64 - 'Desagradable'
— Debería ir a ver qué pasa — dije mientras movía mis dedos con nerviosismo encima de la mesa, hacía ya quince minutos que Robert se había ido, me preocupaba muchísimo que él llegara a los golpes con su padre en plena fiesta.
— Cálmate Ty, todo estará bien — dijo Mónica mientras palmeaba mi hombro — No creo que suceda algo tan grave.
— Bueno...— murmuró Yelena mientras daba un sorbo a su martini, cosa que nos hizo a Mónica y a mí voltear de golpe.
— ¿Alguna vez hubo violencia en los cumpleaños de Robert? — dudé.
— Una sola vez, pero fue porque Robert compartió la idea de irse a vivir a América con... tú sabes — dijo ella mientras daba otro sorbo a su bebida — Eso a John no le cayó muy en gracia.
— Ah sí, Robert me habló de eso, pero no sabía que fue en su cumpleaños — dije llevando uno de mis mechones tras mi oreja, observando a Yelena con atención — Creo que desde entonces sus ganas de mudarse a américa se esfumaron.
— ¿Ganas de mudarse? Ty cariño ¡Robert estaba super frustrado con el tema! — miré a Yelena con asombro absoluto en cuanto ella me dijo eso.
— ¿Enserio?
— ¡Claro! sabes cómo es él, ama Londres, no quería irse en absoluto a Nueva York, él odia esa ciudad, la única razón por la que quería irse, era porque Giselle lo estaba chantajeando.
— ¿Qué? — dijimos Mónica y yo al unísono, yo me quedé helado al oír aquello, Robert era el rey del chantaje, por ello me era increíble pensar que alguien podía chantajearlo tan fácilmente, aunque honestamente, ese es un pensamiento bastante crédulo.
— La desgraciada usó la única táctica que lograba nublar por completo la mente de Robert, los hijos; dijo que si se iban a américa, podrían empezar una vida de familia, por eso mi torpe amigo pensó que irse a américa era la mejor opción.
— Y su padre intercedió — dije con algo de molestia.
— Sí, y bueno, tampoco ayudó que en una noche de copas Giselle le confesó a Robert que no quería tener hijos, que ni loca iba a arruinar su cuerpo para dar a luz, ahí Boby se dió cuenta de que estaba actuando como idiota al dejar su vida tirada por ella.
Un amargo sentimiento inundó de lleno mi pecho cuando escuché a Yelena decirme eso, era horrible escuchar cómo Robert estuvo dispuesto a mudarse a américa por Giselle, y a mí me dejó claro que no podía buscarme si me llegaba a quedar allá, pero, saber que Giselle lo chantajeó usando en contra de Robert su deseo de ser padre, solo me hacía odiarla aún más, y me hacía sentir pena por Robert.
— Qué cruel — dijo Mónica.
— Giselle es una arpía, no esperen mucho de ella — dijo Yelena mientras se cruzaba de piernas, Mónica me palmeó el hombro para tratar de animarme, cosa que me hizo sonreírle mientras inclinaba un poco la cabeza.
— ¡Un martini, por favor! — dijo una dama que se paraba junto a nosotros a pedir un trago, yo rápidamente logré reconocerla, era la chica con la que me topé ese día, "no puede ser" pensé amargamente, ¿acaso todas las ex de mi prometido iban a aparecer esa noche?
— ¡¿Olivia?! — dijo Yelena en un tono de voz algo ácido, logrando que ella volteara a verla y le dedicara una sonrisa notoriamente forzada — Cariño cuánto tiempo sin verte.
— Yelena — dijo ella mientras sonreía forzosamente — Qué bueno verte, ¿cómo te trata la vida?
— ¡Increíble! ¿y a ti qué tal te va? oí que estás desesperada buscando semen para embarazarte.
— Veo que sigues siendo una corriente con dinero, Yelena — dijo ella mientras la miraba de arriba a abajo, para después voltear a verme — Taylor, qué gusto verte.
— Hola... — murmuré al no recordar su nombre — Qué sorpresa verte aquí.
— No quería perderme el cumpleaños de Robert, aunque veo que nadie en Londres quiso perdérselo.
