15 - 'Mala Espina'
Luego de un rato, Teresa terminó de preparar la cena con un poco de ayuda de mi parte, mientras Robert se dedicaba a jugar con los chicos, de vez en cuando me quedaba viendo cómo jugaba con ellos, y una sonrisa se dibujaba en mi rostro por inercia, un raro sentimiento empezaba a formarse en mi pecho, en ese momento no lo entendía, y no lo entendí hasta que pasaron varios meses, y un suceso cambió mi vida por completo, pero me estoy adelantando a los hechos.
— ¡Eso no es justo, es mi turno! — gritó Charlie mientras trataba de quitarle el control a Lorenzo.
— ¡No es cierto!
— ¡Niños niños! cálmense, todos tendrán su turno — dijo Robert mientras los separaba y miraba atentamente a Lorenzo — Lore, es el turno de Charlie.
— ¡Pero yo quiero seguir jugando! — puchereó el pequeño mientras se agitaba un poco.
— Seguirás jugando cuando el turno de Charlie acabe ¿de acuerdo? — mencionó el señor Dawson con seriedad, sonreí de lado al verlo en su rol de tío responsable, aunque la palabra "tío" no era la que rebotaba por mi mente al verlo así, sino la palabra "padre".
Nos alertó escuchar el timbre de la puerta principal, rápidamente Teresa dejó de lado aquella cuchara de madera junto con su delantal para caminar a la puerta para abrirla, yo aproveché el momento para caminar hacía ellos y sentarme en el piso a ver cómo jugaba.
— ¿Quién va ganando? — pregunté abrazando mis propias piernas.
— Tío Robert tiene el récord — dijo Will mientras daba un sorbo al energizante que él estaba bebiendo junto a Robert.
— Eso tiene mucha cafeína para ti — dije arqueando una ceja.
— Tío Robert me deja beberlo, no seas aguafiestas Madonna.
— No toda la botella, mini Elton — dijo Robert quitándole la lata para darle un gran sorbo, sacándole al chico un quejido de molestia.
Sonreí algo burlón al ver esta situación, pero me quedé estático al ver cómo Robert colocaba la lata frente a mí, estaba dudoso de beberla, yo no era de probar energizante, de hecho me sorprendía que Robert tuviera dicha bebida en el refrigerador, tal vez la compraba para William, aunque era contradictorio, ya que cada que le daba una, se esmeraba por hacerle beber menos de la mitad, por obvias razones.
Tomé dicha lata y le di un gran sorbo, el sabor era dulce pero muy fuerte, admito que sabía muy bien, y no sé si era un efecto placebo, pero luego de consumirlo, empecé a sentirme algo intranquilo.
— ¡¿Dónde está mi pequeñoo?! — canturreó una voz femenina que llegaba al lugar, voz que hizo al más jóven de los niños levantarse corriendo e ir hacía ella para abrazarla con fuerza.
— ¡Mamii! — exclamó mientras abrazaba con fuerza a su madre, miré de reojo esa escena sintiendo algo de ternura, pero trataba de disimular que les estaba viendo, Alice era muy recelosa y paranoica cuando se trataba de mí, lo menos que quería era atravesarme en su camino.
— ¡Buenas noches! — dijo la voz de George mientras subía las escaleras junto al resto del clan Dawson, me sorprendió que hayan llegado todos de golpe.
— Vaya, empezaba a creer que me habían dejado a los niños para terminar de criarlos, ya los iba a enviar a lavar mi auto — dijo Robert mientras dejaba de lado el control remoto y se levantaba del sofá sacudiendo un poco su ropa.
— No teníamos idea de que estaban aquí, Taylor le avisó a Molly hace un rato — dijo George mientras se acercaba a su hermano para palmearle el hombro — ¿Ya tienes todo listo para mañana?
— Sí sí, ya está todo listo — dijo Robert agitando su mano y rodando sus ojos con algo de fastidio.
