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51 - 'Bullicio'

— ¡Adoro el clima de aquí! — dijo ella mientras me miraba con atención, ambos estábamos sentados en la isla de la cocina, hablando con una soltura y alegría sin igual, teníamos meses sin vernos, era hora de ponernos al día.


— ¡Cualquier cosa es mejor que el calor de Detroit, creeme!


— ¿Así que Taylor y tú se conocieron en la universidad? — preguntó Teresa mientras nos daba chocolate caliente a ambos.


— Así es — dijo ella mientras daba un sorbo a su bebida — Se lo agradezco mucho.


— ¿Te conté de la vez que este par se embriagaron en un bar a mis espaldas, Teresa? — dijo Robert mientras se acercaba a nosotros, él estaba caminando de aquí para allá, se notaba que quería acompañarnos, pero el trabajo tenía muy asfixiado a mi amado novio.


— ¡No empieces! — dije entre gruñidos de odio, Mónica empezó a reír mientras cubría su rostro con una mano, y Teresa nos miraba muy confundida.


— "Sé que estás conmigo, Robert, pero igual te enviaré un mensaje avisándote que ya viniste a buscarme, para que así no vuelvas a venir por mí" — dijo él mientras remedaba al yo borracho, cosa que me hizo gruñir con vergüenza, mientras Teresa y Mónica reían considerablemente.


— ¡Ay por Dios, de solo recordar eso me muero de risa! — dijo ella mientras golpeaba un poco la mesa.


— Ja-ja — dije de forma incrédula.


— ¡Y ni hablemos de cuando vomitaste el pantalón de Julius! — dijo ella mientras alzaba la mirada y me señalaba con su dedo índice, Robert empezó a reír al oírla decir eso.


— ¡¿Viniste solo a exponerme?! ¡si es así yo mismo te llevaré al aeropuerto!


— Nada de eso, ella es mi invitada — dijo Robert mientras se acercaba a Mónica para chocar puños con ella, cosa que me hizo verlos a ambos con molestia e incredulidad.


— Los detesto a ambos — dije mientras daba un sorbo a mi chocolate caliente — ¡Por cierto! ¡¿qué ha pasado contigo y Spencer?!


— Ah, pues... — murmuró ella mientras fruncía el ceño y suspiraba pesadamente, tal gesto me logró preocupar un poco, Moni siempre sonreía aún cuando estaba exhausta, verla tan estresada no era bueno — Estamos bien, pero...


— ¿Pero? — dudé frunciendo el ceño, aunque me alertó oír cómo resonaba el celular de Robert de repente.


— Disculpen, es Terrence — dijo mi prometido mientras se apartaba de nosotros, logrando que Mónica y yo tuviéramos un poco más de privacidad para hablar, porque Teresa también se había apartado de la cocina.


— ¿Tienen problemas?


— No "problemas" como tal, pero sí hemos tenido algunas... discusiones — dijo ella mientras suspiraba pesadamente — Tú tienes mucho que ver en eso.


— ¿Yo? — pregunté incrédulamente.


— Sí, Spence siempre insinúa que tú y yo teníamos algo, incluso dice que éramos amantes antes de que tú conocieras a Robert — no pude evitar reír incrédulamente al oír lo que ella me decía, eso era tan absurdo como creer que la tierra era plana, y que el sexo oral te puede embarazar.


— Mónica, ¿con qué lunático estás cogiendo?


— Con uno que lo hace increíble — dijo ella sin pelos en la lengua, cosa que me habría horrorizado hace tiempo, pero ambos nos habíamos vuelto tan desvergonzados, que ya era muy natural hablarnos así — No me malentiendas Ty, Spencer es un amor, pero es ¡ridículamente celoso! eso es lo que nos hace discutir tanto.


— Imagino que el hecho de que vinieras a verme le alteró aún más los nervios.


— Como no tienes una idea — dijo ella mientras tomaba aire — A veces quisiera saber cómo le haces para que Robert no actúe tan celoso contigo.


