21 - 'Deseo Emocional'
Volvimos a la cabaña junto con la puesta de sol, yo tuve que sujetar al pequeño mientras Robert conducía, me ponía nervioso ver cómo el animal se retorcía de frío y de dolor, mi prometido asumió que la mordida la había hecho un zorro, dado el tamaño de la herida, yo no conocía nada de morfología, solo sabía que el pobre animal estaba sufriendo, y que debíamos ayudarlo.
— Vamos — dijo Robert mientras me abría la puerta del auto, yo me bajé con el pequeño en brazos, sintiendo algunos copos de nieve caer sobre mi cabello.
— ¿Dónde podemos dejarlo para que descanse? — pregunté.
— Ya veremos, por ahora hay que curar su herida y darle de comer — dijo mi prometido mientras me guiaba a la puerta de la cabaña.
Apenas entramos, pude ver a los niños sentados en la sala jugando juegos de mesa, pero su partida rápidamente se vio interrumpida cuando me vieron llegar con el pequeño ser vivo en brazos.
— ¡¡Haaa, un venadito!! — gritó Charlie, logrando que los tres fueran corriendo hacía el lugar donde yo estaba.
— Cuidado, cuidado, está herido — dijo Robert mientras los frenaba en seco — Vayan y traigan mantas y una almohada, hay que ayudarlo.
— ¡Sí tío Robert! — dijeron Lorenzo y Charlie para salir corriendo, yo caminé hacía el sofá en compañía de Robert y de William.
— Wow, un corzo bebé — dijo él — ¿Dónde lo encontraste?
— Cerca de aquí, parece que un zorro lo atacó — dijo Robert mientras me indicaba que colocara al pequeño en el mueble, cosa que hice, colocando también un cojín para que el pequeño se sintiera cómodo.
— Voy a llamar a Mónica para que me diga qué hacer — dije sacando mi celular de mi bolsillo.— La señal es inestable, debes ir afuera para hablar con ella — dijo Robert.
— Bien — dije mientras empezaba a caminar a la puerta principal, sacando mi celular y marcando el número de Mónica para ir agilizando el proceso.
Tal y como Robert dijo, apenas salí y marqué el número, pude hablar con Mónica, le conté lo que había sucedido, y ella muy calmadamente, me explicó la situación.
— ¡¡¿Que hiciste qué cosa?!! — gritó algo alterada, yo alejé el teléfono de mi oído para evitar que mis tímpanos sufrieran alguna lesión por lo agudo del grito de mi amiga.
— ¿Hice algo malo?
— ¡¡Taylor, no puedes tocar animales silvestres así como si nada, ahora su madre lo va a rechazar!!
— Pe-Pero está herido, tiene una mordida en la pata, Robert asume que fue un zorro que lo atacó.
— De igual forma, es perjudicial llevarlo contigo, lo recomendable es que llamen a control de animales para que se haga cargo de él.
— ¿Así como está? imposible — dije algo frustrado.
— Creeme Ty, es lo mejor, ellos saben cómo atender a ese tipo de animales.
— Pero Moni— traté de hablar, pero escuchar los reclamos de Mónica de fondo, me hicieron callarme.
— ¡¿Quién es el veterinario aquí?! — dijo ella rápidamente, Mónica era muy dulce, sí, pero cuando de su profesión se trataba, su semblante cambiaba casi por completo.
— ¡Bien, tú ganas! — bufé algo frustrado para rodar mis ojos — Llamaré a los de control de animales.
— Bien, si necesitas algo más no dudes en llamarme, cielo.
— Lo haré, muñeca, cuídate ¿de acuerdo? que tengas buen día, te quiero — murmuré colgando el celular y alzando la mirada, era hermoso ver cómo el color naranja del atardecer se mezclaba con el tono azúl de las nubes y de las montañas, esas imágenes me hacían sentir que estaba en un hermoso sueño.
Voltee con intenciones de volver con Robert, aunque me detuve en seco al ver un par de ojos azules que me miraban con odio y frialdad, frialdad que hizo que mi cuerpo se estremeciera.
— A-Alice — murmuré temeroso — P-Perdona, no te escuché llegar.
— ¿Estás consciente de que todo esto es tu culpa, verdad? — dijo ella, haciéndome fruncir el ceño con confusión.
— ¿Disculpa?
— La pelea de Robert y mi padre, tú fuiste el responsable de que esto sucediera, ¡mi padre no golpeaba a mi hermano hace muchísimo tiempo, y por tu culpa eso volvió a suceder! — clamó ella entre pesados jadeos, se notaba que el tema le dolía, pero me fue imposible no reaccionar con cinismo al recordar algo que había sucedido no hace mucho, y que contradecía complétamente sus palabras.
