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50 - 'Afecto'

El día empezó de manera habitual, yo estaba tendido en la cama con Robert durmiendo sobre mi espalda, importándonos poco o nada las obligaciones que teníamos pendientes para ese día, aunque claro, ya cuando sonó la alarma, las circunstancias cambiaron de golpe para nosotros.Gruñí al oír la alarma de mi celular resonando con fuerza, maldije para mis adentros mientras la apagaba y alzaba la mirada, tratando de cobrar las fuerzas suficiente para levantarme de la cama.


— Buenos días, amor — susurró Robert mientras me besaba el cuello con ternura.— Buenos — respondí bostezando suavemente — Tengo sueño.


— Yo igual — dijo él entre risas mientras me daba un beso en el hombro, y acto seguido, se levantó de la cama para estirarse un poco, dejándome ver a detalle los rasguños que le hice en la espalda la noche anterior.


— ¿Qué animal te habrá atacado anoche? — pregunté entre risas cínicas.


— Uno muy salvaje, y muy ruidoso — dijo él mientras volteaba a verme con una sonrisa incrédula, a la que correspondí sin dudarlo dos veces — Vamos a ducharnos.


— Bien — dije con fastidio para levantarme de la cama, bostezando y estirándome también, mientras mi prometido me tomaba de la mano y me guiaba rumbo al baño para darnos una ducha.


Entramos juntos al sitio en cuestión, yo no pude evitar jadear cuanto el agua tocó mi piel, haciendo reír a mi pareja.


— Cálmate — dijo él mientras empezaba a tallarme el cabello para empaparlo de mejor forma — Adoro tus rizos.


— Gracias — dije volteando a verle con atención — ¿Qué harás hoy?


— Ir a la oficina hasta tarde, ya mi rutina se va a reanudar — dijo con molestia, haciéndome sonreír con algo de pena.


— Ow, pobre de mi novio — dije apretándole la mejilla suavemente — ¿Te preocupa ver a tu padre?


— Veré a mi padre, eso es un hecho — dijo chasqueando sutilmente la lengua — Sinceramente me da igual, al fin y al cabo, el tiempo siempre termina dándome la razón, y él nunca dará su brazo a torcer y admitirá que todo fue su culpa, así que lo mejor que puedo hacer es ignorar lo que pasó, ¿quién sabe? tal vez algún día se me logre olvidar, o eso espero — comentó mientras tomaba agua con sus manos para mojarse el cabello, yo suspiré con decepción al oír las palabras ajenas — ¿Y tú qué planeas hacer?


— Ah pues, no lo sé, después de clases haré mi tarea, y me gustaría estudiar un poco, debo pulirme en anatomía y en farmacología.


— Mh, creí que querrías hacer algo más.


— Estarás ocupado, no quiero quitarte tiempo.


— ¿Y qué hay de tus amigos? ¿el pelirrojo y la otra chica del café?


— Están en semana de exámenes — puse eso de excusa sin dudarlo dos veces, realmente quería zafarme al hecho de salir a beber con ellos, ya veía venir a Richard embriagándome para querer que yo me encamara con el primer idiota que se me cruzara, yo ni loco quería algo así.


— Mh, es una pena, ojalá Mónica estuviera aquí contigo — dijo Robert mientras se remojaba el cabello bajo la regadera, yo rodé mis ojos con algo de molestia al oírle decir eso — ¿Dije algo malo?


— No, es que — chasquee la lengua con frustración — Mónica no me contesta los mensajes hace días, ¡no sé qué le pasa a esa chica, es como si no quisiera hablarme!


— Seguramente está ocupada, estaba en plena época de exámenes.


— O tal vez se aburrió de responderme — dije con algo de frustración, creerán que yo era celoso únicamente con el hombre al que amaba, pues, la verdad yo también soy un tanto celoso con mi mejor amiga, y eso ha hecho que su novio y yo discutamos un poco, solo un poco.


— Mónica te adora, Ty — dijo mi novio mientras me tomaba de la barbilla y me sonreía cálidamente — Ella nunca te ignoraría de manera voluntaria, lo sabes.


