26 - 'Demonio'
Llegamos a la cabaña primero que el resto de la familia, ellos se quedaron a organizar otras cosas de la boda, pero Robert les dijo que le dolía la cabeza, así que solo por eso nos permitieron irnos antes.
Entramos juntos a nuestra habitación, el ambiente entre ambos era muy tenso, notaba a Robert estresado, algo decepcionado de mí, cosa que yo entendía por completo, yo mismo me odiaba por cómo transcurrió ese día, y eso que ni siquiera le había hablado de mi encuentro con Marcela y el viejo.
Suspiró pesadamente mientras se sentaba en la cama para desatarse los zapatos, yo caminé en dirección al baño, quería lavarme la cara con agua fría para tratar de relajarme, pero sabía que ni siquiera eso sería suficiente para calmarme.
— Taylor — dijo él con voz algo ronca y apagada, oírlo me hizo detenerme en seco, y voltear a verle con algo de pena y timidez.
— ¿Sí?
— Espérame — murmuró mientras se levantaba de la cama para quitarse el suéter que llevaba puesto.
— ¿Para qué?
— ¿No vas a ducharte? — preguntó mientras quedaba con el pecho expuesto, mi respiración se agitó de golpe al entender sus intenciones — Bueno, si no quieres, lo entiendo — murmuró mientras un semblante apagado y serio se dibujaba en su rostro, yo sonreí apenado en cuanto él dijo eso.
Me acerqué cuidadosamente a su cuerpo para tomarlo de los brazos y besarle los labios con ternura, me sentía muy abrumado, pero saber que Robert aún quería ir a ducharse conmigo, me dejaba claro que su molestia no era tanta como yo creía.
— La verdad sí me gustaría — susurré pegando mi frente con la suya — Solo déjame refrescarme, me siento algo estresado todavía.
— Yo igual, y lo dejaría pasar pero es que mañana será la cena de ensayo, y tendremos que dormir temprano para ir a la boda.
— Te entiendo — dije con una coqueta sonrisa para tomarlo de las mejillas y acariciarlas — Solo quiero que me dejes en claro que no estás molesto conmigo por lo que pasó hoy, solo eso quiero saber.
— Por supuesto que no estoy enojado contigo, Ty, solo... no lo sé, a parte de lo del anillo y tus cosas, odio que Harry esté aquí, él y yo siempre hemos tenido algo de "rivalidad", cuando estaba con Giselle siempre se esforzaba por coquetearle y por pedirle que salieran, y no fue hasta que terminé con ella, que supe que ellos dos tuvieron sexo.
— ¡¿En serio?! — clamé sintiendo algo de desagrado en mi estómago.
— Así es, me lo dijo Yelena, ella se enteró gracias a una amiga suya que trabajaba en un hotel de Cambrige, los vió entrar y salir juntos, manoseándose como un par de perros en celo — escupió de mala gana mientras miraba a otro lado con frustración, yo miré a otro lado con pesar.— ... ¿Temes que eso se repita?
— De Harry me espero lo que sea — escupió de mala gana.
— ¿Y de mí? — pregunté con algo de seriedad, logrando que mi prometido volteara a verme con extrañez — ¿Me crees capaz de hacerte lo mismo que te hizo Giselle?
— No Ty, no me refería a eso — susurró tomando mis mejillas y besándome la frente con ternura — Yo confío en ti con los ojos cerrados, amor, pero él es una rata traicionera, y no quiero que te tache de ramero frente a mi familia solo para justificar su acoso hacía ti, cosa que ya hizo, con la artimaña del masajista.
— ¿Sabías que era mentira?
— Ty por favor, ¡apenas te quitas la ropa haciéndolo conmigo! ¿en verdad crees que me tragaré el cuento de que te desnudaste frente a otro tipo?
— Buen punto — dije alzando las cejas en cuanto Robert dijo eso.
— Además, sé que me amas demasiado para hacer algo de ese tipo — susurró repartiendo besos por todo mi rostro — Es por eso que quiero protegerte, Taylor, protegerte de cualquiera que quiera dañarte.
— No merezco que me quieras tanto — dije con vergüenza mientras dejaba que Robert me besara a sus anchas.
