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25 - 'Lamentablemente'

Caminé hasta que llegué al lobby, donde mi prometido estaba parado con cara de pocos amigos junto a mi suegra, no era tan difícil averiguar el porqué de sus caras.


— Hola — murmuré llegando con Robert para besarle suavemente la mejilla, él me miró algo serio cuando llegué — ¿Qué ocurre?


— La gerente dice que nadie ha entrado al pasillo donde estaban tus cosas — dijo mi prometido con molestia.


— ¡Eso no puede ser! — clamó mi suegra — ¡No es posible que aquí nuestras cosas se pierdan así como así, exijo que revisen las cámaras de seguridad!


— No hace faltan que reclamen tanto — dije con pena — E-Es mi culpa, y-yo dejé el casillero abierto a fin de cuentas.


— Vé a cambiarte, Taylor, yo resuelvo esto — dijo mi prometido con frialdad, lo notaba muy enojado, por lo que no quise objetar, solo me acerqué para besar su mejilla y luego marcharme a vestirme, rogaba no volver a encontrarme al viejo o a Marcela, o peor, a Roger.


Al volver a los vestidores, me quedé pensando las palabras del viejo y de Marcela, "vagabundo", "mírate niño, y míralo a él", en verdad luchaba porque esos comentarios no me afectasen, pero era muy difícil, sobre todo porque yo aún seguía luchando con mis completos físicos y emocionales, y que ellos dijeran eso no me ayudó en absoluto, "son personas que te odian, Taylor, obviamente van a decir cosas hirientes" me repetía mentalmente, pero por más que lo hacía, no lograba tranquilizarme.


Luego de vestirme, salí rumbo al lobby nuevamente, manteniendo la frente en alto, en caso de reencontrarme con mi "familia", quería actuar como el chico seguro que Robert tanto quería que fuera, aunque realmente me costaba actuar de tal manera con personas que realmente eran elegantes, así como la familia de mi prometido, ¿porqué mezclo a mi familia con la suya? ya se los explicaré más adelante.


Sentí que alguien me estaba siguiendo, rezaba porque no fuera el viejo, pero al voltear y percatarme quién era, no estaba seguro de quién era peor realmente.


— Hola encanto — dijo aquel molesto tipo de cabello negro, yo le miré con odio mientras me cruzaba de brazos.


— Oye amigo ¡¿no tienes mejores cosas que hacer que acosar gente porque sí?!


— ¿Te molesta mi presencia?


— ¡La verdad sí, y mucho! — reclamé mirando atentamente a aquel sujeto de ojos azules, ojos muy parecidos a los de mi prometido, pero ni en sueños lograban hechizarme de la misma forma en la que ellos lo hacían, ninguna mirada ha logrado cautivarme jamás como la mirada de mi prometido.


— ¿Qué está sucediendo? — escuché a alguien hablar cerca de nosotros, se trataba del padre de Robert, quien se nos acercó con semblante algo serio y receloso, "lo que faltaba" pensé mientras rodaba sutilmente mis ojos, pero para mi absoluta sorpresa, el tipo que me acosaba dijo algo que me obligó a cambiar mi forma de actuar frente a él.


— Hola tío John — dijo aquel sujeto mientras sonreía calmadamente, "¡¿tío?!" resonaba por mi mente, no podía creer lo que estaba escuchando.


— Al fin apareces, Harry, creí que llegarías tarde a la boda de tu primo nuevamente.


— Cálmate, ni loco me perdería la boda de Georgie, aunque me sorprende por completo que vuelva a casarse con la misma mujer — dijo aquel tipo de forma incrédula, sus palabras hicieron que mi sangre hirviera considerablemente, ¿cómo se atrevía a hablar de esa forma sobre una mujer tan noble y amigable como Molly? pero lo que más odié, fue escuchar la respuesta de mi suegro.


— Lo sé, ¿pero qué puedo decirte? él insiste en hacerlo, es su problema — apreté mis puños al escuchar sus palabras, ¿cómo ese hombre podía ser tan insensible con sus propios hijos? Eso fue lo que me hizo darme cuenta de la clase de cretino que habitaba bajo la piel de John Dawson — ¿Ustedes se conocen? — preguntó mirándome de forma incrédula, yo le miré con frialdad mientras me cruzaba de brazos.


