33 - 'Futuro Esposo'
Salimos del salón y caminamos hacía el lugar donde estaban estacionados los autos, yo por inercia caminé hacía el de Robert para sentarme sobre el cofre a tomar aire, jadeaba pesadamente tratando de contener las ganas de romper en llanto.
— ¿Cómo te sientes? — preguntó el señor Mervin.
— Bien, solo algo mareado — susurré pasando mi mano por mi rostro.
— Lamento mucho que mi hijo haya hecho eso, no sé de dónde carajo sacó ese deseo de humillar públicamente a otra persona que no lo merece — murmuró cruzándose de brazos y mirándome con algo de pesar.
— No se preocupe, no es su culpa, supongo que es mi culpa por querer encajar en un sitio, donde evidentemente yo no pertenezco — comenté mirando a la nada con pesar — ¿Podría llevarme a la cabaña?
— Claro, pero creí que esperarías a Robert.
— Eso quiero, pero no quiero seguir aquí, solo ocasionaré más problemas — admití pasando mi mano por mi rostro, el señor Mervin me miró con algo de pesar, ¿tan mal me veía para que pusiera esa cara?
— De acuerdo, vamos entonces — dijo mientras sacaba unas llaves de su bolsillo y me guiaba hacía su auto, yo caminé tras él, pero antes de seguirlo, voltee hacía la puerta del salón, mi sangre se heló al ver a un sujeto de ojos azules que me miraba con pesar, moría por ir corriendo a sus brazos, pero ya no quería quedarme en ese sitio, no quería que más personas me miraran con desdén o con lástima, necesitaba marcharme.
"Perdóname" susurré mientras me subía al auto de Mervin, mis piernas temblaban como nunca, y peor empezaron a temblar al ver cómo Robert caminaba hacía su auto, mirando fijamente cómo su abuelo ponía en marcha el suyo y empezábamos a alejarnos de dicho sitio, no crean que trataba de huir de Robert, solo trataba de huir de ese salón, de ese odioso espectáculo del que fui protagonista, y que terminó de manchar la reputación de mi prometido, "miren, el novio de Robert es un miserable chico que viene de una familia caótica" tal vez para ustedes es algo muy ligero, pero para una familia tan prestigiosa como los Dawson, eso se consideraba un grave pecado.
-
Llegamos a la cabaña rápidamente, yo me bajé del auto de Mervin y me fui casi corriendo al interior de la misma, él caminaba detrás de mí, como si quisiera vigilar que yo no cometiera alguna tontería, me pregunto si lo hizo por voluntad propia, o porque Robert se lo pidió.
Entré a la habitación que compartía con mi prometido, quitándome la corbata y arrojándola lejos, luego me quité la camisa de forma muy brusca, me sorprende no haberla roto, porque realmente esa era mi intención, ese odioso discurso hizo que volviera mi amargo sentimiento de "sujeto andrajoso que no encaja en una vida de sociedad", eso me frustraba, por lo que quería descargar mi frustración con mi ropa.
Gruñí de forma brusca mientras iba a la cama para tomar una almohada y arrojarla por la habitación, y después de eso me dejé caer al suelo sujetando mi cabello y apretándolo con fuerza, llevaba mucho tiempo sin recordar mi época en los hogares sustitutos, sin recordar la asquerosa vida que tuve, fue horrible darme cuenta de que por más que lo intenté, nunca iba a escapar de mi pasado, él sería parte de mí durante el resto de mi vida, lamentablemente.
Alcé la mirada al escuchar cómo alguien abría la puerta, mi pecho empezó a latir con fuerza al ver a cierto caballero inglés con semblante serio, su saco estaba perfectamente doblado y colgado de uno de sus brazos, su corbata estaba floja, dejando expuestas las marcas que yo mismo hice, cuando la noche aún no se iba al carajo.
Ninguno dijo nada, nos mirábamos el uno al otro con pena, no sé quién estaba más avergonzado de los dos, aunque en cierta forma, me aliviaba que Robert no parecía enojado por todo lo que hice o dije.
Se acercó hacía mí para sentarse a mi lado y abrazarme con fuerza, en cuanto sus brazos me rodearon, me fue imposible seguir conteniendo el llanto, por lo que hundí mi cara en su hombro y empecé a desahogar todo el dolor que sentía.
— Perdóname — murmuré con mi cara en su hombro.
— No tienes porqué pedirme perdón, Taylor — susurró acariciando suavemente mi cabello — Soy yo el que debe pedirte disculpas, no merecías que te hicieran esto.
— Debí decirte antes lo del hogar sustituto, e-es que me avergonzaba mucho, s-sabía que no me verías igual.
