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136 - 'Apoyo'

— ¡Ah, a-ah! ¡ay Robert no pares! — chillé arqueando la espalda ante los bruscos movimientos que daba mi esposo contra mi cuerpo, haciéndome temblar y jadear de intenso placer.


— Shh — me susurró al oído — Vas a despertar a Mónica y a Rose.


— ¡Ah! ¡deja de moverte tan rápido entonces!


— Gimes más alto cuando te lo hago lento — murmuró tomándome del cabello para jalarlo de forma brusca y hacerme echar la cabeza hacía atrás, para verlo fijamente a los ojos — Además, Mónica sabe que te estoy dando tu regalo de graduación.


— Pero Rose no-¡ah! R-Rose no sabe lo que hacemos, ella no entiende estas cosas.


— Tranquilo, no haré que Rose nos escuche — dicho esto, hundió mi cara en una almohada para darme una brusca embestida que me hizo temblar de golpe, y morder la almohada de manera muy brusca — Mgh, carajo doctor Dawson, coger con usted es riquísimo.


— Cretino — gimotee ahogadamente.


— Mgh, tengo una idea — murmuró mientras se apartaba de mí, para recostarse boca arriba y palmear su regazo sutilmente — Ven aquí, gatito.


— ¿Qué planeas? — murmuré de mala gana.


— Quiero hacerte un exámen final — afirmó mientras me tomaba de las caderas y me hacía sentarme en su miembro, tuve que morderme con fuerza el labio inferior para evitar gemir ahogadamente.


— ¡Mgh! ¿d-de qué carajos estás—


— Fuiste el mejor estudiante de tu curso, ¿no? pues bien, ilustreme, doctor Dawson — murmuró mientras me sujetaba las caderas con firmeza — ¿Porqué no me da una explicación detallada sobre lo que le ocurre a su cuerpo mientras estamos teniendo sexo?


— ¿Es chiste? — dije con recelo.


— Vamos, quiero oírte — gimotee suavemente al oírle decir eso, me costaba mucho pensar en algo que no fuera el pene de mi esposo bien metido dentro de mi cuerpo, pero él quería ponerme a prueba, y no iba a dejar pasar la ocasión para demostrar que mis notas no eran solo una pantalla de humo.


— B-Bueno... — murmuré tomando sus manos para colocarlas a los lados de su cráneo, y verlo a los ojos con deseo e intensidad — Una de las cosas más obvias, es que, durante el sexo se producen neurotransmisores como la oxitocina, dopamina, y vasopresina; los cuales nos hacen tener una sensación de bienestar muy gratificante.


— Interesante — afirmó viéndome fijamente a los ojos, mientras un leve rubor se posaba en sus mejillas — ¿Qué más puedes decirme?


— Nuestro cerebro provoca también una vasodilatación periférica, lo que nos provoca sonrojos como el que estás teniendo justo ahora — murmuré apretando las manos de mi esposo, para después soltarlas y pasar las mías por su pecho bien formado — También coordina un incremento en la frecuencia respiratoria y cardíaca; nuestra piel se vuelve más sensible, las terminales sensoriales se tensan, y de esta forma, es más fácil responder a las caricias propiciadas por nuestra pareja sexual.


— Creo que entiendo el punto — murmuró con voz ronca, haciéndome temblar al notar cómo su "problema' se iba haciendo más y más grande en mi interior.


— Se desencadena una respuesta de la glándula suprarrenal, la que produce esteroides, epinefrina y norepinefrina, sustancias que controlan varias funciones corporales, entre las que destacan la presión arterial, y el ritmo cardíaco — afirmé pasando mi mano por los pectorales ajenos.


— Eres brillante — murmuró tomándome con fuerza de las caderas para empezar un lento vaivén que me hacía jadear suavemente — Prosigue.


— ¡Ah! A-A medida que el tiempo pasa, se eleva la producción de cortisol para-¡Ah! a-aumentar los niveles de glucosa de la sangre, lo cual nos proporciona más energía que nos hará capaces de abrazar, a-apretar y-¡Ah, t-también gritar así!


— ¿Y qué pasa cuando tienes un orgasmo, eh? — preguntó dándome una nalgada brusca, que me hizo jadear con fuerza.