— Robert es querido por mucha gente — dijo Yelena — Obviamente su cumpleaños será todo un evento.
— Sí, lástima que no es como en la universidad, cuando todo era más simple — dijo ella mientras suspiraba y miraba a la nada, yo no sabía qué decir, sinceramente me daba lástima la manera en la que esa mujer no lograba superar a alguien con quien ni siquiera tuvo una relación formal.
— ¿Cuando Robert te usaba para desahogar su frustración y luego te olvidaba? Ay Liv, deberías tratar de ser más empática contigo misma — dijo Yelena sin pelos en la lengua, Mónica la miró totalmente abrumada, yo no me abrumé tanto, principalmente porque ya conocía de sobra la lengua afilada y poco ética de la señorita Wilson.
La mujer en cuestión miró con odio absoluto a Yelena, mientras ella solo sonreía con cinismo, si así eran de adultas, no imagino todo lo que debieron discutir en su juventud.
— Vuelvo en un minuto — susurré en el oído de Mónica, mientras me levantaba de la barra y caminaba por aquel salón sin saber exactamente adónde ir, solo sabía que quería encontrar a Robert, empezaba a frustrarme pasar tanto tiempo sin él.
Caminé hacía un pasillo donde no pasaba mucha gente y ahí pude verlo hablando con su padre, dado que ambos tenían cara seria, me quedé parado detrás de un muro que había cerca, para así evitar que me notaran.
— Si hago esto, es solamente porque tu madre quiere que hagamos las paces, y así no haya desunión en la familia.
— Lo sé — dijo Robert con frialdad — Así como sé de sobra que de no ser por ella ya me habrías desheredado y te habrías olvidado de mí.
— ¿Qué esperas, que consienta tus cuestionables decisiones?
— Podré ser todo lo cuestionable que quieras, pero tú sabes que de no ser por mí, tu empresa se caería a pedazos — dijo mi pareja mientras observaba con absoluta seriedad a su padre, mientras este no decía nada — Puedo jugar tu juego, fingir que no pasa nada, pero no esperes que seguiré siendo el idiota que espera tu aprobación para todo, tengo mi vida, y quiero que la respetes.
— ¿Llamas a eso vida? estás actuando como el padre de un chico que solo te quiere por dinero.
— Es mi problema — dijo Robert con frialdad absoluta — Si no quieres que me largue y deje tu empresa tirada, más te vale respetar mis decisiones.
— ¿Me estás chantajeando?
— Le estoy dando un ultimátum a tus idioteces y tus prejuicios, John — dijo Robert mientras se cruzaba de brazos, me aterraba, pero amaba ver el lado severo de mi pareja (al menos cuando no era a mí a quien regañaban) — Puede que George y Alice te amen con devoción, y por más que los humilles ellos volverán a ti, pero yo no olvido, y tú lo sabes bien.
Ambos se miraban con absoluta seriedad, sin si quiera pestañear, hasta que John finalmente suspiró con molestia para palmear el hombro de su hijo.
— Como quieras — dijo mientras se apartaba un poco de él — Solo espero que no esperes treinta años para abrir los ojos.
— Digo lo mismo — dijo Robert con seriedad, y como siempre, fue Robert quien tuvo la razón, ¿porqué? porque los años ablandaron el duro corazón de su padre, sobre todo la presencia de cierta "luz" que iluminó nuestra vida, y que enamoró por completo a cada miembro de la familia Dawson, pero me estoy adelantando.
Me escondí tras un jarrón para que John no me viera al marcharse, y así fue, se largó sin notar mi presencia, imagino que las palabras de su hijo lograron abrumarlo lo suficiente como para no ver a los lados.
Cuando John se fue, traté de ir hacía Robert, pero cuando estuve a punto de salir de mi escondite, noté una silueta pelirroja que iba pasando por ahí, quien tampoco me volteó a ver, por suerte.
Rápidamente me asomé para ver lo que pasaba entre ella y mi prometido, quien estaba bastante abrumado aún por todo lo que su padre le dijo, no imagino cómo debió aumentar su estrés al ver de frente esa silueta pelirroja que tanto le jodió la vida por años.