— ¿Porqué no habría de hacerlo Ty? estar en ese sitio no fue tu culpa en absoluto.
— Esa es una parte de mi vida que me he esforzado por borrar, sentía que si te lo decía... n-no me tomarías enserio, me verías como un sucio bastardo de la calle que solo busca dinero.
— Taylor — murmuró tomando mis mejillas para hacerme verlo fijamente a los ojos, me miraba con tanta ternura que mi pecho empezó a latir con muchísima fuerza — Esto no me hace verte mal, amor, al contrario, hace que me de cuenta que tu vida ha sido mucho más horrible de lo que yo pude imaginar, y eso solo me hace desear darte una vida mucho mejor, una vida estable y tranquila, donde no vuelvan a hacerte sufrir jamás, y donde no vuelvan a alejarte de tus seres amados — sonreí con pesar en cuanto mi prometido dijo eso — Ahora entiendo porqué eres tan inseguro sobre nuestro compromiso.
— No quiero que me tengas lástima por esto.
— No te tengo lástima, Ty, esto me hace respetarte más, cualquiera en tu lugar se habría quebrado, sobre todo al tener que confesar sus vivencias frente a tanta gente, y mírate, sigues aquí.
— No quise agachar la mirada, no quería que tú me vieras agachar la cabeza otra vez.
— Lo sé, y no sabes lo orgulloso que estoy de ti por eso — dicho esto, me sujetó con cuidado para darme un cálido beso en los labios — Lamento tanto que hayas pasado por todo eso, cariño.
— No te disculpes, no pasa nada — murmuré rozando mi nariz con la suya — Y lo del brindis, pues... no tuviste culpa de nada, no sabías lo que tu padre planeaba hacer.
— Ese anciano mal nacido — gruñó con molestia mientras miraba a otro lado — Te juro que me costó mucho trabajo no golpearlo en medio de todos.
— Mejor así, suficiente fue con que tu reputación se arruinara totalmente por mi culpa — dije con pesar mientras me mordía levemente el labio inferior.
— No creas que mi reputación se arruinó, cariño — dijo mientras me tomaba de ambas mejillas y las apretujaba sutilmente — Nunca me he sentido tan orgulloso de tener a alguien en mi vida, como lo estoy por tenerte conmigo — sonreí apenado cuando mi novio dijo eso, pensar que mi espectáculo no lo enojó en absoluto, no lo comprendía, supongo que me amaba lo suficiente como para ignorar los escándalos que su noviecito pudiera hacer de ahora en adelante.
Ambos nos condensamos en un cálido beso mientras nos aferrábamos al cuerpo del otro, Robert me cargó para llevarme a la cama y acostarnos en esta misma, no nos sentíamos con ganas de hacer el amor, solo queríamos acurrucarnos y darnos calor el resto de la noche, y fue precisamente eso lo que hicimos, mientras Robert se disponía a preguntarme un poco sobre mi pasado, yo odiaba hablar de ello, pero quería contárselo, necesitaba hacerlo, para poder enterrar el tema de una vez por todas.
— ¿Cuánto tiempo exactamente pasaste en hogares sustitutos?
— La primera vez, solo una semana; me escapé cuando menos lo esperaron — admití disfrutando de las caricias que Robert daba en mi cabello, mientras estábamos acostados uno frente al otro, observándonos el uno al otro con mucha atención y detenimiento — Admito que esa gente no eran malas personas, trataron de recogerme unas cuatro veces más, pero yo siempre escapaba.
— ¿Porqué lo hacías?
— Por Teddy — susurré con pesar — Por ella y por Sony, los extrañaba demasiado, y mi yo niño sentía que nos estaban alejando injustamente el uno del otro, a Teddy siempre le afectó que la alejaran de mí, pero fue una total sorpresa para mí que ella prefiriera a Peter antes que a su propio hijo, fue muy duro para mí aceptar que... que mi madre no me quería en su casa por lo que podía decir su marido.
— Por eso tu relación con ella es tan complicada — murmuró Robert mirándome con detenimiento, yo asentí mientras sonreía de lado con dolor.
— No se lo reprocho, entiendo que ella lo hizo por mi bien, porque quedarme implicaba que Peter me siguiera golpeando, o que incluso me matara, pero... fue difícil asimilar desde tan jóven que mi madre prefería vivir con él, antes que vivir conmigo.
