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54 - 'Asombrado'

Luego de arreglar nuestro "acuerdo verbal" Robert y yo nos dispusimos a ducharnos, yo le besaba la espalda y aprovechaba para deslizar mis manos por sus caderas, él me miraba con absoluta seriedad mientras yo hacía esto, pero lo admito, me encantaba.


— Dejarás de hacer eso apenas el tiempo de ayuno sea revocado — me amenazó mientras terminaba de ponerse la camiseta de Queen que yo le obsequié cuando empezamos a vivir juntos.


— Entendidoo — canturree mientras me miraba fijamente al espejo, usaba unos jeans blancos muy ajustados, junto con una camiseta blanca y una chaqueta negra, me veía muy guapo, he de admitirlo.


Sonreí al sentir cómo me tomaban del cuello para hacerme voltear y besar hambrientamente a mi pareja, obviamente yo no dudé en besarlo como si fuera la última vez, me sentía extasiado, a pesar de que mis caderas dolían como si hubiera acabado de dar a luz.


— ¿Cómo te sientes? — preguntó viéndome con atención.


— Bien, solo un poco cansado, pero no importa — murmuré besando cálidamente la mejilla de mi pareja, aprovechando para apretarla uno de los glúteos, cosa que le hizo gruñir con molestia mientras empezaba a caminar hacía la puerta de la habitación, me sorprendía mucho ver cómo se dejaba tocar, y tal vez ustedes dirán "tal vez no le molestaba tanto" y ahí se equivocan, mi pareja detesta que lo traten como si fuera "dócil o pasivo", solo conmigo deja ver su faceta débil, y hasta cierto punto, algo que yo le respeto por completo, porque yo no he sido el único con un pasado complicado, pero ya se los explicaré después.


En cuanto salimos de la habitación, me topé con Mónica sentada en la cocina bebiendo café, por lo que rápidamente fuí hacía ella para abrazarla con fuerza, aún sentía que era un sueño tenerla conmigo después de tanto tiempo.


— Buenos días — dije mientras la apretaba con fuerza — ¿Qué tal va la resaca?


— ¿Qué tal va? creo que dejaré a la reina Isabel sin agua — dijo ella mientras reía por debajo, yo reí de igual forma hasta que sentí un beso en mi cuello de parte de mi pareja.


— Buen día, Mónica, ¿qué tal tu primera noche en Londres?


— Algo abrumadora — dijo ella algo apenada.


— Eso le pasa a todos — murmuró entre risas cínicas — ¿Lista para salir?


— ¿Salir? — dijo ella algo confundida.


— Parece que saldremos a almorzar — admití acercándome al lugar donde Teresa preparaba café, jadeando al sentir cómo ella me golpeaba la mano para impedirme tomar mi taza de Luis miguel — ¡Auch! ¿qué pasa?


— ¡¿Qué quedamos sobre las manchas, Taylor?! — me regañó mirándome con seriedad, yo me quedé helado sin saber qué decir, sobre todo ante las caras abrumadas de Robert y Mónica.


— ¿D-De qué estás— traté de hablar, pero ella me detuvo de golpe.


— ¡¡Las manchas en el sofá!! — me quedé helado en cuanto ella dijo eso, voltee a ver a Robert con preocupación, él sonrió con malicia mientras alzaba los hombros.


— Taylor, ¿has estado haciendo cochinadas sin mí? — dijo sonando como el mártir más grande del mundo, yo le miré con odio absoluto en cuanto dijo eso, dado que la última vez que pasó "algo" en ese sofá, no lo hice solo, lo hice con él, pero daba la impresión de que Dawson quería echarme la culpa de todo, qué sujeto tan odioso.


— ¡Y-Yo no hice nada ahí! a-al menos no estando solo — en cuanto dije esto, Teresa me pellizcó el brazo de forma algo brusca, cosa que sorprendió a Mónica e hizo reír a Robert.


— Bueno bueno ya Teresa, Ty tiene razón, él no fue quien ensució el sofá, fuimos los do— no pudo terminar de hablar, ya que ella le dió un pellizco en el brazo también, cosa que me hizo reír con malicia — ¡Auch!


— Que no se repita — nos amenazó mientras se volteaba para servirnos café, Robert y yo nos vimos con algo de preocupación mientras sobabamos nuestros brazos.


