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14 - 'Idioteces'

— ¿Crees que exagero? — pregunté mirando a través de la pantalla de mi celular a la chica rubia que se disponía a desayunar mientras yo le hablaba de mis dificultades amorosas, debía esperar a medio día para poder llamarla, ya que era la hora en la que ella se levantaba para ir a la universidad, y así aprovechaba para hablar conmigo antes de irse — Sé sincera, Moni, ¡porque esto me está desquiciando!


— Mgh, te entiendo Ty, creeme, se trata de tu madre, pero debes admitir que Robert tiene algo de razón.


— ¡Por supuesto que la tiene Mónica! ¡Teddy es el ser humano más cuestionable que conozco! ¡es un sacrilegio no darle la razón a él! pero ella también tiene un punto, ¡Robert apenas y me habla de la boda!


— Ty, solo tienen cinco meses conociéndose, ¡cinco meses! ¡¿te quieres casar teniendo tan solo cinco meses con alguien, de los cuales solo llevas mes y medio viviendo con él?! — miré a través de la ventana de mi habitación con vergüenza — Escucha Taylor, no quiero que creas que estoy sobre alabando a Robert, pero date cuenta de que él solo quiere tu bienestar, que estés tranquilo, ¡y tu madre solo te llena de angustia!


— ... ¿Es muy poco tiempo para una boda, verdad? — pregunté con pena mientras volteaba a ver a mi amiga.


— ¡Oye, no estoy diciendo que no te cases! solo te estoy diciendo que tengas paciencia, nadie añora casarse contigo más de lo que Robert lo añora, solo debes esperar, él sabrá cuándo será el momento correcto.


— ¡¿Y qué le digo a Teddy?! ¡no me dejará en paz hasta que sepa que me casé! y si le digo que Robert está postergando la boda solo me seguirá insinuando que él no desea casarse.


— "Mamá, Robert está muy ocupado, y yo también empezaré a estudiar pronto, no podemos casarnos todavía" suena bien para mí — dijo ella mientras juntaba algo de fruta con su tenedor y se la llevaba a la boca.


— Se nota que no conoces a mi madre — bufé rodando mis ojos y rascándome la nuca, logrando que se vieran en la pantalla las marcas que habían dejado en mi piel la noche anterior.


— ¡Madre de cristo! ¡¿te chupó un vampiro?! — preguntó ella algo asombrada y risueña, sonreí apenado mientras posaba una mano sobre dichas marcas.


— Digamos que sí — murmuré entre sutiles risas apenadas.


— Dios santo Ty, no sé si sentir pena o envidia — sus palabras me hicieron reír a carcajadas.— ¿Porqué, tú y Spence tienen problemas?


— No "problemas" pero últimamente no hemos podido estar juntos como antes, apenas lo hacemos una vez a la semana — murmuró con frustración mientras apoyaba su codo sobre la tabla de la mesa — Las clases han estado espantosas estos días.


— No me lo imagino — murmuré soltando un pesado suspiro — Si te soy honesto, Robert y yo hemos tenido algunos problemillas de ese tipo últimamente.


— ¿Osea que eso de tu cuello fue una compensación?


— Digamos que sí — alcé los hombros sutilmente — Él está trabajando mucho, trato de no molestarlo, pero sí se nos está empezando a complicar todo.


— ¿Y qué piensas hacer con eso de que él quiere darte libertad?


— ¡No lo sé! esa es la parte que más me frustra, porque lo que más quiero es estar tranquilo con Robert, ¡y él cree que yo quiero irme de fiesta como un estúpido adolescente promedio! ¡¿por quién carajo me toma él?!


— Cálmate Ty, solo quiere que vivas todas tus etapas y experiencias.


— Lo sé, ¡y lo adoro por eso! pero yo no soy un sujeto que quiera "vivir etapas", solo me animo a beber con él o contigo, ¡de resto prefiero ni siquiera acercarme a una botella de licor!


— ¿Y qué de tus amigos del trabajo?


— ¡Jaj! ¡con ellos ni a la esquina! — exclamé levantándome de la cama para caminar a mi clóset y tomar mi maleta, Robert me dijo que empacara, así que iba a aprovechar para hacerlo mientras hablaba con Mónica — ¡Richard se la pasa diciéndome que estoy loco por querer casarme y vivir con una sola persona! y estoy muy seguro de que Page solo me habla por hipocresía.


