131 - 'Sanador'
— Aba — balbuceaba mi pequeña mientras tomaba algo de papilla con su manita y se la metía a la boca, sin dejar de ver fijamente al televisor.
— El sujeto que creó ese programa debe estar nadando en billetes — decía Robert mientras cortaba algunas zanahorias, yo le escuchaba con atención, aunque estaba ocupado repasando algunas cosas para un exámen.
— No sé quién sea, pero está haciéndome odiar con creces a los dinosaurios.
— Es un dinosaurio amigable — dijo Robert burlonamente volteando a verme.
— ¡Me está volviendo loco! — gruñí, cosa que hizo a mi esposo reír por debajo — ¡"Te quiero, bailemos"! ¡eso me está desquiciando!
— Pero a tu hija le encanta — dijo mi esposo con cinismo — Así como a ti te encanta ir al consultorio del doctor Weiland cuando yo no estoy.
— ¡Ay Robert por Dios santo! — bufé, logrando que él riera incrédulamente — ¿Solo lo haces por fastidiarme, o realmente te dió celos que llevara a la niña al doctor sin consultarte primero?
— Lo dejaré a tu imaginación — dijo alzando los hombros con cinismo, en verdad estaba considerando seriamente la idea de cambiar de pediatra, todo para que Robert me dejara en paz con ese tema, pero al mismo tiempo, sentía que me lo merecía, porque yo actuaba exactamente igual que él cuando estaba celoso, ¿la diferencia? es que yo casi nunca me equivocaba en ese aspecto.
— ¡Aba, aba! — clamó Rose, haciéndome levantar de mi asiento para ir a sacarla de su silla y cargarla entre mis brazos.
— ¿Qué pasa, nenita? ¿al fin te hartaste de ese maldito dinosaurio?
— ¡No maldigas frente a la niña, Taylor, por amor de Dios! — gritó Robert desde la cocina, yo arrugué el ceño riendo por debajo al oírle decir eso, yo fuí el primero en acordar que debíamos moderar nuestro vocabulario para que las primeras palabras de Rose no fueran obscenidades, el problema, era que el más boca sucia era yo.
— ¡Lo siento! — dije entre risas, a las que Rose me correspondió posando sus manitas en mis mejillas.
— ¡Abi! — sonreí tímidamente al oírla, se notaba que ya quería hablar, pero aún se le dificultaba hacerlo bien.
— Sí mi cielo, abi — murmuré sonriéndole con ternura, a veces sentía que me entendía, que aún cuando sus ojos mostraban curiosidad y poco entendimiento, ella era consciente de todo lo que ocurría a su alrededor.
-
— No entiendo porqué debo estudiar tanto sobre tumores cerebrales, si no voy a aplicar para neurología — renegaba mientras leía un libro enorme sobre tumores cerebrales, escuchando de fondo cómo mi esposo le cantaba a mi hija para que se durmiera, le cantaba "Nikita" de Elton John, muchas veces le grité por esto, pero al parecer a Rose le gustaba, así que no hubo mucho que yo pudiera hacer al respecto.
— No cuestiones, debes de tener un conocimiento completo, aunque no quieras aplicar para eso; y a todas estas ¿porqué no quieres ser neurólogo eh? es muy buena especialidad.
— Demanda mucha concentración, mucho pulso, mucha exactitud, demasiada presión para mi gusto — respondí cambiando de página — ¿Porqué, quieres que aplique para ella?
— Quiero que apliques para lo que te guste, Ty; pero me gustaría que pensaras con tiempo el tipo de especialidad que vas a tomar, es una decisión importante, debes pensarlo bien.
— No amor — dije sonriéndole con incredulidad — No más presión por ahora ¿sí? estoy que vomito del estrés.
— ¿Quieres que te ayude a estudiar?
— No, descuida, se vé que estás cansado, termina con Rose y durmamos ¿de acuerdo?
— Jaj, ¿terminar? ¡Esta pequeña posesiva no me quiere soltar! — reclamó mientras me mostraba cómo la pequeña estaba aferrada al suéter de mi esposo, dicha imágen me hizo reír con ternura.
— Aww, déjala dormir hoy con nosotros ¿sí?
— Como digas — suspiró para ir conmigo a la cama, acostar a Rose en medio de la misma, y acurrucarse junto a ella, realmente me costaba creer que ella no era hija nuestra, o bueno, más que nada hija de Robert, el parecido entre ambos era abismal.
— Buen trabajo, papi — le felicité pasando mi mano por su cabello, mi esposo sonrió de lado para tomar mi mano y besarla suavemente.
— ¿No vas a dormir también?
— Debo repasar un poco más, duerme tranquilo, yo los vigilo a ambos.
— Te amo — susurró de forma galante y hermosa, haciéndome sonrojar y sonreírle por inercia.
— Yo también te amo — respondí besándole la frente con ternura, luego besé la frente de Rose, pero ella poco o nula atención me prestó, estaba ocupada durmiendo profundamente, tal vez soñaba con el odioso dinosaurio al que veía día y noche, o solo soñaba con que íbamos los tres a la playa, ¿quién sabe? a mí no dejaba de intrigarme todo lo que podría estar pasando por la mente de mi pequeña hija.
No sé cuántas horas estuve despierto leyendo y leyendo libros, solo sé que los ojos me pesaban, y ni hablar de la terrible migraña que me aquejaba, creí que moriría del dolor de cabeza que tenía.
— Bien, suficiente por hoy — dije cerrando el libro para dejarlo tirado en el suelo junto a la cama, y recostarme en la cama junto a Robert y a Rose, ella estaba pegada al pecho de él, con sus manitas apretando el suéter negro de mi pareja, verlos así me causaba muchísima ternura, y un calor en mi pecho que me hacía sonreír ampliamente.
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A partir de aquel punto de mi vida, entré a la "etapa final" de mi demandante carrera en medicina, la universidad acaparó por completo mi atención los meses siguientes, aunque claro, los pocos momentos donde yo no estaba estudiando o pensando qué especialidad tomar, eran completamente de Roselyn y de Robert.
— Sí, me parece bien — hablaba por teléfono mientras caminaba por la sala de un lado a otro, yo no le prestaba mucha atención a sus palabras, estaba ocupado leyendo un libro sobre enfermedades congénitas muy raras, y enserio me estaba esforzando por entenderlo.
Mientras Robert hablaba por teléfono y yo estudiaba, Rose miraba la televisión, comiendo algo de fruta que Teresa le cortó, yo estaba sentado en el suelo, apoyándome en la mesa de centro de la sala, así podría vigilarla mientras estudiaba.
— Me parece bien, Benny, pero deberíamos hablar primero con los inversionistas para asegurar su cooperación — explicaba mi esposo mientras paseaba por la sala, de vez en cuando pasaba detrás de mí y me acariciaba la nuca, gesto que me hacía reír por debajo y sonrojarme de golpe, lo admito, era difícil concentrarme con un hombre guapo acosándome, sobre todo sabiendo que ese hombre guapo tenía tantas ganas de desvestirme como yo tenía de desvestirlo a él.
Tan concentrado estaba en mi libro, que no presté atención a un ruido que provenía del sofá, una ninja sigilosa se estaba bajando del mismo con cautela, pero yo estaba tan distraído que ni siquiera me di cuenta de que Rose caminó esos pocos pasos del sofá a donde yo estaba, para pararse a mi lado y abrazarme el cuello.
— ¡Abi! — dijo al llegar conmigo.
— Sí nena, dame un minuto — dije cambiando de página, pero de golpe mi cerebro hizo click, y de inmediato voltee para verla con asombro y emoción — ¡Oh por Dios!
— ¿Qué ocurre? — dijo Robert mientras se acercaba a nosotros, y al ver a Rose de pié, colgó de inmediato el teléfono para verla con emoción igualmente — ¡E-Está caminando!
— Vé con papi Robert, nena — le dije mientras señalaba el sitio donde Robert se estaba poniendo de rodillas para recibirla, y apenas se agachó, Rose salió corriendo hacía él, sin siquiera tambalearse, yo no pude evitar gritar con emoción cuando la vi llegando con él.
— ¡Lo hiciste linda! — dijo él para abrazarla con fuerza apenas llegó — ¡Esa es mi hija!
— ¡Qué emoción! — clamé al ir con ellos y agacharme también para besar la frente de Rose — Buen trabajo, nenita, ¡lo hiciste excelente!
— ¿Hacerlo bien? ¡lo hizo increíble! — dijo Robert con orgullo — ¡Jaj, no veo la hora de refregárselo a George en la cara!
— ¡No seas cretino! — le regañé, tomando las mejillas de Rose y apretándolas suavemente — Qué orgulloso estoy, Rossie.
— Que camine significa que ya puede tomar cosas — murmuraba Robert al ponerse de pie para ver nuestro alrededor con preocupación — ¿Cuántas cosas peligrosas hay en este sitio?
— Pobre de Algodón ahora que lo puedes alcanzar — dije al hacerle cosquillas a la nena, aunque Robert me ignoró totalmente, estaba muy ocupado pensando qué era seguro y qué no para la bebé ahora que podía caminar.
— Debo ir a comprar unas cosas — dijo él mientras iba al sofá para tomar el saco de su traje y ponérselo de nuevo.
— ¿Adónde vas? — pregunté con fastidio mientras me ponía de pie.
— Iré a comprar protectores para los tomacorrientes, también algunas rejas para que no use las escaleras, y hay que deshacernos de los adornos de vidrio — afirmó señalando una figura de pingüino que adornaba la mesa de centro, figura que Rose trataba de alcanzar con sus manos.
— Tú amas esa escultura — renegué.
— Irá en mi oficina, oficina en la que pondré rejas para que ella no pueda entrar.
— Estás exagerando, como siempre — dije mientras me cruzaba de brazos, aunque ambos volteamos de golpe al ver cómo ella se iba corriendo hacía la cocina.
— ¿Decías? — preguntó incrédulamente, yo le miré con fastidio para irme detrás de la bebé, mientras él salía a comprar todas las cosas que necesitaba para acondicionar nuestro hogar, y sí, lo adivinaron, nuestra casa se volvió un espacio controlado a prueba de niños y de idiotas, ¿porqué digo lo de "idiotas"? porque yo mismo era incapaz de quitar todos los seguros que Robert puso en cada rincón de la casa, pero en mi defensa, ¡eran cosas ridículamente complejas!
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— ¡Roselyn vuelve aquí! — grité mientras corría detrás de ella por toda la sala — ¡Roselyn si tu padre llega y te vé usando solo un pañal me va a ahorcar!
— ¿No quiere vestirse? — preguntó Teresa al acercarse a nosotros.
— ¡No, y Robert llegará en cualquier momento! ¡si vé a la niña en pañales con este frío, me hará dormir con el perro!
— ¿Ese perro? — preguntó Teresa mientras señalaba al pobre animal al que mi hija estaba abrazando, o mejor dicho, "ahorcando".
— ¡Roselyn! — grité para correr hacía ella, pero ella empezó a correr de nuevo, riendo burlonamente mientras escapaba de mí, Robert tenía razón, esa niña no podía parecerse más a mí.
— ¡Oye oye! — clamaba ella mientras corría por toda la sala, afortunadamente ya había soltado al perro, pero aún no se dejaba atrapar para nada.
— ¿Cariño? — habló la voz de mi esposo mientras subía por las escaleras, y al verle, Rose de inmediato fue corriendo hacía él, "trágame tierra" pensé al ver a la bebé ir enloquecida hacía mi esposo, quien, como podrán intuir, miró abrumado y muy serio a su princesa en pañales.
— ¡Abi!
— ¿Rose qué cara— se corrigió antes de decir una obscenidad frente a la bebé — ¡¿Qué diantres haces en pañales?! ¡¡Taylor!!
— Hora de huir — dije mientras me daba vuelta con intenciones de irme corriendo, pero antes de poder escapar, la voz de Robert me hizo frenarme en seco.
— ¡¡Taylor Dawson!! — reclamó mientras se me acercaba con la bebé en brazos — ¡¿Me explicas por qué nuestra hija está casi desnuda con un clima tan frío como el de hoy?!
— ¡No se dejaba poner su suetercito! — me excusé, pero mis excusas no bastaron, igual Robert me miró con molestia.
— Ven Roselyn, hasta yo tengo frío, no imagino cómo debes estar tú.
Dicho esto, se fue con ella en brazos a su habitación, dejándome solo en la sala con Teresa (quien veía todo el show desde una esquina de la habitación).
— Ahh, ¿hueles eso, Teresa? — dije volteando a verla con cinismo, ella me observó curiosa en cuanto dije eso — Sí, desde aquí lo huelo, hoy voy a dormir con el perro.
— No es para tanto — dijo ella mientras se me acercaba para palmearme el hombro — Vé y discúlpate, Robert sabrá entenderte.
— Bien — suspiré pesadamente para irme a la habitación donde estaban él con la bebé, ya imaginaba el regaño con el que me saldría, pero apenas abrí la puerta, ví a Rose salir corriendo usando solo su pañal nuevamente.
Voltee a ver a Robert con una sonrisa incrédula, él me miró con severidad mientras se cruzaba de brazos, con el suéter de la bebé en su mano.
— Disculpa, no oigo el "tenías razón" ¿podrías repetirlo un poco más alto? — dije burlonamente, él rodó sus ojos con fastidio mientras iba a tratar de capturar a la diablilla que reía y corría por toda la sala, yo al principio me quedé viéndole y riendo por debajo, pero ya después de un rato decidí ayudarle a atraparla, nos llevó una hora poder capturarla y vestirla, no saben cómo me causó gracia ver la cara de horror que ponía mi esposo al ver a su "delicada princesa" corriendo por toda la sala en pañales, de haberse quitado el pañal, probablemente Robert habría sufrido un infarto del horror.
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— Y ella es tu tía Raquel, está muy loca — decía mientras le mostraba a la bebé un álbum de fotos, a veces me gustaba buscar cosas para entretener su mente inquieta, y lo crean o no, ella miraba las fotos con atención, e incluso las reconocía.
— ¡Abi! — clamó mientras señalaba una foto de Robert sentado en la playa en nuestra luna de miel.
— Sí, buen trabajo cielo — le besé la cabeza para cambiar la página del álbum, aunque sentí un nudo formarse en mi garganta al pasar la página, y ver una fotografía de mi boda, en la que yo estaba abrazando a Teddy.
Sonreí con dolor mientras pasaba mi mano por dicha fotografía, yo sonreía de oreja a oreja, mientras ella sonreía de forma más tímida, no había notado lo apagados que estaban sus ojos, hasta que finalmente supe por lo que estaba pasando mi madre en esos días, "yo estaba feliz, mientras ella estaba sufriendo" era un sentimiento que me carcomía la mente sin más, no lograba detenerlo, era demasiado sofocante.
— ¡Abi! — clamó Rose mientras me jalaba del suéter para hacerme prestarle atención, gesto que me hizo sacudir la cabeza, y limpiarme el par de lágrimas que empezaron a resbalar por mi rostro.
— Lo siento — susurré sonriéndole de lado, para hacer que viera esa foto — Mira nena, ese soy yo, junto con tu abuela Teddy.
Ella miraba detenidamente dicha foto, copiando mi acción de pasar su manita por ella.
— Ella no pudo conocerte, pero estoy seguro de que de haberlo hecho, te habría querido mucho — susurré con la voz algo quebradiza — Ella era difícil, pero sé que la habrías amado tanto como yo la amé.
— Bela — balbuceó echando la cabeza hacía atrás, viendo curiosa cómo yo seguía derramando varias lágrimas — ¡Abi!
— Perdón mi amor — dije quitándome de nuevo las lágrimas del rostro — ¿Sabes? tu papi Robert te quiso poner "Teddy" por ella, ese es tu nombre, ¿lo sabes?
Ella se quedó callada un rato, yo creí que no me entendería, pero, sorpresivamente, de la boca de mi hija salió una pequeña palabra, que me dejó totalmente perplejo.
— Teddy — murmuró casi a la perfección, haciéndome jadear con asombro, y verla con emoción y algo de pesar.
— Sí nenita, así te llamas.
— Bela Teddy — repitió, y al oírla por segunda vez ya no aguanté más el llanto, por lo que la apegué a mi pecho para que no me viera llorando de esa forma.
— Sí, así se llamaba — murmuraba entre lágrimas y jadeos, mientras mis manos temblaban y mi voz se iba quebrando — ¡¡Robeert!! — grité de forma brusca, imagino que lo asusté, pero en serio no quería llorar así frente a Rose, por lo que prefería que él se la llevara mientras yo superaba mi crisis.
— ¡¡¿Qué ocurre?!! — clamó al entrar de golpe a la habitación, y al verme llorando de tal forma, se acercó a nosotros para tomarme las mejillas y verme con preocupación — ¡¿Qué pasa amor?!
— Rose, e-ella dijo— no pude terminar de hablar, las lágrimas me lo impidieron.
— Tranquilo, respira — murmuró besándome la frente mientras tomaba a la bebé en brazos y la recostaba en su hombro para evitar que ella me viera llorar — Respira, todo está bien.
Me apegó a su pecho también para dejar que me desahogara, hacía mucho tiempo que no lloraba de esa forma, no sé si yo realmente me estaba reprimiendo, o si Rose destapó una herida que no había logrado sanar del todo, sea como sea, me conmovió muchísimo que mi hija dijera el nombre de mi madre de forma tan inocente como esa.
Pasó como una hora hasta que finalmente me calmé, Robert nos llevó a mí y a Rose a la sala para darme algo de té y ayudarme a calmarme, ella no dejaba de mirarme con curiosidad, me apenaba que ella me mirara de tal forma, pero no tenía manera de parar el llanto, supongo que es una de las secuelas de haber reprimido tanto el llanto en mi juventud.
— ¿Te sientes mejor? — preguntó mientras me mantenía pegado a su pecho y a Rose, ella mosdisqueaba una galleta que Robert le dió, mientras yo jugueteaba con uno de sus delgados mechones de color negro.
— Sí — admití suspirando pesadamente — No sabía que estaba tan mal.
— Te tomó por sorpresa — susurró mi esposo mientras me besaba la frente — Descuida, es normal.
— Aba — habló Rose mientras me tomaba la mano para apretar uno de mis dedos.
— Hola corazón — susurré besándole suavemente la frente — Lamento que me hayas visto así, no creas que fue por tu culpa.
— Bela Teddy — habló nuevamente, logrando que Robert sonriera con emoción, aunque al ver mi semblante nervioso y apenado, su sonrisa se fue desvaneciendo.
— Sí linda — dije mientras me sentaba y la tomaba en brazos para abrazarla con fuerza, mi pecho seguía latiendo de forma lenta y dolorosa, pero Rose lograba darme más consuelo del que alguna vez había podido creer.
— Abi Ty — balbuceó colgándose de mi cuello, sonreí con emoción al oírla decir eso. Voltee a ver de reojo a Robert, y él igualmente sonrió conmovido.
— Te está consolando — dijo él, suspiré tratando de no volver a romper en llanto, aunque fue en vano, comencé a llorar por debajo mientras acariciaba el cabello de mi pequeña y la apegaba a mi pecho, ya no lloraba de forma tan escandalosa y preocupante, ya era un llanto sutil y tímido, una especie de "llanto sanador" por así decirlo, porque después de hacerlo, logré sentirme más vivo que nunca.
Continuará
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- Gema
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