— Me ama, confía en mí, y también ayuda que de los dos, yo soy el que más se parece a Spencer, sin contar que él no tiene porqué sentirse desconfiado en absoluto — murmuré mientras alzaba las cejas y daba un sorbo a mi chocolate caliente, hoy en día recuerdo esta frase, y maldigo enormemente haber tentado a la maligna ironía que atormenta mi vida sin cesar — No te angusties, estoy seguro de que esto solo es algo temporal.


— Eso espero, porque yo realmente adoro a Spencer, es decir, ¡Dios! me siento tan bien con él, me hace sentir tan especial — murmuró mientras miraba a la nada con una sonrisa boba, sonrisa que yo logré reconocer al instante, porque hace cinco meses, el que sonreía de tal manera, era su servidor.


— Me encanta verte tan feliz, Moni — murmuré tomándole de la mejilla para acariciarla suavemente — Nadie más que tú merece todo el amor del mundo.


— Gracias Ty, pero tú también lo mereces — dijo ella mientras me acariciaba la muñeca — Y enserio me alegra ver que Robert te lo está dando.


— Ay Moni, ¡soy el jodido ser humano más feliz del mundo! — dije entre risas mientras echaba mi cabeza hacía atrás, ¿porqué tuve que pavonearme y alardear sobre mi felicidad? y peor aún ¿porqué la vida tuvo que castigarme tan cruelmente? ¿acaso yo no merecía vivir felizmente? ¿mi destino era ser miserable? no lo entiendo, aún hoy en día no lo termino de entender.


— Nada me alegra más que eso, cariño — dijo ella mientras me apretaba suavemente las manos — ¿Y cuándo es la boda?


— Aún no hay fecha, pero apenas la haya te lo haré saber, de todos modos, tú eres mi madrina de bodas, no puedo casarme sin ti.


— Como debe de ser — comentó apretándome sutilmente la mejilla.


— Bien chicos — dijo Robert mientras colgaba el celular y se acercaba a nosotros — ¿Adónde quieren ir?


— ¿De qué hablas? — dije sonriendo algo perdido.


— ¿Enserio se quedarán aquí encerrados toda la noche? ¡por favor! ¡la ciudad espera! vayan a un bar o algo así — dijo mi prometido mientras se metía la mano en el bolsillo — Yo tengo trabajo pendiente, así que solo puedo llevarlos e ir por ustedes.


— Wow wow wow — dije levantándome para verlo con asombro — ¿Me estás dando permiso para ir de fiesta?


— ¿Tanto tiempo juntos y aún te cuesta entender mi acento? — preguntó de manera incrédula, yo sonreí con emoción para colgarme de su cuello y besarlo hambrientamente.


— ¿Puedo llevarme tu auto?


— Ni loco te dejo mi auto, cariño — dijo él mientras me sonreía de forma amenazante, para voltear a ver a Mónica con atención — Eso sí, no quiero que cometan idioteces, ¡¿entiendeen?! — dijo con firmeza, volteando a verme mientras hacía énfasis en esa última frase, cosa que me hizo rodar los ojos con fastidio.


— ¡Bien! — dije para caminar a mi cuarto por un abrigo, mientras Mónica iba detrás de mí, seguramente quería otra cosa para abrigarse, me daba ternura verla temblando por el clima de mi nuevo hogar, sobre todo porque a mí también me costó un poco adaptarme al principio.


-


— Dios, cuánta gente — dijo ella mientras bajábamos del auto de mi prometido, viendo abrumados un bar bastante grande y muy animado, me sorprendía muchísimo que Robert estuviera dispuesto a soltarnos a Mónica y a mí en aquel sitio, que se veía a lo lejos que no era muy tranquilo que digamos.


— Bien señoritos — dijo él mientras bajaba del auto para vernos con atención — Pasenla bien, despejense, pero no quiero que hagan ninguna idiotez ¿de acuerdo?


— De acuerdo — dijimos al unísono mientras sonreíamos sutilmente.


Me alertó ver cómo mi prometido se metía la mano en el bolsillo y sacaba varios billetes para dármelos sin más.


— ¿E-Esto no es mucho? — dije con nerviosismo, Robert rió por debajo mientras me apretaba la mejilla sutilmente.


— Oh Ty, qué modesto eres — dicho esto, me dió un beso en los labios para voltear a ver a Mónica — Cuida de mi lunático, Mónica, si se pone difícil puedes darle algunos golpes.