— Espera espera espera, ¿que ese tal Richard qué? — preguntó ella mirándome con seriedad.


— ¡Sabía que te encantaría oír eso! — dije sonriendo de forma incrédula, Mónica me miraba con seriedad y algo de estrés.


— ¡¿Taylor porqué no me contaste de eso antes?!


— ¡Porque es una tontería, ni yo mismo me enfoco en hacerle caso! y sabía que eso te enojaría bastante.


— ¡¡Claro que me enoja!! ¡Robert es tu mundo, si él se entera de que ese tipo dice todo eso se va a volver loco, Ty!


— ¡¿Porqué crees que no quiero salir con él?! ¡he luchado porque Robert no se entere, pero ya es cuestión de tiempo, Mónica! tarde o temprano lo sabrá.


— ¿Y has pensado en lo que le dirás cuando lo sepa?


— Sí, pero igual sé que Robert no se enojará conmigo, solo me hará alejarme de Richard por completo, y eso es algo que yo ya estoy haciendo, así que — alcé mis hombros mientras llegaba a la cama y dejaba el celular sobre la misma y lo apoyaba en una de las almohadas para abrir la maleta y empezar a buscar ropa por toda la habitación.


— Igual debes tener cuidado, Ty, sabes que Robert odia que se te acerque gente con malas intenciones, enloquecerá cuando sepa lo que ese chico te está diciendo, sobre todo ahora que le estás haciendo tantas preguntas sobre la boda.


— Mis preocupaciones por nuestra boda no tienen nada que ver con Richard — dije algo frustrado mientras me acercaba a la cama y metía un suéter a la maleta — Lo único que me preocupa es que Robert se retracte, eso es todo.


— Dejó su empresa por ti, Taylor, ¡ese hombre te adora! — mis mejillas ardieron considerablemente al oír dichas palabras, sonreí por inercia mientras volteaba a ver a Mónica y le dedicaba una cálida sonrisa — ¿Lo ves? ¡tengo la razón, así que deja de pensar de más, por favor!


— ¿Si te sigo preocupando vendrás a golpearme? — pregunté entre risas.


— ¡Creeme cariño, a veces estoy a esto! — hizo un gesto con sus dedos que denotaba una cantidad mínima — ¡A esto de ir a Londres solo para estrangularte!


— Me encantaría que vinieras, así sea solo para estrangularme — dije tomando un par de calcetines y guardándolo en la maleta — ¿Cuándo vendrás a visitarme?


— No lo sé, Spencer y yo aún tenemos mucho por estudiar, pero en verdad quiero ir a visitarte, Ty, ¡y óyeme bien Taylor Atwood, si te casas sin que yo esté presente voy a cortarte las pelotas! — alcé asombrado las cejas en cuanto ella dijo eso.


— ¡Oye cálmate! ¿en verdad crees que yo me casaría sin ti? ¡necesito a alguien que evite que salga corriendo de la iglesia por el susto! — ambos empezamos a reír en cuanto yo dije eso último.


— En verdad te creo capaz de salir corriendo de los nervios — dijo ella mientras daba un sorbo a una taza de café que tenía a su lado y miraba la hora en el reloj de su muñeca — Dios santo, ya debo irme.


— Que te vaya bien, linda — dije doblando una de mis camisas.


— Adiós Ty, te quiero mucho cariño.


— Yo también te quiero mucho, Moni — dicho esto, ella colgó la llamada, dejándome solo con mi ropa, me frustraba pensar todo lo que tenía que doblar y organizar, la ventaja era, que tenía una excusa para estar encerrado en mi habitación el resto del día.


-



Al terminar con mi ropa, dejé la maleta en el piso y me dispuse a dormir una siesta, el sueño me estaba matando, necesitaba dormir al menos media hora antes de la llegada del clan Dawson, no era buena idea recibirlos con mal semblante.


Dormía plácidamente disfrutando del roce de las sábanas contra mi piel, se sentía tan bien poder descansar finalmente, aunque lo bueno dura poco, o al menos eso dicen por ahí.