— ¿Dónde compraste tu traje? — preguntó Alice con recelo, Robert arqueó una ceja mientras fijaba su mirada en el pequeño al que su hermana estaba cargando.
— ¿Porqué no bajan y juegan en su habitación, Lore? — preguntó mi novio mientras inclinaba un poco la cabeza, se me hizo raro que hiciera eso, pero al ver el semblante serio que tenía Alice, asumí que quería discutir, y no podían hacerlo frente a los niños.
— Van a gritarse, yo me largo — susurró Will mientras se levantaba del sofá junto a Charlie y caminaban hacía Alice para cargar a Lorenzo y marcharse al piso de abajo, dejando solos a los adultos Dawson.
— Ahora sí — dijo Alice cruzándose de brazos — ¿Dónde compraste los trajes?
— ¿Porque no eres directa, Alice? — dijo Robert de mala gana — ¡Ya Paula debió decirte lo que pasó, entonces sé directa!
— ¡Ya muchachos! — dijo Catherine mientras se paraba entre ellos y los separaba — Cariño, tu hermano está en su derecho total de haber comprado sus trajes donde mejor le pareciera, ¿porqué te molestas tanto?
— ¡Porque despreció a Paula, y ahora cuando le pida un favor ella no va a ayudarme en absoluto!
— ¡Habla con claridad, hermanita! ¡Paula ofendió a Taylor y por eso no quise comprarle nada! además odio la ropa de Paula y lo sabes.
— ¡Jaj! ¿en verdad, Robert? — dijo Alice de forma incrédula — Vaya que te has vuelto todo un blandengue, ¿solo porque "ofendieron" a Taylor decidiste no comprarle a Paula?
— Sé que para ti puede que suene como una idiotez, pero no quiero estar en un lugar donde nos ofendan a mi pareja y a mí — clamó Robert de forma incrédula para apartarse de ellos y caminar a la cocina, yo me quedé ahí en el piso sin saber qué hacer, en verdad no quería meterme cuando empezaban a discutir de esa forma.
— Lo importante es, cariño ¿pudiste conseguir trajes, no es así? — preguntó Catherine tratando de aligerar la tensión en el aire.
— Oh sí, lo compré en un sitio especial — dijo mi novio mientras se servía algo de whisky — Los dejé en el auto, por cierto.
— Bien, eso es lo importante — dijo Catherine mientras palmeaba las manos y volteaba a ver a Alice — ¡Fin de la discusión, Alice, no quiero que toquen más el tema! — la chica de ojos azules rodó sutilmente sus ojos para caminar al sofá junto a su esposo, yo rápidamente me levanté para ir a la cocina con intenciones de desechar la lata en cuestión.
Caminé junto a Robert para desechar la lata de energizante, estaba algo abrumado por la reciente discusión, pero oír la voz de él susurrarme suavemente, logró sacarme de mis pensamientos.
— ¿Sigues enojado? — preguntó mirándome atentamente, yo le miré con curiosidad y algo de confusión.
— ... No — negué mirando a otro lado con vergüenza — Tienes razón, hago mal al pensar de más las cosas, y hago muy mal al hacerle caso a mi madre — murmuré pasando mi mano por mi frente, él acarició suavemente mi mejilla cuando dije eso.
— No quise actuar como un bruto contigo anoche.
— No lo hiciste, yo soy el necio, yo soy el que no deja de ¡querer envenenar nuestra tranquilidad con nerviosismo injustificado! ¡y yo soy el que tiene una madre loca y paranóica! — reclamé entre susurros mientras chasqueaba la lengua, me reconfortó sentir un beso en la frente de parte del señor Dawson.
— Entiendo tus razones, y entiendo las de Teddy también, solo quiero que me tengan un poco más de confianza ¿de acuerdo amor? — murmuró besando mis labios con dulzura — Eres lo más importante de mi vida, y vas a serlo siempre a partir de ahora.
— Te amo — murmuré besando sus labios con ternura, aunque nos separamos al oír una voz femenina acercándose a nosotros.