— En absoluto — dije de mala gana, logrando sacarle una carcajada de los labios al tipejo junto a mí.


— Me lo encontré en el área de masajes y desde entonces no deja de mirarme — dijo cínicamente, yo rápidamente le miré con odio absoluto.


— ¡¿Disculpa?!


— ¡Cuida a quién le alzas la voz! — clamó el padre de Robert, yo le miré de mala gana para apartarme de ellos y caminar rumbo al recibidor, ya no quería estar cerca de esos dos tipos tan desagradables, por más familia de mi novio que fueran.


Me acerqué al lugar donde estaban Robert y su madre, solo que ahora estaban con George y con Molly, me sorprendía no ver a Alice o a Sandro por ahí.


— ¡Esto es el colmo, no puedo creer que en un spa de este tipo las cosas se pierdan así como si nada! — reclamaba mi suegra mientras miraba severamente a la pobre chica de recepción.


— En verdad lo sentimos señora Dawson, d-déjenos darle una sesión de masaje gratis como compensación por los inconvenientes.


— ¡No quiero ninguna sesión de masajes, quiero que el celular y las cosas de mi yerno aparezcan! — reclamó seriamente mientras golpeaba el mostrador frente a ella, yo rápidamente me acerqué para tomarla de los hombros suavemente.


— Catherine, está bien — dije tratando de tranquilizarla — No pasa nada, son solo cosas materiales.


— Eran tus cosas, Taylor — dijo mi prometido con seriedad, le miré apenado cuando me dijo eso, efectivamente a mí me daba igual el dinero y mi teléfono celular, pero lo que más me dolía, era haber perdido mi anillo, y sabía bien que esa era la misma razón por la que Robert estaba tan furioso.


— Le prometo que haremos todo lo posible por encontrar sus cosas, señor Dawson — dijo la dama del mostrador, me sonrojé un poco cuando me llamó de tal forma, era la primera vez que alguien me llamaba así (salvo por Mónica y sus constantes bromas al respecto, obviamente), sentí un cosquilleo sutil recorrer mi cuerpo en cuanto la escuché decirme eso.


— Más les vale — dijo Robert en tono amenazante, admito que me da ternura recordar dicha ocasión, pero en verdad estaba asustado y desecho emocionalmente en ese momento, tan solo pensar que había perdido la hermosa joya que mi prometido me obsequió, me daban ganas de ahorcarme con las cortinas de aquel lujoso spa.


— Se hace tarde, lo mejor será irnos ya — dijo George mirando la hora en su reloj — Les llamaremos más tarde para que nos den noticias de las cosas de Taylor.


— Tu cuñado — dijo Catherine con algo de seriedad.


— Ahora no, madre — murmuró George mirándola atentamente, mi sangre se heló al ver la mirada severa que dedicaba Catherine a George, exactamente la misma mirada fría y sin sentimientos de Robert.


— Mamá — murmuró Robert tomando el hombro ajeno — George tiene razón, vámonos ya.


— Bien — dijo ella de mala gana para apartarse del mostrador y caminar a la salida de dicho spa, siendo seguida por George y Molly, quienes lucían bastante abrumados, me apenaba mucho que los preparativos de su boda fueran entorpecidos indirectamente por mi culpa.


— Hora de irnos — dijo Robert mientras me tomaba del brazo y me guiaba a la puerta.


— En verdad lo siento — murmuré con pesar, logrando que él volteara a verme seriamente.


— ¡Te robaron a ti, no a mí! ¿entonces porqué soy yo el que luce más furioso y estresado? ¿y porqué eres tú el que debe disculparse?


— Perdona, t-todo fue mi culpa, no debí dejar el casillero abierto.