— Sí, como sea — suspiré tomando el jabón con intenciones de untarlo en mi cuerpo, aunque torpemente se me resbaló de las manos y cayó en la ducha sin más, cosa que me hizo gruñir por debajo — Carajo — dije mientras me agachaba por debajo, jadeando al sentir cómo me tomaban de las caderas con fuerza — ¡¡¿R-Robert qué carajo?!!


— ¿Qué? ¿no me estabas pidiendo eso? — preguntó con falsa inocencia sin soltarme en ningún momento, mientras yo gruñía con frustración y le reclamaba para que me dejara ir, no podía arriesgarme en tentarlo para coger en la ducha, porque ambos podíamos llegar tarde a nuestras labores diarias, y eso no nos convenía a ninguno de los dos.


-


— Iré por ti a las 06:15, en caso de retrasarme te enviaré un mensaje — dijo él mientras caminaba conmigo fuera de casa.


— De acuerdo — dije mientras tomaba aire y avanzaba al auto de mi prometido, amaba el olor del rocío en la mañana, y ni hablar de la suave brisa que golpeaba mi rostro.


— Te noto animado — dijo él mientras me sonreía coquetamente.


— Lo estoy — admití sonriendo ampliamente — ¿Porqué no habría de estarlo? estoy enamorado, soy estudiante, y tengo sexo cada noche con el hombre más sexy de londres, ¿eso no es motivo suficiente para estar feliz?


— Mh, tienes toda la razón, mi cielo — susurró tomándome de las caderas para besarme hambriéntamente, besos a los que correspondí sin dudarlo dos veces.


— Vámonos ya — dije entre risas sutiles — Si nos quedamos más tiempo acabaré quitándote la ropa.


— ¿Aquí en la calle? ¿quién eres y qué hiciste con mi mojigato novio?


— Tú haces que él pierda la razón — dije mientras observaba fijamente los ojos de Robert con deseo, él me sonrió de igual forma para tomar mis mejillas y besarme hambrientamente de nuevo.


— Vamos — murmuró para apartarse de mí e ir a su lado del auto, limpiándose algunos excedentes de saliva de los labios, cosa que yo hice también, mientras una cínica sonrisa se reflejaba en mi rostro.


Me llevó hasta la universidad rápidamente, besándome los labios cada que tenía la oportunidad, y susurrándome suavemente que me amaba, sin duda nos sentíamos en las nubes, no quería echarle la culpa al sexo salvaje que tuvimos la noche anterior, pero imagino que sí tuvo algo que ver en todo eso.


Cuando llegamos finalmente al edificio donde yo veía clases, mi prometido me besó con ternura los labios a modo de despedida, susurrándome que me amaba.


— Yo también te amo — dije mientras le mordía suavemente los labios.


— ¿Qué quieres cenar hoy?


— Quiero comida china desde hace días.


— Comida china entonces, tendré que comprar suficiente para nosotros cuatro — oír eso me hizo fruncir el ceño algo abrumado.


— ¿Cuatro? ¿Yelena irá a casa hoy?


— Mucha suerte hoy, cariño — dicho esto, mi prometido encendió el auto y se marchó del lugar, dejándome parado en la acera con un raro sentimiento de confusión y molestia, "¿qué estás tramando, Dawson?" apareció de golpe en mi mente, como ya era costumbre cuando mi amado prometido se disponía a hacer algo a mis espaldas.


Caminé al interior del campus, sujetando mi mochila mientras pensaba qué era eso que Robert estaba planeando hacer a mis espaldas, varias cosas se cruzaban por mi mente, ¿logré dar con la sospecha correcta? para nada, ni en mis mejores sueños pude imaginarme algo así, pero ya entraré en detalles después.


Avanzaba mientras era completamente indiferente de lo que ocurría a mi alrededor, claro, hasta que mi alrededor me golpeó en la cara y me obligó a poner atención.


— ¡Agh! — me quejé al sentir cómo me golpeaban en la cara con un balón de soccer, ¿qué tiene mi cara que logra atraer tantos objetos esféricos para que me golpeen con fuerza?


— ¡Cuidado! — clamó un sujeto que avanzaba hacía mí a paso apurado.