Un nudo horrible se formó en mi garganta al recordar esa horrible noche donde Peter me echó oficialmente de la casa de Teddy, ella no me miraba a la cara, estaba escondida en la cocina junto con Tyson, mientras Peter estaba parado en el pórtico gritando que yo era un maldito bastardo hijo de un cerdo millonario, que mejor me fuera con él y los dejara en paz; lloré mientras regresaba a casa del viejo, también lloré cuando él me recibió con una fuerte bofetada por llegar tarde a casa, y lloré hasta dormirme al pensar lo asquerosa que era mi miserable vida.
Esa horrible noche, ese momento donde me quedé dormido llorando y murmurando el nombre de mi madre, fue la primera vez que pensé seriamente en el suicidio, algo que ni siquiera a Robert le dije, ¿porqué? para no lucir más patético frente a él, además, yo siempre he pensado que los pensamientos suicidas son ese tipo de cosas que deben quedarse entre tú y tu subconsciente, si deseas compartirlo alguna vez, será tu decisión, pero sé muy bien que mucha gente seguro lo usará para humillarte o hablar cosas malas de ti, es por ello que yo a lo largo de toda mi vida, oculté perfectamente mis deseos suicidas, para que mi pareja no se preocupe, y para no lucir más vulnerable y patético de lo que ya me veo de por sí, ¿es sano? para nada, si te sientes mal ve por ayuda, pero si fue algo momentáneo que ya superaste, lucha por sobreponerte, y no te estanques en el pasado, lo dice alguien que ha vivido estancado en el pasado por años, y eso no le favoreció en absoluto.
— Debí golpearlo cuando tuve oportunidad — murmuró acariciando suavemente mi mejilla, sonreí de lado para tomar su mano y besarla con ternura.
— No todo puede resolverse con golpes, señor Dawson — susurré repartiendo besos por la mano ajena.
— No me digas señor Dawson ahora, me hace pensar en mi padre, y justo ahora no quiero pensar en él.
— ¿Qué sucedió cuando me fui?
— Ah pues, él se dio cuenta de que cometió una estupidez, porque tanto mamá como George lo miraron con enojo, fuimos a una parte a solas para conversar, él trató de excusarse, pero mamá le gritó y le dio una fuerte bofetada, yo no dije nada, solo le di la espalda y me largué, mi prioridad era verte, ya después podré demostrarle todo mi enojo, aunque hacerlo no es necesario, él ya debe imaginarse lo que siento a causa de sus acciones.
— Me sorprende mucho que hayas logrado contenerte.
— Necesitaba venir a verte, cerciorarme de que no hicieras una locura — susurró acariciando suavemente mis labios — Como arrojar cosas por la ventana en un ataque de ira y depresión.
— Arrojé una almohada, ¿eso cuenta? — pregunté de forma algo burlona, él rió por debajo mientras me miraba con detenimiento, con una ternura que me derretía, no sé explicar con palabras el cómo o el porqué Robert siempre me mira con esos ojos, ¿porqué entre todos los seres humanos existentes, él le dedicaba esos ojos a un pobre tonto como yo? es algo que nunca entendí, aún hoy en día me cuesta trabajo entenderlo, a pesar de que llevamos tanto tiempo juntos.
— ¿Puedo preguntarte algo, Ty?
— Claro — susurré mirándole con detenimiento.
— ... Lo que le dijiste hoy a mi padre, cuando rechazaste el anillo, ¿significa que ya no quieres casarte conmigo? — oír dichas palabras me dolió como nunca, no estaba seguro sobre qué decir, pero antes de poder pensar detenidamente una respuesta, mi corazón habló por encima de mi subconsciente.
— ¡Claro que quiero casarme! — dije en un tenue suspiro de añoranza y algo de dolor — ... Pero me duele si quiera pensar que nuestro matrimonio signifique más humillaciones de este tipo para ti, Robert; tú no mereces nada de esto, cielo.
— Toleraré esto y mucho más, con tal de tenerte a mi lado — susurró tomando mis mejillas y apretándolas con fuerza — No quiero ser más que tu esposo justo ahora, Taylor — sus palabras derretían como nunca mi corazón, me fue imposible no jadear cuando lo escuché.
— ¿Lo dices enserio, Robert?
— ¿Te he mentido alguna vez, amor mío? — murmuró rozando delicadamente sus labios con los míos — Además, sería una lástima cancelar nuestro compromiso, justo cuando ya han empezado los preparativos — me quedé helado apenas escuché dichas palabras, por lo que rápidamente me senté en la cama a ver a mi novio con total asombro y confusión, él me sonreía con esa maldita mirada pícara que ponía cada que hacía algo a mis espaldas, cómo amo y odio cuando ese sujeto quiere sorprenderme.
— ¿Q-Qué? — murmuré mientras mis manos empezaban a temblar, él se sentó frente a mí para verme con detenimiento.