— Deja de pedir disculpas sin razón, mejor vámonos ya — dijo de mala gana para seguir caminando, suspiré pesadamente en cuanto él me dijo eso, me apenaba mucho la forma en la que Robert actuaba, pero sabía que no podía reprochárselo, él estaba en su derecho de estar furioso conmigo, o al menos eso fue lo que sintió el pobre y tonto Taylor del pasado, el Taylor actual sí se habría sentido mal, pero él también habría gritado mucho, se los garantizo.


-


Fuimos al ensayo de la boda, todos estábamos tensos por lo que había sucedido en el spa, ello hizo que la sesión del ensayo se me hiciera eterna, sobre todo porque Robert apenas y me dirigía la mirada, "está enojado, dale espacio" pensaba para tratar de reconfortarme, pero mi corazón sentía que no toleraría eso por mucho tiempo.


— En el momento en que les otorgue los anillos, ambos se los pondrán al otro mientras recitan sus votos — dictaba el sacerdote mientras indicaba a George y Molly qué hacer, Robert y yo mirábamos atentamente lo que hacían — "Los anillos simbolizan unión, simbolizan el pacto de amor que se hacen el uno con el otro, simbolizan la promesa que se hacen de amarse hasta que sus vidas terminen" — dictaba calmadamente, aunque cada palabra suya era como una apuñalada por la espalda, era irónico que hablara del "compromiso y del juramento" que implicaba un anillo, precisamente la tarde que yo perdí el mío, quería morirme.


Me alertó sentir cómo la mano de mi prometido se juntaba con la mía, apretando un poco el dedo donde antes estaba mi anillo, miré a Robert con pena cuando hizo esto, él me miraba un poco más tranquilo, pero lo notaba serio igualmente, entendía muy bien el porqué.


— Y luego de recitar dichas palabras, ambos sellan sus votos con un beso — dijo el obispo (no tengo idea de qué cargo tenía el anciano, solo sé que era religioso) mientras le indicaba a George y a Molly que podían besarse, cosa que ambos hicieron, los presentes empezamos a aplaudir ante esto, admito que para ser tan solo un ensayo, se notaba que ambos lo estaban disfrutando.


Luego de terminado el ensayo, todos se dispusieron a tomar refrigerios, yo no tenía mucha hambre, pero no había comido nada en todo el día, y Robert odiaba que no comiera, así que me esforcé por comer un sandwich de atún, no era tan bueno como los que preparaba Teddy cuando yo era niño, pero era decente.


— ¿Cómo te sientes? — preguntó una voz que llegaba conmigo a la mesa de bocadillos.


— Bien, solo algo cansado y con migraña — él soltó una leve risa en cuanto dije eso.


— Entonces no estás bien.


— No, no estoy bien — dije suspirando pesadamente para voltear a verlo, estaba apenado, pero no era el único, él también parecía estarlo.


— Lamento mucho cómo te hablé hace rato, fue muy idiota de mi parte tratarte así.


— Descuida, me lo merecía por ser un idiota.


— Deja de hacer eso, no fue tu culpa en absoluto — murmuró tomando mi mejilla suavemente — Solo me enojó el hecho de que aún cuando no tuviste forma de evitarlo, te echas la culpa por lo que pasó, además de que... bueno, siento que no te dolió haber perdido el anillo.


— ¡¿Estás loco?! — dije algo alterado para tomarlo de los brazos con fuerza — ¡Robert claro que me duele, me duele como no tienes una idea! s-saber que perdí algo tan valioso, t-tan significativo — agaché la mirada mientras algunas lágrimas se acumulaban en mis ojos, por lo que los cerré con fuerza y traté de tomar aire — Jamás voy a perdonarme por esto, y entiendo que tú no lo hagas tampoco.


— Taylor, es solo un anillo — dijo tomando mi mejilla para hacerme alzar la mirada y verle a los ojos — Me dolía pensar que no te importaba, pero al ver que sí te importa, me doy cuenta de que el que está mal soy yo al forzarte a sentirte tan mal por algo material.


— E-Es que no se trata del anillo, se trata de lo que significa, e-es algo muy especial para ti, y-y yo lo perdí — susurré con algo de dolor, Robert rápidamente me abrazó y me empezó a besar el hombro para intentar reconfortarme.


— No sigas pensando en eso, y perdóname por ser un bruto, mi cielo.