— ¿Estás loco? claro que lo mereces — murmuró frotando mi nariz con la suya — Te mereces el cielo, te mereces las estrellas, te mereces todo lo bello que existe en este mundo, y si el mundo fuera mío, te lo daría todo, Ty.
— Cada día rompes tu record de exageraciones — dije entre risas mientras tomaba su cuello y le daba un cálido beso en los labios, que poco a poco se fue volviendo uno más y más lujurioso — Creo que ya no me hace falta refrescarme.
— ¿Seguro? — preguntó apegando su cuerpo al mío.
— Sí — dije risueño para tomar su mano y caminar con él al baño, mi prometido reía cálidamente mientras sus manos de vez en cuando se deslizaban por todo mi cuerpo.
Terminamos de desnudarnos y entramos juntos a la ducha, el agua caliente empezó a correr por nuestra piel, creando una atmósfera llena de vapor y besos desenfrenados, mientras Robert se dedicaba a explorar todo mi cuerpo con sus pesadas manos.
— Taylor — susurró en mi oído mientras sus manos apretaban mis glúteos y uno de mis pectorales (que debido a mi aumento de peso, empezaba a tener más carne en dicha zona, y eso obviamente, era un deleite para el señor Dawson).
— Robert — gimotee por debajo dejándolo explorar mi cuerpo, temblando cada que él rozaba sus dedos contra mi miembro, me sentía muy sensible por alguna razón, tal vez era el vapor, o las intensas ganas que le tenía a mi prometido desde el día anterior.
— Quiero jugar contigo toda la noche — murmuró mientras me alzaba en sus brazos para seguir besándome, aunque un agudo gemido salió de mis labios al sentir cómo dos de sus dedos entraban a mi cuerpo sin previo aviso.
— ¡A-Ah, p-para! — grité sacando la lengua y arqueando la espalda, pero eso no logró detener al señor Dawson.
— Mgh, te siento algo estrecho por aquí, Ty — dijo juguetonamente mientras empezaba a usar sus dedos para hacerme gemir de forma brusca.
— ¡Ah, p-para, a-así no! — dije entre jadeos mientras mi prometido me empezaba a morder el cuello con fuerza.
— Necesito prepararte, no quiero que nos lastimemos haciéndolo.
— Robert — dije entre gemidos mientras tomaba su cráneo y sentía esos besos en el cuello, entregándome de lleno al placer y a los movimientos de mi pareja — ¡A-Ah, s-sí, j-justo ahí!
— ¿Aquí? — preguntó juguetonamente.
— ¡Sí, ahí, s-sigue tocándome ahí!
— En verdad me enamoran tus expresiones de deseo, Ty — dijo apegándome a la pared y acelerando el vaivén contra mi cuerpo, haciéndome jadear como una maldita actriz porno.
— ¡Ah, R-Robert, m-me voy a venir! — dije mientras sacaba la lengua y seguía jadeando, Robert sonrió pícaramente al verme de tal forma, y acto seguido, me dio un hambriento beso de lengua que me hizo estremecer, e hizo que me corriera sobre mi prometido — ¡M-Mghh!
— Mgh, Dios santo — susurró entre besos mientras me seguía dedeando — Sí Ty, correte así.
— ¡Ah, Robert para, me duele! — grité sintiendo mis ojos cristalizarse y mis mejillas arder, admito que eso se sintió muy bien.
— Aún no te hago nada, cuando en verdad te folle, vas a rogarme piedad — gruñó maliciosamente mientras me acomodaba sobre sus brazos, yo rápidamente empecé a besarlo de nuevo, mientras mis manos acariciaban el pecho de mi prometido suavemente.
— ¿Me la metes? — dije entre jadeos lascivos, él sonrió al oírme decir eso.
— Qué impaciente eres — dijo coquetamente para recostarme nuevamente de la pared para seguir con aquella ronda de besos ardientes, mientras sus manos apretaban mis muslos suavemente.
Seguimos besándonos un rato largo, Robert parecía no tener prisa, quería disfrutarme por completo, y yo no tenía problema alguno con ello.
— ¡Ah! — gemí al sentir cómo me mordía con fuerza el labio inferior — Eso duele.