— Tus palabras hicieron eco en mí, cariño, me hicieron darme cuenta de que no he sido un prometido muy atento con respecto a nuestro compromiso, es por eso que quise empezar con los preparativos, para que podamos casarnos lo más pronto posible — jadee mientras cubría mi boca con ambas manos, y observaba perplejo a mi prometido.
— Robert.
— Planeaba decírtelo cuando ya tuviera algunas cosas adelantadas, prácticamente empecé hace poco.
— ¿Es por eso que has estado hablando por teléfono a mis espaldas?
— ¿Porqué otra cosa lo haría, señor celoso? — preguntó pícaramente mientras tomaba mi mejilla y la acariciaba con ternura, yo empecé a llorar como el propio idiota en cuanto él me tocó — Ty, ¿porqué lloras?
— E-Es que, yo... n-no puedo creerlo — murmuré mirando a mi novio tímidamente — ¿L-Lo estás diciendo enserio, amor?
— Por supuesto que lo digo enserio, cariño — dicho esto, me abrazó con fuerza para acurrucarme con dulzura en su pecho — No vale la pena que cancelemos nuestra felicidad solo por lo que la gente dirán de nosotros, Ty; tú vas a ser mi esposo, y eso no va a cambiarlo nadie.Sonreí entre lágrimas al oír las palabras ajenas, me fue imposible no empujar a Robert para colocarme sobre él y empezar a besar sus labios de forma lenta y muy dulce, degustando el delicioso sabor de los labios de mi, en aquel entonces, futuro esposo.
— Te amo — susurré entre besos y sonrisas tímidas — ¿Y-Y cuándo nos casamos?
— Aún no pongo la fecha, quería que eligieras eso conmigo.
— Si fuera por mí, quiero que nos casemos mañana mismo — admití entre risas tímidas mientras seguía devorando la boca de mi prometido, mientras él acariciaba de arriba a abajo mi espalda con sus suaves y pesadas manos que tanto lograban estremecerme, y al mismo tiempo, me llenaban de una paz sumamente hermosa e increíble.
-
Pasamos la noche aferrados el uno al otro besándonos y dándonos afecto mutuo, fue la única forma en la que yo pude calmarme lo suficiente para poder conciliar el sueño, amo el don innato de Robert para darme paz en momentos de penumbra y miseria.
Dormía pacíficamente sobre el pecho de mi prometido, disfrutando de su calor corporal mientras sus manos acariciaban con ternura mi espalda, su respiración me decía que él ya estaba despierto, pero estaba demasiado cansado para querer alzar la mirada todavía.
— Ty — susurró besando dulcemente mi frente, fue la única forma en la que yo me digné a alzar la mirada y verle con los ojos entrecerrados por el sueño, rápidamente me sonrió de lado mientras acariciaba con ternura mi mejilla — ¿Cómo te sientes?
— Con sueño — admití dejando que me acariciara la cara.
— Lamento despertarte, pero necesito que hablemos.
— ¿Qué pasa? — pregunté dudoso abriendo un poco más los ojos con dificultad.
— Empaca tus cosas, nos iremos hoy cuando termine la ceremonia de la boda de George.
— ¿Qué? ¿n-no vas a quedarte más tiempo?
— No, creeme, ya me han arruinado por completo este viaje, no me voy ahora mismo por ser leal con George y Molly.
— Mh, te entiendo — murmuré mirándole con algo de pena — Yo no quiero asistir, me avergüenza mostrar mi cara ahí luego de haber arruinado su cena de compromiso, y estoy muy seguro de que ellos no me querrán ver ahí.
— Estoy muy seguro de que no es así, pero entiendo de sobra tus razones para no querer asistir — susurró mientras me hacía sentarme en la cama junto a él — Bien, entonces vé empacando tus cosas ¿de acuerdo? nos iremos esta noche.
— ¿Y tu madre? ¿crees que le guste que nos vayamos así como así?
— Hablaré con ella, tú déjame todo a mí ¿de acuerdo? — mencionó besando con ternura mi frente, me sonrojé un poco ante dicho beso, amaba que me mimara solo porque sí.
— Confío en ti — susurré tímidamente, mirando cómo él se apartaba un poco de mí para caminar rumbo al baño de la habitación.
Suspiré pesadamente pasando mi mano por mi cuello y viendo el alrededor de nuestra hermosa cabaña, la cual no pudimos disfrutar como nos hubiera gustado, eso me frustraba mucho.
— Cariño — dije levantándome de la cama para ir hacía el baño detrás de Robert, y al entrar, pude ver cómo él empezaba a quitarse la ropa — ¿Qué harás ahora?