— ¿Y la bofetada que le dio hace semanas, cuando él me defendía de todos ustedes? — pregunté inclinando sutilmente la mirada, ella me miró con odio absoluto en cuanto yo dije eso — No me gusta ser grosero, Alice, pero lo que tu padre le hizo a Robert no tiene perdón alguno, y yo no pienso hacerme la vista gorda como ustedes.
— ¡¿Quién carajo te crees?! — clamó ella mientras se acercaba hacía mí.
— No me creo nadie muy importante, solo soy la persona que adora con el alma a tu hermano, ¡a mí me duele que tu padre quiera golpearlo cada que se le antoje! ¡y más aún me duele que tú quieras defender al bruto de tu padre por lo que hizo!
— ¡¡A mi padre no te atrevas a ofenderlo!!
— ¡¡Tu padre es un bruto!! — grité sin medir en absoluto mis palabras, en verdad estaba en mi límite, me puso muy sensible ver al venado herido, y las palabras de ella fueron un punto de quiebre que me hicieron querer desahogar toda mi frustración — ¡¿O crees que él te perdonaría si supiera lo que tú y tu esposo hicieron en el avión?! — ella jadeó con horror en cuanto escuchó mis palabras, alzó su mano con intención de abofetearme, aunque mi voz le hizo detenerse — ¡¡Adelante, pégame, dame la razón, demuestra que eres igual de bruta que tu odioso padre!!
— ¡¿Cómo te atreves— clamó, aunque sus palabras fueron interrumpidas en cuanto escuchó la tenebrosa voz de alguien que se paraba detrás suyo.
— Alice — dijo mi prometido con voz muy seria, ella rápidamente volteó, mirando con temor el semblante de odio que le dedicaba su hermano — Veo que no te cansas de querer gritarle a Taylor.
— Olvídalo amor, vámonos ya — dije caminando hacía él para jalarle del brazo, pero Robert no me hizo caso, solo se quedó mirando de forma incrédula a su hermana, a quien no le quedó de otra que agachar la mirada con vergüenza, me sorprendía la manera en la que Alice se sentía intimidada por Robert cuando ambos estaban a solas, tal vez era por el cariño que ella le tenía muy en el fondo, aunque admito, que Robert es demasiado intimidante.
— ... En verdad quisiera gritarte, Alice, desquitarme contigo y decirte todo lo que te mereces por tratar tan mal a Taylor, pero no puedo, porque ya me das lástima, hermanita — sus palabras me asombraron como nunca, de igual forma que asombraron a Alice, quien alzó totalmente confundida la mirada — Tuvo que pasar lo del avión para que yo me diera cuenta qué es lo que te pasa, porqué últimamente estás tan amargada, ¡frustrada por todo!
— ¡¿Qué intentas insinuar?! — dijo ella.
— La falta de intimidad empieza a afectarte, ¡eso es tan obvio como que el cielo es azul, hermanita! — dijo Robert incrédulamente — Y también sospecho que envidias que Taylor y yo tengamos más intimidad de la que tú y tu esposo han tenido en ¡sepa Dios cuánto tiempo! y la verdad no te culpo, cualquiera en tu lugar estaría muy frustrado por un período de sequía tan largo, yo me volvería loco.
— ¡Robert! — le jalé nuevamente el brazo, se le estaba empezando a soltar la lengua de más.
Alice sonrió incrédulamente para darse media vuelta y alejarse de nosotros, rumbo a la cabaña donde todos habitábamos.
— Bien, así nos la quitaremos de encima unos días — dijo Robert incrédulamente.
— Te excediste — dije mirándole con molestia.
— Se lo merece, me tiene harto con sus idioteces — escupió de mala gana para jalarme del brazo y guiarme al interior de la cabaña también, yo le miraba con pesar mientras caminábamos hacía la puerta — ¿Qué te dijo Mónica?
— Que debemos llamar a control de animales — murmuré de mala gana.
— A estas horas no creo que nos hagan caso, igual llamaré para avisar — dijo mi prometido mientras me guiaba al interior de la cabaña, donde dos niños estaban acariciando cuidadosamente el lomo del animal al que estábamos cuidando — ¡Oigan, les dije que tengan cuidado!
— ¡Estamos teniendo cuidado! — dijo Charlie mientras pasaba sus dedos por la cabeza del animal.
— Deberíamos al menos vendarle la herida, se nota que al pobre Bambi le duele — le dije a Robert con pesar, él volteó a verme totalmente confundido.
— ¿Bambi? — dijo él entre sutiles risas.
