Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

60 - 'Deleite'

— ¡¡Ahh, Robert, m-mi amor, p-para por favor!! — rogué mientras miraba fijamente el techo de aquel cuarto de hotel, llevábamos horas teniendo sexo, pero Robert no parecía cansarse, eso en vez de frustrarme, solo lograba excitarme más, vaya que me estaba afectando vivir con ese hombre.


— Es mi cumpleaños, tengo derecho de hacértelo hasta que me harte — dijo mientras mantenía mis piernas separadas y se seguía moviendo encima mío.


— S-Sí pero— me mordí el labio inferior al sentir una corriente recorrer mi cuerpo — ¡A-Ah!


— Shh, relájate — dijo mientras me apretaba uno de los pezones — Relájate y disfrútalo, amor.


— ¡Ah, ah, n-no! — me quejé retorciéndome de placer a causa de aquel orgasmo que me atacaba, sintiendo de repente un líquido espeso bajar por mis piernas, no recuerdo cuántas veces me vine esa noche, solo sé que Robert aún quería más, y yo no estaba en condiciones de negarme.


— Eso, buen chico, Ty — dijo jalándome de las piernas para cargarme entre sus brazos y levantarse del suelo conmigo en brazos, abrazando sus caderas con mis piernas mientras me veía fijamente a los ojos — ¿Te he dicho de casualidad lo hermoso que eres?


— Shh — susurré dándole un cálido beso en los labios, al que él me correspondió entre suaves risas.


— ¿Y luego soy yo el que no quiere dejar de coger?


— Es tu cumpleaños, quiero que me lo hagas hasta dejarte seco — dije mientras trataba de mover mis caderas, aunque Robert me tomó de las caderas y empezó a cogerme en el aire con algo de fuerza mientras me miraba fijamente a los ojos.


— Me gané la lotería contigo, Taylor — dijo entre roncos gemidos de placer, yo gemía de igual forma mientras me sujetaba de sus hombros para evitar caer al suelo sin más.


— ¡Robert! — grité con algo de fuerza — ¡T-Te amo!


— Yo también te amo, cariño — dijo mientras apuraba más su vaivén.


— ¡¡Ah, ahh!! ¡¿c-cómo sigues teniendo tanta fuerza?! ¡¡llevamos horas follando!!


— No lo sé, supongo que tus ojitos cafés me dan más fuerza para seguir haciéndotelo — dijo mientras se acercaba a mi cuello para seguir moviéndolo, al mismo tiempo que nos acercaba a un muro para estamparme contra él y hacer más profundas y fuertes sus embestidas.


— ¡¡Ahh, ahh, Robert!! — grité acariciando su cabello mientras él me mordía el cuello con algo de fuerza — ¡Ay mi amor! ¡a-ah, t-tan profundo!


— ¡Mgh! — gruñó mordiéndome con fuerza mientras empezaba a venirse dentro de mi cuerpo, haciéndome temblar y gemir de forma ronca, aún cuando no era la primera vez en esa noche que lo hacía.


Ambos jadeamos exhaustos mientras alzábamos la mirada para vernos con atención, él me sonreía coquetamente mientras sujetaba mi cuerpo con firmeza, yo le tomé del cuello para besarlo cálidamente.


— Feliz cumpleaños — susurré entre besos a los que él me correspondió sin dudarlo dos veces, explorando cada centímetro de mi boca mientras que exploraba cada centímetro de mi cuerpo con sus manos, tan suaves y tersas como el primer día.


-


Creerán que Robert exageró cuando me dijo que lo haríamos toda la noche, pero, la verdad es que no mintió, tuvimos sexo hasta que el sol salió, aún cuando mi cuerpo se sentía fatigado, no quería detenerme, solo quería seguir haciendo el amor con mi prometido, y con verlo a los ojos me quedaba claro que él quería lo mismo.


07:15 marcaba el reloj, de la champaña y las fresas ya no quedaba casi nada, debido a que entre el sexo y los orgasmos Robert y yo a veces tomábamos pausas para beber y comer, eran pausas breves, pero sí las hubo.


Estábamos acostados en la cama viendo fijamente el techo de la alcoba, jadeando exhaustos mientras sentíamos los últimos ápices del orgasmo abandonar nuestros cuerpos, teníamos el cuerpo lleno de marcas de mordidas y chupetones que nos hizo el otro, y ni hablemos de nuestras ojeras, parecíamos mapaches, y lo sé porque con el tiempo empezaron a apodarnos "los señores mapache", los reto a adivinar quién fue la primera persona en decirnos así.


— Dios, estoy muerto — dije entre jadeos.