— Perdón, adoro morderte — dijo pícaramente mientras cerraba la llave de la ducha y caminaba de vuelta a la habitación conmigo en brazos todavía.
Nos seguimos besando mientras Robert avanzaba por la habitación, saboreando cada centímetro de mi boca, mientras yo me dedicaba a acariciar su cuerpo mientras frotaba mi lengua contra la suya.
Me alertó sentir cómo Robert se arrodillaba frente a la chimenea, y cuidadosamente me dejó en el suelo, abierto de piernas y jadeando pesadamente, sonreí por inercia al ver lo atractivo que se veía mi prometido con la luz del fuego, lucía como un demonio que venía del infierno para tomarme, y eso me asustó un poco, pero a mi entrepierna le fascinó.
— ¿En qué piensas? — preguntó mientras sus manos empezaban a explorar mi cuerpo.
— En que pareces un demonio junto al fuego — dije juguetonamente, sacándole a Dawson una leve carcajada.
— Tal vez sí lo soy, un demonio que viene a violar chicos cachondos que pasan el día tocándose — susurró mientras bajaba por mi abdomen y empezaba a besarme y morderme, sus palabras y sus acciones hicieron que echara la cabeza hacía atrás y empezara a gemir por debajo.
— Ah, Robert mi amor, me estás matando.
— Cálmate, la noche es jóven — murmuró mientras llegaba a mi vientre y me mordía con fuerza.— ¡Agh, maldito perro! — me quejé, sacándole a mi prometido una ligera carcajada.
— Veremos quién termina gimiendo como perra en unos minutos — dijo de forma amenazante, mientras alzaba una de mis piernas y empezaba a hacerme sexo oral, cosa que me hizo gemir de forma ronca y sujetarle con fuerza del cabello.
— ¡A-Ah, ay Robert! ¡n-no hagas eso!
— Shh — susurró mientras se metía entera mi hombría a la boca, me fue imposible no gemir como loco cuando hizo eso.
— ¡Ahh, Robert, por Dios, s-sigue! — grité apretando con mi mano libre la alfombra beige sobre la que estábamos — ¡A-Ay Dios, vas a matarme de un infarto!
Casi morí de un infarto al ver cómo mi prometido se apartaba un poco de mi intimidad, dejando un hilo de saliva que dejaba conectada su lengua con la punta de mi miembro, por lo que él no dudó en relamerse el labio superior, haciendo una cara muy lasciva, mirandome fijamente a los ojos mientras su cabello cubría la mitad de su rostro.
— Ay Dios santo — gimotee al verlo de tal forma, mis piernas empezaron a temblar, sé que dije que casi me infarté, pero lo que sí hice, fue venirme en seco al ver a Robert de tal manera, y es que ¿qué puedo decirles? mi pareja es demasiado hermoso como para fingir que solo su cara no logra excitarme.
Gemí ronco mientras mi semen salía de mi cuerpo, Robert cerró los ojos al sentir dicha corriente blanca sobre su rostro y su cabello, mis mejillas ardieron de la vergüenza en cuanto hice eso.
— Vaya, veo que yo enserio te gusto — dijo entre risas mientras se quitaba algo de cabello y semen del rostro.
— A-Amor perdóname, n-no era mi intención — dije temeroso mientras me sentaba frente a él, aunque me abrumó ver cómo Robert se lo tomaba con humor y picardía, cosa que me hizo relajarme.
— Cálmate Ty, no me enoja que reacciones de esta forma, al contrario, lo encuentro muy... candente — murmuró juguetonamente mientras empezaba a gatear hacía mí, para azotarme contra el suelo y alzar de golpe una de mis piernas.
— Vas a matarme — dije entre jadeos mientras mostraba un semblante bastante sumiso y de deseo, mi prometido sonrió con malicia en cuanto dije eso ¿recuerdan lo que dije del demonio? pues en ese instante, juraría que Robert enserio se convirtió en un demonio.
— Tal vez, pero disfrutarás mucho de tu muerte — dicho esto, entró de golpe a mi cuerpo, sacándome un brusco gemido de dolor, al mismo tiempo que un par de lágrimas brotaban por mis mejillas y yo ponía los ojos en blanco por inercia.
