127 - 'Alivio'
— ¿Mónica sigue de viaje? — preguntó mientras me ayudaba a poner la mesa para cenar, los días pasaban con una lentitud muy abrumadora, ambos seguíamos algo afectados por el tema de Rose, pero afortunadamente ya no teníamos ganas de pelear, solo queríamos brindarnos apoyo mutuo en esos días tan pesados para ambos.
— Así es, de vez en cuando me envía algún mensaje diciendo que le está yendo bien con Spencer y su familia; estoy tratando de no molestarla, debe estar ocupada, la entiendo, cuando nos vamos de viaje también me cuesta responderle seguido.
— Me alegra que la esté pasando bien — dijo mi esposo mientras iba a la cocina para servir algo de vino.
— Se van a chupar los dedos con esta lasaña que hice — decía Teresa mientras llevaba una lasaña a la mesa.
— Qué bien huele — dije embobado sentándome en la mesa, casi nunca comíamos en el comedor, solo cuando teníamos cenas grandes con la familia de mi esposo, de resto, comíamos en la isla de la cocina, o en mi caso, en el sofá viendo telenovelas.
— ¿Mañana tienes clases, cielo? — preguntó Robert mientras llegaba con el vino y unas copas.
— No, tendré una semana libre, parece que algunos profesores se reportaron enfermos, así que nos darán algunos días libres para descansar, días que aprovecharé para estudiar.
— Así se habla — me felicitó sentándose a mi lado para acariciarme la mejilla, sonreí gustoso ante ese tacto de su parte — ¿Y cómo va esa clase más avanzada?
— Es muy fuerte — admití — Es procesar el doble de información en menos tiempo, muy agotador.
— Descuida, sé que podrás con todo eso.
— Yo también me siento capaz, es decir... jamás creí que podría ser uno de los mejores estudiantes de mi curso, en Detroit ni siquiera entraba en la lista de los diez mejores.
— En Detroit no te enfocabas de lleno en tu carrera, aquí tu única preocupación será eso, hasta el día en que te gradúes.
— Ya me lo has dicho muchas veces — murmuré riendo por debajo, tomando un tenedor para servirme algo de comida.
— Coman bien, todo está para chuparse los dedos — decía Teresa mientras colocaba un estofado y un puré de papas en la mesa.
— Santa virgen de méxico — dijo Robert mientras iba a servirse ese humeante estofado, no pude evitar reír al oír sus palabras, se notaba que amaba la comida de Teresa.
Luego de comer, Teresa se fue a dormir y Robert y yo nos encerramos en nuestra habitación, aunque no planeábamos dormir todavía.
— Ahh, m-más fuerte — gimotee al sentir las bruscas embestidas que me daba mi esposo — Robert mi amor, ¡Ah, a-ahí!
— Estás temblando mucho — me susurró al oído mientras se hundía más en mi cuerpo — ¿Te está gustando?
— C-Claro que sí — gimotee — Me encanta esto, l-lo sabes.
— Ven acá, gatito — murmuró jalandome de los brazos para cargarme con fuerza y seguir con aquel vaivén, viéndome fijamente a los ojos.
— ¡Ah, ah, Robert! — saqué la lengua mientras gemía con algo de fuerza.
— Shh, despertarás a toda la ciudad — murmuró besándome de forma hambrienta, beso al que correspondí con el mismo nivel de pasión y lujuria.
— Mgh — gemía entre ahogados besos muy lascivos, mi lengua y la suya se frotaban sin timidez alguna, mientras su cuerpo se adueñaba del mío y me provocaba un intenso éxtasis que me daba ganas de gritar con fuerza.
Mordí con fuerza la boca de Robert en cuanto el orgasmo me atacó repentinamente, él gimió por debajo al sentir tal mordida de mi parte, y al notar cómo yo empezaba a venirme, su cuerpo reaccionó de igual forma.
— Mgh, Taylor — jadeó echando la cabeza hacía atrás, dándome espacio para besarle y morderle el cuello, dejando marcas muy pronunciadas en el mismo.
— Ah, me gustas tanto — susurré besando el cuello de mi esposo, él rió por debajo mientras me sujetaba los muslos con firmeza.