— ¡De acuerdo! — dijo ella con entusiasmo, cosa que me aterró muchísimo.


— Llámenme cuando terminen — dijo mi prometido mientras me volvía a besar los labios — Diviértete gatito.


— Te amo.


— Yo también te amo — dicho esto, se apartó de nosotros para irse de nuevo a su auto y marcharse, dejándonos solos a Mónica y a mí, cosa que me puso algo nervioso, pero en cuestión de segundos, solo logré emocionarme como nunca.


Ambos entramos a aquel enorme bar, luchando por conseguir una mesa vacía, aunque afortunadamente logramos conseguir un puesto en la barra, así que sin dudarlo dos veces, nos fuimos a dicho sitio.


— ¿Sabes hace cuánto que no bebo un trago? — dijo ella mientras se sentaba frente a mí.


— Imagino que hace mucho tiempo — dije mientras tomaba un maní de esos que estaban gratis en la barra para comerlo de golpe — ¿Cuánto tiempo vas a quedarte?


— Tal vez dos semanas, debo volver a tiempo para estudiar y seguir con mis exámenes.


— Mh, lo entiendo, yo apenas empecé hace poco a clases, pero ya siento que los exámenes me respiran en la nuca.


— Buena noche jóvenes — dijo el sujeto de la barra mientras llegaba con nosotros — ¿Qué les sirvo?


— Tequila, por favor — pidió Mónica antes de que yo pudiera opinar, oírla pedir esa bebida me aterró, sobre todo por la mala experiencia que yo tenía con ese licor tan fuerte.


— En seguida — dijo el sujeto mientras se apartaba de nosotros.


— ¿Me quieres matar, eh? — bromee mientras estiraba un poco el cuello de mi suéter.


— Si vamos a beber ¡vamos a hacerlo como se debe! — dijo ella mientras me señalaba con su dedo índice, no pude evitar reír por debajo al oírle decir eso.


— Debí imaginar que no querrías tomártelo con calma — comenté sacando mi celular para ver la hora en este mismo — Qué bueno que mañana no tengo clases.


— Robert pensó en todo — dijo ella mientras alzaba los hombros sutilmente.


— Me pone celoso que te hables con Robert a mis espaldas — dije de forma evidentemente burlona, ella rió mientras me miraba algo extrañada.


— ¿Me crees capaz de robarme a tu novio?


— ¿Qué? ¡no tonta! ¡me preocupa que él me quiera quitar a mi mejor amiga! — ambos empezamos a reír en cuanto yo terminé de decir eso, vaya que necesitaba volver a estar así con Mónica.


— ¡Oye amigo! — escuché una voz conocida detrás de mí, parecía hablarle al sujeto de la barra, pero yo igual no pude evitar voltear al oírle, maldiciendo para mis adentros al ver a cierto sujeto pelirrojo con pinta de ya estar algo pasado de tragos.


Él volteó de reojo, chocando su mirada con la mía, cosa que me hizo suspirar con algo de frustración.


— ¡¿Ty?! ¡hermano! ¡¿qué haces aquí?!


— Hola Richard — dije con algo de fastidio, mientras Mónica me miraba algo abrumada.


— Hu la laaa, ¿y esta muñeca quién es, Ty? ¡¡¿al fin te animaste a probar coger con chicas?!! — dijo él mientras me miraba con asombro, fruncí el ceño al oírle decir eso, y al ver cómo Mónica ponía cara de asco y recelo, asumo que ella logró reconocer de sobra quién era el sujeto frente a mí, porque ya yo había hablado de él con ella.


— No Richard — le regañé mientras tomaba aire — Ella es Mónica, es una amiga que acaba de llegar de américa; Moni él es Richard, es un compañero de trabajo.


— Mucho gusto — dijo ella mientras sonreía algo nerviosa y estrechaba la mano ajena, admiro ese don de Moni de sonreír aún cuando sentía repulsión absoluta.


— Ohh, ¿es tu amiga eh? — dijo el tigre mientras apretaba la mano de ella — ¿Entonces no te molesta bailar conmigo, verdad muñeca?