— Tú perdóname a mí, por ser un niño idiota que siempre debe extraviar todo lo que le dan.


— No te trates tan mal a ti mismo, recuerda lo que siempre te digo "no agachar la cabeza" ¿de acuerdo? — me sonrió cordialmente mientras se apartaba un poco para besarme dulcemente la frente, beso que me hizo sonreír y sentir mucho mejor, aunque el dolor en mi pecho seguía presente, lamentablemente.


Ambos nos alteramos al sentir cómo alguien desde atrás empujaba a Robert y esto nos hacía tambalear a ambos, cosa que hizo que mi prometido enfureciera.


— ¡Oye idiota fíjate por donde— reclamó mientras volteaba a ver al tipo en cuestión, aunque ambos nos quedamos estáticos al ver que se trataba de ese odioso tipejo que no dejaba de acosarme en el spa.


— Disculpe señora, ¿sabe dónde puedo encontrar a mi primo? ¡ah pero si eres tú! vaya, es que cada día tienes más largo el cabello y me cuesta reconocerte.


— Hola Harry, veo que ya llegaste — dijo Robert con algo de molestia, sacándole al sujeto una carcajada cínica.


— Trata de decirlo con menos entusiasmo, la gente puede espantarse con tus gritos — dijo guiñándole sutilmente el ojo, fijando de golpe su mirada en mí — ¿Y ese pequeño americano? no me digas que contrataste un asistente personal.


— Se llama Taylor, es mi pareja — dijo cruzándose de brazos, logrando que el tipo le mirara con asombro.


— ¿Tan pronto conseguiste a alguien? vaya, y pensar que hace casi un año el que se casaba eras tú — carraspee un poco al oír dicho comentario — ¡Relájate Boby, es un chiste!


— Tus chistes son de muy mal gusto — dijo mi prometido mientras le dedicaba una mirada de odio absoluto a su contrario.


— Tan cascarrabias como siempre — dijo el sujeto de ojos verdes mientras palmeaba su hombro y volteaba a verme — Te felicito por ser pareja de este anciano, le vendría bien algo de colágeno para que deje de ser tan amargado.


— Soy solo dos años mayor que tú — dijo Robert con molestia.


— Por eso, un anciano — dijo mientras le sonreía y le apretaba la mejilla, para luego acercarse hacía mí y extenderme su mano — Bienvenido a la familia, Taylor, ¿o debería decirte, Ty?


— ¿Disculpa? — dije algo dudoso.


— Escuché a tía Cath decirte Ty, ¿está bien que te llame así, no?


— N-No veo porqué no — murmuré con algo de frustración, tenía recelo y mucha rabia acumulada hacía dicho sujeto, pero saber que era un Dawson también, me hacía sentir que no podía ser grosero con él, afortunadamente, Robert era suficientemente grosero por los dos.


— Es de mala educación tener cercanía con la pareja de otro miembro de la familia — dijo Robert mientras se acercaba hacía mí y me abrazaba para pegarme a su pecho, me sonrojé por inercia en cuanto él hizo eso, sé que a mucha gente le da asco los hombres posesivos ¿a mí también? para nada, amaba que ese inglés fuera tan jodidamente posesivo cuando se trataba de mí.


— Calma Boby, solo quiero ser cordial y darle la bienvenida ¿o quieres que sea como Alice y lo trate mal? — preguntó mirándome de reojo con malicia, me sorprendió que supiera que Alice me tenía recelo, pero me fue fácil deducir que la familia Dawson era más comunicativa y unida de lo que yo creía.


Me alertó notar que el sujeto me palmeaba el hombro sutilmente.


— Lamento si te hice sentir incómodo en el spa, de haber sabido que eras pareja de Robert, te habría dicho que te limitaras en mostrar tu cuerpo.


— ¿Disculpa? — dijo Robert alzando considerablemente la voz, tragué en seco al verle reaccionar de tal forma.