-


Luego de beber café, Robert y yo salimos junto a Mónica rumbo al distrito de Covent Garden, el día tenía un día muy agradable, no era el típico clima nublado de Londres, ese día el cielo estaba un poco más claro (no llegaba al grado de estar soleado, pero sí estaba considerablemente iluminado).


— El auto de Yelena está ahí, parece que ya llegó — dijo Robert mientras bajaba del auto junto a nosotros y caminaba al interior de aquel hermoso restaurante al que planeábamos entrar.En cuanto me dispuse a seguirlo, sentí un brusco agarre en mi brazo de parte de Mónica que me hizo voltear a verla algo abrumado.


— ¡¿Yelena?! — preguntó ella con pavor — ¿La mejor amiga de Robert que te gritó antes de venir a Londres?


— Relájate Moni, es una buena mujer, estoy seguro de que le caerás bien — mentí, o bueno, no mentí en base a los hechos, mentí a la hora de expresar lo que yo sentía, dado que yo no estaba del todo seguro de que ambas se lograrían llevar bien, ya que eran totalmente opuestas, y desde luego temía que alguna llegara a ofender a la otra.


Ambos caminamos hacía aquel restaurante también, mirando asombrados lo hermoso y lujoso que era, aún cuando yo ya convivía con la "alta sociedad" de Londres, aún no me acostumbraba a estos lugares de tanto prestigio, era muy abrumador, y no imagino lo abrumador que debió ser para Mónica.


Nos acercamos a una mesa junto a la ventana, donde mi prometido saludaba con un beso en la mejilla a una encantadora dama de piel morena que, para mi sorpresa, no vestía tan elegante como siempre, llevaba una falda celeste algo corta junto con una camiseta del grupo Oasis, y un cinturón negro que hacía juego con su ropa, aún cuando no intentaba serlo, Yelena era el sinónimo de "glamour" hecho persona.


— Ty cariño, qué alegría verte — dijo ella mientras me recibía con un beso en la mejilla, y luego, volteó a ver a la chica que me acompañaba — Y tú debes ser Mónica, ¿no es así?


— A-Así es — dijo ella algo nerviosa mientras le extendía la mano, aunque Yelena la tomó de los hombros para besarle suavemente las mejillas, cosa que me asombró, pero definitivamente no me asombró más que a Mónica.


— Robert me ha hablado mucho de ti, incluso compara nuestra relación con la tuya con Ty, ¿tan especial es él para ti?


— Bueno, ¿qué puedo decir? y-yo quiero mucho a Ty, es como mi hermanito menor.


— Oye, ¡soy ocho meses mayor que tú! — le reclamé, aunque solo logré hacer reír a las tres personas que me acompañaban.


Los tres nos sentamos en la mesa y empezamos a platicar tranquilamente, le contamos a Mónica y a Yelena más detalles sobre nuestro viaje a Suiza, y al parecer ambas se lograron llevar bien, al menos por fuera parecía eso.


— No puedo creer que hayas pasado por todo eso, Ty — me dijo Moni con preocupación.— Creeme, ni yo creí que pasaría — admití con algo de pesar.


— De haberlo sabido creeme que no te habría llevado a ese viaje — dijo mi prometido de mala gana mientras suspiraba pesadamente, yo palmee su mano tratando de calmarlo.


— Al menos ya estás consciente del tipo de reuniones que te esperan ahora que convivirás con el clan Dawson — dijo Yelena mientras daba un sorbo a su vino.


— Más claro imposible — admití — Aunque el problema son Alice y John, sobre todo John.Voltee de reojo al oír el celular de mi prometido sonando, maldiciendo entre dientes al leer de reojo el identificador, y ver que se trataba de Arthur Greene.


— Perdonen, es del trabajo — murmuró besándome la mejilla suavemente — Vuelvo en un minuto.


— Dale mis saludos a Greene — dije de mala gana, haciendo reír a mi prometido.


— Lo haré — dicho esto, se apartó de la mesa para caminar al centro del salón, mientras mi sangre comenzaba a hervir sin más, ¿y yo me atrevía a juzgar la celopatía de mi pareja?


— Relaja esos celos, Ty — me advirtió Yelena.


— Se trata de Arthur Greene, ¡¿has visto cómo lo mira cuando va a la maldita oficina?!


— ¿Arthur Greene? ¿el chico que perjuras que quiere algo con Robert? — preguntó Mónica algo asombrada.