— Cariño — murmuró con voz ronca, se notaba que seguía excitado — Mañana debo trabajar.
— Un poco más — le rogué de forma suplicante, él rió por debajo para recostarme en la cama y acurrucarse en mi pecho.
— Mañana debo madrugar, gatito lujurioso — susurró repartiendo besos por mi pecho — Pero creeme que si no tuviera que hacerlo, aún estarías gimiendo mi nombre.
— Dices cosas tan sucias — susurré jugueteando con su cabello negro, disfrutando de los besos y lamidas que daba en mi pecho — ¿Cómo va la alianza con Benny?
— Jamás había tenido un socio tan bueno — admitió alzando la mirada y sonriendo con gusto.
— Mh, me pones algo celoso — él rió cínicamente cuando dije eso.
— Por favor, ¿me crees capaz de engañarte, y con un anciano?
— Es chiste, sé que Benny ama el trasero de Shawn, y que tú amas el mío.
— Lo adoro — murmuró juguetonamente mientras doblaba mis piernas para frotarse de nuevo contra mi cuerpo — Haces que me vuelva loco por ti.
— Eso me gusta — gemí abriéndome de piernas, él sonrió para agachar la mirada y empezar a atenderme con su boca — ¡Ah, a-ahí no! ¡R-Robert!
Gemí con fuerza al sentir cómo metía dos de dos dedos en mi interior, al mismo tiempo que usaba su boca para atender mi hombría, era demasiado erótico para mí.
— ¡Para, n-no quiero! — chillé tratando de apartarlo, pero mi esposo hizo caso omiso a mis palabras por completo.
Mi vientre empezó a hormiguear de repente, Robert era tan bueno en el sexo oral, que me hacía perder la razón, era desesperante, pero se sentía tan bien que era ingrato decir que no me gustaba.
— Mgh, a-ah — chillé sentándome en la cama para apretar el cabello ajeno — S-Sigue Robert, d-dame más.
Jadee en cuanto me obligó a recostarme en la cama otra vez, para apretarme uno de los pezones mientras seguía con su labor, penetrándome con su otra mano, al mismo tiempo que su lengua se frotaba contra mi miembro, no sé cómo no sufrí un infarto del placer.
— ¡¡Ah, Robert!! — grité mientras empezaba a venirme en la boca de mi esposo — A-Ah, ay por Dios.
— Vaya, qué sabor tan bueno — susurró mientras se relamía algo de semen que adornaba su labio inferior, era vergonzoso ver a Robert así, pero miento si digo que no me gustaba.— Bien, ahora sí podemos dormir — dije suspirando con cansancio, él rió para acercarse a mi rostro y besarme en la boca, frotando su lengua contra la mía de manera nada sutil, sacándome jadeos de placer y sumisión.
-
A la mañana siguiente, Robert se levantó temprano para irse al trabajo, yo no quería que se fuera, el clima era muy fresco, perfecto para quedarme en la cama con mi esposo, pero lamentablemente él tenía que marcharse.
— Trataré de llegar temprano — decía mientras bajaba las escaleras principales conmigo en brazos.
— Noo — pucheree besándolo con ternura — Quédate conmigo.
— Mi amor — se quejó por debajo, dejando que yo tomara su mejilla y lo siguiera besando — Mgh, corazón, debo irme ya.
— No quiero quedarme solo — murmuré con pesar mientras él me bajaba.
— No estarás solo, tienes a Teresa y a Algodón para acompañarte.
— No puedo besar a Teresa y a Algodón — dije con pesar mientras me apegaba a él para abrazarlo — Y ellos no pueden hacerme el amor.
— Tayloor — me regañó, pero yo hice caso omiso a su regaño, solo le tomé de las caderas para besarlo lentamente.
Me apoyó contra una pared para seguirme el juego, acariciando mi pecho y mis muslos, al mismo tiempo que nuestras lenguas se frotaban de manera lenta y muy sensual.
— ¡Suficiente! — jadeó al apartarse de golpe del beso, dejándome con la lengua afuera y una expresión de deseo que a él mismo le hizo quejarse — ¿Porqué me haces esto, Ty?