— Es un venadito, es un nombre apropiado.
— Te dije que es un corzo, Taylor — dijo mi prometido, pero yo le ignoré y caminé a la cocina por un botiquín de primeros auxilios para ayudar al pequeño al que acababa de bautizar.
-
— Bien, ya llamé a los de control de animales — dijo Robert mientras se acercaba al sofá, yo me había encargado de vendar la pierna herida del pequeño, y ahora me disponía a darle un poco de fruta para que se calmara — Vienen mañana temprano por él.
— Bien, solo hay que cuidarlo esta noche — dije mientras le daba un trozo de fresa al pequeño animal.
— Así es, podemos prepararle una cama en nuestra habitación.
— Suena bien — dije volteando a ver a mi novio, él me sonrió de lado con tranquilidad, sonrisa que yo le correspondí sutilmente — ¿Pasa algo?
— Nada, solo se me hace tierno verte cuidando de algo.
— ¿Qué te digo? un hermano autista te hace desarrollar cierto "sexto sentido" para cuidar a seres que no pueden valerse por sí solos — admití pesadamente, nunca me agradó tratar a Tyson como alguien "extremadamente dependiente" pero decir que mi hermano podía valerse solo sin ayuda, era intentar tapar algo demasiado evidente.
— Debes extrañarlo mucho — dijo mi prometido mientras se agachaba junto a mí.
— Es difícil no pensar en él, y también en Teddy — admití sonriendo de lado, miré con algo de pena a Robert en cuanto dije eso — Lo lamento, sé que tienes tus diferencias con ella, pero—— No te excuses — me interrumpió rápidamente — Es tu madre, Taylor, es obvio que no dejarás de amarla, y yo no espero que lo hagas, no soy un monstruo sin alma.
— Lo sé, solo... lamento que ella no sepa cuándo callarse ciertas cosas.
— Sí bueno ¿qué vamos a hacer? es un don que mi señor prometido heredó también — admitió entre risas, logrando que yo le mirara con algo de molestia.
— ¿Cuándo he dicho— me callé al ver cómo Robert mostraba un semblante totalmente incrédulo — ... Eres un cretino.
— "Tu" cretino — enfatizó mientras se acercaba a mis labios para besarme suavemente, beso al que correspondí de manera muy sutil.
-
Ambos subimos a nuestra alcoba junto con Bambi, le instalamos una camita con varias mantas y lo acostamos para que durmiera un rato, me preocupaba que estaba haciendo mucho frío, pero Robert insistió en que el calor de la chimenea sería suficiente para mantenerlo caliente.
— Bien, estás listo — murmuré apartándome del pequeño para caminar a la cama, donde mi prometido estaba acostado leyendo un libro de Agatha Christie, cubierto por una gruesa manta y usando un suéter color vino para evitar que el frío le afectara, porque efectivamente, el frío en esa ciudad era tremendo.
Caminé a la cama abrazándome a mí mismo para tratar de calentarme, levanté la manta y me acosté en la cama junto a Robert, quien leía atentamente mientras rodeaba mi cuerpo con su brazo libre, llevaba puestos sus anteojos, su cabello estaba suelto y algo desordenado, era todo un deleite verlo así.
— Hola — murmuré mientras me acurrucaba en su pecho.
— Hola gatito — me saludó repartiendo besos por mi cabello — ¿Vas a dormirte ya?
— Sí, estoy cansado — dije suspirando sutilmente — ¿Querías tener sexo?
— Honestamente estoy cansado también, además mañana debemos levantarnos temprano, debo organizar con Sandro la fiesta para George.
— ¿Qué planeas hacer?
— No lo sé, diría que un bar, pero ya hicimos eso la primera vez, así que no tendría mucho impacto.
— Mh — suspiré pegando mi cabeza del pecho de mi prometido, acurrucándome sobre él y disfrutando de su calor corporal — ¿Qué debería hacer mientras tú no estás?
— Seguramente te entretendrás con mi madre y con Molly, deben tener muchas actividades preparadas para ustedes.
— Lo sé, pero, no me gusta estar sin ti — dije alzando un poco la mirada, él me sonrió de lado para empezar a acariciar mi rostro suavemente.
— Debes aprender a hacer cosas sin mí, cariño, recuerda lo que hablamos.
— Lo sé, pero... admito que es doloroso pasar tiempo separados — murmuré mirando a otro lado, Robert me sonrió apenado para besarme la mejilla suavemente.
— Hacer cosas separados, no significa que nos separaremos por siempre, aquí estaré en la noche para dormir contigo, y decirte lo mucho que te amo — murmuró acariciando mi cuello suavemente, sonreí por inercia para acercarme a sus labios y besarlos con ternura.