— ¡El mismo! — dije golpeando sutilmente la mesa, Mónica me miró abrumada mientras Yelena me miraba curiosa y algo divertida, expresión que me hacía sentir como un loco histérico, pero tenía derecho de serlo, sobre todo ante algo que ocurriría después, pero vamos a enfocarnos.


— Te estresas en vano, Ty — dijo Yelena mientras volvía a sorber su vino — Boby te ama con locura, y no es porque sea mi mejor amigo, pero lo suyo no es serle infiel a la persona que ama, lo sabes ¿verdad?


— Sí pero— traté de hablar, pero ella me lo impidió.


— Ni siquiera a Giselle, que realmente lo merecía, fue capáz de serle infiel, y eso que le sobraba con quién serlo — la frialdad con la que ella hablaba me heló totalmente la sangre, y me hizo sentir que, si yo llegaba a meter la pata en mi relación, Yelena sería la primera en recomendarle a Robert me me mandara al demónio, imagino que mi cara de duda y preocupación fue muy notoria, ya que Mónica me miró de reojo y me sonrió sutilmente tratando de animarme.


— Ella tiene razón, Ty — habló la voz de la razón, el único ser humano que lograba hacerme pisar tierra — Tú has visto todo lo que Robert ha hecho por ti, ¿enserio lo crees capaz de serte infiel con alguien que él perjura que no le interesa?


— Bueno, pero... — suspiré pesadamente al no saber qué objetar; ellas tenían razón, yo me enfocaba demasiado en ver fantasmas donde no los había, perjurando que mi prometido me era infiel, mientras él más amarme no podía, sé que sonaba estúpido, pero realmente mi mente era mi peor enemiga, no lo digo solo por sonar gracioso.


— Cambiando el tema — dijo Yelena mientras sonreía coquetamente — ¿Ya estás preparando su regalo de cumpleaños, verdad Ty? — escuchar aquellas palabras hizo que mi pecho se detuviera en seco, mientras un sudor frío bajaba por mi frente de manera muy lenta y tensa.


— ¿Y-Ye-Yelena de qué estás— murmuré abrumado, hasta que la voz de ella, de manera algo brusca e histérica, me interrumpió.


— ¡¡¿Qué?!! ¡¿cómo carajo no sabes que el cumpleaños de Robert será pasado mañana?!— ¡¿Pasado mañana?! — jadee con horror, ella gruñó mirándome con absoluta severidad, mientras Mónica la miraba con algo de frialdad y frustración, eso me sorprendió — Y-Yelena t-te juro que Robert nunca me lo platicó, ¡a-apenas y hablamos del mío, y por pura casualidad!


— Qué conveniente — dijo ella de mala gana, pero luego de tomar aire y de tratar de calmarse, me miró fijamente y dijo — Robert cumplirá treinta y seis este 5 de agosto, ¡sus cumpleaños siempre son eventos grandiosos, porque todos sus allegados nos esforzamos por darle una fiesta a la altura de alguien como él!


— Y-Yo no tenía idea — murmuré agachando la mirada con pesar, un dolor algo brusco empezaba a palpar mi pecho, ¿cómo carajo perjuraba amar a ese sujeto, y ni siquiera sabía cuándo era su cumpleaños? me sentía como el hipócrita más grande del universo.


— B-Bueno, eso no importa — dijo Mónica tratando de aligerar el golpe — Aún tienes tiempo de conseguirle un regalo, Ty.


— Pero no cualquier baratija — dijo Yelena con frialdad — Robert odia que le obsequien cosas porque sí.


— ¿Y-Y qué podría obsequiarle? — murmuré abrumado, me empezaba a dar un ataque de pánico tremendo, qué reacción tan rara y boba la mía.


— ¿Qué tal un disco de Scorpions? — sugirió Mónica.


— Imposible, ya tiene muchos — dijo Yelena con crudeza — Tiene que ser algo más.


— ¿Qué te dió él para el tuyo, Ty? — preguntó Moni, yo me quedé un rato pensando mientras recordaba ese momento.


— Un disco de Luis Miguel, auriculares, un traje, un celular, una foto nuestra, y mi anillo — jadee luego de pronunciar esto último, alzando las cejas y viendo a las chicas con emoción — ¡Ya sé, le regalaré un anillo!


