57 - 'Ternura'
— ¡Ratzzy's, Ratzzy's!! — repetían los tres pequeños mientras caminábamos por la calle a paso algo lento y tranquilo, ellos estaban de lo más entusiasmados, yo no dejaba de pensar en las palabras de Robert, en lo despreciable que yo era al no ser capaz de obsequiarle algo, era tan frustrante.
Pasamos junto a un enorme aparador, donde tenían joyería y demás cosas muy finas, yo me detuve un momento, mirando embobado unos hermosos anillos de compromiso, por inercia acaricié el mío, recordando aquel hermoso momento donde Robert me pidió matrimonio indirectamente el día de mi cumpleaños, fue un momento bello, hermoso, único, que aún hoy en día recuerdo embelesado, "él te regaló felicidad, y tú no tienes idea de qué obsequiarle" pensé, amargándome más de lo que ya estaba de por sí.
— ¡Oye Madonna! — dijo William mientras caminaba hacía mí junto a Lorenzo y a Charlie, y apenas notaron que veía anillos y otras cosas de joyería, preguntó — ¿Qué pasa?
— ¿Qué cosas le gustan a tu tío Robert? — pregunté volteando a verlos, me sentía muy abrumado, y aunque Robert dijo "no quiero que te mates buscando obsequios" ni loco iba a llegar a mañana con las manos vacías, nunca me lo perdonaría.
— Mh — bufó William mientras pensaba — El tabaco, la cacería, las mujeres de senos enormes — gruñí asqueado al oírle decir eso, él rápidamente notó que lo que dijo no me gustó, porque rió por debajo rascándose la nuca — O bueno, le gustaban antes de... tú sabes, eso creo.
— Gracias William — dije de mala gana para empezar de nuevo a caminar con ellos.
Rápidamente llegamos al lugar que tanto le gustaba a los niños, "Rattzy's" un arcade donde vendían toda clase de comida chatarra y cosas que le gustan a los adolescentes, a mí no me llamaban del todo la atención, principalmente porque de niño no tenía dinero para gastarlo deliveradamente en eso.
— Bien, vengan — dije mientras empezaba a repartir los tickets que acababa de comprar para que canjearan en los juegos — No se vayan lejos, ¿de acuerdo?
— ¡De acuerdo! — clamaron mientras tomaban los tickets y empezaban a correr en direcciones opuestas, yo gruñí con molestia al ver que se alejaban sin dudarlo dos veces.
— ¡Niños! — clamé con fastidio mientras iba tras ellos.
-
El tiempo pasaba de forma ridículamente lenta, o al menos así era para mí. Observaba con fastidio a los niños jugando, sus madres estaban cerca de mí viendo a sus propios hijos jugar, juraría que estaban igual de aburridas que yo, y lo curioso era que yo tenía veintiún años y estaba parado junto a mujeres de cuarenta y tantos, siempre fui un adulto precoz, o al menos eso creí.
— ¡Taylor! — me llamó Lorenzo mientras se acercaba hacía mí — ¡No puedo pasar un nivel, ayúdame por favor!
— Bien, vamos — dije mientras lo dejaba guiarme a la máquina, mientras las mujeres cerca de mí me miraban con atención.
Cuando llegué a la consola, introduje un ticket y empecé a jugar, era bastante fácil, pero entiendo que para un pequeño de siete años era muy complicado.
— ¡¡Sii!! — gritó Lorenzo al ver que había logrado ganar — ¡¡Gracias Taylor!!
— De nada pequeñin — dije mientras le alborotaba el cabello, él me abrazó las piernas y me sonrió, cosa que me causó muchísima ternura.
— Aww, qué lindo — dijo una chica contemporánea a mi edad que se acercaba hacía mí, mientras yo me agachaba para cargar a Lore en mis brazos — Eres muy bueno con los niños.
— Oh, gracias — dije sonriendo algo abrumado, yo me consideraba pésimo con los niños, por eso era raro que me dijeran algo así.
