110 - 'Lo Mejor/Lo Peor'
Apenas dieron de alta a Teddy, la llevamos a casa del tío Stan, yo apenas y lograba mantenerme de pie, me sentía tan nervioso y angustiado, "amor, ¿qué debería hacer?" pensaba mientras miraba a la nada, me sentía perdido, no tenía idea sobre qué hacer, necesitaba de alguien que me ayudara a pensar de manera racional, y solo Robert y Mónica sabían lograr eso, pero Mónica tuvo que irse cuando salimos del hospital, por lo que yo, nuevamente, me quedé solo con el malestar en mi pecho.
— Bien, duerme un rato, cuando despiertes te daré la pastilla que te falta — dije mientras la cubría con una gruesa manta.
— ¿Cuánto tiempo vas a quedarte? — preguntó algo adormilada.
— Hasta que te cures, no tomaré un avión hasta verte bien — ella sonrió apenada cuando me escuchó decir eso.
— Deberías volver a Londres.
— Otra vez con eso — chasquee la lengua mientras me sentaba a su lado para verla con seriedad — Teddy, no me voy a ir, Robert no me pedirá el divorcio por quedarme unas semanas cuidando de ti — "o eso espero" pensé al terminar de pronunciar tales palabras.
— No es correcto que estés tanto tiempo lejos de tu esposo, Taylor.
— Mi matrimonio no es tan estirado como crees, Teddy; Robert es un anciano, pero tampoco es de los años cincuenta, creeme, él sabe que no me iré hasta que estés mejor, y él está bien con eso — dije mientras tomaba la mano de mi madre para intentar besarla, pero ella la quitó rápidamente, mirándome con algo de vergüenza.
— Trata de tener tu distancia de mí, Taylor — murmuró con pesar, logrando que yo la mirara con absoluta seriedad — ¡Solo quiero protegerte! ¡no quiero que por un descuido te termines contagiando de esta horrible enfermedad!
— Es más probable que me contagies tu trastorno bipolar a que me contagies sida, mamá; trata de relajarte ¿sí? — insistí mientras le besaba la frente y caminaba hacía la puerta de la habitación para salir de la misma, moría por darme un baño caliente, la tensión en mi cuerpo me estaba matando.
— ¡Taylor! — escuché de repente una voz hablándome, de mala gana me detuve y me acerqué a la sala, donde aquel sujeto leía el periódico tranquilamente, pero al notar que me acerqué, fijó su mirada café sobre mí, esa mirada me hacía sentir enojado, casi tanto como cuando era el viejo quien me miraba de frente.
— ¿Qué ocurre?
— ¿Planeas quedarte hasta que tu madre mejore?
— Así es, si te pesa tenerla aquí puedo rentar algo.
— No me pesa cuidar de mi hermana, pero si vas a quedarte aquí, quiero que te comportes, te conozco, siempre has sido un muchacho demasiado problemático, rebelde, pedante, odias que te den órdenes, y no respetas a la autoridad.
Reí de lado al oírle decirme eso, sé que no ayudaba a nada que me riera mientras dictaba mi perfíl de exconvicto en mi cara, pero me era imposible aguantar la risa, sobre todo ante la evidente mirada de odio que me dedicaba mi "tío".
— Bien, ya entendí, ¿puedo ir a ducharme?
— Otra cosa; me pareció oír que vives con otro hombre — dijo mientras doblaba el periódico y lo apartaba para verme de frente con algo de severidad.
— ¿Eso te importa? — pregunté de manera filosa.
— Tu madre mencionó que es un hombre de treinta y cinco años.
— Treinta y seis, aunque pronto cumplirá treinta y siete — admití alzando los hombros tranquilamente, me divertía mucho la cara de asco y recelo que hacía Stan ante mis palabras.
— Como sea, agradecería que no estés haciendo alarde de ello frente a mi esposa y a mi hijo; considero que es muy deprimente que decidieras precipitarte de tal manera, sobre todo con un hombre mayor que... bueno, quién sabe qué intenciones tenga contigo, pero bueno, supongo que ya no hay manera de hacerte cambiar de opinión, solo quisiera que no seas tan "abierto" con tus conductas aquí en mi casa, ¿de acuerdo?
Le miré con odio absoluto en cuanto él terminó de escupir todas esas estupideces, de no ser porque ese imbécil era hermano de mamá, hace mucho tiempo que lo habría mandado al demonio sin dudarlo.