— Eso fue increíble — dijo Robert mientras sonreía coquetamente — Este fue el mejor cumpleaños de mi vida.


— Tu cumpleaños apenas empieza, mi amor — murmuré entre risas.


— Lo sé, pero pase lo que pase ya nada podría mejorarlo, es imposible.


— ¿Imposible, eh? — murmuré mientras me acercaba a él para verlo coquetamente, estaba exhausto, muerto, pero aún me quedaba energía para hacer una última cosa, eso que a mi prometido tanto le gustaba.


Empecé a besar su abdomen lentamente, mientras él jadeaba sutilmente.


— Ty, puedes hacer eso después.


— ¿No que nada podría mejorar tu cumpleaños? — dije maliciosamente mientras empezaba a pasar mi lengua por el vientre de mi prometido, haciéndole gruñir y morderse los labios de placer, amaba las caras de éxtasis que hacía mi semental durante el sexo oral.


— A-Ah — gimió al sentir cómo me metía su hombría a la boca, y empezaba a usar mi lengua para masajearla, cosa que hizo a Robert gruñir y morderse los labios con fuerza — Mgh, T-Taylor.


— Me gusta oírte así — dije metiéndome toda esa carne a la boca para separar más las piernas de Robert, él normalmente bromeaba diciéndome que no me abriría las piernas ni de chiste, pero irónicamente, me las abría sin dudarlo cuando yo me metía su masculinidad a la boca, sé que no eran las mismas circunstancias, pero que igual Robert me cediera su cuerpo era todo un deleite para mí.


— Carajo Ty, y-ya no puedo más — jadeó echando la cabeza hacía atrás.


— Jaj, ¿el semental está exhaust— bromee, aunque sentir cómo tomaban mi cabello y me forzaban a tragarme ese trozo de carne sin más, calló totalmente mis palabras burlonas.


— No hables con la boca llena, bastardo — gruñó entre jadeos roncos que me hicieron estremecerme, le miré de forma sumisa mientras seguía tragándome su miembro sin más, sintiendo algo bajar por mi garganta de repente, algo cálido, y de sabor dulce, seguramente gracias al chocolate.


Él gimió de forma ronca mordiéndose el labio inferior con fuerza, mientras poco a poco empezaba a venirse dentro de mi boca, yo luchaba por tragarme todo ese líquido blanquecino sin derramarlo, me gustaba mostrarle a Robert mis "habilidades" en el sexo oral, de todos modos, él amaba cuando yo lo hacía, por lo que quería alardear y demostrarle que nadie iba a poder satisfacerlo de la misma forma en la que yo lo hacía, creo que la cama fue el sitio donde empecé a actuar más "ególatra" por así decirlo.


— Ah, carajo Ty, ¡cada día te amo más! — dijo entre jadeos risueños mientras se recostaba en la cama boca arriba, yo limpié algunos excedentes de semen de mi boca para recostarme en el pecho de mi pareja, sonriéndole coquetamente mientras pasaba mi dedo por su rostro.


— Y yo a ti — dije coquetamente — ¿Ahora qué opinas sobre tu cumpleaños?


— Era el mejor, pero ahora, es insuperable — dijo entre suaves risas a las que correspondí sutilmente.


— ¿A qué hora debemos volver a casa? — pregunté con fastidio, amaba nuestra "burbuja de romance y sexo" en la que nos introdujimos, y volver a la odiosa vida cotidiana me desganaba bastante, y a juzgar por la manera en la que suspiró con molestia, asumí de inmediato que a Robert también le fastidiaba eso.


— Supongo que en un rato — dijo mientras suspiraba pesadamente — Si por mí fuera, me quedaría aquí contigo todo el día.


— Pues... podemos quedarnos un par de horas más ¿no? — pregunté besando el pecho de mi pareja, haciéndole sonreír pícaramente mientras me tomaba de la mejilla para acariciarla suavemente.


— ¿Quieres que nos quedemos?


— La verdad sí — admití tomando la mano de Robert para besarla dulcemente, él me sonrió para jalarme del brazo y mantenerme recostado en su pecho.


— Si eso quiere mi prometido — murmuró de una manera tan suave y tierna que cada fibra de mi cuerpo se estremeció sin más, amo tanto cuando Robert hace y dice tantas cosas bonitas.



-


Nos besamos un rato hasta que finalmente decidimos tomar una siesta, estábamos exhaustos, merecíamos al menos dos horas de sueño para reponer las más de seis horas de sexo que tuvimos, sin recato alguno y sin pensar en nuestras obligaciones al día siguiente, cosa que ya era costumbre en nosotros.