— ¿Es tuyo? — preguntó ella, vaya que me abrumaba lo directa que era esa chica.
— ¡Oh no no! es sobrino de mi novio — admití de lo más normal del mundo, y juro que pude ver cómo la decepción se dibujaba de golpe en su rostro, ¿enserio planeaba ligarme en un arcade? ¿y los desesperados somos los hombres?
— O-Oh, entiendo — dijo ella mientras sonreía de forma algo forzada — Perdón, mi mamá me está buscando.
— Bien — dije mientras la veía irse, y cuando nos quedamos solos, Lorenzo me dijo.
— Creo que te quería coquetear, Madonna.
— ¿Tú crees? — dije mirándole algo perdido, aún no terminaba de entender lo que acababa de pasar.
— ¡¡Madonna!! — gritó Charlie mientras corría hacía mí, cosa que me aterró considerablemente.— ¡¿Qué pasa?! — clamé al verlo llegar.
— ¡¡William romperá el record en Space Warrior!! — gritó mientras sacudía los brazos, yo le miré con frustración en cuanto me dijo eso.
— ¡¿Me gritas para decirme eso?! — dije mientras bajaba a Lorenzo de mis brazos.
— ¡¡Sí pero debes venir, es importante porque— no le dejé terminar de hablar, consideraba eso de "romper records" demasiado ñoño para que mínimo me trataran de explicar.
— ¡Bien bien, no te aloques, ya voy! — dije tomando los hombros de ambos para caminar hacía el sitio que Charlie me indicó, aunque me llamó la atención ver algo de repente, aunque sí debí dejarlo terminar de hablar, eso nos habría ahorrado muchos problemas.
Me quedé parado en medio del pasillo viendo lo que parecía ser una de esas máquinas para ganar peluches y demás cosas, y entre los premios disponibles, estaba un precioso peluche de pingüino de color azúl, que logró captar mi atención por completo.
— ¡Vengan niños! — dije jalándolos a ambos para ir a la máquina, viendo más a detalle aquel hermoso peluche — ¡Es perfecto!
— ¡Mira, a tío Robert le gustan los pingüinos! — dijo Lorenzo.
— Claro que sí — dije mientras sacaba algunos tickets de mis bolsillos y lo metía en la máquina para empezar a usar la garra.
— ¿Siquiera sabes jugar? — preguntó Charlie mirándome de forma algo incrédula.
— Relájate mini Elton, esto es tan fácil como quitarle un dulce a un— detuve en seco mis palabras en cuanto tomé el peluche con la garra, y apenas la alcé, el maldito trozo de felpa se cayó de vuelta al montón, cosa que hizo reír a los niños burlonamente — Rayos.
— Bueno, lo intentaste — dijo Charlie tratando de irse, pero yo le jalé del brazo para impedirle marcharse.
— No tan rápido, Charles, no nos iremos hasta que me lleve ese pingüino — gruñí volviendo a introducir unos tickets, empezando de nuevo el juego.
Perdí la cuenta de los intentos que hice, fracasaba una y otra vez, y de manera terriblemente vergonzosa, llegó un punto donde los niños en vez de reírse me palmeaban los brazos, ¿tan desesperado me veía?
— ¡Maldición! — clamé al perder nuevamente al peluche, apretando los puños mientras miraba con rabia aquel trozo de felpa.
— Estuviste cerca esta vez — dijo Lorenzo tratando de animarme.
— ¡No, no me iré sin ese maldito peluche! — gruñí metiéndome las manos en los bolsillos, suspirando con frustración al ver que no me quedaban tickets, aunque me alertó ver cómo Lorenzo y Charlie me daban los que les quedaban — ¡Gracias niños!
— ¡Vamos Madonna! — dijeron al unísono.
Yo introduje de nuevo el ticket, y antes de empezar, inhalé profundamente, moviendo mi mano cuidadosamente, mis movimientos eran mucho más lentos que antes, debía tomármelo con calma.
