19 - 'Fortaleza'
Caminaba por aquel sendero de nieve con mis manos en mis bolsillos, mi mente gritaba "hiciste mal" pero ¿qué podía hacer? todos insistían que lo mejor era irme, y pensándolo bien, todo se complicaría más si yo decidía quedarme con mi prometido a dar la cara, sea como sea, esa tarde sigue siendo muy agridulce para mí cada que la recuerdo.
— ¿Hicimos bien al dejarlos solos? — pregunté mirando a Sandro y a George, quienes voltearon a verme con pena, parecía que ninguno sabía qué decirme para calmarme.
— Verás, Taylor, mi hermano y mi padre tienen temperamentos similares, es por eso que se llevan tan mal — explicaba George mientras alborotaba el cabello de su hijo — Papá no te quiere cerca de Robert, así que es normal que quieran discutir a cada segundo ahora que tú estás aquí con nosotros.
— Pero siento que hicimos mal al dejarlos solos, ¿y si llegan a los golpes?
— No creo que debas pensar en eso — dijo Sandro volteando a verme — Deberías pensar mejor en dejar de provocar tanto a John, tu sola presencia lo irrita, trata de pasar desapercibido ¿sí? — dijo Sandro mientras me miraba con frialdad, dicha expresión me hizo quedarme helado, creí que yo le agradaba ¿porqué actuaba así?
— ¡¿Pero qué dices, Sandro?! — dijo George mirándole con extrañez — ¡¿Porqué dices algo así?! — Solo digo lo evidente, George; Taylor se la pasa besando y acariciando a Robert frente a todos, eso obviamente irrita a tu padre, y que ustedes se echaran en la nieve a besarse ya fue la gota que colmó el vaso — un nudo pronunciado se formó en mi garganta en cuanto escuché las palabras ajenas, odiaba que dijeran que yo era el responsable de todo, y que yo era el que debía dejar de darle afecto a mi pareja, ¿porqué? ¿porqué debíamos cohibirnos, solo porque su padre era un cerdo machista igual que el mío? no lo entendía, en absoluto.
— Lamento que John no sea lo suficientemente tolerante para aguantar que su hijo tenga una vida diferente a la de él o a la de ustedes — dije con algo de molestia, no quería ser grosero, pero las palabras ajenas me hicieron enojar mucho, las ganas de decir "¿y qué cara crees que ponga tu suegro cuando sepa que te cogiste a su hija en un baño de avión?" me estaban matando, pero asumí que eso empeoraría todo, así que preferí darme media vuelta y marcharme en otra dirección, ignorando las palabras de George para intentar detenerme.
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De forma muy rara y sorprendente, logré llegar a la aldea, veía a las personas transitar de un lado a otro bastante apuradas, eso se me hizo muy raro, aunque, cuando voltee la mirada, y vi no muy lejos de donde yo estaba parado, lo que parecía ser un arco de madera, rodeado de luces y flores blancas, con una larga alfombra roja en medio de varios asientos, supe rápidamente el porqué la gente actuaba tan histérica.
— Wow — murmuré caminando hacía dicho sitio, estaba algo lejos, pero no me costó acercarme para verlo más de cerca.
Al llegar a esas instalaciones, caminé cuidadosamente hacía lo que parecía ser el altar, mientras sentía un extraño cosquilleo en mi estómago, al mismo tiempo que imaginaba el cómo seria si mi boda fuera en un lugar nevado también, y de repente, la imágen de Robert y mía en aquel altar, tomados de la mano, sonriéndonos el uno al otro, me hizo sonrojarme y sonreír ampliamente con ternura.
— Puedes besar al novio — dijo burlonamente una voz femenina, yo rápidamente voltee, topándome con la sonrisa cálida de Molly, quien sujetaba algunas flores entre sus manos y las dejaba junto al altar — ¿Qué te parece?
— Precioso — murmuré mirando aquel pequeño pero muy precioso lugar — Es tan bello.— Me alegra que te guste — dijo ella mientras se acercaba hacía mí para rodear mi cuello con su brazo — Creí que estabas de cacería, ¿qué pasó?
