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35 - 'Frialdad'

Salimos juntos de la cabaña, todo alrededor estaba muy solitario, imaginé que era debido a que todos se preparaban para la boda, pero igual me perturbaba el silencio tenso que se respiraba en aquella fría y montañosa locación.


Caminaba junto a Alice mirándola con curiosidad, ella parecía buscar un sitio tranquilo donde hablar, pero me estaba dando algo de recelo lo misteriosa que estaba actuando.


Llegamos a una banca que estaba casi al lado de la cabaña, pero a una distancia considerable. Ella se sentó y me hizo una seña para que lo hiciera también, yo rápidamente obedecí, mirando curioso cómo ella miraba a la nada con semblante apagado y serio.


— Los tres siempre hemos sido muy tercos, muy brutos, muy soberbios; pero a pesar de todo eso, hemos sabido amarnos con todo el corazón — murmuró mientras pasaba sus manos por sus propias piernas — Robert siempre nos protegió a George y a mí, cuando éramos niños y hacíamos alguna travesura, él asumía la culpa, siempre nos defendió de cualquiera que quisiera hacernos daño, y cuando nos lastimábamos, nos ayudaba a sentirnos mejor.


Algunos copos empezaron a caer sobre nosotros, quedándose en mi cabello y en el de ella, pero eso parecía no importarle en absoluto, estaba ensimismada en los recuerdos de su niñez, o al menos eso parecía.


— Siempre he sido muy celosa con mis hermanos, sobre todo con Robert, porque él siempre me ha defendido y protegido de todo, admito que mi actitud nunca ha sido muy sana que digamos, pero todo lo que he hecho ha sido por él — susurró pasando su mano por su rostro — Me siento en la obligación de velar porque él consiga una buena compañera para su vida, alguien que esté dispuesta a darle todo el amor que mi hermano merece, alejarlo de su soledad, de todos esos fantasmas que le persiguen desde que se fue al internado.


Me incomodó un poco que dijera "compañera", pero preferí dejarla que continuara su explicación, ya después le diría lo que pensaba.


— Cuando empezó a salir con Giselle, yo estaba encantada, ella era mi amiga, y por lo que me había contado, estaba segura de que lograría hacerlo feliz, pero al pasar el tiempo me di cuenta, de que me estaba robando la atención de mi hermano, y eso me estaba matando — admitió chasqueando la lengua — Y más me disgustaba notar que cada día Giselle se volvía más engreída, aún entre nosotras presumía ser la favorita de él, aún cuando ya corrían los rumores de que su relación se estaba estancando.


Me quedé helado al escuchar dicha confesión, pero antes de poder decirle algo, mi cuñada prosiguió.


— Estos meses he tenido que abrir los ojos en muchos aspectos, con Giselle principalmente, porque yo le tengo afecto, sí, pero luego de saber que le fue infiel a Robert más de una vez, no me creo capaz de tolerar que vuelva a salir con él — volteó a verme con algo de seriedad, pero al mismo tiempo, con algo de vergüenza — Además de que, ella no habría dudado en regar la noticia de que me vió teniendo sexo con Sandro en el baño de un avión.


— N-No hace falta recordar eso — susurré agachando la mirada con vergüenza.


— No te tengo odio porque sí, Taylor, a pesar de lo que puedas creer de mí, solo me preocupa que quieras alejar a mi hermano de nosotros, Giselle ya lo hizo una vez, y fue horrible.


— ¿Giselle alejó a Robert de ustedes?


— Sí, lo forzaba a viajar a Francia y a países de ese estilo, muy pocas veces contestaba mis mensajes, ni siquiera asistió a una de mis galas más importantes — admitió entre pesados gruñidos — Y ni hablemos de ese maldito plan de mudarse a Nueva York, todo por culpa de ella.


— ¿Y si tanto te enojó lo que ella hizo, porqué la llamaste para que viniera hace poco? — pregunté arqueando una ceja con seriedad.


— Porque estaba abrumada, no sabía que pensar cuando supe que Robert salía contigo, todo lo que se me ocurrió fue llamar a Giselle, porque sentía que era la única que lograría hacerlo entrar en razón.