— ¡Cuánto amor hay por aquí! — dijo Catherine mientras se acercaba a nosotros — ¿Emocionados por irse a Suiza?
— No aguanto la alegría — dije sonriendo algo nervioso, realmente mis problemas no me dejaban ni siquiera pensar en el dichoso viaje a Suiza, pero me apenaba sonar como un cretino, dado que ya era muy gentil que accedieran a invitarme a un evento familiar de ese tipo.
Me extrañó ver la cara incrédula y sonriente que Catherine le dedicó a Robert, mirada que a él mismo le causó extrañeza.
— ¿Sucede algo? — preguntó él.
— Tú a mí no vas a engañarme, Robert; fuiste con Marinne ¿no es así? — un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando Catherine hizo esa pregunta, Robert suspiró pesadamente para darle un sorbo a su whisky.
— Es mi madrina, tengo derecho de ir a verla ¿no? — preguntó cínicamente mientras alzaba los hombros, me sorprendió mucho que dijera eso, aquel detalle él no me lo había dicho.
Catherine sonrió de lado con algo de pesar, para acercarse a la licorera y servir un vaso de whisky y uno de vino, se me hizo curioso que ella y su esposo bebieran lo mismo que bebíamos mi prometido y yo.
— ¿Cómo está?
— Vieja y loca — dijo Robert de forma incrédula — Apenas vió a Ty se lo quería coger — golpee sutilmente el brazo ajeno cuando él dio eso, Catherine empezó a reír sutilmente cuando escuchó eso.
— Ella no cambia — murmuró tomando ambos vasos y sujetándolos cuidadosamente para ver atentamente a su hijo — Ya sabes — murmuró mientras colocaba su dedo índice sobre sus labios, haciendo un gesto de silencio al que Robert asintió sin dudarlo dos veces.
— Por supuesto — dijo él mientras miraba cómo su madre caminaba a la cocina con ambas copas de licor, yo le miré curioso ante los gestos que madre e hijo se hicieron mutuamente.
— No me dijiste que era tu madrina — dije curioso.
— Olvidé ese pequeño detalle — afirmó alzando los hombros — Además no quiero que estés tan cerca de ella, y decirte que es parte de mi familia te hará sentir curiosidad hacía su persona.
— ¿Porqué no quieres que esté cerca suyo?
— Es una mujer muy particular, muy tosca, no quisiera que empiece a jugar con tu mente impresionable — murmuró acariciando mi mejilla suavemente, dichas palabras se me hicieron curiosas, pero al recordar lo poco que interactué con ella el día anterior, y lo mucho que me lograron inquietar sus palabras, le di la razón por completo a mi prometido.
-
— ¡Esta cena estuvo deliciosa, señorita Teresa! — dijo Catherine amablemente mientras volteaba a ver a Teresa, quien servía jugo y vino a cada uno de los que estábamos en la mesa, me apenaba mucho estar sentado mientras otra persona me servía, ni siquiera en casa del viejo tenía dicho hábito, porque las mujeres del servicio se negaban a servirme la comida, obviamente por órdenes de él, pero yo igual prefería hacerlo por mi cuenta, me apenaba que otra persona hiciera todo por mí.
— ¿Qué le puso a la carne? — preguntó Molly asombrada, Teresa sonrió tranquilamente mientras se disponía a servirle vino a mi prometido.
— Solo pimienta, un poco de ajo, y mucho amor — dijo ella mientras le guiñaba el ojo a sus comensales.
— Creí que te disgustaba la pimienta — dijo Alice mirando a Robert curiosa.
— Me disgusta que le pongan sin medirse — respondió él mientras tomaba la copa y le daba un gran sorbo para voltear a ver a Teresa — Te lo agradezco mucho, Teresa, puedes irte a descansar.
— Muchas gracias, y ahora si me disculpan, iré a mi cuarto, mi novela está por empezar — dijo mientras se quitaba el delantal y caminaba rumbo a las escaleras principales, todos los Dawson se miraron curiosos en cuanto ella dijo eso, me daba gracia la manera en la que los ingleses actuaban ante las diferencias culturales de los demás, las mías incluídas.
