando llegamos a la barra, Yelena pidió tequila, cosa que me hizo temblar de golpe, esa bebida y yo teníamos una relación terrible.
— Salud — dijo ella mientras alzaba su trago, acción que nosotros copiamos — Por Robert, el idiota al que amo como si fuera mi hermano.
— Conmovedor — dijo él entre risas mientras daba un trago seco a su bebida, yo copié su acción, arrugando el ceño al probar aquella bebida tan fuerte, logrando que mi pareja riera cínicamente al verme.
— Oww, ¿mi gatito odia el tequila?
— Es muy fuerte — dije mientras tomaba algo de maní de la barra para comerlo de golpe, Robert siguió riendo para jalarme del brazo y sentarme en sus piernas, tomando otro shot de tequila para darme de beber, haciendo a Yelena y mónica reír sutilmente.
— ¿Piensas embriagarlo, Robert? — dijo Yelena.
— Shh, estamos jugando — dijo él mientras me seguía dando alcohol, yo solo bebía sin cuestionar, si era Robert quien me orillaba a hacer eso, yo lo haría sin pensarlo dos veces.
El tiempo empezó a transcurrir de forma algo rápida, o al menos así lo sentía yo. Robert y Yelena nos daban tips a Moni y a mí sobre cómo beber de mejor forma, aunque Robert parecía totalmente decidido a emborracharme, realmente odio amar tanto el lado calculador de ese inglés.
— Quiero bailar — dije mientras trataba de levantarme, pero él me jaló para verme pícaramente.
— ¿Bailar? ¿cuándo?
— Ahora — pucheree levantándome para jalar a Mónica del brazo e irnos juntos hacía la pista de baile, donde había mucha gente bailando música pop, Lady Gaga específicamente, música que aún no era tan reconocida, pero admito que no me desagradaba tanto.
— ¿Cómo se baila esto? — me preguntó Mónica.
— ¡No sé! — dije alzando un poco la voz, no escuchábamos nada a causa del volumen alto de la música. Ambos empezamos a reír mientras empezábamos a mover el cuerpo sin saber exáctamente cómo bailar esa música, mientras Robert y Yelena se pararon a vernos de forma burlona.
Empecé a sentir que todo a mi alrededor se iba nublando, pero ni así dejé de mover los brazos y de tararear la letra de la canción, era una canción muy buena, he de admitirlo.
— ¿Además de modelo, bailarín? — dijo mi prometido mientras me tomaba de los brazos y empezaba a jalarme sutilmente, yo ya estaba muy perdido, todo a causa del exceso de tequila que él me dió, convenientemente.
— ¿Mónica dónde está? — dije viendo a los lados, no me gustaba dejar atrás a Mónica cuando estábamos bebiendo.
— Tranquilo, está con Yelena, nos alcanzará en un minuto — dijo él mientras me guiaba a un sitio que yo no lograba distinguir del todo, o al menos no logré distinguir, hasta que llegamos.
Jadee al sentir cómo me estampaban boca abajo contra algo que parecía ser un lavamanos, y al ver de frente mi reflejo, supe de inmediato que estábamos en un baño.
— ¿Amor? — dije algo abrumado mientras observaba mi propio reflejo, me veía tan perdido, más que borracho parecía drogado, es por estas razones que yo odio el tequila, lástima que mi pareja adora ingerirlo.
— Relájate — dijo maliciosamente mientras empezaba a bajarme el pantalón, cosa que me hizo alzar las cejas de golpe.
— ¡¿Acaso quieres coger aquí?! — dije de forma brusca, logrando sacarle una risa cínica a mi pareja.
Traté de objetar, pero antes de poder lograr algo, sentí cómo me bajaban la ropa interior, y empezaban un brusco vaivén contra mi cuerpo, que me hizo estremecerme mientras veía fijamente mi propio reflejo, todo porque Robert me tenía apoyado para impedir que me moviera, y así hacerme ver cada gesto que él provocaba en mí.
— ¡Ahh, R-Robert! — grité sacando la lengua — A-Ah, ¡p-para!
— Mira, te ves tan lindo — dijo tomándome de las mejillas con una sola mano para mantener mi cara frente al espejo — Esa es la cara que me enloquece, que me hace querer follarte cada minuto del día.