— Algo tarde — murmuré de mala gana mientras tocaba mi nariz, abrumándome al ver unas gotas de sangre en mi mano.


— ¿Estás bien? — preguntó un sujeto de cabello castaño oscuro que llegaba hacía mí, tomándome de los hombros para verme con atención y mucha preocupación — Uy, lo siento mucho amigo.


— Descuida — dije de mala gana para meter mi mano en mi bolsillo y sacar un pañuelo para limpiarme la sangre.


— Debemos detener esa hemorragia, ven, déjame ayudarte — comentó aquel sujeto, pero yo di un paso atrás mientras le miraba con seriedad.


— Yo puedo solo, no necesito tu ayuda — comenté de forma brusca para empezar a caminar hacía el interior de aquel edificio, gruñendo al oír la voz de aquel tipejo siguiéndome.


— ¡Vamos amigo, déjame ayudarte, estoy en la facultad de medicina!


— ¡Para tu información, amigo! ¡¡yo también estudio medicina, y tienes dos segundos antes de que yo emplee en ti alguna forma de romperte los huesos!!


— Jaj, vaya que eres explosivo — dijo aquel tipejo mientras caminaba junto a mí — ¿Cuál es tu nombre?


— No es tu problema.


— Mucho gusto, señor no es tu problema, me llamo Jerome Winchester, es un placer conocerte.


— ¿Eres así de odioso, o acaso yo me llevé el maldito premio gordo? — escupí de mala gana para acelerar el paso e irme hacía los baños principales, dejando solo a aquel sujeto de cabello castaño, a quien me habría encantado no volver a ver en lo que me quedaba de vida, lamentablemente ese tipo fue la causa de otro "tedioso capítulo" de mi miserable existencia, pero de nuevo, me estoy adelantando a los hechos.



-



Luego de lavarme y atenderme la herida, fui a clases como si nada, algunos compañeros me dieron algodón y una bandita para ponerme en la nariz, no lograba formular una respuesta fiable para excusarle a Robert lo que me había sucedido, sabía que se enojaría, él odiaba que me hiciera daño, tan solo morderme los labios era detestable para él, llegar con la nariz lastimada iba a provocar que me gritara, lo sabía muy bien.


Seguí el resto del día como si nada, me encontré a mitad de clases con el chico rubio que el día anterior me estuvo platicando como si nada, admito que su compañía lograba distraerme, y me aliviaba en cierto modo tener otro "amigo gay" que sabría que me entendería ante las cosas que le dijera.


— A veces me da tanta pereza ir a clases de anatomía — decía él mientras salíamos de nuestra última clase, yo tocaba de vez en cuanto mi nariz tratando de percatarme de si había dolor o no — Taylor cálmate, ya dejó de sangrar.


— Lo sé pero, igual es tan odioso — dije mientras suspiraba pesadamente — Mi novio va a enojarse.


— ¿Quién dices que te hizo eso?


— Un tipo cuyo nombre no recuerdo, solo sé que su cabello era castaño, y era demasiado insistente.


— Mh, describiste a la mitad del campus — dijo él mientras sacaba su celular y lo revisaba — Benny me invitó a comer, ¿nos quieres acompañar?


— No gracias, mi prometido vendrá por mí.


— Uhh, ¿será posible que lo conozca? — me quedé helado al no saber qué decir, no sabía si era correcto o no que Shawn conociera a Robert, sobre todo con lo "informativo" que se veía que era ese chico.


— Emmm, ho-hoy no creo, Shawn — murmuré sin saber exactamente qué excusa poner — E-Es que Oliver tiende a ser muy... celoso — comenté tomando un poco más de confianza — Y-Y primero me gustaría hablarle de ti para que no se sienta amenazado.


— Ahh, lo entiendo perfectamente — dijo él mientras me sonreía tranquilamente, he de admitirlo, ese chico empezaba a agradarme bastante (no más que Mónica, pero sí disfrutaba de su compañía) — Bueno, yo iré a arreglarme para mi cita, Ty, nos vemos el lunes ¿de acuerdo?


— S-Sí, adiós Shawn — murmuré mientras lo veía marcharse, yo caminé hacía la salida del campus, rezando porque ese odioso castaño no estuviera cerca para acosarme otra vez.