— Perdóname, ni yo sé lo que me pasa — admití riendo tímidamente — Solo sé que no quiero que te vayas, amor.
— Trataré de llegar temprano, lo digo en serio — insistió tomándome de las mejillas para apretarlas suavemente — No te desesperes, ¿de acuerdo?
— De acuerdo — respondí con pesar, no me quedaba tanto tiempo solo en casa desde que se llevaron a Rose, tal vez era eso a lo que estaba tratando de huirle, al no querer quedarme todo el día sin mi esposo.
Robert besó mi frente con ternura, para caminar a la puerta e irse finalmente, dejándome solo, y sin saber qué hacer para matar el tiempo hasta que mi esposo volviera en la tarde.
Subí las escaleras y me fuí al sofá para acostarme en el mismo a ver televisión, no tenía tanta hambre últimamente, solo fumaba como chimenea, y comía cuando Robert me obligaba a hacerlo, y yo lo obligaba a él también.
-
— ¡Taylor, ven a comer! — escuché una voz que se me hacía muy conocida, miré a los lados tratando de ubicarla, todo a mi alrededor era muy brillante, había mucha luz, el cielo reflejaba un hermoso color naranja muy cálido.
— ¡Ya voy! — escuché una voz aguda y juvenil, y al aclarar mejor la vista, pude ver una mesa en un jardín, llena de comida, donde estaba sentado un sujeto de cabello negro que aparentaba tener no más de quince años, y a su lado, seacercaba aquella persona que acababa de hablar, un enano de cabello rizado y ojos cafés, con un golpe muy pronunciado en el ojo derecho.
— Siéntense a comer — habló una mujer de cabello negro, y que al verla, no pude evitar jadear con dolor.
— ¿Teddy? — murmuré acercándome a ellos, pero parecía que no eran capaces de notarme.
— ¿Mami puedo comer helado?
— Nada de helado, Taylor — regañó ella al niño, palmeándole la cabeza mientras le servía comida — Necesitas comerte tus vegetales.
— No es justo — se quejó, no pude evitar reír al ver aquello, era un recuerdo muy vago de mi juventud, yo tenía como seis o siete años en aquel entonces, Teddy lucía tan joven, tan sana, a pesar de que ya para ese momento había enviudado y había pasado por cosas desagradables, eso era un claro indicio de que, la tragedia que terminó de quebrar a mi madre, fue haberme perdido a mí, así como yo perdí a mi hija también.
— Está de visita — escuché a alguien hablarme, se trataba de esa Teddy, que se me acercó sonriendo cálidamente — Mi hijo Taylor, está de visita.
— ¿P-Perdona?
— Él no vive conmigo, servicios infantiles decidió que era lo mejor para él — admitió con dolor, mirando a otro lado — No me gusta que esté lejos, pero... conmigo no tendrá una buena vida, de eso estoy segura.
— ... Él estará bien — murmuré sonriéndole con timidez — Será difícil, pero sé que se adaptará, y será feliz en el futuro.
— ¿Y tú, tienes hijos? — sonreí sin saber qué decir, mis ojos se cristalizaron en seco.
— Una, se llama Roselyn. También me la quitaron los de servicios infantiles.
— Lamento escuchar eso, debió ser difícil — murmuró acariciando mi mejilla suavemente — Pero estoy segura de que no será por mucho tiempo.
— ¿Porqué lo dices?
— No tienen porqué alejar a un bebé de los padres que la cuidan con el corazón, y se ve en tus ojos que eres muy amoroso y tierno.
— ... Me hubiera encantado que la conocieras — murmuré — Es la criatura más hermosa que jamás haya visto.
— Cuídala, tal y como yo no pude cuidarte a ti, haznos ese favor a ambos.
— Lo haré — asentí con la cabeza, observando cómo mi versión más joven iba corriendo hacía Teddy, ella lo cargó en brazos para besarle la frente y sonreírle.
— Te amo, cariño; estoy muy orgullosa de ti, y te prometo que te estaré cuidando siempre.
Abrí los ojos de golpe al escuchar cómo alguien tocaba la puerta con insistencia, inhalé profundamente al ver a mi alrededor y hallarme acostado en el sofá, tal parece que todo había sido solo un sueño.