— Por mi culpa John y Robert empezaron a discutir, y dijeron que no fuéramos adelante mientras ellos hablaban a solas — Molly me miró con preocupación total en cuanto yo dije eso.— ¿Qué? ¿p-pero cómo que fue por tu culpa?
— E-Eso dijo Sandro, e-es que Robert y yo nos empezamos a besar, acostados sobre la nieve, y-y en eso llegó John y empezó a decir muchas cosas que a Robert no le gustaron — ella rodó sus ojos con molestia en cuanto dije eso.
— Escúchame Taylor, eso no fue tu culpa ¿de acuerdo? no tienes la culpa de los prejuicios de John, ¡él toda la vida ha sido así! odia las muestras de afecto muy explícitas, es un dinosaurio corporativo.
— Sí pero... Sandro dijo que él tenía la razón — murmuré con molestia mirando a otro lado.
— Sandro es un hipócrita que siempre trata de quedar bien con él, pero es igual de indecente que Robert.
— Lo dudo, es decir, capaz él es todo un indecente, pero nadie supera a Robert — dije suspirando sutilmente, ella empezó a reír risueña cuando dije eso.
— Bien cuñado, imagino porqué lo dices — dijo ella mientras empezaba a caminar por aquel altar — Debo ir a revisar la comida para el banquete, ¿me acompañas?
— ¿Segura que quieres que yo te acompañe?
— Claro, Catherine está paseando en la nieve con los niños, y Alice debe estar ocupada en sus asuntos, vamos, será divertido — sonreí de lado para caminar junto a ella hacía el lugar que me indicaba, en verdad me agradaba su compañía, no era la viva imágen y actitud de Mónica, pero su personalidad de vez en cuando me hacía recordarla.
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Pasaron unos diez minutos aproximadamente, estaba en la cocina de la cabaña con Molly y con un sujeto encargado de la cocina para la boda, nos daba a probar muchas botanas y bocadillos muy deliciosos, cada uno más sabroso que el anterior, para mí era muy difícil decidirme, afortunadamente Molly tenía mejor criterio para eso que yo, es decir, por algo ella y su esposo aspiraban a ser chefs ¿no?
— Mgh, estos camarones están muy buenos, Gastón — dijo Molly mientras mordía un pequeño camarón — ¿Y para el plato fuerte?
— Planeo servir ternera bañada en salsa de vino tinto, ¿qué opinas, querida?
— No creo que encaje, no es por menospreciar tu gusto impecable, Gastón, pero siento que quedaría mejor otro complemento para la ternera.
— ¡Volvimos! — dijo Catherine mientras entraba a la sala con los dos pequeños, quienes fueron corriendo a comerse las botanas que estaban sobre la mesa, haciendo al chef fruncir el ceño con algo de frustración.
— Sigamos con esto más tarde ¿de acuerdo Gastón? — dijo Molly amablemente mientras se levantaba para estrechar la mano del chef, quien tomó sus cosas y se marchó, dejándonos solos con Catherine y los pequeños recién llegados — ¿Cómo les fue?
— Excelente, amo tanto los paseos en nieve — dijo mi suegra mientras me miraba algo confusa — ¿Ty? creí que estabas de caza con los muchachos.
— Sí estaba, solo que— no pude terminar de hablar, dado que me alertó oír la voz de Alice llegar a la cocina con nosotros.
— ¡Maldita señal! — clamó con frustración — ¡¡Llevo horas tratando de llamar a mis modelos y simplemente no logro comunicarme con ellas!!
— Te dije que dejaras esos teléfonos, hija — dijo Catherine mientras la miraba con atención y algo de seriedad.
— ¡No puedo dejar de comunicarme con ellas toda una semana, madre! ¡¿te das cuenta del importante desfile que se aproxima?!
— ¿Te das cuenta de que estamos en la boda de tu hermano? — dijo arqueando una ceja, Alice suspiró con pesar mientras guardaba su celular en su bolsillo y miraba de reojo a su hijo, quien tenía la cara llena de salsa de camarón, cosa que hizo a Alice hacer algo que yo jamás había visto hasta el momento, sonreír con ternura, de forma pura y genuina.
Todos volteamos al oír algunos pasos acercarse a la cocina, se trataban de los hombres Dawson, a excepción de Robert y de su padre, eso solo me daba mucha mala espina.
— ¿Y tu hermano y tu padre? — preguntó Catherine algo curiosa, George dudó qué decir, pero no fue necesario, ya que el ruido de la puerta logró sacarnos a todos de nuestros pensamientos.
Rápidamente me levanté para ir a la sala a ver de quién se trataba, me detuve en seco al ver que se trataba de John, quien tenía un semblante muy severo, lucía agitado, como si hubiera tenido que hacer algún tipo de sobreesfuerzo, evidentemente eso sólo alteró más mi nervios.
— ¿Robert dónde está? — preguntó Catherine mientras se acercaba a su esposo, quien solo siguió caminando, ignorando por completo las palabras de su mujer, cosa que me hizo quedarme helado — ¡¡Jhonathan Dawson, te estoy preguntando dónde está mi hijo!!
— Aquí estoy, madre — murmuró una voz cansada que se paraba en la puerta, rápidamente voltee a verla, mis ojos se cristalizaron al ver a mi prometido con varios golpes en el rostro, un labio roto, y sangre en su ropa, me fue imposible no soltar un jadeo de horror en cuanto lo vi así.
— ¡¡Robert!! — grité yendo hacía él, mirando con horror el rostro golpeado de mi prometido — Por Dios— jadee acercándome a él y tomándolo de las mejillas con cuidado.
— Estoy bien, gatito, no te alteres — susurró calmadamente, pero en mi caso, me fue imposible calmarme.
— ¡¡Robert!! — clamó Catherine acercándose hacía él también, mirando aterrada el rostro golpeado de su hijo — Dios mío, ¿qué te ocurrió?
— Diferencias ideológicas con John — murmuró rodando sutilmente sus ojos, yo no pude evitar voltear a ver al Dawson mayor, quien estaba apoyado de una pared con los brazos cruzados, sé que era imprudente gritar con todos presentes, pero realmente habían cruzado la raya.
— ¡¡¿Quién carajo se cree usted que es?!! — grité sin medir mis palabras en absoluto, él me miró incrédulamente, Robert trató de frenarme, pero aparté su mano de mi cuerpo para caminar hacía su padre y verle con odio absoluto — ¡¡Usted no es más que un bruto resentido que no puede aceptar que sus hijo sean felices a su manera!!
— ¡¡¿Llamas felicidad a revolcarse como un par de perros asquerosos en la nieve?!! ¡¿realmente llamas a eso felicidad?!
— ¡¡Sí, porque eso hace que su hijo esté feliz, se supone que ese es el concepto de felicidad, señor John!! ¡¡pero veo que usted es tan estirado que ni siquiera puede aceptar algo tan simple como que sus hijos gocen del amor de parejas!!
— ¡¿Cómo te atreves a gritarle a mi padre?! — clamó Alice mientras llegaba y se paraba frente a mí.— ¡¡Tu padre golpeó a mi novio, el que es tu hermano!! ¡¡mira cómo lo dejó!! ¡¡¿acaso a ti no te corre sangre por las venas?!!
— ¡¡Lo hice para que aprenda a ser un hombre correcto, no un vago que se revuelca en toda zanja que encuentra, a diferencia de ti!!
— ¡¿Qué tratas de insinuar?! — clamó Catherine acercándose a él para verlo con odio absoluto.— Podré ser todo lo que usted diga, señor Dawson, ¡¡hable de mí todo lo que usted quiera, pero Robert es mucho más hombre de lo que usted será en su vida!! — jadee al sentir cómo alguien me jalaba desde atrás y me apartaba de los sujetos que estaban a punto de echarse sobre mí, y al escuchar un fuerte palpitar que me acurrucaba en su pecho, supe perfectamente quién era.— Creí ser muy directo contigo al decirte que no tocaras a Taylor — dijo mi prometido mientras miraba con odio total a su padre, mirada que el mayor le correspondía sin dudarlo.
— ¡¡¿Cómo te atreviste a hacerle eso a mi hijo?!! — clamó Catherine entre gruñidos de odio.
— ¡¡Necesitaba escarmiento, escarmiento que tú te niegas a darle desde que lo enviamos al internado, yo he tenido que asumir sólo el papel disciplinario con él, he hecho lo que he podido, y mira lo que resultó por culpa de tus interferencias!! — todos nos quedamos helados al ver cómo Catherine alzaba la mano y daba una fuerte bofetada al señor John, quien se quedó estático sin saber qué hacer ante tal golpe.
— ¡¡No vuelvas a decir esas estupideces frente a mí!! — dijo ella mientras volteaba a vernos a Robert y a mí, para acercarse a mi novio y besar sus heridas con dulzura, Robert lucía tranquilo, demasiado tranquilo, empecé a sospechar que estaba tratando de hacerse el duro, porque a juzgar por el quejido de dolor que soltó en cuanto su madre lo besó, supe que en verdad estaba sintiendo más dolor del que demostraba.
John se marchó del lugar, siendo seguido por Alice, quien volteaba a verme con odio absoluto, yo preferí ignorar sus miradas de odio y abrazar con fuerza a mi novio, él me necesitaba ahora más que nunca, aunque la frase "todo esto es tu culpa" no me dejaba tranquilo.
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Catherine y yo llevamos a Robert a nuestra habitación para curar sus heridas, me sorprendía mucho ver cómo mi prometido actuaba como un perro rabioso cuando de curarlo se trataba, arisco y nada dócil, aunque ya esas son cualidades que yo siempre vi en él.
— ¡Agh, mamá basta! — se quejó tratando de apartar la mano de Catherine, quien estaba sentada frente a él en la cama, yo estaba sentado al otro extremo de la cama fungiendo como enfermero, pasándole a mi suegra los implementos que ella me pedía.
— Es increíble que tu padre te haya hecho esto, creí que él ya había dejado atrás esto de estar golpeándote por todo — dijo ella con pesar mientras pasaba un algodón con alcohol sobre las heridas de mi prometido.
— Sí pues, ya viste que no fue así — dijo él de forma incrédula, yo le miraba con pesar absoluto, odiaba que le hubieran hecho eso — Maldición, ¿porqué siempre debo tener la cara morada para las bodas de George?
— ¿En la primera también fue así? — pregunté con la voz algo apagada.
— Así es, la noche anterior yo organicé su despedida de soltero en un bar que yo frecuentaba con Yelena, estuvimos bebiendo mucho, y de repente llegaron unos tipos a buscar pelea, obviamente yo no me dejé ¿y qué obtuve? un ojo morado y que mamá casi sufriera un infarto al día siguiente — dijo mi novio de forma burlona, aunque jadeó con dolor al sentir cómo le colocaban otro algodón en la cara — ¡Agh carajo, madre ya fue suficiente!
— ¡Nada de suficiente! ¡¿ya te viste?! ¡¡pareciera que te atacaron para matarte!! — clamó Catherine.
— Tal vez sí lo hicieron — dijo mi prometido mientras rodaba sutilmente sus ojos y volteaba a verme de forma risueña, yo agaché con pena la mirada, me avergonzaba mucho darle la cara, pero más odiaba ver lo malherido que él estaba — Ty, cariño, estoy bien amor, esto solo es algo superficial.
— ¡¿Superficial?! ¡¡Robert mírate!! — clamé mirándole con dolor — Y-Y todo fue por mi culpa.
— Oye, no empieces con eso — dijo mi prometido — ¡Tú no tuviste culpa de esto! ¡¿de acuerdo?!
— Él tiene razón, Taylor — dijo Catherine volteando a verme — El padre de Robert siempre ha sido un bruto, sobre todo con él.
— Perdónenme, pero no puedo estar tranquilo luego de lo que sucedió.
— Ya me quedó claro — dijo él de forma incrédula — Tus gritos hacen que mi padre casi te golpee.
— No me importa — dije de mala gana.
— ¡Pero a mí sí! — dijo él con severidad total — ¡¿Crees que yo permitiré que mi padre te golpee?! ¡nadie, Taylor, nadie te pondrá una mano encima mientras yo esté presente!
— Prefiero que me golpeen a mí a que vuelvan a golpearte a ti.
— ¡¿Esa es tu solución?! ¡¿ser un saco de boxeo el resto de tu vida?!
— ¡Parece que tú planeas lo mismo! — dije mirándole con frustración.