— Ah sí, es que conocí a tu noviecito en el spa, se estaba dando un masaje con un chico moreno muy guapo, y estaba casi desnudo, no sabía que en estos spas es normal que hagan esas cosas — Robert miró con odio absoluto a su primo, y luego volteó a verme con seriedad, yo rápidamente moví la cabeza en señal de negación.


— N-No es lo que tú piensas — dije con nerviosismo, el sujeto empezó a reír por debajo ante la reacción de mi prometido.


— Debes tener cuidado, Boby, con chicos así, cualquiera añoraría quitártelo.


— Agradecería que no te metas en mi relación, Harry, ¿o ya se te olvida lo que pasó la última vez? — dijo mirando con odio absoluto a su primo, quien rió incrédulamente mientras alzaba los hombros y empezaba a caminar.


— Solo fue un consejo — dicho esto, palmeó el hombro de Robert y se apartó de él — ¡Adiós Ty, fue un placer! — dijo mientras se daba vuelta y se alejaba de nosotros calmadamente.


— ¡Robert no es lo que tú piensas, te lo juro! — dije con nerviosismo mientras miraba preocupado el semblante furioso de mi prometido.


— ¿Cuándo conociste a esa rata? — preguntó de forma tosca.


— E-En el spa, cuando me daban un masaje, llegó y empezó a decirme cosas sobre mi cuerpo, p-por eso me asombró saber que era tu primo.


— ¿Trataba de seducirte? — preguntó cruzándose de brazos.


— N-No estoy seguro, pero por la forma en la que me habló, era obvio que yo le interesé — me puso nervioso ver cómo Robert empezaba a reír cínicamente.


— Lo voy a matar — gruñó apartándose de mí para tratar de ir hacía su primo, yo rápidamente lo detuve sujetándole del brazo.


— ¡Robert, Robert escúchame! — dije tomándole de la mejilla para verle con algo de seriedad — Estamos a días de la boda de tu hermano, no te conviene armar otro escándalo, hemos tenido suficientes.


— ¡Nada de "hemos tenido suficiente" Taylor! ese maldito me tiene harto.


— ¡Hoy no! — dije jalándole nuevamente del brazo — Yo también quiero que le des una lección por imbécil, pero hoy no es el mejor día, estás muy estresado, por favor Robert, hazme caso — le rogué mirándole con algo de pena y timidez, no sabía si lograría convencerlo, Robert en verdad lucía enojado, pero ver cómo suspiraba pesadamente, me hizo darme cuenta de que logré calmar a mi prometido, cosa que me sorprendió muchísimo.


— ... Tú ganas — bufó suspirando pesadamente — ¡No te quiero cerca de él, Taylor, te lo estoy diciendo enserio!


— Creeme, yo no quiero estar cerca de ese imbécil — dije de mala gana mientras arreglaba mi cabello — Estuve a punto de golpearlo, solo me detuve porque tu padre dijo que era tu primo.


— ¿Solo por eso lo dejarás que te siga acosando? — preguntó con severidad, yo le miré algo frustrado cuando dijo eso, de nuevo el tema de mi "orgullo" volvía a ser un debate entre ambos.Robert inhaló profundamente para ver a los lados con frustración.


— Sé que respetas a mi familia por quienes son, pero no te voy a permitir que te sigas dejando pisotear solo porque tienen mi apellido, Taylor; ya es hora de que seas más empático contigo mismo — las palabras ajenas hicieron que mi pecho doliera considerablemente, Robert me miró con frustración mientras se cruzaba de brazos y miraba hacía un lugar donde estaban su madre y su hermano hablando tranquilamente con otras personas — Iré a decirle a George que nos iremos antes.


— Bien — murmuré mirando cómo se iba, me dolía lo tosco de sus palabras, pero tenía razón, siempre la tuvo, ya no podía permitirme ser blandengue solo porque eran la familia de mi prometido, ya no era una situación que me afectaba solamente a mí, a él también le afectaba, nos afectaba a ambos, y si algo odiaba yo con el alma, era que Robert sufriera por culpa de mi nula capacidad de comportarme como un hombre adulto mínimamente funcional, y no como un tonto adolescente que apenas y sabe atarse las agujetas de los zapatos sin caer en el intento. 



Continuará


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