— Tiene novio, Richard — dije mientras quitaba de golpe la mano de él de la de ella, admito que sí tiendo a ponerme algo celoso cuando alguien trata de aprovecharse de mi amiga, pero ¡¿cómo no serlo?! de no ser por esa mujer, yo habría cometido muchas idioteces en el pasado, aún hoy en día, cuando he aprendido a comportarme, Mónica me ayuda a no cometer indiscreciones.


— ¡Cálmate fiera! ¿no eras gay? — dijo él mientras reía cínicamente, yo suspiré con molestia mientras rogaba porque ya llegara el tequila para empezar a embriagarme — ¿Así que Ty y tú son amigos, eh?


— Así es — dijo Mónica mientras sonreía de lado — Nos conocimos saliendo de la universidad.


— ¿Estudias medicina?


— Veterinaria.


— Vaya, sorpresas sorpresas — dijo Richard mientras reía de forma boba, seguramente ya estaba borracho — Oigan ¿porqué no me acompañan? podemos pasarla bien.


— Gracias pero— trató Mónica de hablar, pero antes de poder excusarnos, Richard nos jaló de los brazos y nos guió al fondo del salón, específicamente a una mesa donde había varios cocteles servidos, y donde un sujeto de corto cabello negro estaba sentado con semblante incrédulo.


— ¿Dónde estabas? — preguntó aquel tipo, y al vernos llegar con él, nos miró a Mónica y a mí de arriba a abajo — ¿Y estos tipos?


— Unos amigos, Dan — dijo el tigre mientras nos palmeaba los hombros — Muchachos él es Dan, es un amigo de la facultad.


— Un gusto — dijo Mónica mientras iba hacía mí para apretarme el brazo — ¿Esto es normal? — me susurró al oído.


— ¿Te parece? — dije de manera incrédula, alertándome al ver cómo Richard me daba una copa algo larga de un raro contenido multicolor.


— Especialmente para ti, mi amigo gay — dijo él entre risas, haciéndome gruñir por debajo.


— ¿Qué es esto? — preguntó Mónica.


— Tiene siete tipos diferentes de licor, le llaman "la bomba mortal" porque nadie puede con más de cinco.


— Mh, ¿nadie eh? — dije mirando de reojo a Mónica con malicia, ella me miró algo nerviosa al imaginar lo que yo quería hacer.


— ¿Estás seguro?


— ¿Porqué no habría de estarlo? — dije incrédulamente, y es aquí donde yo digo, que la gran mayoría de las idioteces que he cometido en mi vida, han sido por culpa de mi enorme estupidez.


— Te advierto que son letales, Detroit — dijo el tigre — Yo llevo tres apenas, y ya creo que necesito café.


— Por favor, ¿con qué idiotas crees que estás lidiando? — dije mientras tomaba otra copa de la mesa para dársela a Mónica, ella sonrió con nerviosismo mientras alzaba los hombros.


— Bien, ¿qué podría pasar? — dijo ella para chocar copas conmigo, y acto seguido, dimos un gran sorbo a nuestras bebidas, al principio no nos pareció tan fuerte esa bebida, pero déjenme decirles que quien le puso el nombre "bomba mortal" no lo hizo solo para sonar interesante.



-



— ¡¡Te lo juro!! — grité mientras tomaba los hombros de Mónica y la agitaba con algo de fuerza, todo mientras Richard tenía la cabeza pegada a la mesa, y el sujeto pelinegro nos miraba incrédulamente — ¡¡Prepara la mejor comida que probarás en tu vida!!


— ¡Ya rugiste, tengo que comer la comida de Teresa! — dijo ella mientras reía y me tocaba la nariz con su dedo índice — A ver si así engordo como tú.


— ¡¡No estoy gordo!! — grité golpeando sutilmente la mesa, haciendo a Richard alzar la cabeza.


— ¿Sí mami? — dijo él mientras alzaba la mirada, haciéndonos a Mónica y a mí reír de igual forma.


— ¡Ya sé! — dijo Mónica mientras sujetaba su copa y le daba otro sorbo, era nuestra quinta copa de la "bomba mortal" aguantamos más que Richard, sí, pero empezábamos a padecer de las secuelas del licor — ¡Vamos a bailar!