Desperté luego de un sueño un poco raro, donde yo caminaba por una enorme y hermosa playa, mientras la brisa movía mi cabello, y yo solo me dedicaba a ver hacía el horizonte, no había nada a mi alrededor, no había nadie a mi alrededor, estaba solo, pero sentía paz, no tengo idea de lo que significaba ese sueño, tal vez en el fondo, solo quería volver a ir a la playa, pero no ir yo solo, desde luego.


Voltee a ver a Robert con una sonrisa en mi rostro, se veía tan tierno al dormir, me encantaba quedarme mirándolo, aún cuando ya vivíamos juntos y nada podía salir mal entre nosotros, por mi mente siempre rebotaba la frase "¿enserio este hombre es mi novio? no lo puedo creer", pensamiento que aún de vez en cuando prevalece hoy en día, a mis treinta y tantos años.


Me levanté con cuidado de la cama para ir a la mesa de noche, donde estaba mi celular, al que le quité el protector para sacar algunos billetes que tenía ocultos ahí, aún cuando había dejado de vivir como una rata, la manía de ocultar mis cosas no se me quitaba, más por costumbre que por otra cosa.


Tomé mi ropa para vestirme y salir cuidadosamente de la habitación, planeaba hacer algo por mi novio, algo que él hizo por mí el día de mi cumpleaños y que me conmovió mucho, realmente quería devolverle el favor, aunque el dolor y el cansancio en mi cuerpo apenas y me dejaba caminar.


Salí del hotel tarareando una canción de Elton John, me las sabía de memoria por Teddy, pero nunca logré empatizar con alguna de esas canciones tanto como con las de Luis Miguel (aún cuando las de Elton sí las entendía al derecho y al revés) solo que, cuando finalmente me volví adulto y me enamoré, sus canciones empezaron a tocar mi pecho suave y gentilmente, una en particular, que cada que la escuchaba, no podía evitar pensar en Robert, aunque claro, cualquier canción de amor me hacía pensar en mi novio, pero algunas más que otras, he de admitirlo.


-


— Gracias — dije mientras tomaba aquel pequeño postre y salía de esa cafetería (que afortunadamente estaba afuera del hotel donde estábamos él y yo) junto con algo de café y unos sandwiches de queso, moría de hambre, el sexo desenfrenado te abre el apetito sin duda.


Caminé de vuelta al hotel, de lo más sereno y tranquilo del mundo, aunque la gente me miraba abrumado por las marcas en mi cuello y las ojeras en mi rostro, a las que yo les hice caso omiso, solo seguía caminando sin importarme lo que pudieran decir de mí, vaya, la vida en pareja sí que me logró cambiar, porque en Detroit me avergonzaba cualquier cosa que dijeran de mí (aún cuando yo actuaba como si no fuera así) pero en Londres realmente todo me daba igual, un avance muy significativo, todo gracias nuevamente, al señor Dawson.


Avancé por la recepción del hotel con algo de prisa, rogaba porque Robert no despertara y viera que había salido, me habría colgado por dejarlo solo, aún cuando mi plan era comprarle un postre. Entré al elevador sin fijarme en mi alrededor, dando los buenos días a las personas ahí, y volviendo a ensimismarme en mis asuntos, aunque logré ver de reojo a esos hombres y mujeres, de aspecto muy elegante, pero de nuevo, no me sentí menospreciado, sentía que tenía igualdad de derechos que ellos, aún cuando ellos me miraban y murmuraban cosas sobre mi cuello lleno de marcas indecentes, pero poco o nada me importó, sorprendentemente.


Al llegar a un piso, varios hombres bajaron al fin, dejándome solo con una mujer a la que no me molesté en voltear a ver, tenía sueño y prisa, desde luego no voltearía a ver a quién me encontraba, igual no esperaba encontrar a alguien importante, y de nuevo, la ironía me pateó el trasero.


— ¿Taylor? — oí que pronunciaron mi nombre, cosa que me hizo voltear de repente, topándome sorpresivamente con la figura de cabello claro que compartió cama con mi prometido durante la universidad — ¡Hola! ¿cómo estás?


— Hola — murmuré sonriendo algo abrumado, no esperaba verla ahí, no tenía idea de qué sentir al tenerla enfrente, sobre todo porque ni siquiera lograba recordar su nombre — B-Bien, ¿y tú, todo bien? — dije de forma algo dudosa, no crean que me sentía intimidado, realmente no sentía nada, solo asombro por verla tan de repente, sobre todo considerando que ella estaba en suiza, aunque saber el motivo por el que vino a Londres no me sorprendió, pero sí me hizo sentir muy frustrado, ya les diré porqué.