— ¡Ah, ah, q-que rico!
— Sí, es tan rico — dijo él mientras aceleraba el vaivén, poco a poco el espejo empezó a empañarse, afortunadamente la alta música impedía que la gente escuchara lo que estaba ocurriendo en los baños, la cuestión es que ni yo entendía cómo era posible que nadie haya entrado y nos haya visto teniendo sexo de forma tan descuidada y depravada en aquel sitio.
— ¡Ah, R-Robert mi amor! ¡¡n-no pares!!
— ¿Te gusta, eh? ¿te encanta que me aproveche de ti, Taylor?
— ¡¡Ahh, s-sí, me encanta!! — grité sacando la lengua, me apenaba ver de frente todas las caras raras que hacía en el sexo, afortunadamente estar frente al espejo me dejaba ver las expresiones de deseo que Robert hacía, y eso solo logró enloquecerme más — ¡A-Ahh, m-más fuerte!
— ¡¿Más?! — clamó sujetando mis caderas con fuerza, yo me sujeté del lavamanos para seguir viendo fijamente el espejo, amaba tanto ver a Robert así, enloquecido de placer por mí — Mgh, carajo Ty, me vas a hacer venir.
— Correte — rogué moviendo las caderas — Lléname de tu ser, ¡d-déjame lleno de ti!
— Carajo, Dios bendiga el tequila — dijo mientras azotaba con más fuerza mi cuerpo, haciéndome temblar y empezar a venirme de golpe sobre aquel lavabo, mientras Robert comenzaba a venirse dentro de mi cuerpo.
— Ah, ay Dios — dije entre jadeos mientras veía fijamente mi reflejo — Qué rico se sintió.
— Lo sé — susurró tomándome las mejillas desde atrás para besarlas suavemente — Tus gemidos son tan sexys.
— Te amo — dije mientras volteaba a verlo, él me besó mientras empezaba a meter su mano por mi pecho, apretando mis pezones y haciéndome jadear suavemente, ojalá pudiera detallar más en lo que pasó en el baño, pero realmente el tequila no me deja recordar muy bien lo que sucedió después de esa sesión de sexo en público, que si me lo preguntan a mí, fue increíble, a pesar de haber durado tan poco.
-
Abrí los ojos de repente, viendo que estaba en la habitación de mi prometido, aún era de noche, me sentía algo mareado, pero ya no estaba tan ebrio como antes.
Me levanté de la cama para ir al baño, estaba totalmente desnudo, imagino que Robert me dejó así cuando me llevó a la cama, y qué hizo conmigo mientras dormía, a día de hoy no lo sé, pero no me cuesta mucho trabajo saber qué me hizo.
Apenas entré al baño, lo ví fumando tranquilamente en la bañera, con algo de música de scorpions de fondo, cosa que me hizo sonreír para ir sigilosamente hacía él, aprovechando que tenía los ojos cerrados y no me estaba viendo.
— Eres un degenerado — dije mientras me acercaba a él, metiéndome en la bañera para sentarme en su regazo.
Él sonrió con malicia mientras abría los ojos y me miraba pícaramente.
— ¿Lo dices por haberte follado en el club?
— Sí — murmuré pasando mis manos por su pecho — Alguien pudo habernos visto.
— Nadie nos vió.
— Igual eso fue riesgoso, si querías emborracharme para aprovecharte de mí, pudimos hacerlo aquí en casa.
— ¿Entonces no te enoja que te hiciera beber para tener sexo? — preguntó con malicia.
— Seremos esposos, ¿porqué habría de enojarme? además es... divertido — susurré mientras empezaba a besar suavemente el pecho ajeno — Al fin usamos la bañera.
— Sí — dijo mientras me acariciaba la espalda — Justo estaba por irme a dormir, pero si quieres, podemos hacer algo más.
— ¿Cómo qué? — pregunté mientras me acercaba a su boca para besar hambrientamente a mi prometido, besos a los que él me correspondió sin dudarlo dos veces.
Ambos gemimos en seco cuando Robert empezó a penetrarme de repente, abrazándome y manteníendome pegado a su cuerpo, mientras nos remojábamos en las burbujas de la bañera.