— Lamento que mis "conductas" ofendan tu pobre hombría — dije de mala gana mientras me daba vuelta y me iba hacía la habitación en la que iba a dormir, odiaba tener que quedarme bajo ese techo, sobre todo después de todas las idioteces que ese bastardo dijo sobre mí, pero no tenía opción, lo hacía por mamá, debía velar por lo mejor para ella, así lo mejor para ella, fuera lo peor para mí.
-
Al terminar de ducharme, me vestí y me senté en la cama a meditar sobre todo lo que estaba sucediendo, el miedo en mi estómago crecía a medida que mi lado sociópata empezaba a pensar en exceso, "¿y si ya es tarde para empezar el tratamiento?" pensaba con pavor, dicho pensamiento me hacía temblar y suspirar pesadamente, al mismo tiempo que agachaba la cabeza y le imploraba a aquella "deidad omnipresente" que brindara apoyo y protección a mi pobre madre, tal vez había algo de interferencia, y eso hacía complicado que el mensaje llegara de buena manera al cielo, o tal vez solo Dios no oye las súplicas de los gays.
Me alertó escuchar mi celular vibrando, no recordaba dónde lo dejé, así que estuve un rato buscándolo, hasta que finalmente lo encontré en el lavabo del baño; suspiré pesadamente al ver que se trataba de Robert, no estaba listo para escuchar su voz, pero al mismo tiempo, necesitaba en serio poder oír la voz de mi esposo.
— Hola amor — hablé al contestar la llamada, sintiendo un suave cosquilleo recorrer mi piel al escuchar su voz.
— Hola cariño; lamento no haber podido llamar en todo el día, tuve mucho por hacer en la oficina, e imaginé que estarías ocupado.
— Sí, lo estuve, recién llegué del hospital, ya Teddy está en casa.
— ¿Enserio? ¿y cómo está? — suspiré pensando qué decir, al mismo tiempo que caminaba hacía la cama y me sentaba en ella abrazando mis propias piernas.
— Algo delicada, solo espero que se mejore pronto — murmuré con la voz algo apagada.
— No suenas bien, ¿pasó algo más? — preguntó con esa gentileza que me hacía sonrojar, él me conocía tan bien, tan solo con oírme sabía que algo me ocurría, notar eso casi me hace llorar como todo un idiota, pero como pude me controlé y tomé una gran bocanada de aire para proceder a explicarme.
— No puedo mentirte ¿verdad? — murmuré sonriendo de lado con pesar — ... Teddy tiene sida.
El silencio al otro lado de la línea fue abrumador, pero no me ofendí, yo reaccioné de la misma manera en cuanto lo supe, y obviamente Robert se alertaría al saber que mi madre tenía aquella enfermedad que provocó una cacería de brujas hace tan solo algunos años, aún hoy en día sigue provocando controversias, e imaginarán cómo me altera dicho tema.
— Por Dios santo, Taylor — murmuró entre suspiros toscos — Lo lamento tanto, cielo.
— Está avanzado — admití mientras me dejaba caer en la cama, sintiendo mi pecho agitarse de golpe — La neumonía fue causada por la debilidad en su sistema.
— Claro, tiene sentido — dijo con pesar — ¿Y el tratamiento, te alcanza el dinero para pagarlo?
— Sí, me faltan unas pastillas, pero mañana iré a comprarlas.
— Si necesitas efectivo puedes ir a la sede Dawson, dile al señor Jones que te dé todo lo que necesites.
— Con la tarjeta estoy bien, amor — dije sonriendo de lado — No te preocupes, yo puedo encargarme.
— De haber sabido que era algo tan grave... — murmuró con la voz algo tensa, escucharle de tal manera me conmovió bastante.
— Descuida, no teníamos forma de saberlo — susurré cerrando un momento los ojos — Lo tiene desde hace un año, y no me dijo nada, porque no me quería preocupar, ni quería que yo viniera, dime, ¿no es eso una tontería?
— Una tremenda idiotez, de haber sabido que estaba tan mal, habría aprovechado su estancia en Londres para hacer que la viera un especialista.
— Su plan era llevarse el secreto a la tumba — sonreí con dolor cuando dije eso — ¿Lo puedes creer? qué mujer tan desquiciada.
— No pienses en eso, amor — dijo tratando de calmarme — Todo estará bien ¿sí? ella se pondrá bien, solo dile que siga el tratamiento al pié de la letra, y cuida mucho que no se exponga a algún virus o enfermedad por más ligera que sea, en su estado actual hasta un catarro podría ser dañino.
— Vaya, sabes mucho sobre el tema.
— Entenderás que mi gusto por los hombres hizo que mi madre se volviera toda una paranoica con respecto a mi salud, me hacía leer panfletos sobre el sida de arriba a abajo cuando tenía diecinueve años — reír por debajo al oírle decir eso, mientras sentía un poco de paz en mi pecho, no estaba totalmente relajado, pero sentía un peso menos al haberle comentado a mi esposo lo que estaba sucediendo.