Reí nervioso al ver que lograba sujetar el peluche, y que poco a poco lo iba acercando hacía el área donde se retiraban, mi mano empezó a temblar, sobre todo cuando finalmente pude soltarlo sin problemas, debido a que ya estaba en la puerta para retirarlo.
— ¡¡Sii!! — grité mientras me disponía a tomar el peluche y lo abrazaba con fuerza — ¡¡Sí sí sí!! ¡¡lo logré!!
— ¡¡Sii, lo logró!! — dijeron ambos al unísono mientras empezaban a saltar y reír a la par que yo celebraba mi triunfo, era solo un peluche, pero me enorgullecía haberlo ganado para mi pareja.
— ¡¡Soy el mejor!! ¡en tu cara, Arthur Greene!
— ¡Sí, en tu cara— dijo Lorenzo tratando de copiarme, aunque él y Charlie voltearon a verme algo curiosos — ¿Quién es ese?
— ¡¡Es un odioso pelirrojo que—detuve en seco mis palabras al ver que iba cometer una indiscreción, así que sonreí y traté de reorganizarme — Un amm, eh... u-un sujeto que no me agrada — corregí viendo a los lados con el peluche en brazos — ¡¿Oigan dónde está William?!
— ¡¡Haa, es cierto, William!! ¡¡corran!! — gritó Charlie jalándonos del brazo hacía el sitio donde parecía estar William.
Apenas llegamos, pude ver cómo William estaba junto a varios sujetos considerablemente más altos que él, eran prácticamente de mi edad, juraría yo.
— ¡¡Cuando y donde quieran les vuelvo a ganar, perdedores!! — dijo él mientras se burlaba frente a aquel grupo de chicos que al parecer se preparaban para golpearlo, y en cuanto uno le tomó del cuello de la camisa, yo no dudé en interceder.
— ¡¡Oigan!! — clamé parándome en medio para apartarlos, y en cuanto los tuve en frente, me quedó claro que eran contemporáneos conmigo, y que fácilmente podían darme una golpiza, debido a que eran varios — M-Mi sobrino no los volverá a molestar, señores — dije riendo algo nervioso.
— ¡¡No te dejes por estos sujetos, Madonna!! — gritó William — ¡¡Mi tío les puede patear el trasero a todos ustedes sin dudarlo!!
— No me ayudes, Will — dije entre dientes mientras sonreía algo nervioso.
— ¿"Madonna"? ¿qué clase de nombre tan tonto y maricón es ese? — dijo el sujeto que había tomado a Will de la camisa.
— Pero si a él le gustan los hom— trató Lorenzo de hablar, pero yo puse mi mano en su boca para impedirle terminar la oración, no porque no me gustara decirlo, pero no quería que dijeran eso frente a un grupo de sujetos dispuestos a golpearnos sin más.
— O-Oigan amigos por favor, e-es solo un chico de quince años, ¿o-olvidemos todo esto, de acuerdo? n-no hace falta usar la violencia contra un grupo de niños — dije con nerviosismo mientras tomaba a los chicos del hombro y caminaba de espaldas hacía la entrada del local, aunque los sujetos se nos iban acercando cada vez más.
— ¡Ese bastardo empezó a decir que éramos sus perras jugando! — dijo uno de ellos.
— ¡Es un boca sucia, y les prometo que recibirá su debido castigo! — dije sin dejar de avanzar, y aproveché que una chica estaba pasando con un par de malteadas para quitárselas y bañar a los sujetos con ellas, y aprovechando el descuido, le di el peluche a Lorenzo para cargarlo con facilidad y luego voltee a ver a Charlie y a William — ¡¡Corran!!
Los tres empezamos a correr fuera de aquel local, siendo perseguidos por aquel grupo considerable de tipos, no sé si fue por la adrenalina o el miedo, pero los tres corrimos como si fuera la muerte la que nos perseguía (aunque a mis ojos y el de los niños sí fue así en cierto modo).