— ¡A-Ah, R-Robert! — gemí entre besos — ¿Q-Qué haremos mañana?
— Estudiar y-mgh, t-trabajar.
— No quiero — dije entre gemidos — ¡Q-Quiero quedarme contigo, tener sexo todo el día!
— N-No podemos ,Ty — dijo golpeándome el trasero con algo de fuerza — Se nota que te quedó gustando coger diario.
— ¡Ah, sí, así! — dije al sentir cómo mi pareja aumentaba la velocidad — ¡Ay Robert no pares, no pares!
— Taylor — gimió en mi oído — Grita mi nombre, gritalo.
— ¡¡Ahh, Robert, ahh!! — clamé mientras echaba la cabeza hacía atrás, empezando a venirme mientras sentía algunos besos en mi cuello de parte de mi pareja.
— Eres tan sensible — murmuró mientras me obligaba a sentarme en su miembro, sacándome roncos gemidos de placer, y sacándole a él gruñidos de deseo que solo me hacían estremecerme.
— Robert mi amor — dije riendo por debajo — ¿Q-Qué hicimos después de lo del baño?
— Te hice algunas cosas más, y luego salimos a beber otro poco — dijo moviéndome con más fuerza — Mgh, l-luego vinimos a casa, y te quité la ropa para seguir jugando contigo.
— ¡Ah! ¿m-me lo volviste a hacer?
— ¿Te duele el cuerpo, gatito? — preguntó mientras se acercaba a mis pezones para morderlos, cosa que me hizo venirme de golpe de nuevo, sobre todo porque sentí de repente cómo mi prometido también empezaba a venirse en mi interior, haciéndonos a ambos temblar de golpe.Ambos gemimos suavemente mientras nos veíamos fijamente a los ojos, él me sonreía pícaramente a la par que sus manos exploraba cada rincón de mi piel, dejándome claro que yo le pertenecía, admito que esas caricias se sintieron muy bien.
— Feliz cumpleaños — susurré besando de nuevo los labios de Robert, él me abrazó con fuerza para seguir besándonos un rato más, mientras nos remojábamos en aquella bañera que no habíamos tenido la oportunidad de usar hasta ahora.
Luego de besarnos por un rato más en la bañera, finalmente nos fuimos a dormir, susurrándonos cosas bonitas el uno al otro, sé que tal vez no fue el mejor cumpleaños para él, pero me encantó haber pasado ese día al lado de mi pareja, sobre todo porque Robert perjuró que mi presencia le hizo más llevadera la noche, no sé si fue en serio o lo dijo solo para que no me mortificara, pero ver su sonrisa me hacía sentir que hice lo correcto al irme con él, y cada cumpleaños, tanto suyo como mío, me siento de la misma forma.
-
Dicen que el tiempo vuela cuando eres feliz, es un dicho bastante cierto, ¿porqué? porque cuando menos lo esperé, empezaron a correr las semanas, y con ello, los meses, no hago mucho énfasis en esos últimos dos meses porque no ocurrió algo trascendental por así decirlo; Mónica tuvo que volver a américa dos semanas después del cumpleaños de Robert, por ello pasamos los últimos días paseando por la ciudad y platicando como hacíamos en la escuela, fue muy agridulce volver a despedirme de ella, no fue para siempre, pero era tedioso tener que volver a alejarnos.
La asociación con Terrence Dustin hizo que Robert tuviera más trabajo que nunca, y dado que yo me puse al día con las clases de lleno, poco a poco fuimos ocupándonos demasiado en nuestros asuntos, apenas y nos veíamos la cara, cosa que me dolía un poco, pero sabía que estar ocupados no arruinaría nuestra relación, o al menos eso quería creer yo, no quería que mi mente empezara a divagar y a jugar conmigo, no era conveniente, sobre todo esos días donde mi tiempo íntimo con mi prometido se redujo considerablemente.
— ¡Hola! — saludé al llegar a aquel local, últimamente después de clases iba al café, porque Robert estaba ahí en la tarde, así que mientras él terminaba de hablar con el señor Turner, yo bebía café y estudiaba un poco.