— Yo también te amo — dije entre besos suaves y llenos de deseo, no deseo carnal, deseo emocional, deseo de permanecer toda mi vida con Robert, besando sus labios y acariciando su piel con delicadeza.
-
Luego de un rato de apasionados besos, Robert y yo nos quedamos dormidos, el frío en la atmósfera ayudaba a que lográramos conciliar el sueño de manera mucho más rápida, aunque en mi caso, no me ayudó a mantenerlo del todo.
02:18 marcaba el reloj, yo desperté de repente por una presión incómoda en mis riñones que me forzó a levantarme de la cama, Robert me mantenía apegado a su cuerpo mientras dormía plácidamente entre esas gruesas mantas, yo me levanté con cuidado y caminé descalzo por la alcoba, mi prometido tenía el sueño pesado, por suerte.
Eché una ojeada a Bambi y luego avancé al baño, estaba más dormido que despierto, ni siquiera me esforcé en abrir los ojos mientras hacía lo mío, pero afortunadamente hice lo propio sin ensuciar nada, de haberlo hecho, Robert y su obsesión-compulsión me habrían matado.
Me lavé las manos y salí del baño para caminar de nuevo a la cama, aunque me detuve al sentir mi boca algo seca, tenía flojera de salir de la habitación, pero en verdad no aguantaba la resequedad en la garganta.
Salí de nuestra habitación y caminé por aquellos silenciosos y oscuros pasillos, algunas lámparas iluminaban mi camino, pero igual era muy tenebroso. Llegué hasta la cocina al fin, abriendo el refri y bebiendo toda el agua que pude para no levantarme en lo que quedaba de noche, y es que, el clima y la oscuridad no ayudaban en absoluto, haber salido descalzo y sin una manta que me cubriera, fue muy insensato de mi parte.
Terminé de beber agua y cerré el refri para darme vuelta e irme a mi habitación, aunque me quedé helado al voltear y ver un par de ojos azules mirarme con odio y frialdad, creerán que agaché la mirada, pero luego de ver lo que le hizo a mi prometido, me fue imposible no ver a ese hombre con el mismo nivel de odio que me dedicaba.
— Está mal husmear por las noches mientras todos duermen — dijo él.
— Venía por agua, no husmeaba nada — dije de mala gana para cruzarme de brazos y empezar a caminar, ignorando por completo su presencia, aunque escuchar su voz me hizo detenerme de golpe.
— Mi hija me dijo que hablabas por teléfono con alguien, a quien llamabas de forma muy melosa — me detuve en seco al oírle, rodando mis ojos con molestia — Me pregunto cuándo será el día en el que mi idiota hijo sepa que tú no le convienes.
— El día que usted deje de ser un viejo amargado, así que como eso nunca va a pasar, mejor acostúmbrese — dije sin pelos en la lengua, ese hombre ya no me inspiraba respeto, solo me inspiraba rechazo y rencor, empezaba a verlo igual que al viejo, ¿lo pueden creer?
— ¡¿Quién te crees que eres?!
— Señor, estoy cansado, Robert me está esperando, así que por favor guárdese sus reclamos para mañana ¿de acuerdo? — dije cínicamente mientras me daba vuelta y seguía caminando por aquel pasillo, ignorando los murmullos ácidos que soltaba el padre de mi prometido, en verdad quería alejarme de él, o terminaría diciendo algo que haría que me abofetearan, y al día siguiente, Robert enloquecería de rabia al saber que me tocaron.
Ignoré las palabras de Dawson mayor y me fui a mi habitación, me dio ternura ver que mi prometido seguía dormido, yo me acurruque a su lado para besarle la mejilla y disponerme a seguir durmiendo, pensando en las palabras del Dawson mayor, en verdad odiaba que ese hombre insinuara que yo le era infiel a mi prometido, era en circunstancias así donde yo agradecía que a Robert le sobrara la confianza que a mí me faltaba, él no dudaba de mí, si yo le decía "no te soy infiel" él me creía, eso hacía que me sintiera mal por mis celos injustificados y por la situación con aquel pelirrojo odioso, "son cosas de la edad, cuando madurez se te pasarán" me repetía para tratar de reconfortarme, ¿y eso realmente pasó? para nada, sigo siendo un imbécil celoso, y lo más irónico (como todo en mi vida) es que Robert ama esa faceta mía, aunque a veces le estresa de más, debo admitirlo, así como también debo admitir aquí entre nos, que lo raro sería, que no llegue a estresarse por ello.
Continuará
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