— Eso suena bien — dijo Yelena, cosa que me sorprendió muchísimo — Conozco a un joyero que puede preparar algo de último minuto, considerando que quieras un anillo hecho a la medida, desde luego.


— C-Claro que sí, pero... — murmuré mientras sentía algo raro revolver mi estómago, era algo que no sentía desde mis días en casa de mi viejo, el amargo y odioso sentimiento de "no tengo dinero" que tanto amargó mi vida por veinte años, "pero si tenías dinero" seguramente estarán pensando, pero no, yo no tenía dinero, mi pareja tenía dinero, eso era muy distinto.


— ¿Pero?— dudó Moni.


— N-No tengo dinero — murmuré apenado, haciendo a Yelena soltar una leve risa irónica.


— ¿Sí sabes que el sujeto con el que duermes tiene dinero para regalar, verdad?


— No es igual, Yelena; no quiero comprar un regalo para Robert con su propio dinero ¿qué clase de chiste de mal gusto sería ese? Si voy a darle algo a mi novio, quiero que sea con dinero propio — dije mientras las miraba con seriedad, Mónica me sonrió conmovida, mientras Yelena me observaba con asombro absoluto, cosa que me hizo sonrojarme.


— ¿Puedes llegar a caerme mejor, Taylor? — dijo ella tranquilamente, cosa que me asombró y me hizo sonrojarme más — Creo que eres la primera pareja que tiene Boby que se atreve a decir algo así, sobre todo considerando lo generoso que es ese imbécil con las personas que lo enamoran.


— Yo no quiero a Robert por su dinero, Yelena, eso lo he dicho desde el principio.


— Me consta — dijo Mónica mientras alzaba la mano y daba un sorbo a un té Earl grey que pidió (por obvias razones ella no pidió vino, ni yo tampoco).


— Bien, ¿y cómo planeas conseguir ese dinero? — dijo Yelena mientras se cruzaba de brazos.— Pues, no conseguiré mucho dinero trabajando en el café durante dos días — murmuré mientras miraba a la nada con pesar.


— Y Robert va a sospechar si buscas otro empleo — dijo Mónica.


— ¡Cierto! — gruñí con pesar, me sentía tan estúpido, debí preguntar antes, al menos así habría preparado un regalo con más días de antelación.


— Sé de alguien que está pagando mucho dinero por un trabajo de un día — dijo Yelena mientras sacudía su copa de vino, yo la miré con asombro y emoción en cuanto dijo eso — Pero dudo mucho que Robert se alegre si se entera de lo que harás.


— ¿De qué hablas, Yelena? ¿qué trabajo es?


— Marinne, la madrina de Robert, está buscando a un modelo para una sesión de fotos, llegó a oídos míos gracias a que Brighton lo dijo el otro día en la oficina, si Robert lo escuchó también o no, no estoy al cabo de saberlo.


Suspiré pesadamente con algo de duda y molestia, Robert me advirtió sobre esa mujer, no me quería cerca de ella, y luego de estar media hora a su lado, ni yo mismo sentí ansias por quedarme junto a esa mujer, pero ¿qué podía hacer? necesitaba el dinero para el anillo de mi novio, ni loco iba a permitirme ni regalarle nada a mi novio en su día especial, nunca iba a perdonármelo a mí mismo.


— Lamento la demora — dijo cierto caballero inglés al regresar a la mesa, sentándose a mi lado y besando dulcemente mi mejilla — Organizaba algunas cosas sobre nuestro acuerdo comercial con Terrence.


— Tranquilo — murmuré sonriendo ampliamente, cosa que le intrigó a mi pareja, imagino que esperaba mi típica "expresión de odio" provocada por los celos que me generaban que el pelirrojo odioso siquiera llamara a mi pareja, pero ahora mi mente estaba enfocada en otra cosa, algo un poco más serio e importante.


— ¿Y de qué hablaban mientras me fuí? — preguntó mi prometido mientras rodeaba mi cuello con su brazo.


— Nada muy importante — dijo Yelena sonriendo pícaramente — Le preguntaba a Ty cómo le está yendo en la escuela, parece que le está yendo bien.


— Por supuesto que le va bien, mi Ty es el mejor estudiante de Londres — clamó mi prometido con tanto orgullo en su hablar, que me fue imposible no ruborizarme totalmente, logrando que Mónica nos mirara con ternura y Yelena con picardía.