Luego de correr varias cuadras, finalmente nos detuvimos en una esquina para tomar aire, volteando a los lados para verificar que los tipos ya habían dejado de seguirnos.
— ¡Wow Madonna, eres lo máximo! — dijo William mientras agitaba mi brazo, yo bajé a Lorenzo y me incliné hacía adelante jadeando pesadamente, sujetando mis piernas mientras daba enormes bocanadas de aire, no recordaba la última vez que había corrido tanto.
— ¡Vuelves a... hacer una mierda así... y yo mismo te... mato! — dije tomándolo de la camisa para sacudirlo un poco.
— ¡Lo que digas! — dijo cínicamente mientras alzaba los hombros — Pero nada quita que le gané a esos imbéciles.
— Vamos por... algo de tomar, niños; muero de sed — dije entre jadeos mientras tomaba las manos de Charlie y Lorenzo, este último sujetaba el mentado peluche de pingüino que tanto me costó ganar, y que me preocupaba terriblemente haber perdido en aquella persecución tan alocada.
— ¿Le dijiste a esos sujetos que Madonna era nuestro tío? — preguntó Lorenzo mientras caminábamos.
— Ah sí, el calor del momento, tú entiendes — dijo él con el ego por las nubes, cosa que me hizo verlo con odio absoluto.
— ¿Osea que podemos decirle tío a Taylor también? — preguntó el más jóven plagado de inocencia, cosa que me hizo sonrojarme y sonreír algo apenado.
— Emm, n-no sé niños, c-creo que con decirme "Taylor" o "Ty" está bien.
— Pero tío Robert y tú se casarán, debemos decirte tío también — dijo Charlie.
— ¿Ustedes le decían "tía" a Giselle? — pregunté, vaya que odio esa manía mía de vivir comparándome, y lo peor era que dejaba expuestas mis inseguridades frente a los niños.
— No, pero era porque ella no nos caía bien — admitió Charlie, cosa que me asombró bastante.
— Es cierto, ella era una arpía — dijo William — Cuando nos reuníamos no nos dejaba usar la tele de tío Robert.
— Ni su celular — dijo Charlie.
— Tampoco lo dejaba cargarnos — admitió Lorenzo — Y casi no veíamos a tío Robert cuando estaba con ella, mami un día se enojó mucho porque tío Robert no pudo ir a su desfile por estar con ella, yo la escuché.
Me asombraba muchísimo cómo los niños admitían abiertamente las mil y una cosas que no les gustaba de esa mujer, bien dicen que los niños y los ebrios nunca mienten, pero igual me asombraba mucho, sobre todo considerando lo desesperados que estaban los adultos porque ella volviera con Robert.
— Lo único bueno que tenía eran esos enorme sen— decía Will, aunque yo le di un golpe en la parte trasera de la cabeza para que dejara de hablar, y cuando lo hice, él me volteó a ver con enojo absoluto, mientras los niños empezaban a reír — ¡¡¿Oye qué te pasa?!!
Reíamos mientras íbamos caminando, aunque yo de nuevo me detuve cuando algo llamó mi atención, una tienda no muy grande pero igual era muy hermosa, donde tenían en el aparador un hermoso anillo plateado de una hermosa piedra azul, que logró enamorarme apenas la ví.
— ¿Madonna? — preguntó Charlie — ¿Tío Madonna?
— D-Denme un minuto, niños — dije tomando la mano de Lorenzo y de Charlie para caminar al interior de aquella tienda, sé que Robert me había dicho que no, pero ese anillo logró enamorarme apenas lo ví, tal y como me ocurrió con la persona a quien planeaba obsequiárselo.
-
— ¡I'm walking on sunshine! ¡wooo! — cantaban los tres al unísono mientras bajábamos del taxi, cada uno con un helado en nuestras manos, yo trataba de que no se les cayera el helado, aunque a veces eso provocó que yo casi derramara el mío, irónicamente.
— ¡Miren, el auto de mi papi! — dijo Lorenzo mientras señalaba un auto.
— ¡También el de mi papá! — dijo Charlie.
— Bien, vamos a saludar entonces — dije mientras los veía avanzar hacía las escaleras, aunque Lorenzo se detuvo en seco para regresar hacía mí y alzar el peluche que tenía en brazos para devolvérmelo, cosa que me hizo sonreír con ternura, pero más ternura me causó lo que me dijo.
— Ten, tío Ty — me conmovió mucho que me dijera así, rápidamente me hizo recordar a mi hermano, y casi derramé algunas lágrimas.
— Mejor hazme un favor ¿de acuerdo, Lore? — dije agachándome a su altura para sonreírle ampliamente, él sonrió esperando mis instrucciones.
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Subimos con cuidado las escaleras principales que llevaban al recibidor, donde todo el clan Dawson estaba reunido, y donde cierta chica rubia sonreía con algo de nerviosismo, ya me imagino porqué.
— ¡¡Mi pequeño!! — dijo Alice mientras se levantaba del sofá para ir a abrazar a su hijo, quien comía su helado sin más.
— Al fin llegan — dijo mi prometido mientras se levantaba y se acercaba hacía mí, seguía usando una pijama, cosa que me hizo sonreír pícaramente.
— Lamento la demora, cariño — susurré rozando mis labios con los suyos, aunque detuve mis acciones al oír una voz aguda pronunciar el nombre de mi pareja.
— ¡¡Tío Robert, tío Robert!! — dijo Lorenzo mientras alzaba el peluche que yo había ganado para él — Toma, el tío Ty lo ganó para ti hoy — dijo mientras se acercaba a Robert para entregárselo, mi prometido rápidamente se puso a su altura para ver algo abrumado con una larga sonrisa aquel hermoso peluche.
Volteó a verme con una encantadora sonrisa que derritió totalmente mi corazón, y ni hablar del brillo en sus ojos y del rubor en sus mejillas, fue simplemente hermoso.
— ¿El tío Ty? — preguntó Alice con molestia en su hablar, yo rápidamente la miré algo nervioso sin saber qué decir.
— Sí, le quisimos empezar a decir así — dijo Lorenzo.
— ¿Porqué? ¿él se los sugirió? — dijo Alice.
— No, porque es nuestro tío, se casará con el tío Robert — dijo Lorenzo alzando los hombros, Robert sonrió encantado cuando escuchó a su sobrino decir eso, mi prometido es un hombre tan paternal, que no imagino lo mucho que debió emocionarse al oír a Lore decir eso.
Alice inhaló con molestia para verme de arriba a abajo con desdén y darse la media vuelta, imagino que no tenía nada más que decir, o que no quería discutir faltando pocas horas para el cumpleaños de su hermano.
— Ven acá, pequeño — dijo Robert mientras cargaba a Lore en brazos, para después acercarse hacía mí y verme con diversión — ¿Así que Taylor es tu tío, eh?
— Sí — asintió el pequeño.
— ¿Y dejarán de decirle "Madonna" entonces?
— ¡Por supuesto que no! — dijo Lorenzo, cosa que hizo a Robert reír, mientras yo sonreía algo frustrado, admito que fue un momento muy tierno, toda la tarde junto a los niños fue muy disfrutable, a excepción del momento donde casi nos matan a golpes, por supuesto.
Robert bajó a Lorenzo para tomarme de la barbilla y acariciarme suavemente.
— ¿Y el peluche es un regalo de cumpleaños, o solo un premio por ser el más lindo de todo el reino? — preguntó coquetamente, yo reí por debajo al oírle.
— Un premio — admití alzando los hombros — Tienes razón, no puedo comprarle nada al hombre que puede comprar todo Londres si eso quisiera.
— Al fin lo entiendes — susurró tomando mi mano para besarla suavemente — Pero yo no quiero todo Londres, solo te quiero a ti.