Salí de la universidad para esperara a Robert en la entrada, se me hacía raro que él aún no llegara, sobre todo recordando que él especificó varias veces a qué hora iría por mí, "¿se le habrá hecho tarde en la oficina?" pensé, mientras sentía una extraña ansiedad por fumar un cigarrillo, hace algo de tiempo que no fumaba, me preocupaba que el estrés escolar me hiciera adicto a la nicotina, a mi novio no le importaba, pero a mí me preocupaba hacerme adicto a eso.


Alcé la mirada al oír un auto acercarse, sonriendo al ver que se trataba del hermoso auto blanco que era conducido por el hermoso sujeto de ojos azules que iba a desposarme.


— Hola lindura, ¿cuánto la hora? — preguntó de forma burlona mientras se bajaba del auto para acercarse hacía mí con esa sonrisa cínica que tanto me encantaba.


— Cien libras, cariño — dije siguiéndole el juego en su broma, logrando que él me tomara de las caderas y me pegara a su cuerpo de forma poco sutil.


— Por ti pagaría un millón, mi cielo — susurró de manera muy sensual mientras me miraba fijamente a los ojos con malicia y deseo, cosa que me hizo reír mientras pasaba mi mano por su pecho.


— ¿Y si vamos a tu casa para que puedas ganarme ese millón?


— Claro, pero primero debes estudiar, preciosura mía — dijo él mientras me apretaba la mejilla para guiarme a su auto, me sentía en las nubes, era novio del hombre más sexy y poderoso de londres (a mis ojos) quien aprovechaba cada minuto para coquetearme y seducirme sin recato alguno, pero es crédulo creer que eso era algo que a mí me desagradaba.


— ¿Cómo te fue hoy? — pregunté subiéndome al auto con él.


— Todo bien, aunque claro, fue tedioso tener que responder todas las preguntas sobre nuestra boda — dijo mi prometido mientras suspiraba pesadamente, al mismo tiempo que comenzaba a conducir.


— Mh, lo imagino — murmuré mientras me rascaba la nariz, jadeando sutilmente y logrando llamar la atención de mi pareja.


— Parece que tú tuviste un mal día hoy — murmuró mientras tomaba mi barbilla para verme con atención — ¿Qué te pasó?


— Unos idiotas y un balón de soccer — respondí con fastidio, él frunció sutilmente el ceño para apretarme la mejilla nuevamente.


— Mh, ¿sabes de casualidad cómo se llaman?


— No tienes que actuar como mi madre, Robert, no estoy en el jardín de niños — dije de mala gana para revisar mi mochila, lugar de donde saqué una caja de jugo para darle un sorbo al mismo, haciendo a mi prometido reír por debajo — ¡¿Qué?! ¡me dió sed!


— Bien mi pequeño gatito — murmuró mientras volvía a ver el camino — Pero no dejes que este tipo de cosas se repitan ¿de acuerdo Ty? no me gusta que vayas a clases y llegues maltratado o con la nariz rota.


— Lo haré, no te preocupes — dije mientras sonreía de lado y seguía bebiendo de mi jugo de manzana, logrando que de vez en cuando Robert me mirara de reojo y riera con cinismo. — ¿Seguro que tienes veintiún años? — preguntó entre risas.


— Si digo que tengo menos edad irás a prisión — le amenacé mientras sonreía tranquilamente.


— Tú fuiste quien me besó primero, ¿lo olvidas? — dijo mientras arqueaba una ceja y me recordaba el momento que lo empezó todo, esa hermosa tarde que por mucho tiempo me generó una ansiedad tremenda, pero que ahora recordaba con una sonrisa tímida y con un gran rubor en mis mejillas.


-


— Estoy muerto — murmuré mientras entraba a casa con Robert, él sujetaba mi mochila mientras me jalaba del brazo — Quiero dormir una larga siesta.


— ¿Dormir? — preguntó él mientras volteaba a verme con malicia, todo mientras subíamos las escaleras principales.


— Bueno, una mamada tuya y a dormir — admití de forma despreocupada, él rió para seguir caminando junto a mí.