— ¿Están tocando? — pregunté mientras me sentaba en el sofá, rascándome la nuca y mirando de reojo a Teresa, quien venía saliendo de la cocina.
— Eso parece — dijo quitándose el delantal para ir a ver quién estaba tocando.
Cubrí mi rostro con ambas manos al quedarme solo, el pecho me quedó doliendo luego de aquel sueño tan peculiar, no sabía si realmente era mamá tratando de darme un mensaje, o solo era mi mente, atormentada por haber perdido a una niña que ni siquiera era mi hija, no sé decirlo a ciencia cierta.
Me levanté del sofá para ir a la habitación, aunque me alertó escuchar algunas pisadas provenir de las escaleras principales, "¿quién podría visitarnos a esta hora?" pensé, pero al ver a las personas que llegaron, me quedó claro que no era simplemente una visita común.
— Buen día — habló cierta mujer rubia a la que ya conocía, que venía acompañada de una mujer mayor que me miraba con desdén, pero lo que llamó por completo mi atención, fue la criatura a la que tenía la rubia entre sus brazos.
Yo no sabía qué decir, quería ir corriendo a abrazar a mi nena, pero sabía que no podía actuar precipitadamente, eso solo haría que desconfiaran más de mí.
— ¿Se encuentra su esposo en casa, señor Dawson? — volvió a hablar la rubia, yo negué con la cabeza mientras trataba de volver al planeta tierra.
— N-No, s-se encuentra trabajando.
— Oh, bueno, tendremos que esperarlo entonces, ¿tardará mucho en volver?
— I-Iré a llamar a su oficina — dijo Teresa mientras se apartaba para ir a llamar a mi esposo.
— S-Siéntense por favor — dije mientras las guiaba a los sofás, no dejaba de ver a Rose, quien estaba profundamente dormida en los brazos de la rubia — ¿A-A qué se debe esta visita?
— Han revisado su solicitud de adopción, y luego de la visita a su casa, se ha tomado una decisión — habló la mujer mayor, yo tragué en seco al escucharla, si decían eso, y traían a Rose consigo, solo podía significar una cosa.
— ¿E-Eso significa que— traté de hablar, pero unos pasos provenientes de la escalera, junto con el agudo ladrido de un perro, me sacaron de golpe de mis pensamientos.
— ¿Taylor sabes porqué Teresa me estaba— hablaba mi esposo mientras llegaba a la sala, aunque detuvo en seco sus palabras al ver a las mujeres en el sofá — Buen día.
— Amor — murmuré mientras me acercaba a él para tomarlo de las manos — Ya tomaron una decisión.
— ¿Qué? — dijo con asombro, no saben cómo me emocionó ver la expresión de gusto y asombro que puso mi esposo cuando vió a la bebé, aún estando en brazos de otra persona.
— Se decidió que ambos son perfectamente capaces de cuidar de la pequeña — dijo la mujer rubia mientras se colocaba de pie — De todas formas la corte quiere hacerles un seguimiento los primeros meses, pero ya pueden adoptarla legalmente sin problemas.
Jadee en cuanto la escuché decir eso, y sin dudarlo dos veces, fuí con ella para darle un abrazo, y acto seguido, le pedí que me dieran a la bebé para cargarla.
— Hola — dije sonriendo con emoción, mi pecho latió con mucha fuerza al poder ver de nuevo la sonrisa de mi nenita, quien me sonrió de vuelta con curiosidad, quiero creer que me extrañó tanto como yo a ella.
Robert habló con las damas sobre los detalles finales, después firmamos los papeles de adopción, papales que ella nos entregaron, debíamos tener una copia nosotros y una copia ellas, meras formalidades.
— Les agradezco mucho — decía Robert mientras las acompañábamos a la puerta de nuestro hogar, y en cuanto ellas se fueron, él volteó de golpe para abrazarme con fuerza y besar la frente de Rose.
— Está más hermosa que cuando se fue — dije mientras una lágrima de emoción bajaba por mi mejilla.
— Mira su cabello, ha crecido tanto — murmuró mi esposo con emoción, sujetándola en sus brazos para recostarla de su pecho con sumo cuidado.