— Sí pues, ya viste que no fue así — murmuré con algo de molestia para tratar de levantarme de ese banco, pero un agarre en mi muñeca de parte de Alice me hizo frenarme en seco.


— ¡Lo que estoy tratando es de pedirte perdón, Taylor! — clamó con la voz algo dudosa, cosa que me hizo voltear a verla con confusión — L-Lo que sucedió ayer, me hizo darme cuenta de que tal vez estamos juzgándote mal, y-yo te he juzgado mal.


— Me cuesta creerlo — admití con algo de frialdad.


— Aún no me agradas, si te hace sentir mejor — comentó rodando sutilmente sus ojos — ¿Me hace feliz que mi hermano salga con un chico menor que él? ¡para nada! — sonreí incrédulamente al oírle — Pero... saber que él te dió el anillo, ¡cosa que ni siquiera hizo con Giselle! me... me deja sin saber qué pensar.


Quité cuidadosamente su mano de mi muñeca, para sentarme a su lado y verle con detenimiento.


— Creo que es tiempo de que dejes a tu hermano decidir — murmuré mirándole con detenimiento — Es el mayor, tiene el derecho de hacer su vida sin ser cuestionado por ello.


— Pero no quiero que él vuelva a alejarse de nosotros, y-ya fue muy duro cuando lo llevaron al internado, y cuando él vivió con Giselle, apenas y lograba verlo, ¡¿cómo sé que tú no harás lo mismo?!


— Porque Robert los ama, a pesar de todo lo que ustedes le han hecho, y yo sería incapaz de alejarlo de sus seres amados, por más que ustedes me han humillado, mi sola presencia aquí es prueba de ello — dije alzando sutilmente los hombros, ella me miró asombrada y algo apenada, en verdad me sorprendía verla quebrarse de tal forma.


— ... ¿Porqué no me delataste con todos cuando nos viste a Sandro y a mí?


— Porque es algo demasiado vergonzoso para querer regarlo como si nada — murmuré llevando uno de mis mechones tras mi oreja — A mí me dió mucha vergüenza cuando Colette nos encontró a Robert y a mí, y por saber lo que se siente que te vean con tu pareja, fue que no quise delatarte.


— Mh, eres menos odioso de lo que creí — admitió mientras me miraba con detenimiento.


— No pretendo caerte bien, Alice, sé que no puedo obligarte, solo quiero que respetes mi relación con Robert, sobre todo ahora que... nos vamos a casar — ella frunció el ceño en cuanto escuchó mis palabras, yo no mostré un semblante tímido, me quedé mirándole con detenimiento y algo de seriedad, por alguna razón, mi miedo hacía esos ojos azules empezó poco a poco a dispersarse.


— ... Respetaré su compromiso — oír esas palabras me asombró como nunca, fue casi tan increíble como oír un "te quiero, hijo" de parte del viejo — No actuaré igual de precipitada como mi padre, principalmente porque no quiero perder por completo el cariño de mi hermano, es por eso que no me meteré en esto de su compromiso, solo espero que no termines dándome la razón a fin de cuentas, Taylor Atwood.


— No te la daré, Alice, es una promesa — murmuré tomando su mano para palmearla suavemente — No amo a nadie como amo a tu hermano, y no pienso dejar que nos alejen otra vez.


— Eres terco igual que él, supongo que es eso lo que hace que te quiera tanto — sonreí alzando sutilmente mis hombros al oírle.


— Supongo que sí — dicho esto, me levanté de aquel banco para sacudir un poco mi ropa — Debo irme ya, Robert debe estar por llegar — empecé a caminar un poco, aunque me detuve en seco al oír repentinamente cómo ella me hablaba otra vez.


— Olvidé agradecerte por defenderlo de mi padre — murmuró colocándose de pie — Odio que le alces la voz a mi padre, pero me alivió ver que defendías a Robert de los golpes que él le dió.