— Todo bien, qué sorpresa verte aquí — dijo ella — ¿Te hospedas aquí, eh?


— Am, sí, pero solo por hoy, es una ocasión especial.


— Lo entiendo, imagino que tienes grandes planes para hoy.


— No muchos, por ahora solo... planeo seguir teniendo sexo con él — dije alzando tranquilamente los hombros, ella sonrió asombrada cuando me escuchó decir eso, "¿cómo sabes que hablaba del cumpleaños de Robert?" porque era demasiado obvio, desde luego.


— Vaya, imagino que él está emocionado — dijo ella.


— Bastante — dije alzando sutilmente los hombros mientras veía la puerta del elevador abrirse — Aquí me bajo.


— Fue un placer verte, Ty — dijo al verme salir del ascensor — Saluda a Robert de mi parte ¿de acuerdo?


— Claro — dije rodando sutilmente mis ojos mientras salía del ascensor y caminaba por aquel pasillo, me dejó algo incómodo, pero ver a esa mujer no logró mortificarme lo suficiente, tanto así, que incluso olvidé mencionarle a Robert que me había topado con ella.


Entré a nuestra habitación con cuidado de no arruinar el pastel o de derramar el café, sonriendo al ver que mi novio seguía profundamente dormido entre esas suaves sábanas donde hicimos el amor toda la noche.


Caminé hacía él para dejar el café y los sandwiches de lado, empezando a besar el cuello de mi prometido y haciéndole gruñir suavemente.


— ¿Ya quieres más? — preguntó adormilado, cosa que me hizo reír por debajo.


— Sí — le dije al oído — Pero primero quiero darte algo.


Cuando dije eso, él abrió los ojos con dificultad, asombrándose al ver la caja que tenía entre mis manos, me conmovió mucho verlo sonreír cálidamente mientras se sentaba en la cama frente a mí.


— ¿Y esto? — preguntó tomando la caja y abriéndola, sonriéndome con ternura al ver que era un pequeño pastel de fresas con crema — Oh Ty, no te hubieras molestado.


— No es molestia, es gratitud por el sexo increíble de ayer — dije de forma burlona, logrando que él riera por debajo y tomara una cuchara de plástico que venía en la caja para empezar a comer ese pastel.


— Está delicioso — dijo lamiéndose los labios, yo reí malicioso mientras mi mente jugueteaba un poco.


— Es lindo verte lamer tan alegremente algo blanco que yo te di.


— Lameré lo que quieras — dijo con voz ronca — Pero primero déjame terminarlo, está muy bueno.


— Me alegra que te guste — dije tratando de quitarle una fresa, pero él me golpeó suavemente la mano para impedirme tomarla — ¡Auch, oye!


— ¿De dónde sacaste el dinero para comprarlo? ¿lo tomaste de mi billetera?


— No, lo compré con el dinero que me quedó por las fotos con Marinne — dije tomando mi celular y sacando el protector de este, haciendo a Robert reír abrumado por ver mi escondite de dinero — ¡No te burles!


— ¿Ty porqué guardas tu dinero ahí? — dijo entre risas mientras se relamía los labios.


— Porque olvidé mi billetera — dije alzando los hombros sutilmente, él rió incrédulamente mientras arqueaba una ceja.


— ¿Cómo pudiste olvidar la billetera?


— Salimos con prisa — me excusé pobremente — Además no está mal tener cambio oculto por si acaso, me gusta tenerlo oculto en caso de perder mi billetera, así tengo algo de dinero extra a la mano, en caso de alguna emergencia.


— No sé si eres precavido o muy tonto, pero admito que me gusta — susurró tomando mi barbilla para apretarme las mejillas suavemente — Pero debes aprender a salir con billetera, Ty.


— Lo haré — dije sonriendo con algo de frustración, amaba a mi novio, sobre todo porque él me orillaba a ser un mejor hombre, cuando yo apenas y me dignaba a dejar de ser ese vago que vivía en casa de su odioso padre.


Traté de quitarle una fresa otra vez, pero él de nuevo me golpeó la mano y me lo impidió.


— ¡Auch! ¡oye!


— Es lindo verte enojado — dijo mientras tomaba la fruta en cuestión y la colocaba frente a mí, yo sonreí frustrado para morderla sin más, relamiéndome el labio inferior al sentir algo de crema sobre este mismo — Pero más lindo es verte comer todo lo que te doy.


— Teddy me enseñó a comer lo que me den — dije de forma algo coqueta, logrando que Robert dejara de lado el pastel y se me fuera encima para besarme con deseo, besos a los que yo no pude evitar corresponder, sobre todo al sentir el dulce sabor que emanaba de los labios de mi prometido.