— Les dije que todo mejoraría — dijo Teresa mientras se acercaba a nosotros con una larga sonrisa en su rostro — Oficialmente Rose ya es Dawson.
— Está aquí con nosotros, es lo que más importa — dije mientras me apegaba un poco a ella para darle un beso en el cráneo, la notaba tan tranquila, como si estar con nosotros otra vez le provocara una sensación de alivio sin igual, alivio que nosotros compartimos, desde luego.
-
— Es lindo que estés de vuelta, Rose — susurré mientras palmeaba suavemente su espalda, disfrutando de estar recostado en la cama junto a Robert, mientra ella dormía en mi pecho.
— ¿Lo ves? te dije que no le gusta dormir sola.
— ¿Crees que pueda dormir con nosotros esta noche?
— Esta y todas las que quieras — murmuró sonriéndome con ternura — Sigo sin creer que ella en serio esté aquí.
— Lo sé, estoy tan feliz que quisiera gritar — admití entre risas, palmeando suavemente la espalda de la bebé.
— Suertudo — dijo pasando su mano por mi frente — Justo regresa cuando puedes pasar todo el día con ella.
— Jaja, aww, no te pongas así, amor — dije besándole los labios suavemente — Cuando llegues ambos te estaremos esperando.
— No sabes lo mucho que eso me emociona — susurró besándome de nuevo, mientras llevaba su mano a la espalda de Rose para acariciarla suavemente — Por cierto, nunca pude decirte cuál será su segundo nombre.
— "¿Será?" ¿ni siquiera me vas a preguntar?
— No, es el nombre perfecto — afirmó con soberbia, yo reí incrédulamente mientras lo veía de reojo.
— Bien señor "perfecto", ¿y cuál es ese nombre, según tú?
— ... Teddy — murmuró con tranquilidad, yo me quedé helado al oírle decir eso, no entendía a lo que se estaba refiriendo exactamente — ¿Recuerdas lo que dije en la playa, sobre los nombres de niña que me gustaban? dije que quería que mi hija tuviera un nombre cálido y tierno, pero que a la vez fuera hermoso, y muy fuerte, y considero que no hay un nombre que encaje mejor en dicha descripción, que el de tu madre, cielo.
— Robert — jadee ahogadamente mientras sujetaba a Rose con cuidado y me sentaba en la cama, para ver a mi esposo con duda y algo de pesar — ¿Lo estás diciendo enserio?
— Claro que sí, mi amor — dijo sentándose a mi lado para acariciar mi mejilla — ¿Qué ocurre, no te gusta?
— S-Sí, m-me gusta mucho, s-solo— dije mientras varias lágrimas rodaban por mis mejillas, sonreí con pena al mismo tiempo que recostaba a Rose en mi hombro y besaba dulcemente su cráneo — Es perfecto.
Miré a Robert a los ojos con una cálida sonrisa, empapada en lágrimas de dolor y emoción, un cóctel de emociones amargo, pero que él y mi hija lograban apaciguar con su mera presencia.
— Gracias, mi amor — murmuré al ver cómo se acercaba a mi rostro para besarme suavemente la mejilla.
— No tienes nada que agradecerme — susurró mientras me besaba y limpiaba las lágrimas que corrían por mi rostro, repitiéndome al oído que todo estaría bien, y también dijo algo, que logró acelerar mi corazón como nunca — Nuestra familia es más grande ahora, es emocionante, y un poco aterrador, ¿no lo crees?
— Sí — asentí sonriendo cálidamente — Pero estoy feliz por esto.
Me besó los labios con dulzura, al mismo tiempo que me apegaba a su cuerpo para hacer que me acurrucara en su pecho, brindándome calor, al mismo tiempo que ambos le brindábamos calor a la pequeña que dormía tranquilamente pegada a mi pecho, apretando mi camiseta con su pequeña manito, me gustaba creer que ella, al igual que yo, se aferraba a mí porque tenía miedo de que nos alejaran de nuevo, pero afortunadamente, nunca volvieron a alejar a Roselyn de nosotros, ya no tenían razones para hacerlo, después de todo, ella ya era nuestra hija.
Continuará
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- Gema
un comentario aquí todas las madrinas de Rose <3 ---- >
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