— Sé que es tu padre, Alice, pero si tanto amas a tu hermano, no deberían hacerse la vista gorda cada que le pone una mano encima, ¿no crees? — dije mientras volteaba a verla con detenimiento, y acto seguido, me di media vuelta y caminé rumbo a la cabaña nuevamente, dejando sola a mi cuñada con su cóctel de emociones sin resolver, no sabía si creer o no lo que me decía, dado que perjuraba tener diferencias con Giselle, y ambas parecían ser amigas muy íntimas, realmente no entendía a esa mujer, pero admito que me alivió pensar que no se metería en el asunto de mi boda con Robert.


Cuando llegué a la cabaña, pude ver a cierto sujeto pelinegro bajarse de un taxi, por lo que rápidamente corrí hacía él para recibirlo con un fuerte abrazo, y él apenas me vió, extendió los brazos para atajarme y cargarme entre sus brazos.


— Hola, ¿qué haces aquí afuera? — preguntó empezando a besar suavemente mi cuello.


— Hablaba con Alice — cuando dije eso, Robert me miró con algo de seriedad y confusión.


— ¿Qué te dijo? ¿estás bien?


— Sí sí, estoy bien — murmuré besando dulcemente su frente — Te lo diré todo en un rato, por ahora, vamos y démonos una ducha ¿sí? — dije con un tono de voz suplicante, logrando que Robert me sonriera de lado coquetamente.


— Bien, si tú lo dices — dicho esto, me llevó al interior de la cabaña, dándome varios besos en el rostro mientras caminaba por toda la cabaña conmigo entre sus brazos.


-


— Y luego de eso le di la espalda y me fui — admití sintiendo cómo las pesadas manos de mi prometido me masajeaban los hombros, todo mientras el agua de la ducha caía sobre nosotros.


— Mh, me sorprende mucho que ella dijera todo eso — murmuró con recelo mientras tallaba mis hombros con sus pulgares.


— ¡Lo sé! es decir, ¿si tanto odiaba que salieras con Giselle, porqué quería que le dieras el anillo, y porqué la llamó cuando nos vieron juntos?


— Alice vive mucho de apariencias Ty, o bueno, casi todos los Dawson lo hacen — admitió rodando sus ojos — Nuestra imágen es muy importante, sobre todo para Alice, imagino que ella quería que mi imágen permaneciera intacta, porque cuando salía con Giselle, todos decían que nos veíamos muy bien, incluso nos llamaban "la pareja del momento" — un amargo nudo se formó en mi garganta cuando escuché esas palabras, aunque me calmó sentir un suave beso de parte de mi prometido — Cálmate.


— Perdón, me cuesta oírte hablar de tu vida con ella, sobre todo luego de que Alice dijo que hacías todo lo que Giselle quería.


— Admito que mi yo de hace varios años fue muy idiota — murmuró entre pesados suspiros de molestia — Es una faceta de mi vida que me causa mucha vergüenza, sobre todo al recordar cómo se dieron las cosas.


— No fue tu culpa, estabas enamorado — dije volteando a verle.


— El amor te ciega, y por momentos crees que es lindo, pero debes aprender a diferenciar lo bueno y lo malo, Ty — admitió mientras abría un poco más la llave para mojarse el cabello, yo le miré algo apenado en cuanto dijo eso — Como sea, el punto es que Alice adoraría que yo salga con una modelo de prestigio para tener intacta mi imágen, al fin y al cabo es eso lo que le interesa, solo que finge actuar en base a "amor fraternal" para que sus intenciones no suenen vacías.


— Tal vez en el fondo sí quiere lo mejor para ti.


— Tal vez, pero mi hermana es igual a mi padre, Taylor, no dejes que sus lágrimas vacías te engañen, después de todo, el infierno está lleno de buenas intenciones ¿no es así? — me aterraba la frialdad con la que hablaba mi novio cuando de su familia se trataba, era abrumador, pero yo sabía bien que no podía objetar, él los conocía mejor que yo, y si decía eso de ellos, era porque realmente se lo merecían.


— Tienes razón — murmuré acercándome a él para besarle el pecho suavemente, acción que hizo a Robert sonreír.


— Hey, ¿qué pretendes? — preguntó acariciando mi cabello mojado.


— ¿Podemos hacer algo antes de irnos a la boda? — pregunté con semblante sumiso, logrando que Robert se sonrojara y me sonriera con malicia.