— ¡Ah! Ay qué rico — gimotee sacando la lengua — S-Se produce una intensa activación neuronal en varias partes del cerebro, d-desde el hipotálamo, l-la corteza prefrontal, y-y el-¡Ah, más rápido!


— No dejes de hablar — gruñó acelerando su vaivén.


— ¡Ah, el tálamo y-y el sistema límbico! — chillé arqueando la espalda — L-Los órganos sexuales deben enviar señales al cerebro para llevarlo a cabo, a-a través de terminaciones nerviosas, transmitiendo información táctil, auditiva, y visual — murmuré viendo fijamente los ojos de mi esposo — Llegamos a nuestro-¡ah! p-punto de excitación más alto, l-la tensión arterial sube, el cuerpo libera varias hormonas, y finalmente se libera la presión de nuestro cuerpo y nuestros genitales.


— ¿Me das una demostración de tu exposición, doctor?


— ¡Ah, a-ay qué rico! — chillé tomando las manos de mi esposo para empezar a subir y bajar mis caderas de forma brusca, viendo embobado ese par de hermosos ojos azules que me estaban trastornando tanto — ¡Ah, Robert, mi amor!


— Adelante, doctor Dawson, quiero verte venir gimiendo mi nombre.


— Bésame — le rogué — Bésame, o-o haré mucho ruido.


— Ven acá — gruñó tomándome del cuello para darme un hambriento beso húmedo e indecente, del que sobresalían nuestros roncos gemidos de placer.


Empecé a temblar de golpe mientras empezaba a venirme sobre la piel de mi esposo, el espasmo corporal me hizo moverme de forma muy vergonzosa, pero él me abrazó con fuerza y me mantuvo aferrado a su cuerpo, mientras empezaba a venirse él también en mi interior.


— ¡Ah! — jadee al apartarme del beso, mientras un delgado hilo mantenía conectadas aún su lengua y la mía — Dios santo, Robert.


— Enserio conoces tu oficio — afirmó pasando su mano por mi cuello, haciéndome sonreír de lado con cansancio.


— Eso creo — murmuré risueño — Pero no aprendí sobre orgasmos en la universidad, lo aprendí contigo.


— ¿Enserio? — preguntó coquetamente — ¿Así que podría decirse que soy tu "mentor" por así decirlo?


— Mi mentor, mi musa, mi alumno, y el mejor compañero de prácticas — dije para tomarlo de los hombros y volver a besarlo con deseo, besos a los que él me correspondió sin aguardar ni un solo segundo.


-


Me levanté muy temprano al día siguiente, planeaba salir con Mónica un rato, ella se ofreció en acompañarme a hacerle su chequeo mensual a Rose, además de que debía comprar unas cosas en el supermercado, y salir solo con Rose al super se me complicaba bastante, afortunadamente Mónica tiene un don innato para lidiar con desquiciados, siendo yo el primero en su lista.


— Ni loco compraré esa maldita leche descremada — gruñía mientras empujaba el carrito de compras, ella reía por debajo mientras sujetaba a Rose entre sus brazos.


— Ojalá que a Rose no le afecte la mudanza.


— No creo que lo haga, mientras Robert y yo estemos cerca sé que ella estará tranquila — afirmé mientras tomaba unas cosas de las despensa y las metía al carrito, aún notaba a Mónica nerviosa, sobre todo cuando llegamos al pasillo de los pañales y productos de bebé — Maldición, odio con el alma estas toallas húmedas, no humectan nada e irritan la piel del bebé.


— Oye Ty... — murmuró mirándome con atención — ¿T-Tú crees que— trató de hablar, pero de repente mi celular resonó, y eso me hizo interrumpirla de repente.


— Ay, perdón Moni, dame un minuto — dije tomando mi celular para contestarlo — ¿Hola?


— ¿Ya estás en el consultorio del imbécil? — escuché la voz de mi esposo de repente, y al oírlo no pude evitar reír con ironía.


— No, mi amor, sigo en el supermercado con Moni.


— Bien, así Mónica evitará que te beses con ese pobre imbécil.


— Ay Robert por favor — bufé entre risas — ¿Cuántas veces debo decirte que ese sujeto no me gusta?


— Le brillan los ojos siempre que te ve llegar.


— Pero es porque tú pagas una cantidad obscena de dinero cuando de la salud de Rose se trata.