— ¡¡Ah, ay por Dios, al fin!! — grité jadeando de dolor, sintiendo esas fuertes estocadas contra mi vientre.
— Se nota que te duele, ¿porqué no me lo dices? — murmuró con malicia mientras me daba fuertes embestidas.
— ¡¡Robert, para por favor, e-esto duele!! — grité sacando la lengua, en verdad no mentía, el sexo con Robert siempre dolía, aún hoy en día duele, pero no es un dolor insufrible, es un dolor muy disfrutable, sé que es complicado explicárselos, sobre todo viniendo de alguien que ya está más que acostumbrado al sexo brusco, y que es totalmente adicto a él.
— ¡Taylor! — gruñó entre toscos gemidos mientras me separaba más las piernas — ¡Mírame, mírame maldición! — reclamó tomándome de las mejillas y forzándome a verlo a los ojos, esos ojos que tanto me aterraban y fascinaban, amaba la forma en la que ellos me devoraban dentro y fuera de la cama cada que podían.
Gemía con desespero el nombre de mi prometido mientras él repetía el mío, su cuerpo se movía con fuerza y nada de sutileza, haciendo que por inercia el mío se moviera de forma algo vergonzosa, no sé qué tanto ruído hicimos en realidad, estaba demasiado ensimismado en los ojos de mi pareja, pero sí estoy seguro de que hicimos mucho ruído.
— ¡Ah, D-Dios santo! — grité echando la cabeza hacía atrás y clavando mis uñas en la espalda de Robert, él gimió por debajo cuando hice eso, creerán que le enojaba que hiciera eso, pero no, Robert amaba que yo lo maltratara también (hasta cierto punto, obviamente, porque todos sabemos la manía de mi prometido de no dejarme tocar sus glúteos).
— ¡Mgh, Ty! — gimió mordiéndose con fuerza el labio inferior, me mataba esos gestos que él hacía.
— Hey, mírame — dije tomándole de las mejillas y obligándolo a verme a los ojos también — Quiero que tengas un orgasmo viéndome a los ojos.
— Solo si tú te corres viéndome a los ojos también — dijo acelerando con fuerza su vaivén, sacándome feroces gemidos de dolor que me hicieron estremecer.
— ¡¡Robert, Dios santo, no aguanto!!
— No tienes que aguantar, Ty, correte — demandó separando más mis piernas, me fue imposible no venirme al ver la intensa mirada dilatada y deseosa de mi prometido, mirada que hacía que cada fibra de mi cuerpo temblara, así como temblaba al momento de venirme.
— ¡¡Taylor!! — jadeó con fuerza mientras entraba de golpe en mi cuerpo y empezaba a venirse dentro de mí, soltando fuertes jadeos de placer mientras terminaba de rellenar mi ser, menos mal que no nací con útero, de haberlo hecho, Robert y yo ya tendríamos como veinte hijos, y me quedo corto.
— Mgh, Robert — murmuré entre jadeos mientras sentía el frenezy del orgasmo abandonar poco a poco mi cuerpo — Dios, eso fue increíble.
— Vaya que sí — dijo entre risas mientras tomaba mis piernas y me hacía ponerme boca abajo — Pero aún no termina — susurró empezando a repartir besos por mi espalda, sonreí exhausto al oírle decir eso.
— ¿Más? — dije de forma sumisa.
— Sí gatito, sabes que una sola vez nunca es suficiente para mí — dicho esto, me azotó el torso contra el suelo para alzar mis caderas y volver a penetrarme de golpe, sacándome gemidos más dolorosos y roncos.
— ¡Ahh, a-amor, r-recuerda que esta posición duele más!
— Lo sé, por eso me encanta tanto — dijo acelerando su vaivén mientras sujetaba mis caderas con ambas manos, el ruido de mi cuerpo chocar contra el de Robert era lo único que lograba hacer medianamente la misma cantidad de ruido que hacían mis gemidos y los de mi prometido, "medianamente" claro.
Gemía desesperado mientras miraba el fuego de la chimenea con atención, amaba pensar que afuera estaba haciendo una helada terrible, y por ello mi pareja y yo nos veíamos obligados a aparearnos para generarnos calor el uno al otro.