El brusco sonido de la puerta de la habitación me hizo despertar de mi sueño, cosa que me hizo gruñir y mirar abrumado hacía los lados, los únicos en la casa éramos Teresa y yo, y ella entraba a la alcoba cada que necesitaba hacerlo, ¿quién tocaba de esa forma entonces?


— ¡¿Teresa porqué tocas así?! — reclamé levantándome de la cama y caminando descalzo hacía la puerta para abrirla, y apenas lo hice, me sorprendió ver a tres pequeños que me miraban sonrientes y algo burlones.


— ¡Hola Madonna! — dijeron al unísono.


— ¿Qué carajo hacen ustedes aquí? — dije mientras me rascaba la cabeza, seguía muy adormilado, apenas y lograba distinguir a las personitas que tenía en frente.


— Salimos temprano de la escuela y decidimos venir a visitarte — dijo William mientras me sonreía maliciosamente, conocía esa mirada, por lo que no dudé en preguntar:


— ¡¿Qué traman ahora, trío de demonios?! — dije sin pelos en la lengua, los padres me odiaban, pero los niños me querían mucho, y yo les tenía mucha estima también, por lo que bromeaba con ellos y les seguía el juego (hasta donde podía, por supuesto, ya que esos tres eran bastante maliciosos, a pesar de su corta edad).


— ¡Llévanos a Ratzzy's! — dijo Charlie sonriendo ampliamente.


— ¡Ni lo sueñen! ¿saben qué hora es?


— 04:15 de la tarde — dijo Lorenzo mientras sonreía y dejaba ver una pequeña abertura entre sus dientes, causada porque hace poco se le había caído uno de estos.


— ¡Exacto! ¡tarde! más bien vayan y esperen a que lleguen sus padres — los tres se quejaron mirándome con molestia.


— ¡No seas amargado, Madonna! — dijo Will.


— ¡Soy el más viejo de los cuatro, y al que van a matar si pasa algo, así que no me cuestionen! — dije señalándoles con seriedad, aunque me llamó la atención escuchar la voz de Teresa.


— ¡Niños! — dijo ella mientras se acercaba a nosotros con unas tazas de contenido humeante, esto me hizo arquear confundido una ceja.


— ¡Sí, chocolate! — dijo Lorenzo mientras los tres se acercaban a ella.


— Gracias Teresa — dijo Charlie.


— De nada, angelito — murmuró sonriendo y entregándoles una taza a cada uno.


— Emm, Teresa — murmuré acercándome a ella para susurrarle — ¿Cómo conoces a los sobrinos de Robert?


— Llegaron y me dijeron quiénes eran, se presentaron como todos unos caballeritos, me fue imposible no dejarlos pasar y hacerles algo caliente, el clima afuera está horrible.


— ¿Así y ya? — dije mirándole algo perturbado, en Detroit no se dejaba entrar a gente que apenas conoces, y en Inglaterra a veces le gritaba a Robert por dejar la puerta sin llave, sé que yo soy muy paranóico, pero entiendanme, es un cambio que a cualquiera le sorprende.


Ella me sonrió tranquilamente para darme una taza de chocolate caliente y guiñarme sutilmente el ojo.


— Deberías cubrirte, los niños son muy curiosos — susurró mientras señalaba su propio cuello, eso me hizo recordar que tenía unas marcas muy escandalosas en el mío.


— C-Claro, gracias — respondí entre susurros mientras la veía marcharse, di un sorbo a mi chocolate para dejarlo en la mesa de centro — Bien niños, espérenme aquí, iré por un suéter.


— ¿Y qué haremos si no nos llevarás a Ratzzy's? — preguntó William de mala gana.


— Cálmense, jugaremos algo en la consola hasta que lleguen sus padres — afirmé mientras caminaba a mi habitación para ir a cambiarme.


— ¡Aburridooo! — gritaron al unísono, yo preferí ignorarles e irme a cambiar la ropa, no quería preguntas incómodas sobre las marcas en mi piel, era sencillo responder si fueran adultos quienes las hicieran, pero eran niños, el mayor de ellos tenía quince años (edad que para mí era aún muy inmadura) así que preferí actuar como un adulto responsable, y esconder las marcas de pecado que había dejado mi prometido, y de paso aprovecharía para enviarle un mensaje a las madres de ellos para notificarles que estaban en casa de Robert, para que no creyeran que los habían secuestrado o ese tipo de cosas que creemos los padres que sí queremos a nuestros hijos.