— ¿Crees que dejaré que mi hija enferme por ahorrarme unos centavos? ¡ni en chiste!


— Y por eso te amo — murmuré riendo suavemente — Descuida, no va a pasar nada entre él y yo, es una promesa.


— Más te vale, si llega a suceder algo lo voy a saber.


— ¿Por quién, por Mónica? — pregunté incrédulamente.


— ¿Se te olvida que a Rose se le está soltando la lengua? — en cuanto él dijo eso, miré de reojo a mi hija, quien me miraba con una sonrisa pícara que me hizo arquear la ceja con recelo — Por cierto, ya me enteré que no fue Algodón quien derramó café sobre la alfombra de la sala.


— No te oigo amor — dije mientras alejaba el teléfono de mi oído — ¡La señal está fallando, debo ir al-ya me— colgué de golpe el celular para guardarlo en mi bolsillo, y acto seguido, voltee a ver a Rose con seriedad — ¡Pequeña traidora!


— ¡Tadora! — repitió riendo con inocencia, oírle me hizo suspirar y reír por debajo.


— Ahh, no puedo enojarme contigo — dije alborotándole el cabello con sutileza, para luego voltear a ver a Mónica con curiosidad — ¿Qué querías decirme, Moni?


— Yo... n-nada — contestó sonriendo con sutileza — S-Solo quería preguntarte si tardaremos mucho en el consultorio, empieza a darme hambre.


— Ush, a mí igual, mejor vayamos ya a la clínica para poder irnos a comer hamburguesas — dije empujando sutilmente el carrito de compras, mirando de reojo cómo Mónica sonreía y jugueteaba con Rose, era tierno verla así, aunque seguía sintiendo que me estaba escondiendo algo, "ojalá no sea algo grave" pensé, pero lamentablemente, la ironía siempre llega y me da lo que menos le pedí.


-


— Todo parece estar en orden — dijo el pediatra mientras le daba una paleta a mi hija — Ten, te portaste muy bien hoy, Rossie.


— He notado que estornuda mucho últimamente.


— Tal vez solo vaya a resfriarse por el cambio de clima — admitió empezando a escribir una receta médica para entregármela — Ten, estos son algunos medicamentos que puedes darle, en caso de que enferme.


— Gracias — murmuré guardando dicha receta, aunque me abrumó notar cómo el sujeto me sonreía cálidamente.


— ¿Su esposo está trabajando?


— Ah sí, es un hombre muy ocupado — dije con algo de frustración.


— Es una pena, debe ser difícil cuidar solo de una bebé — tragué en seco al oír las palabras del doctor, miré disimuladamente a Mónica, ella me observó con asombro y algo de burla, odio tanto cuando las circunstancias acaban dándole la razón al cretino de mi esposo.


— S-Sí, lamentable, pero bueno, yo lo amo, él me ama, todo encaja bien — admití sonriendo con nerviosismo, para estrechar rápidamente la mano ajena — Se lo agradezco mucho doctor, s-si no hay nada más, ya me voy entonces.


— Sí, ya terminamos por hoy— no pude dejarlo hablar por completo, ya que rápidamente le interrumpí.


— ¡Perfecto! entonces me retiro ya — dicho esto, cargué a Rose entre mis brazos y salí de aquel consultorio junto con Mónica, quien no paraba de mirarme burlonamente ante lo que acababa de ocurrir.


— Parece que eres un rompecorazones, Ty.


— Me lleva el demonio — gruñí, mientras tomaba la receta que él me dió y la revisaba — Mh, estos medicamentos no me convencen, mejor compro de otro tipo, este tiene varios efectos adversos como provocar vómito, fatiga y— hablaba algo distraído, hasta que Mónica se paró frente a mí para verme con absoluto terror y nerviosismo.


— C-Creo que estoy embarazada — admitió pesadamente, yo me quedé helado cuando la escuché decir eso, me llevó varios minutos poder salir de mi shock, y al hacerlo, mi primera reacción fue tomarla del cuello de su suéter y verla con pánico y seriedad.


— ¡¡¿Cómo que "crees"?!! — reclamé.


— ¡T-Tengo un retraso de un mes, n-no estoy segura de qué tan buena señal sea esa!