— Ducharme — dijo de forma cínica.
— No, luego de ducharte, cielo — murmuré algo frustrado, él empezó a reír al ver mi cara de molestia.
— Iré a prepararnos algo de desayunar, dudo mucho que nos esperen para comer.
— ¿Y después de eso?
— ¿A qué quiere llegar, señorito Dawson? — preguntó arqueando una ceja, sonreí tímidamente cuando me dijo así.
— Es que... e-esta habitación es muy bonita, y... solo pudimos tener sexo en ella una vez — murmuré haciendo un sutil puchero, que hizo a mi prometido sonreír pícaramente con malicia.
— Oh, ya veo, ¿y qué tienes en mente entonces?
— ¿Qué tal si pasamos la tarde... ya sabes, haciendo el amor? — pregunté con un tono de voz algo lascivo, logrando que Robert se me acercara y me tomara de las nalgas con algo de fuerza.
— ¿Mi gatito quiere coger? — preguntó empezando a lamerme el cuello, haciéndome gemir por debajo con deseo.
— Ah, s-sí mi amor — dije dejándole lamerme, él en verdad sabía cómo hacerme desvariar de deseo — Necesito que hagamos el amor.
— ¿Quieres que dejemos las sábanas llenas de semen antes de irnos? — preguntó juguetonamente mientras empezaba a desabotonarme el pantalón.
— J-Justo ahora no — murmuré mordiéndome el labio inferior.
— ¿Pero y si yo quiero coger ahora? — preguntó mientras me guiaba hacía la cama, maldije para mis adentros mientras lo dejaba llevarme, siempre se me olvidaba que debía ser cuidadoso con lo que decía, dado que mi pareja era una bestia lujuriosa que amaba aprovecharse de mí cada que yo le daba la oportunidad, así fuera yo el que diera inicio a todo, encendiendo la chispa de erotismo.
— Robert espera — murmuré mientras él me azotaba contra la cama para empezar a quitarme el pantalón.
— Shh — susurró quitándome la ropa para separar de lleno mis piernas y verme a los ojos con una lujuria que me aterró, pero hizo que mi entrepierna se pusiera como piedra — Quiero hacerte gritar, Taylor.
— ¿C-Con toda tu familia aquí?
— Ellos me dan igual y lo sabes — dicho esto, me jaló de las piernas y me acercó a su miembro, me relamí los labios al verlo, en verdad quería que se apoderara de mi cuerpo.
Mis mejillas ardieron como nunca al sentir cómo repentinamente mi prometido me penetraba, haciéndome soltar roncos gemidos de placer, mientras él me miraba fijamente a los ojos con un intenso deseo que me derretía.
— Taylor — susurró sujetando con firmeza mis caderas.
— Robert, ¡a-ah! mi amor — murmuré sacando la lengua — ¡Ah, así!
— ¿Quieres ir lento? — preguntó empezando un brusco vaivén que me hizo cerrar de golpe los ojos mientras varias lágrimas salían de estos mismos.
— ¡Ah, n-no, para! — clamé alzando un poco las caderas, aunque me alertó escuchar cómo tocaban repentinamente la puerta de la habitación, haciendo a mi prometido soltar un pesado gruñido de molestia.
— ¡¡¿Qué?!! — clamó mientras apretaba mis caderas con fuerza.
— ¿Pueden venir un minuto? — preguntó la voz de George al otro lado de la puerta.
— ¡¡¿Para qué?!! maldita sea, ¡déjenme en paz!
— Mamá es quien quiere hablar con nosotros.
— ¿Hablar de qué? George — preguntó con frustración mientras clavaba sus dedos sobre mi piel, amaba cuando me tocaba de forma tan brusca.
— No tengo idea, supongo que quiere hablar de lo que pasó anoche.
— Jaj, ¡dile que estoy ocupado! — dicho esto, me jaló de los brazos para atraerme hacía su cuerpo y cargarme entre sus brazos, empezando un brusco vaivén que me hizo jadear de dolor.
— ¡Ah, R-Robert, me-me duele! — murmuré pegando mi frente con la de él, trataba de no gemir tan fuerte para que no nos oyeran, pero en verdad me costaba callarme con lo duro que Robert me estaba follando.
— ¿Te duele, Ty? — preguntó con esa falsa inocencia que me estremecía, azotando sus caderas contra las mías mientras empezaba a besarme con deseo, besos a los que no pude evitar corresponder, ignorando por completo que afuera parecían estarnos esperando, ¿para qué? no estaba seguro, pero el pene de Robert no me dejaba pensar con claridad, mucho menos pensar en algo que no fuera él mismo.
Continuará
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- Gema
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