— Ah, hola — dijo ella coquetamente — ¿Qué hace el cumpleañero por aquí tan solo? — Robert estuvo a punto de irse sin hablarle, pero ella le jaló del brazo para detenerlo — ¡R-Robbie espera! a-antes de que te vayas, déjame hablar contigo.
— ¡No quiero hablar contigo! — dijo él de mala gana, pero ella se le acercó para tomarlo de los brazos.
— Lo sé, pero déjame intentar excusarme.
— ¿Excusarte? — dijo él entre risas incrédulas — Giselle, no hay manera en la que te excuses, y lo sabes bien.
— Sé que me equivoqué, Robert, pero... e-esto, me parece excesivo que te atrevieras a darle el anillo a ese chico — mi prometido rió de manera incrédula al oír las palabras ajenas — ¿Qué pasó con tus palabras bonitas sobre que siempre seríamos tú y yo?
— ¿Quieres saber qué pasó? te conocí realmente, Giselle, eso fue lo que pasó — dijo mi pareja con firmeza, cosa que me hizo temblar un poco — Descubrí la clase de mujer que eres, me di cuenta de que fui un idiota al creer que podría tener una vida contigo, eso fue lo que ocurrió.
— Ay por favor — dijo ella de mala gana — ¿Es eso excusa para que juegues a la casita con otro macho, Robert? creeme que te desconozco, el Robert que conocí jamás habría sido tan irracional.
— El Robert que conociste era estúpido, y tú te aprovechaste de eso — dijo mi pareja mientras la miraba con severidad.
— El que se aprovechó fuiste tú, tantos años de mi vida contigo, y tú de la nada los tiras a la basura.
— ¿Te recuerdo quién los tiró a la basura, Giselle? — dijo él mientras se cruzaba de brazos — ¿Quién se atrevió a humillarme al acostarse con mi propia sangre? ¿y que también se aprovechó de mi deseo de tener familia para chantajearme? ¿necesitas que te lo recuerde?
— Me parece hipócrita que uses el tema de los hijos para señalarme, sobre todo ahora que estás viviendo con un hombre — escuchar aquello me hizo sentir un horrible nudo en la garganta, afortunadamente, Robert no se dejó intimidar en absoluto por ella.
— Aún sin ser capaz de darmelos, Taylor dijo que quería darme una familia, eso fue más de lo que tú hiciste alguna vez por mí.
— ¿Y qué? ¿lo pedirán por internet? — dijo ella de manera incrédula, me sorprendía mucho que se atreviera a tentar la paciencia de Robert de esa manera, sobre todo al ver la expresión incrédula en el rostro de mi pareja.
— Ese no es tu problema — dijo él de mala gana — Y que le haya dado el anillo a Taylor tampoco es tu problema.
— Se lo diste por despecho — dijo satanás mientras se cruzaba de brazos, Robert rodó sus ojos con fastidio mientras veía la hora en aquel bello reloj que Yelena le obsequió.
— Giselle ya hemos hablado hasta el hartazgo de esto, realmente ya me aburre recalcarte quién arruinó lo nuestro, y también me aburre decirte cosas que no te conciernen, así que me voy ya.— ¿Así y ya? ¿simplemente te olvidarás de nosotros así como así?
— Te olvidé hace mucho, tú eres la que no me deja en paz — dijo con una frialdad que me heló por completo la sangre, y ni hablemos de la expresión incrédula en el rostro de Giselle.
— Eres un ridículo — dijo ella de mala gana, Robert rió cínicamente mientras la veía de arriba a abajo incrédulamente.
— Y tú una chantajista, hipócrita, manipuladora, con complejo de afrodita, y que siempre quiere quedar de mártir frente a todos cuando realmente eres una persona odiosa — volvió a ver la hora en el reloj de su muñeca mientras se arreglaba un poco el cabello — Pero trabajas con mi hermana, así que por más que quiera evitar ver tu cara, lamentablemente no podré, así que al menos trataré de ignorar tu presencia.
— ¿Ignorarme? jaj, Robert, tú nunca me has podido ignorar, y lo sabes — dijo ella mientras pasaba su mano por el pecho ajeno, aunque Robert le tomó con fuerza de la muñeca para apartarla de su cuerpo, mientras la observaba con absoluta seriedad.