— ¡¿Y no se te ocurrió ir a revisarte con un doctor?!


— ¡¡Tenía miedo!! ¡¿de acuerdo?!


— Ay madre santa — jadee mirando a los lados con preocupación, y rápidamente se me ocurrió tomarla del brazo para ir con ella al pasillo de ginecología de aquella enorme clínica.


— ¡¿Adónde vamos?!


— ¡No pienso dejar esto como un asunto de "creo", Mónica! ¡mucho menos tratándose de ti!


— ¡Pero Taylor— trató de negarse, pero fue en vano, me la llevé casi obligada al consultorio, necesitaba resolver nuestras dudas de una buena vez.


-


— Debiste decirme apenas llegaste — gruñí mirando atentamente cómo ella miraba a otro lado cruzada de brazos y con semblante penoso.


— ¿Para qué? si sabía que me ibas a regañar.


— ¡No te habría regañado! — dije de forma algo brusca, aunque luego de unos segundos tomé aire, traté de regular mi tono de voz, y voltee a ver a mi amiga con atención — Moni, sabes lo importante que eres para mí, no quiero que me ocultes las cosas, mucho menos tratándose de tu salud.


— No he tenido el valor ni siquiera para hacerme una prueba, Ty, ¿crees que tenía el valor para darle la cara a mi mejor amigo? — murmuró con pesar, me dolía mucho verla así, por eso traté de dejar de lado mi actitud "extremista", y decidí sonreírle ampliamente y darle un cálido y reconfortante abrazo.


— Tranquila linda, sé que todo saldrá bien.


— ¿Y si está positiva la prueba? — cuestionó.


— Significa que Rose tendrá un primo — dije tranquilamente, pero ella solo me miró con nerviosismo — ¿Porqué tan asustada? ¿te preocupa la idea de ser mamá?


— No, yo... l-la verdad la idea siempre me pareció tierna, pero... m-me preocupa lo que Spencer opine.


— Si él te da una mala respuesta sobre esto, entonces él se lo pierde — dije con algo de molestia, odiaba que Moni sufriera por lo que "podría pensar o decir" ese imbécil, irónico ¿no? yo siempre moría de miedo por lo que Robert podía pensar o decirme, pero no me agradaba la idea de que mi amiga pasara por ese calvario, sobre todo con un sujeto que aún hoy en día, me hace arquear una ceja con fastidio.


— ¿Crees que estoy lista para ser mamá? — murmuró con nerviosismo, yo le sonreí cálidamente para acariciarle la mejilla.


— Por supuesto que lo estás, Moni — dije mientras le apretaba las mejillas — Eres una mujer fuerte, lista, de un enorme corazón, estoy seguro de que serás una mamá estupenda.


— ¿Enserio lo crees, Ty?


— Moni, si yo puedo con un bebé, que soy un desastre ambulante ¿qué te hace creer que tú no podrías? — dije con algo de cinismo, que finalmente logró sacarle una carcajada de alivio a mi mejor amiga.


— Pues... a decir verdad, creo que puedo hacerme cargo de un bebé — murmuró suavemente — Ya terminé la escuela, tengo una relación estable, u-un bebé es el siguiente paso.


— Paso para el que estás lista — dije tomando sus mejillas y apretándolas sutilmente, aunque me alertó notar que Rose no estaba en el sillón donde la senté, cosa que me hizo levantarme de golpe y ver a los lados de aquella sala de espera con terror — ¡Ay por Dios!


— Ella estaba aquí hace un minuto — dijo Mónica abrumada,yo me fui corriendo a buscarla por los pasillos de la clínica, rogando porque no se le haya antojado saltar de una ventana, o correr por las escaleras, ser padre hace que tu paranoia se multiplique considerablemente.


— ¡¡Roselyn!! — grité mientras corría por los pasillos helados de la clínica, seguí corriendo hasta que llegué al área de pediatría, pasé junto al consultorio del doctor Louis (el sujeto que atendía a Rose, y que parecía estarme coqueteando), no creí que vería a Rose ahí, pero para mi sorpresa, ella estaba sentada comiendo una paleta, mientras el doctor hablaba por teléfono con alguien.


— Ah, olvídalo Lindsay, ya llegó el padre — decía él, yo no me detuve ni a responder preguntas, sólo me fui corriendo hacía ella para abrazarla con fuerza.