— Bienvenidos muchachos — dijo Teresa mientras se acercaba a nosotros y nos abrazaba con fuerza, me sorprendía mucho que supiera que llegábamos a esa hora — ¿Cómo les fue hoy?


— Todo bien — dijo Robert mientras miraba atentamente a Teresa — ¿Doblaste la ropa que te encargué?


— Ah, sí, está en el clóset — dijo ella sonriendo tranquilamente, aunque lo hizo con un tono de voz que me intrigó bastante.


— ¿Ropa? — pregunté con recelo, Robert me sonrió para jalarme del brazo y guiarme a nuestra habitación.


En cuanto entramos a la habitación, Robert me estampó contra la pared para besarme con deseo, besos a los que correspondí con algo de desespero.


— Mi amor, métemela — le pedí entre besos y jadeos.


— Carajo, justo me dices eso ahora.


— ¿Porqué, qué ocurre? — susurré mientras tomaba su pantalón para empezar a desabrocharlo, frunciendo el ceño al ver cómo mi pareja metía sus manos para evitar que yo cumpliera mi cometido — ¡¿Qué carajo pasa?! — dije de mala gana, vaya que me volvía irritable cuando mi prometido me negaba intimidad.


— Tienes un compromiso pendiente, es por eso que no podemos extendernos — admitió mientras limpiaba el excedente de saliva que adornaba su labio.


— ¿Compromiso? ¡¿con quién?! — dije de forma brusca, él rió al ver mi reacción.


— Con la dama del clóset — escuchar eso me hizo fruncir notoriamente el ceño, todo mientras Robert señalaba el lugar en cuestión.


Me acerqué a ese lugar con algo de duda y confusión, no entendía nada de lo que me estaban diciendo, pero al abrir la puerta del clóset que compartíamos Robert y yo, todo quedó totalmente claro para mí.


— ¡¡Sorpresaa!! — gritó cierta chica rubia que alzaba sus brazos y me dedicaba una mirada de emoción total, yo no sabía qué hacer, verla era como ver un espejismo frente a mí, lo único que se me ocurrió fue irme hacía ella para abrazarla con fuerza y cargarla entre mis brazos.


— ¡¡Mónica!! — grité entre risas mientras la abrazaba con fuerza y le daba algunas vueltas — ¡¡¿Qué carajo haces aquí?!!


— ¡Terminé mis exámenes y me moría por venir a verte! — dije ella mientras me apretaba las mejillas — ¡Mírate, estás hermoso!


— ¡Tú igual! — dije para volver a abrazarla con fuerza, mientras volteaba a ver a mi novio sutilmente, notando cierta sonrisa maliciosa en su rostro que me hizo entender todo de golpe — ¡¡Eres un maldito calculador, Dawson!!


— Considéralo un regalo de compromiso — dijo él mientras me guiñaba el ojo.— ¡¿Cuánto tiempo llevan planeando esto?!


— Apenas llegaste a Londres — dijo ella entre risas mientras arreglaba su cabello — Robert siempre me preguntaba cuándo terminaban mis exámenes, ¡no fue hasta hace unos días que pude escaparme para verte!


— ¡¡Tú pequeña diablilla!! — dije volviendo a abrazarla sin dejar de reír.


Muchas veces he explicado lo que Mónica significa para mí, le tengo un afecto y estima enormes, es por eso que verla logró emocionarme tanto, ella era la voz de mi conciencia, tenía un don innato para darme seguridad cuando yo solo quería mandar todo al demonio, y como ya dije anteriormente, de no ser por ella, quizás Robert y yo nunca habríamos arreglado nuestra relación de manera tan rápida y buena, y no solo eso, sino que ella siempre me ayuda a darme cuenta de qué debo hacer para mejorar mi relación con él; en fin, se me acaban las palabras para describir lo maravillosa que es mi mejor amiga, mucha gente incluso me ha preguntado si yo estoy secretamente enamorado de ella, ¿cuál es el problema de la gente? ¿el amor entre dos personas siempre debe ser única y exclusivamente con intereses sexuales? vaya que la sociedad está mal de la cabeza.



Continuará


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