-


— ¡¡Vamos Will, tú puedes!! — gritaba Charlie mientras Will jugaba contra mí en un videojuego de pelea que Robert me regaló unas semanas después de llegar a Londres, era una consola estupenda, y el juego era de mis favoritos, aunque solo jugaba cuando venían los niños.


— Aburridooo — canturree haciendo gestos de sueño mientras tecleaba los botones del control, yo estaba sentado tranquilamente estilo indio en el sofá, mientras William estaba de pie y sacudía varias veces el control tratando de hacer algún combo para ganarme, realmente me sorprendía ser bueno, jamás había jugado otro videojuego que no fueran las maquinitas del supermercado que te robaban tu dinero por intentar ganarte un peluche deforme — Mejor ríndete, niño, nadie me gana en esto.


— ¡¡Traga polvo, idiota!!


— ¡Oye oye, las palabritas, hay niños presentes! — dije mientras tecleaba y lograba hacer un combo con el que gané rápidamente.


— ¡¡Nooo!! — gritó mientras se dejaba caer de rodillas al suelo, Charlie y Lorenzo empezaron a reír, yo me levanté del sofá para hacer algunas reverencias y gestos victoriosos.


— ¡Inclínense ante el emperador de Tekken, niños!


— ¡Me toca a mí! — dijo Lorenzo mientras tomaba el control y se sentaba frente al televisor, me dio ternura verlo tan emocionado, de hecho, estar así con los tres me llenaba de ternura y nostalgia, me hacía recordar mi niñez junto a Tyson, y un ligero dolor en mi pecho empezaba a palpitar.


— Okey, pero te advierto que no seré piadoso — dije sentándome en el sofá y reiniciando el juego.


— ¡Olvídalo Lore! ¡yo no pude ganarle, a ti te va a hacer pomada! — dijo William mientras se sentaba junto a él.


— ¡Eso está por verse! — dijo el pequeño mientras hacía gestos que me hacían reír, y apenas empezamos el juego, teclee los botones con flojera, fingiendo que estaba dando mi mayor esfuerzo al jugar.


— ¡Ay no, un calambre en el pulgar! — dije haciendo gestos dramáticos.


— ¡¡Es tu oportunidad Lorenzo, aplasta a esa cucaracha!! — gritó William mientras agitaba los hombros de su pequeño primo.


— ¡¡No me presiones, estoy bajo mucha presión!! — gritó el pequeño mientras tecleaba rápidamente dichos botones, yo fingía dolor mientras miraba cómo mi personaje estaba a una barra de vida de perder.


— ¡¡Ya lo tienes!! — gritó Charlie mientras sujetaba con ambas manos su taza de chocolate caliente.


Los tres gritaron al unísono cuando finalmente lograron derrotarme, y apenas apareció la frase "derrotado" en la pantalla, los tres se levantaron de sus asientos y empezaron a caminar alrededor mío mientras cantaban una canción que inventaron para humillarme, yo fingía molestia, aunque me era imposible no reírme al ver su reacción.


— ¡¡Maddona perdió, es un llorón!! — repetían mientras caminaban alrededor mío, yo tomé un cojín y empecé a golpearlos a los tres de forma no muy fuerte.


— ¡Voy a acusarte con el tío Robert si me pegas! — dijo William mientras tomaba otro cojín y se cubría con él.


— ¡Tu tío Robert no está! — dije burlonamente para quitarle el cojín y seguir golpeándole, aunque oír una voz masculina llegar a la sala, me hizo quedarme quieto.


— ¿Porqué mi casa parece arcade barato? — dijo mientras llegaba al salón, los dos chicos más pequeños fueron corriendo hacía él para ocultarse detrás suyo, yo le miré sin saber qué semblante poner, lucía tranquilo, tan hermoso como siempre, pero recordar que estábamos discutiendo hace unas horas, me hizo agachar la mirada con vergüenza.


— ¡Taylor nos quiere pegar por ganarle en Tekken! — dijo Lorenzo mientras me señalaba con su dedo índice.