— No vuelvas a tocarme — dijo con firmeza — Solo te tolero por Alice, pero no tientes tu suerte conmigo.
— ¿O qué? — dijo ella sonriendo pícaramente — Por favor, Robert, tú estás loco por mí, lo sabes.— Realmente tienes un complejo de afrodita enorme — dijo mi prometido de mala gana mientras le daba la espalda a Giselle, ella frunció el ceño con molestia mientras trataba de ir tras él, imagino que fue ahí donde se dió cuenta de que ella le daba igual a Robert, porque mi prometido la trató con absoluta frialdad e indiferencia, y cuando Robert te trataba así, no era por una buena razón.
Me oculté tras la planta de nuevo, viendo cómo Robert avanzaba por aquel pasillo con ambas manos en su bolsillo, siendo seguido por Giselle, quien le tomó del brazo para tratar de frenarlo, aunque mi prometido volteó para verla con molestia.
— ¿Porqué no vas a coger con Harry y me dejas en paz? es algo que ya estás acostumbrada a hacer — exclamó mientras miraba de reojo hacía el lugar donde yo estaba, abriendo los ojos con sorpresa al chocar con los míos, yo estaba muy avergonzado, fue odioso escuchar todo lo que esa pelirroja le estaba diciendo.
Ella al notar mi presencia se dió la vuelta y se marchó soltando pestes, mientras Robert se acercó hacía mí para tomarme de la barbilla y acariciarme suavemente.
— ¿Qué tanto escuchaste? — preguntó suavemente.
— Todo — admití mientras pasaba mi mano por la muñeca ajena — Lamento que ella te esté acosando.
— ¿Lo lamentas? creí que te enojaría.
— Lo estoy — dije mientras tomaba algo de aire — Pero más me enoja que te haga estas escenas en tu cumpleaños.
— Descuida, ya es costumbre que ella aparezca para molestar — dijo mi prometido mientras me besaba dulcemente la frente — No le hagamos caso y ya ¿de acuerdo?
— Quiero fumar — dije rozando mis labios con los de él — ¿Tienes cigarrillos?
— Sí pero, solo fumas cuando estás estresado ¿te sientes mal?
— Miento si digo que no me frustra y fastidia tener que ver este tipo de escenas entre tú y tu ex — admití entre pesados gruñidos de molestia — Odio verla cerca de ti, cómo perjura que tú aún la deseas — él sonrió de lado para tomarme el cuello y besarme lentamente.
— ¿Crees que teniendo a un chico como tú, querría volver a caer en las garras de una mujer como ella?
— ¿Osea que no sientes nada por ella?
— Repulsión, desdén, un poco de resentimiento, pero en general, nada muy trascendental — admitió incrédulamente mientras alzaba lo hombros — ¿Acaso aún no crees que yo te amo solo a ti?
— C-Claro que te creo, pero... e-ella me pone muy nervioso — admití mirando hacía otro lado.
— Ty, aquí el que gana eres tú ¿sabes porqué? — preguntó tomando mi mano para besarla suavemente, específicamente la mano donde reposaba mi anillo de compromiso — Porque ella no tiene mi amor incondicional, tú sí.
— ¿Lo prometes? — dije mientras un gran rubor inundaba mis mejillas, odiaba actuar de inseguro, aún después de haber pasado por tanto, pero realmente Giselle me alteraba los nervios, afortunadamente Robert sabía cómo darme calma.
— Te doy mi palabra — dijo mientras me jalaba de los brazos para cargarme con fuerza — ¿Porqué no salimos y fumamos juntos un rato? también me vendría bien un cigarrillo.
— ¿Es buena idea que el cumpleañero desaparezca así como así?
— Diré que mi prometido me necesitaba con urgencia — susurró en mi oído mientras me besaba suavemente, yo reí por debajo mientras lo dejaba besarme el cuello, aún después de esos momentos tan incómodos él se dedicaba a besarme y mimarme, tal vez lo hacía para calmarse él también, fuera como fuera, adoraba que mi prometido aún se esmerara en ser atento conmigo, sobre todo después de esos momentos tan desagradables con su padre y su ex mujer.