— ¡No quiero! — dije mientras voluntariamente me levantaba de la mesa y la dejaba llevarme a la pista de baile — ¡No puedes obligarme!


— ¡Cállate baboso! — murmuró ella mientras me empujaba a la pista de baile, lugar donde varias personas brincaban y bailaban al ritmo de los Rolling Stones, me abrumaba mucho que la gente en los bares de Londres escuchara dicha música, pero estaba demasiado ebrio para cuestionar, así que preferí mezclarme con el público y dejar de renegar.


— ¡Hola! — escuché de repente cómo una chica se me acercaba y me tomaba del brazo — ¿Te puedo invitar un trago?


— ¡A volar, muñequita! — dijo Mónica mientras me abrazaba desde atrás y miraba con seriedad a esa chica — ¡Tiene dueño, se va a casar, déjalo en paz!


— ¡Sí, déjalo en paz, él tiene dueño! — dije sin tener idea de que estaba hablando de mí mismo.La chica rodó sus ojos con fastidio y se alejó de nosotros, por lo que Mónica y yo seguimos bailando y riendo, la música y el bullicio era ensordecedor, y el alcohol nos hacía sentir aún más abrumados a ambos.


Bailamos un rato más, hasta que sentí de repente cómo me jalaban del brazo y me guiaban a los baños, para estamparme contra un muro y verme fijamente de manera muy coqueta.


— Eres el rey de la pista ¿eh? — dijo una voz que yo no lograba reconocer, solo lograba distinguir que aquel sujeto tenía el cabello negro.


— Eso creo — dije mientras hipaba un poco — Y eso que no me has visto cuando ponen a Luis Miguel — dije pícaramente, alertándome al ver cómo ese sujeto me tomaba los hombros y me acercaba a su boca, cosa que me hizo alzar la mano y empujar su cráneo hacía atrás, agradeciendo que aún conservaba algo de fuerza para quitarme a ese tipo de encima — ¡¡¿Qué te pasa estúpido?!! ¡¡yo voy a casarme, imbécil despreciable!!


— ¡¡Ty!! — gritó Mónica mientras llegaba corriendo hacía mí para abrazarme con fuerza, y al ver al sujeto que estaba apoyado en la pared, no dudó dos veces en patearle la entrepierna, haciéndole encorvarse y jadear de dolor — ¡¡Deja a mi amigo, sucio cerdo!!


— Ven Moni, aquí huele mal — dije mientras tomaba la mano de Mónica y la alejaba de aquel tipo, cómo agradecía que ambos al menos estábamos lo suficientemente conscientes para no dejar que nos hicieran daño.


No sé exactamente qué hora era, solo sé que había mucho ruido alrededor de nosotros, afortunadamente ambos tratamos de no llamar tanto la atención.


— ¡¡Larga vida a la reinaa!! — grité mientras brincaba sobre una de las mesas, logrando que un grupo de personas gritaran y me aplaudieran.


— ¡¡¿Cuántas bombas mortales llevan?!! — preguntó una chica mientras veía cómo Mónica se subía conmigo a la mesa.


— Ehh — murmuramos al unísono mientras nos miramos el uno al otro con curiosidad, hasta que al final alzamos los hombros y vimos a la gente de forma burlona — ¡¡No sabemos!!


— ¡¡Son mis amigos, son mis amigos!! — gritaba Richard mientras alzaba las manos en medio de toda la multitud.


— Hip, ¿qué hora es? — pregunté viendo curioso a Mónica, ella alzó los hombros mientras bailaba un poco encima de la mesa.


— No sé, Robert nos iba a llamar para irnos ¿no?


— Eso creo — dije con la lengua algo trabada mientras me agachaba para bajar de la mesa y ayudar a Mónica a bajarse — Voy al baño, no tardo.


— Yo también voy, voy a empolvarme la nariz.


— Pero si no trajiste polvo.


— ¡¡No, tonto!! ¡¡así decimos las mujeres cuando vamos a orinar!!


— Aaa, eso lo explica — dije mientras la tomaba de la mano y caminaba con ella hacía los baños de aquel lugar, viendo a los lados con algo de recelo, estaba perdido por el licor, sí, pero estaba lo suficiente consciente como para saber que había un sujeto raro tratando de besarme. 



Continuará


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