— Me lo imagino — dije entre sutiles risas, soltando un ligero bostezo al mismo tiempo que me tallaba los ojos.
— Alguien suena cansado — susurró gentilmente.
— Lo estoy — dije mientras veía la hora en el reloj de la pared, 04:27 de la tarde — Allá ya son las nueve, ¿no es así?
— Sí, ya estoy en la cama incluso.
— Mh, con razón tengo tanto sueño — dije suspirando pesadamente, Robert rió por debajo al oírme.
— Duerme un rato, príncipe.
— No, tengo que vigilar a Teddy.
— No haces nada con enfermarte tú también; ella te necesita fuerte, Ty.
— Lo sé, pero— traté de hablar, pero él me interrumpió en seco.
— Nada de peros, Taylor; hazme caso y duerme un rato ¿de acuerdo? — sonreí de lado al oírle decir eso, era tedioso, pero en parte necesitaba tales regaños de parte suya, porque si por mí fuera, habría pasado día y noche de pié junto a la cama de mamá, y eso no era sano ni para ella ni para mí.
— Bien, tú ganas — dije bostezando sutilmente — Tú haz lo mismo, no te desveles viendo películas medievales.
— Ya revisé el canal, cambiaron la programación, ahora pasan un aburrido programa de reality americano, a partir de ahora empezaré a dormir temprano.
Ambos reímos por debajo cuando él dijo eso, mi pecho dolió cuando noté que no podía cumplir el impulso repentino que tuve de pegarme al pecho de Robert, porque él no estaba ahí conmigo, qué frustrante puede llegar a ser la distancia.
— ... Te extraño — admití pesadamente — No tienes idea de cuánto.
— Yo también te echo de menos, cielo — comentó con una voz suave que me ayudó a sentir un poco de confort — Tengamos fé en que todo esto será por poco tiempo.
— Eso espero — dije mientras tomaba una almohada y la abrazaba con fuerza — Es difícil estar lejos de ti, pero más difícil es tener que ver a mamá tan débil.
— Ella se pondrá bien, Ty; no lo dudes — dichas palabras me hicieron sonreír de lado, una parte de mi ser estaba muy angustiada, sentía que esas palabras de parte de Robert eran vacías, como si ni él, ni yo mismo, fuéramos conscientes de qué tan cierto era el hecho de que la salud de Teddy mejoraría, y lamentablemente, ninguno logró predecir lo que estaba por ocurrir, nadie, excepto el miedo y la paranoia en mi corazón — Suenas cansado, te dejo para que duermas un poco.
— De acuerdo — dije con algo de pesar, las ganas de decirle "no cuelgues, por favor" me mataban, pero debía ser racional, él y yo necesitábamos descanso, ya podría llamarlo después.
— Descansa cielo, llámame cada que me necesites ¿sí?
— Lo haré.
— Te amo, Ty; no te sientas mal ¿sí? todo estará bien.
— Yo también te amo — respondí de forma algo seria, que me repitieran tanto "todo estará bien" empezaba a aburrirme, más que nada porque algo en mi pecho me hacía sentir que de tanto repetirlo, se podría generar un efecto adverso, ridículo, lo sé, ¿pero acaso se les olvida quién les está hablando?
Al colgar el teléfono, oculté mi cara bajo una almohada, y apenas cerré los ojos, caí profundamente dormido en la cama, ni siquiera consideraría que me "dormí", sino más bien que me "desmayé", porque mi mente se apagó por completo, y agradezco mucho que lo hiciera, habría sido terrible que aún en sueños mi mente se las ingeniara para atormentarme.
-
Salí temprano de casa al día siguiente, aún tenía muy presente el horario londinense, por lo que aún cuando trataba de levantarme tarde, casi que despertaba junto con el sol para hacer mis ocupaciones.
— Buen día — hablé al entrar a aquella farmacia, donde un hombre de cuarenta y tantos me miraba con atención, no sé si era por mi acento, por mi forma de vestir (no había notado lo fina que era mi ropa hasta que regresé a la salvaje Detroit, donde todos usaban sudaderas y camisetas holgadas, el look con el que Robert me conoció) o por las medicinas que tenía anotadas en la receta que me dió el doctor, medicinas que cualquiera con un poco de conocimiento farmacológico, sabría deducir para qué eran, y a qué grupo demográfico se las recetaban en su mayoría.