-
Daba una calada al cigarrillo mientras miraba fijamente el cielo nocturno, la noche estaba algo clara, cosa que me sorprendió bastante, las nubes de Londres casi nunca te dejaban ver el cielo nocturno, al menos algo en esa noche sí salía bien.
— ¿Escuchaste también lo que hablé con papá? — preguntó Robert mientras me miraba con atención, ambos estábamos parados en un balcón de aquel restaurante, yo estaba sentado en el muro que evitaba que la gente cayera al suelo, mientras Robert estaba parado frente a mí, rodeando mis caderas con sus brazos, viendo atentamente cómo yo degustaba de aquel cigarrillo que me dió.
— No todo — hablé mientras el humo iba escapando por mis labios y mi nariz — Solo escuché el final, algo sobre que iba a fingir aceptarte, solo por presión de tu madre.
— Sí, eso dice él — dijo mi pareja mientras me quitaba el cigarrillo para darle una calada también — No sé ni siquiera si creerle o no, él siempre dice que "solo por mamá, no se meterá", y al día siguiente anda hurgando en mi vida como si fuera un mono hurgando su trasero para conseguir una banana que comer.
— Tu metáfora es muy extraña — dije entre risas a las que él me correspondió.
— Lo siento, me cuesta trabajo no comparar a mi padre con un mono.
— Y a tu ex con una zorra — dije de mala gana, logrando que Robert riera cínicamente.
— La verdad sí lo es — admitió mientras me daba de vuelta el cigarrillo — Es por eso que soy más de gatos.
— ¿Aún cuando los gatos somos difíciles? — murmuré mientras quitaba la ceniza del cigarrillo con mi dedo.
— Amo que seas tan difícil — dijo tomando mi barbilla para verme fijamente a los ojos — Nadie logró enamorarme tanto como lo hicieron tú y tu temperamento difícil.
— Gracias — susurré sonriendo tímidamente — Lamento que tu cumpleaños fuera tan tedioso.
— Descuida, ya te dije, nada lograría mejorarlo después de la noche que tuvimos.
— Pero eso no implica que haya sido tan desagradable hoy.
— Eso no me importa, estuviste conmigo, eso para mí es más que suficiente — susurró rozando mis labios suavemente con los suyos — Y Giselle vió que tienes el anillo, definitivamente es el mejor cumpleaños de todos.
— Eres un presumido — dije entre sutiles risas.
— Lo soy, ¿pero quién no querría presumir a un novio tan sexy como el mío, eh? — trató de besarme, pero yo puse mi dedo índice sobre sus labios para frenarlo.
— No tan rápido, amigo — dije mientras retomaba el rol de "modelo malo" que tanto logró cautivar a Robert antes de irnos a la fiesta, logrando que él me sonriera con malicia y me observara con deleite — Yo no beso a cualquiera.
— ¿Enserio? ¿porqué mejor no te enseño que yo no soy cualquiera? — dijo tomándome de las caderas para besarme hambrientamente, sacándome suaves jadeos de placer, mientras mi lengua y la suya se frotaban con deleite y mucha pasión.
— ¡Ahí están! — clamó una voz conocida mientras de repente llegaba con nosotros, pero ni siquiera oírla hizo que Robert y yo nos apartáramos de esos besos tan voraces y sensuales — Wow, veo que están ocupados.
— ¿Qué carajo quieres? — dijo él con voz ronca mientras se apartaba de golpe de los besos, dejándome con la lengua afuera y jadeando sutilmente, mientras un hilo de saliva estaba decorando mi lengua y la suya.
— Ya cortaremos el pastel, date prisa para que podamos irnos al fin.
— ¿Cómo que irnos, Yel? — dijo él incrédulamente — ¿Tienes algo más planeado?
— Por supuesto, Boby; ¿enserio crees que dejaré que tu cumpleaños termine de esta manera tan asquerosa? — dijo ella mientras le palmeaba el hombro — Tengo todo planeado, pero necesito que vayamos a cortar el pastel.
— Que lo corte alguien más — dijo Robert para volver a besarme, aunque sentir cómo Yelena nos jalaba de los brazos interrumpió abruptamente nuestras apasionadas muestras de afecto.
Continuará
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- Gema
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