— Desde luego — susurró pasando su dedo por mis labios — Me vendrá bien un poco de atención de parte tuya antes de irnos.


— Bien — dicho esto, me agaché para ponerme de rodillas frente a mi prometido, él tomó mi cuello y acercó mi cara a su hombría, la que aún no estaba hinchada del todo, así que me propuse a lamerla de arriba a abajo con tranquilidad para hacer que el líbido de Robert despertara por completo, logrando sacarle suaves jadeos de placer.


— Buen chico — susurró echando la cabeza hacía atrás mientras yo proseguía con mi labor, el agua caía sobre nosotros aún, pero ello a mí no me incomodó, solo me molestaba un poco que las gotas salpicaran y me cayeran en los ojos, pero eso dejó de importarme cuando sentí cómo el miembro de mi novio se engrosaba entre mis labios.


Me lo metí entero a la boca para sentir cómo terminaba de ponerse duro, cosa que me hizo cerrar los ojos con algo de dificultad, ya que dicho miembro acaparaba casi todo el espacio de mi boca, y me dificultaba mucho poder mover la lengua.


Antes de que pudiera hacer algo, sentí cómo Robert me apretaba con fuerza del cabello y me hacía dar un lento vaivén con su intimidad prácticamente en mi garganta, puse los ojos en blanco apenas sentí dichos movimientos, sé que eran bruscos, pero a mí me empezaban a fascinar.


— Miren nada más, creo que a alguien le gustó — susurró con la voz ronca mientras tocaba la punta de mi miembro ya crecido con su pie, haciéndome fruncir el ceño y quejarme por debajo.


— Dejam— no pude terminar de hablar, ya que de nuevo inundaron de lleno mi boca, solo que esta vez, sus embestidas eran mucho más bruscas y certeras, haciéndome soltar ahogados gemidos de placer.


— Mgh, sí, buen chico Ty — susurró acelerando su vaivén — Tus manos están libres, úsalas para atenderte ahí abajo.


Asentí deslizando mi mano hacía mi miembro para empezar a masturbarme de forma algo rápida y brusca, todo mientras alzaba la mirada y veía con deseo los hermosos y dilatados ojos azules de Robert, quien sonreía con malicia mientras se relamía los labios.


— Vaya, hoy has estado muy cachondo Ty, ¿te emociona que volvamos a casa? — preguntó hundiendo su hombría en mi boca — Mgh, ¿quieres que vayamos a casa a coger, verdad?


— ¡R-Rob— traté inútilmente de hablar, pero de nuevo, el pene de mi prometido me lo impidió.


— Shh, no se debe hablar con la boca llena, mi cielo — susurró acelerando más sus embestidas, soltando gruñidos bruscos de placer — Carajo Ty, estoy cerca.


Sonreí acelerando un poco los movimientos de mi mano, al mismo tiempo que frotaba mi lengua contra la intimidad de mi prometido, logrando que soltara un gemido ronco mientras su semilla empezaba a llenar mi boca por completo.


— ¡Ah, Taylor! — gimió echando la cabeza hacía atrás y sujetando mi cabeza con ambas manos, yo como pude me tragué todo lo que salía del cuerpo de mi prometido, pobre Taylor de veinte años, que no tenía idea de lo que su yo de veintiuno estaría dispuesto a hacer, todo por culpa de un hombre mayor que él.


Tosí un poco mientras me sacaba el pene de Robert de la boca, relamiéndome los labios y sonriendo coquetamente, él me miró embelesado, es difícil describir la expresión en su rostro, pasión condensada con cariño y mucho deseo, no era la típica lujuria de siempre, diría que es el tipo de "deseo sexual" que sentimos las personas enamoradas, el cual se mezcla con el intenso amor que le tenemos a nuestra pareja, y resulta en algo muchísimo más fuerte e intenso que el deseo sexual habitual, y me encanta.


— Eres todo un sucio, Ty — susurró pasando su pulgar por mis labios — Mira, no derramaste ni una sola gota.


— Estaba muy bueno para desperdiciarlo — murmuré sonriendo pícaramente mientras seguía atendiéndome — ¡Ah, Robert, a-ayúdame!