— ¡Por burroo! — murmuró William, yo en respuesta tomé el cojín y le di un golpe en el rostro que le hizo quejarse, y al mismo tiempo hizo a los dos pequeños reír — ¡¡Auuch!!


— ¿Mh, así que Madonna les ganó? — dijo él mientras sonreía maliciosamente y palmeaba los hombros de los dos pequeños — ¿Qué tal si me dejan jugar una partida contra él? — los tres chicos y yo miramos con asombro a mi prometido, quien empezó a recoger las mangas de su camisa mientras me miraba con una sonrisa retadora.


— ¡¿Qué?! — dijimos los cuatro al unísono.


— ¿Qué pasa? ¿no me creen capaz de ganar un simple videojuego?


— Sí pero— traté de hablar, pero las voces de Lorenzo y Charlie me interrumpieron.


— ¡Ven tío Boby! — dijeron los dos mientras jalaban al mayor de los brazos y lo guiaban al sofá, yo me senté en dicho sitio para tomar el control y mirar cómo los pequeños se esmeraban en explicarle a mi prometido como funcionaba la mecánica del juego, era tierno ver a Robert convivir con sus sobrinos, él siempre era muy atento y paciente con ellos, "sería un padre estupendo" rebotaba por mi mente cada que lo veía en dichas situaciones, pero yo rápidamente sacudía mi cabeza con vergüenza para tratar de no darle vueltas al asunto, al fin y al cabo, ambos éramos hombres, la única manera de tener familia era adoptando, y ni siquiera estaba seguro de que Robert quisiera llegar tan lejos conmigo, porque yo era bueno como un niñero a corto plazo, pero ¿como padre? tan solo pensar en eso me asustaba, ahhh amada ironía, ¿te he dicho cuánto te odio?


— ¡Enseñale quien manda, tío Bob! — dijo Will mientras se sentaba junto a mi prometido al igual que hicieron Lorenzo y Charlie.


— Haré el intento, niños — dijo él mientras sonreía de forma cínica y alzaba los hombros, me miró de reojo y me guiñó sutilmente el ojo, cosa que me hizo sonreír de forma algo apenada.


En cuanto el juego inició, yo empecé a teclear botones rápidamente, trataba de ganarle a toda costa, era una cuestión de orgullo ligada con las ganas de demostrar que aunque él me hacía morder la almohada cada noche, yo podía ganarle en algunas cosas, y nuevamente, la ironía llegaba a joderme los planes.


— ¡¿Ah?! — jadee al ver cómo el personaje de Robert golpeaba al mío con furia, me sorprendía la habilidad que este tenía para oprimir esos odiosos botones, gracias a Dios no tomamos el tiempo, porque habría quedado más en evidencia la humillación que me dieron.


— ¡¡Sí!! — gritaron los tres chicos al ver cómo mi personaje caía al suelo sin más, yo chasquee mi lengua y dejé de lado el control para voltear a ver a Dawson con algo de seriedad, él me sonrió de forma burlona mientras alzaba los hombros cínicamente — ¡¡Madonna perdió, es un llorón!! — repetían al unísono mientras marchaban alrededor mío y de Robert, ambos nos quedamos viéndonos mutuamente de forma coqueta, de no haber estado los niños ahí, seguramente nos habríamos comido a besos.


— Bien jugado — dije extendiendo mi mano hacía él.


— Te lo agradezco — murmuró estrechando mi mano juguetonamente — Cuando quieras puedo volver a ganarte.


— Podemos tener la revancha cuando nos dejen solos — murmuré mientras dejaba de lado el control y caminaba hacía la cocina, no sin antes voltear a ver a Robert de forma coqueta, él sonrió mirándome de arriba a abajo, los chicos seguían gritando y riendo sin prestarnos atención, solo por eso me permití ser algo atrevido, no me gustaba ser muy coqueto frente a ellos, frente a nadie en realidad, pero por alguna razón, sentí en ese momento unas ganas tremendas de dejarle claro a mi prometido lo mucho que lo deseaba, a pesar de que la discusión de temprano seguía rondando por mi mente, "déjate de idioteces Taylor" me repetía mentalmente mientras sonreía juguetonamente, era mi forma de decirme a mí mismo que ya eran suficientes discusiones por el momento, ¿lo cumplí? a medias, pero vaya que lo intenté. 



Continuará


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