-


— ¡A-Ah! — gemí arqueando la espalda y arañando la de Robert, él no dejaba de moverse, aún cuando su celular no dejaba de sonar — Robert mi amor, ¡a-ah! d-deberías contestar.


— Ni loco — gruñó azotándome con más fuerza, llevaba puesto solamente el suéter con el que salí a comprar el pastel, de resto, Robert me tenía sin ropa, para su deleite absoluto.


— M-Mi amor — gemí sacando la lengua — ¡Ah! ¡D-Dios mío!


— Mírate, lo hemos hecho tanto que deberías estar seco, y tu cuerpo sigue pidiéndome más — murmuró besándome el cuello lentamente — Se nota que quieres consentirme.


— E-Es tu día, mi amor — dije riendo suavemente — M-Mereces ser premiado.


— ¿Enserio? — murmuró mientras aceleraba su vaivén, sacándome roncos gemidos de placer.


— ¡Ah, Robert, c-cariño! — grité viéndolo fijamente a los ojos, así debió excitarle verme así, que Robert no pudo evitar venirse dentro de mi cuerpo, logrando que yo me viniera también — ¡¡Ah, a-ay por Dios!!


— Ah, mgh, carajo Taylor — gruñó mientras jadeaba pesadamente y me veía fijamente a los ojos sin querer moverse, yo sonreí pasando mis manos por su abdomen.


— Eres hermoso — susurré entre jadeos de cansancio, sonriendo al notar cómo me daba algunas embestidas rápidas — ¡He-Hey!


— Bien gatito — murmuró viendo la hora en el reloj de pared de la habitación — Fue muy bueno, pero creo que debemos volver ya.


— No quiero — pucheree mirando con timidéz a mi pareja.


— Yo tampoco quiero, Ty — murmuró jalándome de los brazos para cargarme con fuerza sobre la cama, aún sin salir de mi cuerpo — Pero tenemos compromisos, ¿lo olvidas?


— Lo sé — dije chasqueando la lengua — ¿Crees que te están organizando una fiesta?


— No creo, ¡lo sé! — dijo alzando las cejas y suspirando — Yelena es demasiado entusiasta con mi cumpleaños, y ni hablemos de Alice y mi madre.


— Lo hacen porque te aman — dije sonriendo mientras le acariciaba el cuello.


— Lo sé, y las amo por eso, pero a veces solo quisiera un cumpleaños tranquilo, sin tanta pomposidad.


— Creí que no te gustaban las celebraciones pobres.


— Pero eso no significa que ¡me encante! que cada uno de mis cumpleaños deba ser un evento social importantísimo, ¡donde los empresarios más importantes de Londres se reúnen!

 ¡¿porqué?! ¡¿acaso mi cumpleaños solo es una excusa para hacer negocios?!


— Eres una figura importante en la ciudad, es normal que mucha gente quiera acercarse a ti y demostrar el respeto y cariño que te tienen.


— ¿Eso piensas? — dijo entre risas cínicas — Veamos si pensarás igual cuando veas la cantidad de modelos que llegarán a la fiesta tratando de seducirme.


— ¿Siempre es así en tu cumpleaños?


— Siempre — dijo con fastidio — Aún estando con Giselle, sus amigas trataban de ligarme, era repugnante.


— Puaj — dije de mala gana, riendo por debajo mientras le tomaba las mejillas — Pues este año será diferente, este año estás comprometido, debes recordarle a todos tu compromiso ¿de acuerdo?


— De acuerdo — susurró rozando sus labios con los míos — Muero por presumirte esta noche.


— ¿Presumirme? — murmuré algo nervioso.


— Claro, quiero que todos vean la belleza americana que tengo como pareja.


Reí con nerviosismo al oírle decir eso, sé que había dicho que me sentía seguro de mí mismo, pero las secuelas de la fiesta de compromiso de George llegaron de golpe a mi mente, y me hicieron sentir abrumadoramente asustado y nervioso.


— M-Muero de ganas de que nos vean juntos — dije tratando de no sonar asustado, me conmovía mucho que Robert quisiera presumirme, y no quería quitarle sus ilusiones por culpa de mi paranoia y mis inseguridades ficticias, otra vez.



Continuará


Voten y comenten si les ha gustado el capítulo, también recuerden apoyar el libro en las plataformas Alphanovel y Manobook para poder seguir publicando capítulos gratuitos con más frecuencia <3


Y no te olvides de dejar un comentario de apoyo, enserio te lo agradezco <3- Gema

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro