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135 - 'Graduación'

Los tres salimos de la oficina de Robert y nos fuimos juntos a pasear un rato, el clima estaba fresco, ni muy caluroso ni muy frío, por lo que quisimos ir a caminar a un parque para que Rose paseara un poco, y mientras nosotros terminábamos de "hablar" sobre nuestra situación.


— Anoche leí mucho sobre ese hospital al que quieres irte — dijo Robert mientras miraba atentamente cómo Rose corría tras unas hojas cafés — Es muy elogiado, y muchos profesionales han salido de él con honores.


— Sí, yo también leí eso — respondí cruzándome de brazos y viendo fijamente a Rose igualmente — Aunque leí sobre Nueva York, y es una porquería hecha ciudad, ya entiendo porqué la odias.


Él rió con ironía al escuchar mis palabras. Me miró de reojo mientras llevaba uno de mis mechones negros tras mi oreja.


— Giselle quería vivir en Nueva York por mero capricho — admitió — Quería residenciarnos ahí, incluso me perjuró que sería buena idea poner una sede Dawson en Manhattan, lamentablemente yo noté tarde que ella solo me estaba manipulando — volteó a verme de reojo con una sonrisa sutil — En cambio tú, trataste de abordar el tema delicadamente, y yo actué como un bruto contigo, enserio lo siento, Ty.


— Descuida, estabas en tu derecho — murmuré suspirando sutilmente — Tienes razón, no puedo ser egoísta, debo pensar que ya somos tres, bueno... cuatro contando a Algodón, y cinco con Teresa — dije riendo por debajo, aunque me alertó escuchar unas palabras salir de los labios de Robert.


— Tienes razón, ya no podemos seguir pensando con egoísmo — admitió tomándome de la barbilla para hacerme verle a los ojos — Debo empezar a pensar en lo que es mejor para nosotros, no solo para mí.


— ¿D-De qué estás hablando?


— Lo estaba pensando, lo digo en serio, incluso hice algunas llamadas en mi oficina al llegar — dijo mientras sacaba un folleto de su saco y me lo mostraba, era una guía de turismo, donde especificaba ciertas cosas sobre Nueva York — No pienso fingir que me entusiasma la idea, pero no pienso cometer el error de obligarte a renunciar a tus sueños por mí, Taylor, no sería correcto, sobre todo considerando que yo fuí quien te prometió cumplirlos en primer lugar.


Jadee al escuchar las palabras de Robert, no podía creer lo que me estaba diciendo, mi corazón latía con muchísima fuerza, no sé cómo no me desmayé de la impresión.


— ¿P-Pero qué hay de tu familia? ¡¿e-el trabajo?!


— El trabajo es adaptable, y ahora Rose y tú son mi familia, y cualquier sitio en el que yo esté con ustedes, será un hogar para mí — me sonrojé de golpe al escucharle decir eso, mi pecho latía con muchísima fuerza, no sé cómo mi corazón no abandonó mi tórax de lo fuerte que estaba palpitando.


— ¿L-Lo dices enserio, mi amor?


— Claro que lo digo enserio, Taylor — recalcó, y al oírle, yo no pude evitar irme sobre él para colgarme de su cuello y besar sus labios con emoción.


— ¡Ay Robert! ¡n-no sabes cómo te agradezco esto! — clamé entre lágrimas de emoción, lágrimas que él limpió mientras me observaba con ternura.


— Agradéceme no volviendo a dudar nunca del amor que te tengo, y de todo lo que yo sería capaz de hacer por ti, Taylor; aunque mis palabras lleguen a ser abruptas y poco sutiles — susurró delicadamente mientras llevaba varios de mis mechones tras mis orejas.


— Es una promesa — dicho esto, besé suavemente los labios de mi esposo, besos a los que él me correspondió con el mismo nivel de ternura y delicadeza.


-


Los días siguientes fueron de planeación, preparación, adaptación, y en el caso de Robert, resignación. El trato consistía en que sólo estaríamos en Nueva York en mi época de clases, y cuando estuviera libre, volveríamos a Londres sin pestañear, aunque igual debíamos empacar y prepara todo para el viaje, y con "todo" nos referíamos a avisar a nuestros seres queridos, y a rogarle a Teresa que se mudara con nosotros, no sé cómo carajos logramos que accediera, fue casi un milagro sin duda.


— ¡Taylor date prisa! — escuché unas voces gritarme desde la sala de la casa, yo estaba muy ocupado arreglando mi ropa para la ocasión, era un día muy importante, no quería lucir harapiento.


— ¿Todo listo? — habló mi esposo al entrar a la habitación, y al verme con aquella toga y el birrete puestos, sonrió conmovido y se acercó hacía mí para besarme los labios con dulzura.— Mgh, ¿me veo bien? — pregunté entre besos.


— ¿Bien? estás precioso — admitió tomando mis mejillas y apretándolas un poco — No sabes lo orgulloso que estoy de ti, mi cielo.


— Bastaa — dije entre risas nerviosas, tomando el cuello ajeno para besar a mi esposo de forma lenta y muy sensual — Mgh, ¿puedes darme mi regalo de graduación?


— Al volver — insistió — Vámonos ya, si tardamos más nos perderemos la ceremonia.


— ¡Batallé casi seis años por ese maldito título, no me lo van a quitar como si nada! — reclamé, sacándole a Robert una ligera risa burlona.


— No lo harán, lo sé — susurró acariciando mi cuello suavemente — Pero quiero que lleguemos a tiempo para verte subir al podio por tu título.


— ¿Estás orgulloso? — pregunté con emoción, él sonrió ampliamente para tomar mis mejillas y acariciarlas suavemente.


— He estado orgulloso desde el día en que te conocí — me sonrojé de golpe al oírle decir eso — ¿Y tú, te enorgulleces de ti mismo?


— ¿Enorgullecer? ¡por primera vez en mi vida me siento con un ego desproporcionado! — clamé cínicamente, logrando que mi esposo sonriera coquetamente.


— Me gustan tus desproporciones — susurró llevando su mano a mi cadera para acariciarla de forma sensual — Pero hablemos de eso al volver ¿de acuerdo?


— De acuerdo — asentí para tomar a Robert de la muñeca y jalarlo fuera de nuestra habitación, en la sala nos esperaban Teresa, Yelena, Mónica, y la familia de mi esposo, mucha gente que miraba con entusiasmo cómo yo finalmente había logrado cumplir mi meta, me emocionaba verlos tan felices por mí, sobre todo a Robert, quien no dejaba de alardear con todo el mundo sobre el hecho de que "su esposo se graduó con honores, e iría a Nueva York a hacer su internado en uno de los hospitales más prestigiosos del mundo", amo que mi esposo sea un completo presumido.


-


— ¿Y cuándo vas a irte? — murmuraba Shawn en mi oído, mientras yo observaba atentamente a las personas que iban subiendo a la tarima a medida que les iban llamando para entregarles sus títulos y demás conmemoraciones.


— Robert aún está preparando el departamento, supongo que quiere esperar a irnos después del cumpleaños de Rose — susurré para evitar que nos regañaran.


— Una última navidad en Londres, suena tan melancólico.


— No será la última, no me voy a erradicar en Nueva York.


— ¿Porqué no? Es una ciudad enorme y muy hermosa.


— ¿Qué tiene de hermoso edificios y autos descontrolados? además de gente con mal genio y una economía dispareja — renegué, y al hacerlo sentí un escalofrío abrumador recorrer mi cuerpo, empezaba a sonar igual que Robert con respecto al viaje a Nueva York, ¿qué seguía, ahora él haría el papel del chiquillo inseguro que no quiere viajar con el hombre al que ama? En serio esperaba que no fuera así, ya había tenido suficiente drama con respecto al tema de nuestras mudanzas constantes, no quería más discusiones bobas y sin razón.


— Taylor Dawson — habló el profesor que entregaba los títulos, oírle me hizo ponerme de pie al instante, e ir rápidamente a recibir eso con lo que había estado soñando desde los catorce años.


Subí al podio y caminé al sitio donde me darían mi título, miré de reojo hacía la multitud, me emocionó mucho ver a mi esposo de pie aplaudiendo y sonriéndome con orgullo, me costó mucho contener el llanto en ese momento, afortunadamente la euforia me sirvió como un "escudo protector" para evitar que yo cometiera la estupidez de empezar a llorar a mitad de ceremonia.


— Se lo agradezco — dije al recibir el documento en cuestión, también me dieron una medalla y un certificado por mis notas excepcionales, jamás imaginé que podría lograr tanto en mi vida, si alguien me hubiera dicho todo lo que conseguiría en el futuro, mi yo de veinte años no se lo habría creído en absoluto.


Estreché la mano del profesor y bajé del podio, moría por ir a abrazar a Robert, pero debía esperar a que finalizara el acto de promoción, y la verdad terminó bastante rápido, pero yo me sentía demasiado ansioso y entusiasta, así que para mí, la espera se hizo eterna.


Apenas el acto terminó, salimos del salón donde se estaba llevando a cabo, todos mis compañeros salían tranquilamente con sus familiares, pero yo salí corriendo para irme hacía mi esposo y colgarme de su cuello.


— ¡Lo logré! — clamé pegando mi frente con la suya — Lo hice.


— Sabía que lo harías — susurró mi esposo con galantería, pasando su mano por mi rostro y dándome un cálido beso en los labios — Siempre lo supe.


— Te amo — susurré pegando mi frente con la suya, aunque luego de unos segundos voltee para irme hacía Teresa, quien tenía entre sus brazos a una pequeña de cabello negro que me miraba con emoción — ¡A ti también te amo, nenita hermosa!


— Papi Ty e dotor — balbuceó mientras se colgaba de mi cuello, Robert y yo reímos por igual al oírla, tenía unas ocurrencias demasiado tiernas.


-


Luego del acto de graduación, Robert y Benny nos llevaron a un club muy lujoso para celebrar, mi esposo no dejaba de presumirme con cada conocido suyo al que nos topábamos, me mataba de la ternura que hiciera eso.


— ¿Y en qué área vas a especializarte? — preguntó Benny, manteniendo a Shawn pegado a su cuerpo, cosa que Robert también hacía conmigo, qué raro era salir con una pareja en igualdad de circunstancias que nosotros.


— Estoy considerando mucho entrar a cardiología — admití mirándole con detenimiento, riendo por debajo a causa de los sutiles jalones que Rose le daba a mi gorro de graduación.


— Cardiología es una rama muy buena — dijo mi suegra — Y Taylor es muy bueno en lo que hace, sé que le irá muy bien.


— Lo sigo pensando en realidad — dije tomando aire — Es una carrera interesante, pero sigo teniendo mis dudas al respecto.


— No te apures — dijo Robert galantemente — Tienes todo el invierno para pensarlo.


— Te lo agradezco — susurré pegando mi frente con la suya, estuvimos a punto de besarnos, pero la voz de nuestra hija nos interrumpió.


— Tengo hambe — se quejó, logrando que todos los presentes empezaran a reír.


— Ahh, ¿no son lindos los bebés? — dijo Shawn mientras miraba de reojo a Bernard con una sonrisa suplicante — Benny mi amor, ¿cuándo tendremos uno?


— No seas caprichoso, cielo — dijo él mientras le apretaba las mejillas a mi amigo — Tendremos hijos cuando sea tiempo de tenerlos.


— Eso dije yo, y mírame ahora — dijo Robert cínicamente mientras acariciaba el cabello de Rose y el mío, yo reí con ternura al oír sus palabras.


Miré de reojo a la persona que estaba sentada a mi lado, ella siempre reía y ponía cara de emoción cuando se hablaba sobre bebés, solo que esa vez, ella estaba muy callada, y en cierto modo, apenada, una expresión que me hizo alzar una ceja de inmediato con recelo.


— ¿Te sientes mal, querida? — le preguntó Yelena, imagino que ella también notó que algo le estaba pasando a Mónica.


— Ah, n-no, no se preocupen, estoy bien — recalcó con nerviosismo, nerviosismo que noté, desde luego, y que me hizo sentir un desagradable escalofrío recorrer mi cuerpo, luego de lo que pasó con Teddy me volví muy paranoico (más de lo habitual, así es), no me gustaba sentir que me ocultaban cosas, mucho menos tratándose de una de las mujeres más importantes de mi vida.


— ¿Cómo van los planes de mudanza? — preguntó mi cuñada, creí que ella sería la primera en odiar el hecho de tener que llevarme a su hermano a Nueva York, para mi buena suerte, ella no se mostró seria ni enojada conmigo, tomó el tema con mucha calma, algo que me alivió muchísimo.


— Excelentes — dijo Robert — Calculo que para enero estaremos en Nueva York.


— Será difícil tenerlos lejos por tanto tiempo, pero sé que lo hacen por el futuro de Taylor — dijo mi suegra con algo de pena, ella al igual que Alice, siempre estuvo en contra de que Robert se alejara de sus raíces, no obstante, ella estaba contenta porque yo realizara mi especialización, así que tomó el viaje a Nueva York como un "viaje" que hacíamos por obligación, y del que regresaríamos apenas tuviéramos oportunidad.


La reunión siguió su curso con tranquilidad, todos platicábamos alegremente, yo trataba de no tomar mucho alcohol, desde que tuve a Rose me volví más "cuidadoso" con mi consumo de licor, sabía que yo borracho hacía muchas idioteces, y desde luego, no quería que mi hija me viera cometer estupideces.


Aprovechando que en un momento de la noche acompañé a Mónica al bufette para tomar algo que comer, decidí dejar los misticismo, y opté por preguntarle de frente, es decir, yo no guardaba secretos nunca con Moni, ¿porqué tendría que preocuparme el hecho de hacerle una simple pregunta a mi amiga?


— ¿Qué te ocurre? — cuestioné, ella me miró curiosa y algo divertida.


— N-Nada Ty, ¿porqué crees eso?


— ¿Pasó algo entre Spencer y tú? ¿le molestó que vinieras por mi graduación?


— ¡No no, las cosas entre Spencer y yo están bien! e-estoy cansada por el viaje, eso es todo.


— Si estás cansada, quédate más tiempo a descansar, así convivimos más tiempo — afirmé mirándola con tranquilidad y algo de seriedad, sentía que a Mónica le pasaba algo, pero no tenía el coraje de decirme.


— No Ty, s-siento que solo sería molestia.


— ¿Cuándo has sido molestia para mí? — dije palmeándole el hombro — Pasa invierno conmigo ¿sí? lo voy a necesitar en verdad, no sabes lo horrible que es pasar navidad sin Teddy.


— Creí que Rose te ayudaba a mantener la mente ocupada.


— Lo hace, sí, pero me duele pensar que mi madre no pudo conocer a mi hija — admití sonriendo con dolor, pero luego de unos segundos sacudí la cabeza y miré a Moni de manera suplicante — ¡Por favor, Mónica! ¡incluso puedes decirle a Spencer que venga, yo no tengo problemas con eso!


— Ty yo... — tomó aire sin saber qué decirme, luego de unos segundos de silencio fue que decidió responder — B-Bien, pero no prometo quedarme por tanto tiempo.


— ¡Eso es! — clamé yendo hacía ella para abrazarla con fuerza, abrazo al que mi amiga correspondió sutilmente, yo no pude evitar mostrar un semblante curioso ante la poca emoción con la que me abrazó, "¿qué te ocurre?" pensé, mientras pasaba mi mano suavemente por su cabello rubio.


— Disculpen — habló una voz conocida cerca de nosotros, se trataba de Robert, quien me sonrió galantemente mientras extendía su mano hacía mí — ¿Puedo invitarlo a bailar, doctor Dawson?


— Amo cómo suena eso — murmuré con emoción — ¿Me das un segundo, Moni?


— Claro — respondió sonriéndome de lado, yo me aparté de ella para irme hacia Robert y caminar con él hacía el centro de aquel salón, donde había mucha gente bailando, sorprendentemente.


— ¿Le ocurre algo a Mónica, cariño? — preguntó mi esposo.


— No lo sé, dice que no, pero siento que algo le pasa, tal vez discutió con Spencer y no quiere decirme.


— Si discutió con él, dile que puede quedarse con nosotros.


— Le dije que puede quedarse, incluso le rogué para que lo hiciera, pero no... no sé, está actuando muy raro.


— Tal vez solo le preocupa el final de la universidad y el inicio de su carrera profesional — explicó mientras se paraba conmigo en la pista de baile, tomándome de las manos y apegándome a su cuerpo.


— Probablemente — murmuré pegando mi frente con la suya — ¿Porqué me invitaste a bailar?


— ¿Acaso ya lo olvidaste? dijiste que querías bailar conmigo en tu graduación.


— ¡Oh cierto! ¿cómo pude olvidar eso?


— Han pasado cuatro años desde entonces, nos casamos, tuvimos una hija, nos han pasado muchas cosas desde entonces — explicaba mientras empezaba a bailar conmigo al compás de la música, apegándome a su cuerpo y mirándome a los ojos coquetamente.


— Es cierto — admití sonriendo por debajo — Nuestra vida ha cambiado mucho desde que nos conocimos.


— Así es, la única constante es el amor que sentimos el uno por el otro — afirmó mientras posaba una de sus manos en mi espalda baja.


— Y lo seguirá siendo — afirmé tomando su mejilla suavemente — Porque yo no quiero alejarme de ti jamás, Robert.


— Ni yo de ti, mi amor — susurró tomándome del cuello para plantarme un cálido beso en los labios, beso al que correspondí de manera lenta y muy dulce, ignorando totalmente a todas las personas a nuestro alrededor, juraría que el tiempo se detuvo mientras yo bailaba junto a mi esposo, algo de lo que yo no me di cuenta, hasta que de forma repentina e inesperada, se hizo hora de irnos a casa. 



Continuará


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- Gema



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