— ¡Ay por Dios, que susto tan horrible me diste! — dije mientras la cargaba y la miraba con seriedad — ¡¿Cómo se te ocurre perderte así?!


— Paleta — dijo mostrándome la golosina que el doctor le dió, gruñí por debajo tratando de controlar mi mal genio heredado por Teddy, ya que él solo me gritaba "jalale las orejas y castigala por hacerte pasar estos sustos" pero yo no era de castigar físicamente a Rose, y si se me hubiera ocurrido hacerlo algún día, Robert me habría matado, no lo dudo en absoluto.


— Ahh, debo vigilarte más — murmuré pesadamente para ver de reojo al doctor — Le agradezco mucho que la detuviera, doctor Louis.


— Descuide señor Dawson, es parte de mi trabajo hacer esto.


— Bien pequeña revoltosa, hora de irnos — dije para caminar junto a Rose hacía la puerta del consultorio, aunque me detuve al oír cómo ese sujeto me llamaba de repente.


— Ah, señor Dawson, yo... me preguntaba si estaría ocupado mañana por la noche — le miré totalmente perturbado en cuanto el sujeto me dijo eso, ¿enserio pensaba llevar ese coqueteo irracional mucho más lejos?


— Emm, l-la verdad tengo planes, doctor Louis — murmuré sonriendo con algo de incomodidad,él suspiró sutilmente para sonreír de lado y verme con algo de decepción.


— Creo que he malinterpretado las cosas ¿no es así? — cuestionó pesadamente — Ahh, asumí que usted tenía... ya sabe, problemas matrimoniales.


— Oh no no, lo siento doctor Louis, pero... m-mi matrimonio está muy bien — admití, él sonrió con pesar al oírme decir eso.


— Lo entiendo, le pido mil disculpas.


— No se preocupe — traté de irme de nuevo, pero el sujeto volvió a hablar.


— S-Señor Dawson, si algún día llegara a... ya sabe... ¿cree que podamos salir? — me quedé muy abrumado en cuanto el sujeto me dijo eso, ¿era eso un chiste, había una cámara oculta en el consultorio acaso?


— N-No creo — dije con pena — Verá doctor, m-me mudaré a Nueva York, así que... — alcé los hombros sin saber qué más decir, el sujeto suspiró con algo de decepción al oírme decir eso.


— Lo entiendo — murmuró sutilmente.


— I-Igual gracias por la... p-preferencia — "¿preferencia? ¿eres imbécil?" rebotó en mi mente de golpe, sé que soné estúpido, pero entiéndanme, ¡no tenía idea sobre qué decir!


— Cuídese mucho — dijo amablemente mientras me acompañaba a la puerta del consultorio, yo no dudé dos segundos en irme rápidamente, tratando de desaparecer ese amargo sentimiento de incomodidad de mi cuerpo.


— ¡¿Ves las cosas por las que me haces pasar?! — regañé a Rose, pero ella solo comía inocentemente su paleta e ignoraba mis palabras, heredó tal habilidad de Robert, sin duda alguna.


— ¡Ty! — vi de repente cómo Mónica salía de un consultorio con unos papeles en la mano, por lo que me fuí casi corriendo hacía ella.


— ¡¿Qué ocurre?! ¡¿qué te dijeron?! — pregunté con nerviosismo, ella me miró con pena, pero luego de unos segundos empezó a reír con sutileza.


— Positiva — admitió, yo me quedé helado al oírla decir eso, no podía creerlo, mi Mónica, iba a ser mamá.


— Oh Moni — clamé para ir hacía ella y abrazarla con fuerza, estaba muy conmovido, emocionado, preocupado y asustado, supongo que ella lo estaba también, lo noté por la forma en que tembló cuando me abrazó, eso me hizo notar lo frágil que era mi mejor amiga, "ella siempre te apoya, debes demostrarle mucho apoyo ahora que ella más te necesita" pensé de inmediato, fue un pensamiento abrupto, muy cierto, sí, pero yo lo llevé a los extremos, y llevarlo a los extremos, me llevó a tomar una de las decisiones más importantes y serias de mi vida, cuestionable al principio, pero hoy en día no puedo estar más feliz de haberla elegido.



Continuará


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- Gema


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