— No exageres, amor — murmuré mientras me dejaba abrazar por él.


— Por cierto, chicas; quiero pedirles un favor, aprovechando que ambas están aquí con nosotros.


— ¿Qué ocurre? — preguntó Mónica.


— Como sabrán, Taylor y yo pronto nos casaremos, y desde luego que ambas serán nuestras damas de honor, o en este caso, madrinas de boda — sonreí por debajo al oír a Robert decir esto, Yelena sonrió con orgullo mientras Mónica sonreía con muchísimo entusiasmo, estaba en su derecho de hacerlo, nuestra relación muchas veces fue salvada por ella, y nunca me cansaré de aclararlo.


— Nada me llena de más emoción, Boby — dijo Yelena alzando su copa.


— La cuestión es, señoritas, ¿qué tipo de velo creen que combine para el vestido de Ty? — dijo mi prometido con obvias intenciones de incomodarme, yo le miré con odio absoluto en cuanto dijo eso, mientras Yelena y Mónica reían por debajo.


— ¡Tus comentarios no son nada agradables! — gruñí con molestia, él me sonrió mientras acariciaba sutilmente mi barbilla.


— Fuera de bromas, sí te verías lindo de blanco, Ty — dijo Mónica alzando los hombros.


— Es hipócrita casarme de blanco ¿verdad señor Dawson? — dije mirando a Robert con seriedad, él sonrió incrédulamente mientras tomaba una copa de vino y la agitaba sutilmente.— Allá tú, pecador impuro, yo sí me casaré virgen — dijo con obvio cinismo e intenciones de hacerme enojar, yo le miré con odio absoluto mientras Mónica y Yelena reían considerablemente, admito que luego de un rato, el chiste me causó risa, pero una parte de mí solo podía arrugar el ceño, ya veo porqué Robert adora compararme con un gato amargado.


-


Salía del baño del restaurante lavando mi cara con un pañuelo, imaginaba que ya era hora de irnos, dado que ya habíamos almorzado y platicado por un buen rato, aunque notaba a Robert y Yelena muy ambientados, sobre todo con el vino y los chistes prenupciales, en donde ambos se abstuvieron de nombrar al anterior compromiso de mi pareja con satán, cosa que me sorprendió y me alivió mucho, aunque bueno, al propio Robert le desagrada totalmente recordar esa época de su vida, entiendo perfectamente el porqué.


Caminaba rumbo a la mesa donde estaban mis acompañantes, hasta que, repentinamente escuché una voz particularmente conocida, que me hizo frenarme en seco y voltear la mirada con curiosidad y asombro.


— ¡Ty! — clamó cierto sujeto rubio que iba corriendo hacía mí par abrazarme con fuerza, yo me quedé helado tratando de analizar lo que estaba sucediendo.


— Sh-Shawn — murmuré sonriendo algo abrumado — ¿Q-Qué haces aquí?


— Benny me invitó a comer, ¡ven, déjame presentártelo!


— P-Pero Shawn— traté de hablar, pero él me jaló del brazo y me guió a una mesa en el centro del salón.


Al llegar a dicha mesa, observé algo abrumado a un caballero considerablemente mayor (se notaba que era mayor que el propio Robert) que fumaba un habano y leía un periódico, algunas canas adornaban su cabello castaño, y ni hablemos de lo elegante y fino que lucía, se notaba que era un hombre de negocios nato.


— Pastelito — dijo Shawn mientras llegábamos con aquel hombre — Quiero presentarte a un amigo de la universidad.


El hombre alzó de reojo la mirada, me heló la sangre su severa mirada recelosa, sus ojos eran tan oscuros como la noche, asumo que era eso lo que lograba que su mirada fuese tan intimidante.


— Es un placer, jóven — dijo él mientras extendía la mano, yo extendí la mía y nos dimos un fuerte apretón de manos — Eres Taylor ¿no es así?


— S-Sí, ¿c-cómo lo— traté de hablar, pero él no me dejó proseguir.


— Shawn nunca habla de sus compañeros de clases, a excepción de ti, desde que te conoció eres el único que parece agradarle.


— Es que todos en esa universidad son idiotas — dijo Shawn haciendo gestos algo incrédulos — Además Ty me cae super bien, aún con su cara de limón agrio.