Entregué la receta al hombre en cuestión, quien me miró con desdén apenas leyó lo que decía la misma, yo traté de ignorar su cara de asco y repudio, no me convenía armar escándalos con Teddy enferma y Robert tan lejos.
— Un segundo — dijo aquel sujeto mientras iba por los medicamentos; suspiré pesadamente mientras miraba a los lados con flojera, trataba de pensar sobre qué otra cosa podía llevarle a Teddy para reforzar su sistema inmune, pero sabía que no podía bombardearla con medicamentos tan de golpe, debía ser de manera gradual, solo esperaba que el tiempo estuviera a mi favor.
Escuché unas voces terriblemente conocidas detrás de mí, voces que no oía tan seguido, pero cada que lo hacía, era seguro que me quitarían el poco dinero que tuviera encima.
— ¡Se los juro, esa perra se volvió loca, lo hicimos por horas en mi auto! — clamó uno de esos sujetos que vivían cerca de la casa de Teddy, a quienes yo conocía bien, y fue por ello que quería irme sin que ellos me notaran, pero lamentablemente ese no fue el caso.
Me alerté al notar cómo me jalaban del brazo y me hacían voltear en seco, y al hacerlo aquel grupo de chicos empezó a reír y a verme con asombro.
— ¡Miren nada más, muchachos! ¡Ricky Ricón volvió! ¡¿dónde te habías metido, viejo?!
— Hola, Phil — dije mientras arqueaba una ceja con molestia.
— Está pálido, como si no hubiera llevado sol en mucho tiempo — dijo otro de esos tipos entre risas burlonas.
— ¿Y dónde está el tipo que iba a casa de tu madre? ¿quién se lo estaba tirando, la vieja Teddy, o tú? — escupió otro, logrando que mi sangre hirviera como nunca, pero solo me limité a voltearme para recibir las medicinas, pero cuando le daba la espalda a unos cretinos, otro hacía acto de presencia.
— Aquí tienes — dijo de mala gana el sujeto de la caja, y al decirme el monto que yo debía pagar, me fue imposible no reírme mientras lo miraba con odio.
— ¡Debes estar jodiéndome! — clamé — ¡Esto cuesta la mitad de lo que me estás cobrando!
— Debes pagar extra por venir a manchar mi negocio con tu inmoral presencia.
— ¡¿Inmoral?! ¡¿de qué mierda estás hablando?!
— Paga o púdrete, sidoso — dijo aquel tipo mientras me observaba con desdén, mis ganas de abofetearlo me estaban quemando la piel, pero la voz de Robert aparecía en mi mente diciéndome "cálmate, paga y vete", solo por ello fue que me dispuse a pagarle al tipo en efectivo, tomar la bolsa de medicinas, y salir lo más pronto posible de esa maldita farmacia, a la que no he vuelto a ir en toda mi vida.
Cuando salí de aquel sitio, sentí un agarre en mi hombro, "maldita sea" pensé al voltear, y ver que se trataba de los mismos sujetos que me estaban molestando hace rato.
— Oye Ty, ¿porqué tanta prisa? ¡déjanos ayudarte con esas bolsas!
— ¡Suéltenm— traté de zafarme, pero un golpe en mi abdomen me hizo encorvarme y jadear pesadamente — Agh, ¡¿cuál es su maldito problema?!
— Taylor, Taylor, ¿qué te hemos dicho siempre de tener tanto dinero encima, viejo? corres el riesgo de que alguien te robe; mejor danos ese dinero, lo cuidaremos por ti.
Maldije entre dientes mientras trataba de recobrar el aliento, definitivamente fue una idiotez de mi parte llevarme todo el dinero que Robert me dió, vaya que la vida en Londres me había ablandado, y me había hecho olvidar lo cruel que era américa si no tenías cuidado.
Metí mi mano en mi bolsillo, sacando el fajo de billetes que Robert me dió, dólares americanos, ¿cómo los consiguió en londres? no tengo idea, ojalá no haya sido difícil para él obtenerlos, eso solo haría que me apenara más el hecho de haberme dejado robar de esa manera tan tonta y descuidada.
— Fue un placer ayudarte, socio — dicho esto, los sujetos se apartaron de mí y se marcharon del lugar, mientras yo escupía y trataba de reincorporarme, agradeciendo muchísimo que mi esposo no haya visto cómo me dejé pisotear otra vez.
Continuará
Voten y comenten si les ha gustado el capítulo, también recuerden apoyar el libro en las plataformas Alphanovel y Manobook para poder seguir publicando capítulos gratuitos con más frecuencia <3
Y no te olvides de dejar un comentario de apoyo, enserio te lo agradezco <3
- Gema
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro