17 - 'Lugar Seguro'
— Me duele el estómago — dije mientras entrábamos a la cabina de abordaje, luego de haber desayunado y esperado el tiempo determinado para subir al avión, todos estaban muy emocionados contando anécdotas de la primera boda de George y Molly, todo mientras mi prometido y yo nos dedicábamos a comer y de vez en cuando darnos algunos besos espolvoreados de azúcar por los postres que comíamos.
— Te dije que no debías comer tantos bollos — me regañó mientras entrábamos por aquel estrecho pasillo, sujetaba mi mano con firmeza, yo ya sabía que íbamos a la primera clase, así que no me sorprendió ver cómo entrábamos a una parte mucho más lujosa del avión.
Nos sentamos en nuestros asientos designados, cerca de nosotros estaba el resto del clan Dawson, pero Robert y yo estábamos solos en dos asientos especiales, asumí que él lo quiso así.
— Buen día caballeros — dijo amablemente una azafata que se acercaba a nosotros — ¿Puedo ofrecerles algo de beber?
— Una bolsa de papel, por favor — dijo Robert, yo le miré extrañado en cuanto dijo eso.
— ¿En verdad crees que voy a vomitar? — dije incrédulamente.
— Sé que vas a vomitar — dijo algo cínico mientras volteaba a ver a la azafata de nuevo — También unas mentas, y agua mineral.
— Eres un ridículo — dije cruzándome de brazos y mirando a través de la ventana cómo el avión empezaba a despegar.
-
Maldije para mis adentros mientras luchaba por aguantar los repentinos mareos que sentí, solo habían pasado quince minutos desde que despegamos, y ya yo sentía cómo mi estómago se esforzaba por salir a saludar. Voltee a ver a mi prometido, él jugaba Scrabble en su teléfono como si nada, "maldito" me repetía mentalmente, no tenía una razón para enojarme con él, pero odiaba que tuviera razón.
— ¿Estás bien, cariño? — preguntó cínicamente volteando a verme, yo luchaba por disimular, pero mi cara de malestar seguramente me dejó muy en evidencia — ¿Te sientes muy mal?
— Algo — admití mientras eructaba un poco, Robert tomó la bolsa de papel que le dio la azafata y me la dio, y apenas la tomé, la abrí y me dispuse a depositar en ella todo mi desayuno, Robert palmeaba mi espalda y me acariciaba un poco el cabello de vez en cuanto.
— Déjalo que salga todo — dijo mientras escuchaba mis arcadas, odié por completo que eso me sucediera en un viaje como ese, se supone que debía comportarme ¿y qué hago? vomito a los quince minutos de haber abordado el avión, soy tremendo.
— Carajo — murmuré dejando finalmente de vomitar y tosiendo un poco, mi novio me quitó la bolsa para darme una botella con agua.
— Iré a desechar esto — dijo mirando asqueado la bolsa — Vuelvo en un minuto.
— Bien — susurré mirando cómo se iba, enjuagué mi boca y me recosté del asiento, admito que me sentí mucho mejor después de haber desechado todo lo que devoré, pero odiaba con el alma vomitar, era demasiado desagradable para querer hacerlo a propósito.
Voltee al ver cómo mi prometido llegaba de vuelta con más agua y con varias mentas, mirándome con atención y algo de preocupación.
— ¿Cómo te sientes?
— Mejor — dije tomando dichas mentas y comiéndome dos de golpe — Ya pasó, no te preocupes. — Debes hacerme caso más a menudo — dijo mientras me entregaba la botella de agua para beberla, le miré apenado para dar un sorbo a esta misma.
— Perdóname, debo comportarme y aún así actúo como un idiota, solo logro avergonzarte.
— Oye, no digas eso — dijo Robert mientras me acariciaba el rostro con dulzura — Tú no me avergüenzas en absoluto, cariño, esto es algo que le puede pasar a cualquiera, a mí me pasa de vez en cuando.
— Igual siento que no estoy cumpliendo las expectativas de lo que tu pareja debe ser.
— Eres tú mismo, eso cumple por completo mis expectativas — murmuró mirándome con ternura, sonreí apenado en cuanto me dijo eso, traté de darle un beso en los labios, aunque me abrumó ver cómo se apartaba un poco — Cariño, te amo, mataría por ti y lo sabes, pero el vómito es mi límite.
— Ah claro, perdón — dije risueño mientras colocaba mi mano frente a mi boca y la soplaba un poco, y al sentir un olor algo rancio, decidí que lo mejor era ir al baño a asearme — Vuelvo en un minuto.
— Aquí te espero — dijo Robert mientras me veía levantarme del asiento, y como siempre, no pudo evitar darme una fuerte nalgada en cuanto tuvo mi trasero en frente suyo.
— Ay pero- ¡con un demonio! — murmuré volteando a verle con molestia, él me guiñó el ojo de forma coqueta, amaba y odiaba esa sonrisa.
Salí de nuestro pequeño cubículo y fui rumbo al baño que estaba al final del pasillo, olfateaba mi aliento con asco, repitiéndome mentalmente "malditos bollos dulces tan adictivos".
Llegué finalmente al baño, pero me frustró ver que la puerta estaba cerrada, no quería volver con Robert mientras aún apestaba a vómito, así que aproveché que había un banquillo junto a la puerta del baño, y me senté a esperar a que aquella persona saliera del sanitario para usarlo.
Me quedé mirando a la nada algo pensativo, sonriendo de lado ante las reconfortantes palabras de mi prometido, "eres tú mismo" amaba tanto que Robert me amara tal y como yo era, me hacía sentir tan bien, aún cuando él me repetía que debía mejorar, me demostraba que el Taylor original lo enamoraba por completo, ¿había algo mejor que eso en esta vida?
Entre mis pensamientos de amor hacía mi futuro esposo, escuché un leve sonido que me hizo alzar las cejas con asombro y algo de extrañez, y un leve rubor de vergüenza llegaba a mis mejillas igual que un muy desagradable escalofrío que recorría mi espina dorsal, dicho sonido provino del baño, por lo que me fue fácil deducir lo que estaba pasando.
No estaba del todo seguro de lo que escuché, así que me acerqué un poco a la puerta para escuchar, quedándome helado al escuchar toda una sonata de sonidos sexuales muy lascivos y explícitos, cubrí mi boca con vergüenza, estuve a punto de irme, hasta que escuché dos nombres, y dos voces muy conocidas, que me hicieron quedarme helado.
Mi sangre se heló totalmente al ver cómo la puerta se abría un poco, yo ni siquiera me había apoyado en ella, por lo que se me hizo muy raro ver que esta se abriera de repente, pero más me petrificó ver cómo tenían a mi cuñada apoyada contra el lavabo replicando cierta posición que a su hermano tanto le encantaba hacer conmigo.
Jadee en cuanto sus ojos azules chocaron con los míos, rápidamente dije "el sabor a vómito no es nada" y preferí irme corriendo del lugar, no quería ni imaginar lo que me esperaba luego de haber visto a mi cuñada y su esposo tener sexo en el baño de un avión, seguramente iban a crucificarme.
Corrí hasta donde estaba Robert para cerrar de nuevo la cortina que nos daba privacidad, y sin más me senté a su lado mirando a la nada, luchando por quitarme esa imágen mental, pero por más que lo intentaba, esta no desaparecía.
— ¿Pasa algo? — preguntó Robert mirándome con curiosidad, yo asentí sin siquiera voltear a verle, era muy vergonzoso admitir que había visto cómo se follaban a su propia hermana, además de que tan solo pronunciar eso, me llenaba de asco e incomodidad — Ty, ¿qué pasa? luces como si hubieras visto a un fantasma.
— Un fantasma hubiera sido mejor — murmuré mirando a la nada todavía, Robert me tomó de la barbilla para hacerme verle a los ojos con atención.
— ¿Puedo saber lo que pasa? — preguntó con algo de severidad, tragué en seco y traté de poner palabras a mis ideas, pero por más que trataba de hacerlo, solo lograba ruborizarme de la vergüenza — ¡Amor dime ya lo que pasa, estás empezando a asustarme!
— V-Ví a Alice y a Sandro... ha-hace un minuto — jadee cubriendo mi boca con mi mano — E-Estaban... y-ya sabes... — Robert me miró extrañado cuando tartamudee eso — ¡M-Mejor te digo cuando lleguemos!
— ¿Porqué? ¿Alice y Sandro te dijeron algo? porque si es así puedo ir ahora mismo a reclamarles Ty, no me asusta darles la cara y lo sabes.
— ¡Estaban cogiendo, maldita sea! — clamé entre pesados susurros y gruñidos, mi prometido me miró totalmente extrañado y confundido en cuanto dije eso — ¡Estaban cogiendo en el baño, l-los acabo de ver!
Robert se quedó en silencio varios segundos, no sabía qué decir, hasta que finalmente, soltó una carcajada y me miró totalmente confundido y asombrado.
— ¿Lo dices enserio, Taylor? ¡jaj, no puedo creerlo!
— P-Perdóname, s-seguro te avergüenza y te molesta que hayan visto a tu hermana así.
— ¡¿Molestarme?! ¡amor, me enoja por la maldita hipocresía! ¡la señorita "buenos modales, buenos valores morales, siempre recta y siempre pulcra" cogiendo en un baño de avión! ¡de solo imaginarlo me quiero reír en su cara! — dijo entre risas cínicas — No no no, ¡tengo que hacerlo, tengo que decírselo en su cara!
— ¡No! ¡¿estás loco?! ¡ella me vió, sabrá perfectamente que yo fui el que te dijo eso!
— ¡Con más razón, Taylor! ¡tal vez nosotros somos muy cuestionables, pero al menos nadie a parte de Colette nos ha visto teniendo sexo, mucho menos en un lugar público!
— ¡Robert por favor! — clamé mirándole con timidez, él no paraba de reír, admito que era una buena táctica para chantajearla, pero yo quería demostrar que era mejor que ellos, ¿me salió bien? pues... no del todo, pero al menos lo intenté.
— ¡No Ty, déjame hacerlo! ¡no sabes cuántos años he esperado algo así para poder vengarme amor! ¡te lo suplico, déjame reprochárselo, por favor! — dijo mientras me miraba de forma suplicante, arquee una ceja algo receloso —¡Vamos, ella merece una cucharada de su propia medicina por todo lo que nos hizo! ¿no lo crees, corazón? — suspiré pesadamente mientras pasaba mi mano por mi rostro, odiaba mucho que Robert supiera cómo chantajearme.
— ... Bien — dije mirándole con seriedad — ¡Pero solo a ella, y en privado! ¡¿de acuerdo?!
— De acuerdo — dijo tomándome de la barbilla para besarme la mejilla suavemente — nosotros deberíamos ir al baño en cuanto ellos acaben.
— ¡Que ni se te ocurra! — dije mirándole con seriedad absoluta, mi prometido empezó a reír mientras tocaba mi nariz con su dedo índice.
— Descuida, con esta turbulencia y con tu estómago tan flojo, ni loco me animo a tener sexo así, serías capáz de vomitarme encima, y yo odio lidiar con vómito.
— Somos dos — dije suspirando pesadamente y recostándome en mi asiento, se me hizo raro oír cómo mi prometido suspiraba y me miraba atentamente.
— Ahh, así que mis sospechas eran ciertas, creí que Alice lucharía por ser más discreta, pero veo que no fue así.
— ¿De qué hablas? — pregunté mirándole extrañado.
— Verás, amor; llega un punto en las relaciones heterosexuales con hijos, que la vida de pareja llega a volverse muy monótona, y la principal afectada es la intimidad sexual, así que llega cierto "punto de quiebre" en el que ambas partes se dan cuenta de que no pueden seguir sosteniendo la abstinencia, claro, no en todas las parejas pasa esto, pero sí en la mayoría; algunos optan por serle infiél a su pareja, los débiles mentales me gusta decirles, y las personas normales, deciden escabullirse con su esposo u esposa para tener sexo en medio de sus labores matutinas, ya sea cuando los niños están en la escuela, o los inscriben en algún campamento de verano.
— Vaya, suena a que sabes de lo que hablas — dije mirándole algo extrañado, él sonrió cínicamente en cuanto dije eso.
— Estoy rodeado de parejas con hijos, amor, sé de lo que hablo; a George y Molly les pasó, él incluso me pidió consejos, en ese momento yo estaba empezando mi relación con Giselle, así que no tenía ese tipo de problemas, ya después de varios años entendí en carne propia cómo era esa "época de sequía" — admitió cínicamente mientras alzaba los hombros, yo suspiré pesadamente mientras miraba a través de la ventana con pesar.
— ... ¿Crees que eso nos llegue a pasar? — murmuré con la voz algo apagada, Robert me miró atentamente arqueando una ceja.
— "Parejas heterosexuales con hijos" Taylor, lo único que somos de esa oración es "una pareja".
— ¿Y eso ya nos hace inmunes a la regla? — pregunté volteando a verle con algo de pesar, Robert sonrió de lado al oír mis palabras.
— Odio que te hayan hecho tanto daño — murmuró acariciando mi mejilla con ternura, me dolieron sus palabras, pero al mismo tiempo, y de forma muy extraña, me reconfortaron un poco — No conozco a otras parejas gays, mucho menos parejas gays con hijos, así que no estoy seguro, pero de lo que estoy seguro, es de que nunca me aburriré de ti, Taylor, y si tenemos un período de sequía, te prometo que te lo compensaré como se debe.
— Sospecho que la sequía llegará cuando yo empiece la universidad — susurré mirándole con algo de pena.
— Sí, esos días serán algo tensos, por ello debo consentirte todo lo que pueda ahora, y cuando esos días lleguen, y tengamos un minuto libre, no dejaré pasar la oportunidad de hacerte el amor, mi cielo — dicho esto, me dio un cálido beso en la frente, haciéndome sonreír con ternura.
— ¿Te he dicho cuánto te amo?
— Siempre lo dices, pero nunca me cansaré de oírlo — murmuró repartiendo besos por todo mi rostro, me hizo sentir tan bien en ese instante, amaba cada vez que mis inseguridades salían a relucir, y Robert se encargaba de podarlas sin esfuerzo alguno, abrazándome y repitiéndome que me amaba, es tan hermoso tener un lugar seguro en el cual refugiarte cuando te sientes solo y angustiado.
-
Cuando el vuelo finalmente terminó, bajamos tranquilamente del avión, Robert me sujetaba de la cadera con firmeza, dándome uno que otro beso en la cabeza de vez en cuando, mientras yo me disponía a ver con asombro y detenimiento las instalaciones de aquel nuevo país al que acababa de llegar.
— Cálmate — murmuró risueño — Aún no salimos.
— Ya sé, pero... todo es tan bonito — dije mirando asombrado aquel lugar, adornado por bellas flores rojizas, cuyo olor impregnaba aquel pasillo por el que transitaban las personas que bajaban de los aviones.
— ¡Bien muchachos, vengan! — dijo alegremente mi suegra mientras nos guiaba a la puerta principal del aeropuerto, miré de reojo a Alice y a Sandro, se les notaba tensos, obviamente sabía porqué, así que trataba de caminar lejos de ellos, aunque empezaba a sospechar que mi prometido tenía intenciones contrarias a las mías, porque él sin dudarlo dos veces, fue al lugar donde ellos estaban parados con su hijo en brazos.
— ¿Qué tal, chicos? — dijo Robert mientras llegaba con ambos, logrando que voltearan de golpe y lo miraran algo serios y extrañados — ¿Qué les pareció el viaje, se les hizo placentero?
— Sí am... fue bueno — dijo Sandro algo dudoso, agaché con vergüenza mi mirada, no podía verlos a los ojos, mucho menos a Alice, por obvias razones.
— A mí me agradó mucho, aunque Taylor vomitó, tuvo que ir al baño a asearse, ¿verdad, cariño? — dijo mirándome atentamente, yo le miré algo frustrado cuando dijo eso.
— ¡Lore, ven a ver! — clamó el pequeño Charlie, logrando que Alice finalmente bajara a su hijo, y ahora que solo había adultos, la conversación se tornó mucho más hostil y explícita.
— ¡Adelante, dilo! — dijo Alice de mala gana — Se te vé en la cara que quieres presumir que tu noviecito nos vió hacerlo.
— Pues sí, muero por gritarle al mundo que mi mojigata hermana cubre sus fetiches bajo una capa de valores morales muy hipócritas, pero si no lo hago es precisamente porque Taylor te tiene algo de respeto, y no quiere ser igual de vil que tú.
— ¿Debo agradecerle? — preguntó ella incrédulamente.
— Deberías Alice, después de todo es por él que tu reputación y tu "imágen de mujer pura y perfecta" no se verá manchada, ¿o es que eso no te interesa, y en realidad me fastidiabas solo por fastidiar? — preguntó mirando de manera retadora a su hermana, me aterraba ver cómo esos pares de joyas azules se miraban con absoluta frialdad e incredulidad, aunque admito que los de Alice estaban dudosos, obviamente eso era un indicio de que Robert (como siempre) tenía toda la razón.
— ... ¿Qué quieres? — murmuró Alice de mala gana mientras miraba hacía otro lado.
— Que te comportes en lo que queda de viaje, y dejes de actuar como idiota con él, le debes mi silencio, hermanita, sé leal al menos en ese aspecto — dijo Robert con algo de seriedad, y acto seguido, me tomó del brazo para caminar conmigo a la salida del aeropuerto, miré de reojo a Alice y a su esposo, quienes me miraban algo frustrados y nerviosos, sobre todo ella, sé que fue una cretina conmigo, pero no quería aprovecharme de la situación, ya que eso fue algo que pudo pasarme hasta a mí mismo, mejor dicho, me pasó una vez, y estoy muy seguro de que fue la raíz de todo el escándalo que se armó alrededor de Robert y de mi persona, así que quise esmerarme por ser mejor persona que esa odiosa empleada doméstica que nos vió a mi novio y a mí teniendo sexo en nuestra propia habitación hace algo de tiempo ya.
Continuará
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