— Y-Ya entendí, Shawn — dije riendo algo nervioso, el hombre me detallaba con detenimiento, cosa que me abrumaba muchísimo.


— Me comentaron que te vas a casar, ¿no es así?


— A-Así es, v-vine hoy con mi prometido.


— ¡Haa! ¡¿osea que por fin puedo conocerlo?! — clamó Shawn de golpe, rápidamente mi sangre se heló al oírle, no sabía si era correcto que él supiera que salía con un Dawson, pero antes de poder acceder o negarme, vinieron por mí.


— ¿Taylor? — habló galantemente mi pareja mientras se acercaba a nosotros, yo me voltee de golpe a verlo, cosa que también hizo Shawn, mostrando un semblante anonadado que me hizo pensar, que él seguro ya conocía a mi pareja — ¿Qué haces aquí, amor?


— M-Mi amor— murmuré acercándome a él — E-Estaba saludando a un compañero de clases; S-Shawn, él es mi pareja— traté de hablar, pero mi amigo me interrumpió rápidamente.


— ¡Robert Dawson! — clamó él con algo de nerviosismo mientras estrechaba la mano de Robert — ¡Us-Usted salió en la revista London Square, e-el empresario número uno de inglaterra! ¡e-es un verdadero honor conocerlo, señor!


— Te lo agradezco — dijo mi prometido mientras sonreía con algo de incredulidad, mirándome de reojo en señal de duda, yo no sabía qué decir en absoluto, aunque de nuevo, me robaron la oportunidad de hablar.


— Señor Dawson — habló el hombre que estaba en la mesa, levantándose para ir a saludar a mi pareja, quien lo observó con asombro, cosa que me dejó abrumado.


— Bernard Wright, es un verdadero placer verlo, señor — dijo mi pareja mientras estrechaba la mano ajena — Creí que estaba en Francia.


— Así es, pero mi pareja debía volver a clases, así que decidimos recortar finalmente nuestras vacaciones — dijo aquel hombre mientras extendía su mano hacia Shawn, quien con orgullo se le acercó y lo abrazó con fuerza, me fue fácil atar algunos cabos, Shawn tenía más cosas en común conmigo de lo que yo creía.


— Ya veo — dijo Robert mientras sonreía galantemente — No tenía idea de que su pareja estudiaba con mi prometido.


— Yo tampoco, de haberlo sabido los invitábamos a cenar a nuestra casa; por cierto, te felicito por tu compromiso, aunque imagino que tu padre debe estar—


— Histérico, fúrico, enloquecido por la demencia senil, lo típico de él — dijo mi prometido mientras interrumpía las palabras ajenas, haciendo reír sutilmente al hombre en cuestión.


— Quédate a beber algo, yo invito — dijo aquel hombre — Considéralo una felicitación por tu compromiso.


— Oh no, lo lamento, tendrá que ser otro día, estoy con mi socia, y ella detesta esperar — dijo Robert mientras sonreía cálidamente, amaba tanto esa sonrisa suya.


— Es una pena, pero lo entiendo; ¿qué dices si nos reunimos otro día? parece que Shawn y Taylor son buenos amigos, es una excusa razonable para ir a beber algo los cuatro juntos.


— Encantado — dijo mi prometido mientras mantenía esa sonrisa en su rostro — Tal vez la semana entrante.


— Perfecto — dijo aquel hombre mientras volvía a estrechar la mano de mi pareja, y acto seguido, volteó para estrechar la mía — Fue un placer, jóven.


— I-Igualmente señor — dije mientras sonreía ampliamente.


— Nos vemos luego, Ty — dijo Shawn mientras se me acercaba para abrazarme con fuerza, pisándome de forma algo brusca el pié.


— ¡Auch! — jadee ante tal golpe.


— ¡¿Porqué no me dijiste que tu prometido era Robert Dawson?! — preguntó entre susurros sin apartarse del abrazo.


— ¡N-No me sentí seguro de hacerlo! — susurré — N-No quería que todos en la universidad lo sepan y me traten diferente por ello.


— Típica desconfianza americana — bufó mientras se apartaba de mí para sonreírme ampliamente, y después ir con el hombre canoso para besarle la mejilla.


Robert se despidió una vez más y me tomó del hombro para sacarme de ahí, no sé cuál de los dos estaba más asombrado, sorprendentemente.



Continuará


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