— Okey muchachos, basta, no sigan discutiendo cosas sin sentido — dijo Catherine mientras besaba la mejilla de Robert y le sacaba un suave quejido de dolor — Iré a hablar con el bruto resentido, mientras tanto ustedes dos hablen un poco ¡sin gritarse! — dijo mirándonos a ambos con severidad, yo agaché la mirada con vergüenza, aunque me tomó desprevenido sentir cómo ella se me acercaba para besarme la mejilla también — Está enojado, trata de calmarlo un poco — murmuró en mi oído mientras se apartaba de mí para ir a la puerta y marcharse de la habitación, dejándonos a ambos totalmente solos.
El ruido de la madera siendo quemada por la chimenea era lo único que rompía el silencio que había entre ambos, yo me acerqué a Robert para sentarme frente suyo, tomando una bolsa con hielo y acercándola a su rostro, él trató de apartarse, pero yo le sujeté del brazo para evitar que se quitara.
— ¡Agh! — se quejó con algo de frustración, yo le miré con detenimiento y algo de pesar, no tenía idea sobre qué decir.
— ... ¿Qué tanto te dijo? — murmuré mirando a mi novio con pesar, él rodó sus ojos mientras mantenía la mirada fija en otro sitio.
— Idioteces que no valen la pena repetir — murmuró mirándome de reojo, yo agaché apenado la mirada, aunque me ví forzado a verlo, luego de que me tomara de las mejillas y me hiciera alzar la mirada — agradezco que te hayas ido, de haber estado tú presente, hubiera perdido por completo la razón.
— No digas esas cosas — jadee algo horrorizado — ¡Y-Yo no hubiera dejado que tu padre te hiciera esto!
— ¿Cubriéndome como si fueras un escudo de carne? — preguntó incrédulamente, yo agaché la mirada con pesar, aunque me calmó sentir un suave beso en mi mejilla de parte de Robert — No miento, Ty, me volvería loco si alguien te golpea frente a mí otra vez.
— Yo ni siquiera quiero ver a tu padre — dije con algo de molestia, él sonrió para acariciar mi mejilla dulcemente.
— Fue lindo que me defendieras de esa forma, me sorprende que te atrevas a gritarle a mi padre, pero a cualquiera otra persona que te ofende, prefieres ignorarla.
— Pierdo la razón cuando se trata de ti — admití con pesar, Robert se acercó más a mí para mirarme fijamente a los ojos con deseo.
— Amo tanto ser tu fortaleza, porque tú lo eres también, Taylor; eres mi fuerza, mi debilidad, mi refugio, el brillo de mis ojos, eres todo eso y más, cariño, no quiero que olvides eso jamás — susurró rozando sus labios con los míos, soltando suaves jadeos de dolor, y de repente, vi algo que me sorprendió por completo, un leve brillo que bajaba por la mejilla de mi prometido de forma lenta y sutil, brillo que me logró conmover por completo.
— Robert...
— Eres quien me ha visto en mis peores momentos, solo contigo soy capaz de desahogarme, n-nadie me ha entendido como tú lo haces, nadie me ha visto de la forma en que tú me ves — murmuró entre lágrimas mientras me besaba lentamente.
— Basta — le rogué pegando mi frente con la suya — Vas a hacerme llorar, Robert.
— Llora conmigo, Ty, en verdad necesito sacar esta maldita rabia que tengo, y sé que solo con lágrimas podré apacigüarla — me fue imposible no irme sobre él y abrazarlo con fuerza en cuanto dijo eso, y acto seguido, mi prometido se acurrucó en mi hombro para llorar en silencio, no tenía idea de todo lo que pasaba por su mente, pero su forma de actuar, sus acciones, sus palabras, me dejaban claro que el amor que me tenía fue el responsable de que actuara de esa forma con su padre, ¿cómo podía yo reprochárselo? si el pobrecito parecía un cachorrito regañado luego de esa horrible discusión y pelea con su progenitor, en ese momento odié como nunca al padre de Robert, odio real, odio genuino, ¿porqué? fácil, hizo llorar a mi prometido, cosa que no era fácil, en verdad tenías que ingeniartelas para sacarle lágrimas a Robert, dicha deshonra la logró su servidor, y obviamente, me odié por años por haberlo hecho.
Continuará
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- Gema
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