Sonreí embobado al oírle decir eso, mi pecho empezó a latir con mucha fuerza, me encantaba esa faceta tan romántica de mi pareja.
— ¿Ya terminaron de cortejarse? ¡porque quiero saludar a mi cuñado! — clamó George mientras se acercaba a nosotros, palmeando nuestros hombros y haciéndonos reír.
— Hola Georgie ¿qué tal la luna de miel? — pregunté.
— Molly no se volvió a embarazar, así que ¡excelente! — dijo él plagado de ironía, aunque un golpe de parte de su esposa le hizo recapacitar — ¡Auch!
— ¡Oh Ty, qué gusto nos da verte! — dijo ella mientras me abrazaba con fuerza.
— Es bueno verlos, Molly, pero creí que estarían de vacaciones unas semanas más.
— No nos queríamos perder el cumpleaños de Robert — dijo ella mientras me apretaba las mejillas al apartarse de mí — Wow cariño, ¡estás radiante!
— ¿E-Enserio? — dudé tímidamente mientras acariciaba mi propio cuello.
— ¡Claro que sí, enamorarías a cualquiera! — dijo ella coquetamente, cosa que hizo que Robert rodeara mi cuello de manera posesiva, acción que me hizo sonreír cínicamente — Sabía que haría eso — dijo Molly burlonamente.
— Tienes bonitas manos — murmuré tomando la mano de mi pareja — Pero les falta algo.
— ¿Tus nalgas debajo suyo? — me preguntó al oído, cosa que me hizo sonreír y morderme suavemente el labio inferior.
— ¿Tienen hambre? porque yo sí — dijo Chatherine al acercarse a nosotros.
— ¡Sí! esa carrera me dejó hambriento — dijo Charlie, y apenas lo dijo, Will y yo volteamos a verlo con seriedad — ¡D-Digo, n-ninguna carrera! ¡n-nadie iba a golpearnos hasta la muerte!
— ¡¡¿Qué?!! — gritaron los adultos al unísono, volteando de golpe a verme, yo tragué en seco con mucho nerviosismo, no tenía idea sobre qué decir, sobre todo al ver los serios que me estaban viendo todos.
— ¡No fue culpa de Taylor! — clamó William mientras se paraba frente a mí con intenciones de defenderme, cosa que me sorprendió bastante — ¡Y-Yo provoqué a unos sujetos en el arcade, de no ser por Taylor nos habrían golpeado a todos!
— ¡¿Cómo permitiste que ocurriera algo así?! — clamó Sandro acercándose hacía mí — ¡¿No eras el adulto responsable?!
— ¡Él fue responsable! — dijo Lorenzo, aunque poco o nada de atención le prestaron los adultos.
— ¡No volverás a salir con nuestros hijos! — clamó Alice señalándome con el dedo índice.
— ¡Wow, calmémonos un poco! — dijo George — Ya Will admitió que fue su culpa, no matemos al pobre Taylor ¿sí?
— ¡¿cómo que no era su culpa?! ¡debía supervisarlo! — dijo Sandro mientras se acercaba a George de forma amenazante, algo que me asombró muchísimo.
— ¡Es hipócrita culparlo por algo que nos ha pasado a todos! ¿o acaso se les olvida cuando los dejaron olvidados en el centro comercial? — dijo George observándolo con seriedad.
— A mí también me pasó — dijo Catherine mientras separaba a su hijo y a su yerno — Ya olvidemos eso ¿sí? lo bueno es que nada malo pasó.
— Sí, Ty corrió como una gacela, cargando a Lorenzo mientras Charlie y yo corríamos tras él — explicaba Will, logrando hacer reír a los adultos cerca suyo, excepto Alice y Sandro, quienes se dieron vuelta para ir hacía Lorenzo y cargarlo para sentarse en el sofá, y el resto de la tarde no entablaron mucha conversación con todos, menos con George, y obviamente a mí no me hablaron en absoluto.
Continuará
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