— ¡Hola Taylor, bienvenido! — dijo el señor Turner al verme llegar. Yo le saludé con la mano mientras me acercaba al sitio donde él estaba sentado con mi prometido, quien bebía café mientras leía algunos informes de balances brutos, cosas que yo no entendía para nada.
— Hola amor — le saludé tomando su mejilla para besarlo suavemente.
— Hola gatito — dijo mientras seguía leyendo — ¿Cómo te fue hoy?
— Bien, pero no sabes toda la tarea que me dejaron — gruñí mientras me sentaba junto a él para abrir mi cuaderno y leer lo que había escrito ahí.
— Para algo estudias, amor — dijo mientras dejaba los expedientes y miraba a Turner con atención — Michael el local está teniendo pérdidas, necesitamos hacer mejoras.
— ¿Mejoras? p-pero Robert, ya remodelamos, ya cambiamos el menú, ¿qué más podríamos hacer?
— Contratar más personal es una opción.
— Honestamente creo que así estamos bien.
— Siendo tacaño no lograrás nada, Michael — dijo mi prometido mientras se quitaba los lentes que estaba usando, para ver de reojo a los dos únicos sujetos que estaban limpiando las mesas, específicamente se fijó en el sujeto de cabello avellana que trapeaba con algo de apuro — ¡Richard!
— ¡¿Sí señor Dawson?! — dijo mientras se acercaba a la mesa, Robert le miró de arriba a abajo mientras pensaba qué castigo imponerle, desde que supo que el tigre me envenenaba la cabeza, Robert accedió a no despedirlo, pero sí lo condenó a ser el lastre del local, dejándole las tareas más pesadas, dándole turnos demandantes, y forzándolo a redoblar, lo único con lo que no se metía era con su sueldo, pero de resto, Richard era la diversión de mi pareja, cosa que me frustraba un poco, pero no podía objetar, el tigre sí merecía una lección, aunque Robert llegaba a excederse.
— Vé al almacén y saca una caja de Earl grey, quiero que prepares un poco para Taylor y para mí.— Pero el Earl grey está en el fondo del almacén.
— ¿Te pedí explicaciones? — dijo de manera incrédula, Richard inhaló profundamente y se marchó rumbo al almacén.
— Empiezas a excederte — dije mientras ojeaba mi cuaderno.
— Merece escarmiento — dijo Robert — Además trabajar un poco no le hará daño, lo hará un mejor hombre, creeme.
— Si tú lo dices — murmuré de mala gana, odiaba que Robert actuara como un cretino porque sí, aún cuando yo estaba consciente de que Richard podía ser una patada en las bolas.
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06:40 marcaba el reloj, ambos finalmente volvíamos a casa, yo estaba exhausto, la escuela me estaba destrozando, y eso que apenas estaba empezando mi calvario.
— Muero de hambre — murmuré mientras subíamos las escaleras — ¿Teresa habrá hecho galletas?
— Las galletas no son alimento, Taylor — Robert me regañó mientras caminaba detrás de mí, aflojándose la corbata y quitándose su saco.
— ¡Muero de hambre! ¡y la cena estará lista hasta las ocho! — me quejé volteando a verlo, él rodó los ojos con fastidio mientras dejaba su saco en una de las sillas del comedor.
— Qué difícil es lidiar contigo — dijo él mientras se me acercaba para abrazarme las caderas y besarme la frente — ¿No quieres pedir comida china mejor?
— ¿Podemos? — dije con emoción, él asintió mientras me apretaba sutilmente la mejilla.— Desde luego, has trabajado mucho hoy, mereces una recompensa.
— Siendo así — dije mientras le quitaba su celular a Robert y empezaba a marcar el número del restaurante chino donde siempre comíamos, él rió por debajo mientras me miraba marcando.
— Bien, pide lo que gustes, yo estaré en mi oficina haciendo unos informes — comentó mientras se daba vuelta y se iba a su oficina, yo le miré con algo de pesar, últimamente no estábamos actuando tan "melosos" como siempre, yo tenía tarea, y él tenía trabajo, obviamente teníamos nuestros asuntos, y eso impedía que pudiéramos dedicarnos tanto tiempo el uno al otro, era una situación inflexible, pero muy sofocante.
Continuará
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- Gema
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