— ¿Ya se queda aquí? — preguntó Alice.
— Le pedí que lo hiciera mientras estamos fuera — dijo Robert mientras cortaba su carne y le daba un bocado, yo estaba sentado junto a él terminando de comer igualmente.
— Es un encanto, ya veo porqué la contrataste — dijo Molly — Y cocina excelente.
— Si te deja dame su número — dijo George burlonamente.
— ¡Ni en sueños! Prefiero perder a Greene que a Teresa — dijo mi novio de forma risueña, aunque oír cómo su padre carraspeó con severidad, le hizo fruncir el ceño sutilmente.
— Y bien, muchachos — murmuró Catherine juguetonamente mirándonos a mi novio y a mí — ¿Les emociona su primer viaje juntos como pareja?
— Bueno, sí me emociona, pero no es como tal el "primero" — dije mientras daba un sorbo a mi vino, empezaba a cuestionarme qué tan buena idea era beber licor luego de haber ingerido energizante, y dado lo que pasó después entre Robert y yo, diría que tuvo buenos resultados.
— ¿En verdad? ¿adónde han ido? — preguntó Molly.
— Taylor y yo pasamos un fin de semana juntos en una playa de Detroit — dijo mi novio mientras sonreía ampliamente, un gran rubor se dibujó en mis mejillas al recordar ese hermoso fin de semana, donde mi vida fue perfecta, a pesar de toda la inseguridad que tuve esos días.
— Aww ¿enserio? debieron pasarlo increíble seguramente — dijo Catherine — Tu padre y yo fuimos una vez a un viaje a la playa, ¿recuerdas cielo?
— Fue en Botany Bay, es un sitio muy visitado por turistas — dijo el señor John mientras daba un sorbo a su whisky, me sorprendía mucho cada vez que lo escuchaba hablar, porque él no era de muchas palabras, al menos no frente a mí.
— Tú y Taylor deberían ir algún día allá — dijo Catherine animadamente.
— Tal vez mamá, primero debo desahogar un poco mi agenda — dijo Robert entre pesados suspiros.
— Sí, pero recuerda que debes atender a tu pareja, ¡tu vida no puede ser el trabajo, te lo he dicho siempre!
— Está bien, Catherine — dije algo apenado mientras llevaba uno de mis mechones tras mi oreja, mirando atentamente a mi suegra mientras trataba de justificar a mi prometido — Robert tiene mucho trabajo pendiente, además yo debo empezar pronto las clases, así que igual tendremos que posponer las vacaciones por algo de tiempo.
— Es una pena, son una pareja jóven, merecen gozarse el uno al otro — dijo Catherine algo apenada, logrando que su hija y su esposo rodaran los ojos con molestia, dichos gestos me hicieron agachar la mirada con pesar.
— Ya veremos, mamá — dijo Robert dando un sorbo a su vino, sujetando mi mano suavemente, sonreí ante tal tacto, Robert pasó toda la noche mimándome y consintiéndome sutilmente, tal vez se sentía culpable por nuestra discusión de ayer, personalmente yo me sentía muy avergonzado también.
Me alertó escuchar cómo el celular de Robert sonaba desde la mesa, él sin dudarlo dos veces corrió la silla hacía atrás y se levantó para ir a dicho sitio.
— Discúlpenme un momento — dijo mientras alborotaba mi cabello y se iba a tomar el teléfono, me extrañaba lo desesperado que lucía por contestar el celular, pero más me extrañó ver cómo al contestarlo decidió ir a hablar a solas en la cocina, eso se me hizo muy peculiar, y a Taylor sociópata le daba muy mala espina.
-
— ¿Sabías que si bebes un vaso de jugo de uva por la nariz, te saldrán raíces por los oídos? — dijo Charlie mientras movía sus dedos de forma misteriosa, yo le miré extrañado cuando dijo eso; estábamos sentados los niños y yo en el comedor, éramos los únicos que quedaban, ellos esperaban a que Lorenzo terminara de comer, y yo esperaba a que Robert terminara de hablar por teléfono para que terminara de cenar, empezaba a estresarme que llevara casi quince minutos hablando por teléfono.