— ¿Que te ayude? — preguntó con voz ronca, yo asentí mientras mostraba una expresión muy sumisa — Creo que sé exactamente lo que te podría ayudar.


— Tu boca lo haría muy bien — susurré mordiéndome el labio inferior, él me sonrió cínicamente mientras arqueaba una ceja.


— Vaya, sospecho que estoy empezando a mal acostumbrarte — murmuró tomándome del brazo para hacer que me pusiera de pie, y en cuanto lo hice, me dió un hambriento beso de lengua al que no dudé en corresponder, todo mientras deslizaba su mano hacía mi hombría para masturbarme de forma lenta.


— ¡Ah, Robert! — gemí entre besos con mucho desespero — M-Más rápido.


— No, me gusta hacerte sufrir — admitió mientras movía su mano de forma lenta y muy desesperante, maldije mientras gemía con fuerza y sacaba la lengua.


— ¡¡Ah, mierda, no!! — grité mirando a mi prometido con molestia — ¡Robert!


— Gimes tan lindo mi nombre — murmuró rozando sus labios por mis hombros mientras me apegaba de espaldas a su cuerpo — ¿Gustas que te atienda con mis dedos también?


— ¡¡Ah, n-no, e-eso no por favor!!


— ¿No? creí que te gustaban — dicho esto, sentí cómo invadían abruptamente mi cuerpo, haciéndome gemir con fuerza, pero al sentir el tamaño, además de lo grueso y caliente que estaba, asumí de inmediato que lo que me penetró no fueron los dedos de mi prometido, sino aquello que yo acababa de lamer.


— ¡¡Ahh, Robert, sí, sí mi amor!! — grité mientras él me hacía apoyarme contra la pared para empezar un brusco y muy acelerado vaivén — ¡¡Ah, Dios!!


— Carajo, esta vista me fascina — susurró mientras separaba mis nalgas para invadir de mejor forma mi cuerpo, yo gemía de forma muy lasciva, gozando cada embestida que me daba mi pareja.


— ¡Ah, c-carajo Robert, s-se siente tan bien! — grité sacando la lengua, jadeando bruscamente mientras mi cuerpo se contraía con cada embestida ajena — ¡N-No tan duro, r-recuerda que debemos salir!


— Shh — susurró mientras llevaba dos de sus dedos a mi boca para hacerme atragantar con ellos — Me pediste ayuda, solo trato de cooperar.


— Mgh — mordí los dedos ajenos mientras disfrutaba de las fuertes embestidas de mi prometido, sintiendo mi cuerpo arder como nunca, a pesar de que el agua seguía cayendo sobre nosotros.


Apreté los dientes con fuerza al sentir un intenso orgasmo que me hizo derramar mi semen en la pared de la ducha, aunque apenas notó que yo me estaba viniendo, Robert me apegó a su cuerpo para sacar los dedos de mi boca y hacer mucho más brusco su vaivén.


— Grita Taylor, grita mi nombre — susurró en mi oído mientras cubría la punta de mi miembro para evitar que saliera el resto de mi semen, cosa que me hizo gritar con fuerza y contraer mi cuerpo entero.


— ¡¡Ahh, Robert, ay Dios mío!! — grité echando la cabeza hacía atrás — ¡¡Ahh, qué rico!!


— Sí, justo así — susurró destapando de a poco mi miembro, dejándome venirme por completo, cosa que me hizo jadear pesadamente mientras varias lágrimas salían de mis ojos, al mismo tiempo que sentía cómo mi prometido se corría dentro de mí.


— ¡¡Ahh, maldición!! — gemí sintiendo cómo el orgasmo abandonaba de a poco mi cuerpo — Ah, amor.


— Ah, carajo, ven Ty — murmuró tomándome del cuello para darme un hambriento beso al que no dudé dos segundos en corresponder.


— ¿Cómo se te ocurren estas cosas? — pregunté entre besos mientras soltaba unos cuantos jadeos de cansancio.


— No lo sé, solo hago lo que mi cuerpo quiere — dicho esto, empezó a recorrer mi pecho con sus pesadas manos mientras me seguía besando con mucho deseo, haciéndome jadear su nombre de forma muy lasciva y sumisa. 



Continuará


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