— No creo que puedas sentarte mañana, Ty — dijo mi prometido mientras aumentaba con fuerza su vaivén, yo empecé a gritar mientras apretaba la alfombra bajo nosotros, mis piernas empezaron a temblar por la presión ejercida sobre ellas, en verdad me sentía en el cielo.
— ¡Ahh, R-Robert — gemía desesperado mientras movía mis caderas con dificultad — ¡Robert me duele, me duele!
— Sí, grita Ty, grita mi nombre — demandó mientras apretaba uno de mis glúteos con su mano izquierda, y con la derecha me tomaba del cabello con fuerza.
— ¡Ah, R-Robert, p-para por favor, n-no puedo más!
— ¿Parar? no Ty, no quiero — dicho esto, me nalgueó con fuerza para hacer mucho más brusco su vaivén, mis piernas ya no podían más, pero mi cuerpo quería seguir recibiendo a mi prometido, así que me esforcé por aguantar el cansancio.
— ¡Ah, ah, t-tan rico! — murmuré moviendo las caderas y jadeando pesadamente, aunque me sorprendió sentir cómo Robert me tomaba de los hombros y me obligaba a reincorporarme para pegarse a mi cuerpo mientras seguía penetrándome con fuerza.
— ¿Te duele, gatito? — preguntó entre toscos gemidos.
— ¡Ah, c-claro que duele! — grité echando la cabeza hacía atrás, alterándome al sentir cómo me tomaban de uno de los pezones y lo apretaban con fuerza.
— Esa es la idea, hacerte sufrir por lo que hiciste en el vestidor.
— ¡Ah, ay Robert, me voy a venir! — exclamé alzando una pierna y recostándome del cuerpo de mi prometido.
— Mgh, ven acá — dijo entre gruñidos mientras me tomaba de la pierna y la alzaba aún más, todo mientras me mordía con fuerza el cuello y aceleraba su vaivén, sacándome fuertes alaridos de dolor e intenso placer.
— ¡¡Ahh, Robert, sí, así!! — grité empezando a sentir cómo mi cuerpo expulsaba mi semilla de forma brusca y sorpresiva — ¡¡Ahh, Robert, Dios mío, ay amor qué rico!!
— Mgh, ¡a-ay Ty! — gruñó entre gemidos mientras me obligaba a sentarme en su miembro y se empezaba a venir dentro mío.
— ¡Ah, s-santo Dios! — gemí pesadamente mirando cómo terminaba de venirme sobre la alfombra — Ah, Robert — murmuré volteando a ver a mi prometido, quien estaba igual de exhausto y exaltado que yo — ¿Me das un beso?
Él sonrió de lado para tomarme del cuello con fuerza y hacerme echar la cabeza hacía atrás para darme un hambriento y salvaje beso de lengua.
— ¿Quieres más, gatito? — preguntó acariciando mi pecho de arriba a abajo.
— Sí — dije rápidamente — Pero me duelen las piernas, amor.
— Tranquilo, te voy a consentir — murmuró mientras me recostaba del suelo, empezando a repartir besos y lamidas por todo mi cuerpo, desde mi pecho hasta mis piernas, parando en mis muslos para morderlos y lamerlos lascivamente.
— ¿Crees que alguien nos haya oído? — pregunté mientras sonreía embobado y miraba fijamente al techo.
— Estoy muy seguro de que Mónica te escuchó desde Detroit — dijo Robert de forma burlona.
— Menos mal que no había nadie en casa — dije mordiéndome el labio inferior.
— Ty — murmuró acercándose a mi boca para morderme con fuerza — No quiero dejarte dormir hoy — susurró con voz ronca, me excitó mucho que me dijera eso, pero más me excitó ver su cara de deseo, y cómo su cabello cubría su rostro nuevamente.
— Maldición — murmuré para empujar a Robert con algo de fuerza y ponerme sobre él para empezar a besarlo con deseo, mientras él se dedicaba a explorar mi cuerpo de arriba a abajo con sus manos, haciendo énfasis en la parte de mi anatomía que, según él, "estaba enorme".
Continuará
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