— Estoy seguro de que eso no es posible, Charlie — dije mirándole algo divertido.
— ¿Tú qué sabes, Madonna? ¿te has bebido un jugo de uva por la nariz o qué? — clamó Will de forma incrédula.
— Una vez me metí un crayón por la naríz, y creo que todavía tengo un poco de color morado acá dentro, así que eso cuenta — dije tocando mi nariz con mi dedo índice, haciendo a los tres niños reír por mi anécdota, ¿era falsa? en realidad no, yo de niño sí era muy desquiciado.
— ¡Terminé! — clamó Lorenzo mientras alzaba sus manos y sonreía ampliamente, sonreí de lado al ver su rostro lleno de grasa y restos de espagueti, me recordó mucho a mi hermanito Tyson, a quien extrañaba como nunca.
— Bien, ahora lárguense de aquí, cada minuto que paso con ustedes se me pega lo tonto — dije burlonamente mientras los veía bajarse de los asientos del comedor.
— ¡Al menos nosotros no tenemos crayones en el cerebro! — dijo William mientras guiaba a los dos pequeños a las escaleras.
— ¡Ese fue un golpe bajo! — dije entre risas mientras los miraba irse, suspiré frustrado mirando la comida de mi novio, carne tiesa con ensalada tibia y algunos fideos pálidos, ya ni daban ganas de comérsela.
— ¿Porqué tan solo? — susurró una voz ronca detrás de mí que llevaba sus manos a mi cuello para hacerme alzar la mirada y verlo atentamente.
— Te esperaba — murmuré con algo de seriedad para quitar sus manos de mi cuello — ¿Quién te llamaba?
— De la oficina, nada importante — murmuró sentándose junto a mí para terminar de comer, yo apoyé mis codos en la mesa para ver a mi novio con algo de seriedad.
— Hablaste mucho para no ser algo importante — dije con algo de severidad, Robert me sonrió cínicamente mientras llevaba sus pulgar a mis labios.
— Eres tan hermoso — susurró acariciando mis labios sutilmente — Y más hermoso te ves cuando estás celoso — agaché la mirada con vergüenza cuando él me dijo eso, odiaba no ser capaz de discutir cuando él se disponía solamente a decirme cosas bonitas — ¿Quieres irte a dormir ya?
— Sí por favor — murmuré cerrando sutilmente los ojos — Estoy exhausto.
— ¿No dormiste nada en la tarde?
— Dormí un poco, pero los niños llegaron y me despertaron — susurré algo adormilado — Esos diablillos, llegaron sin avisar, ¿lo puedes creer?
— Les empieza a gustar pasar tiempo contigo, y creo que es recíproco — murmuró mirándome atentamente, yo le miré algo extrañado cuando dijo eso — ¿Me equivoco?
— No, solo... es extraño — dije mirando a otro lado con vergüenza — Ellos me recuerdan mucho a cómo fue mi infancia con Tyson, no fue tan felíz, pero al menos no teníamos el uno al otro.
— Tú cuidabas de él, ¿verdad?
— Sí, así ha sido siempre, por eso me pone triste estar tan lejos de él, no saber cómo está, o si lo están tratando bien — susurré con algo de dolor agachando la mirada, Robert tomó mi mano para besarla suavemente.
— Pronto iremos para que lo visites, apenas me desocupe te llevaré a visitar a tu familia, te lo prometo, corazón.
— Gracias — dije sonriéndole de lado — En verdad, te lo agradezco de corazón.
— No me agradezcas — murmuró tomando mi barbilla para besarme con ternura, correspondí a sus besos mientras rodeaba el cuello ajeno con mis brazos, no dejaba de pensar en la dichosa llamada, pero eso me daba igual, justo ahora solo quería estar así con mi prometido.
Continuará
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