Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

108 - 'Por Siempre' /Final/

— Taylor — pronunciaron mi nombre de manera dulce y cálida, obligándome a abrir los ojos con fatiga, y al hacerlo, me topé con un par de hermosas joyas azules que me daban los buenos días, era hermoso despertar y que ellas fueran quienes me despertaran.


— Buenos días — susurré sonriendo sutilmente — ¿Vamos a la playa?


— Cariño ya debemos irnos, el vuelo a londres saldrá en una hora.


— Mh, cierto... — renegué pasando mi mano por mi rostro, cosa que hizo a mi esposo reír y verme curioso.


— ¿Sigues con ganas de quedarte?


— Francamente sí — respondí sentándome en la cama y pasando ambas manos por mi rostro con cansancio, gestos que hicieron a Robert reír y verme con ternura.


— Pobre de mi gatito — canturreó tomándome de la barbilla para hacerme verle a los ojos — Descuida, cuando tenga días libres en el trabajo te traeré a la playa de nuevo.


— Fantástico — respondí dándole un beso rápido en los labios para levantarme de la cama e ir al baño de la habitación, una hora era mucho tiempo, pero aún así quería darme prisa, si me quedaba más tiempo en españa desistiría a la idea de volver a Londres, no porque no extrañara mi hogar o a las personas en él, era las odiosas responsabilidades en Inglaterra lo que me hacía querer refugiarme en España.


Entré al baño de la habitación y cerré la puerta detrás de mí, observando a través del espejo mi silueta desnuda por un buen rato, me abrumaba la cantidad de marcas alrededor de mi cuerpo, todas provocadas por la misma persona.


— Animal salvaje — murmuré entre risas al ver todo lo que mi esposo me hizo la última noche de nuestra luna de miel, aunque, al detallar mi cuerpo de mejor forma, miré curioso y algo inquieto el anillo que reposaba en mi dedo, el idilio post-nupcial no me había dado tiempo para detallarlo tan profundamente, y al hacerlo, no pude evitar sentir un extraño escalofrío recorrer mi cuerpo, "me casé" me repetía mentalmente, sé que era muy obvio, pero no era yo el que apenas se estaba haciendo a la idea, eran mis nervios y mi paranoia los que recién se daban cuenta de que me habían desposado.


Suspiré sutilmente para posar ambas manos en mi pecho, me empecé a sentir extrañamente mareado e inquieto, quizás el volver a Londres significaba volver también a mi rutina paranoica de creer que Robert tarde o temprano se hartaría de mí, y combinado con el "pánico post-nupcial", solo veía venir mucho drama, y esa imágen mental no me causaba satisfacción en absoluto.


Maldije entre dientes y preferí alejarme de una buena vez del espejo, para entrar a la ducha y asearme rápidamente, aunque mi mente seguía maquinando sin intención alguna de detenerse, "te van a dejar al año" me repetía mentalmente, ¿porqué, porqué cuando al fin lograba casarme con el hombre al que amaba mi mente seguía enfocada en causarme sufrimiento? No lo entendía, y aún no lo entiendo, pero es tedioso tener que darle tantas vueltas al asunto, y no hallarle respuesta lógica en absoluto.


-


Empacamos y nos fuimos finalmente de esa hermosa casa vacacional, de la que francamente no quería irme todavía. Pasé todo el camino en auto callado, no me animaba a ver a Robert a los ojos, me preocupaba que él notara mi inquietud, y que eso le hiciera malinterpretar mis sentimientos, y es que, no me mortificaba el hecho de haberme casado, me abrumaba pensar "¿y ahora qué? ¿lograré llenar las expectativas de mi esposo?", eso era lo que no dejaba de dar vueltas en mi subconsciente, de una manera tan odiosa que casi golpeo mi cráneo para intentar callarlo.


Me alertó sentir un beso en mi mano de parte de mi pareja, quien me miró de reojo con ternura y algo de curiosidad, como si ya fuese consciente de que algo raro me pasaba, eso me apenó como nunca.


— ¿Sigues molesto? — preguntó, yo no supe qué responder, pero no fue necesario, ya que él me besó la frente y me apegó a su cuerpo para brindarme algo de calor — Perdona, Ty, te prometo que pronto te traeré de vuelta, ¿de acuerdo?


Mis ojos se cristalizaron cuando le escuché decir eso, e inconscientemente le dediqué una amplia sonrisa llena de timidez y vergüenza, para después tomar la mejilla de mi esposo y besarlo lentamente, importándome poco la cara de asco que hizo el taxista por nuestro gesto pasional.


— Me alegra tanto haberme casado contigo — admití sin pelos en la lengua, y sin ningún gramo de culpa o de pesar, era algo que moría por decir, que añoraba admitir, porque a pesar de la inquietud, a pesar de los problemas, a pesar de todo lo que aquejaba nuestra relación, yo amaba a Robert con mi vida, y amaba con creces haberme casado con él, era un sueño hecho realidad para mí, y ver cómo sus ojos se iluminaban en seco, me hizo darme cuenta de que nuestra boda fue un sueño hecho realidad para él también.


— Opino igual, Taylor — susurró acariciándome las mejillas delicadamente, para seguir repartiendo besos por todo mi rostro, haciéndome reír por debajo tímidamente, pero sin intención alguna de apartarme o de detenerle.


Bajamos juntos del taxi y avanzamos por aquel enorme aeropuerto, había muchas personas de distintos acentos alrededor, no había mucha gente que hablara mi lenguaje natal, y dado que mi esposo hablaba varios idiomas, preferí aferrarme a él para que fuera mi traductor designado.


— ¿Qué quieres hacer al volver? — preguntó mientras caminábamos hacía la cabina de abordaje.


— Dormir una larga siesta, no me dejaste dormir nada estas semanas — murmuré con algo de fastidio, cosa que hizo a Robert reír por debajo con cinismo.


— Te espera una vida de muchas noches sin dormir, cariño — canturreó juguetonamente, creí que sus palabras me asustarían, pero en su lugar solo le dediqué una amplia sonrisa coqueta a mi pareja, me encantaba que un par de palabras de Robert bastaran para dispersar mi ansiedad e inquietud, incluso sentí en el fondo que esa habilidad suya para calmarme tan fácilmente, no era coincidencia alguna, francamente parecía como si ambos estuviéramos hechos el uno para el otro, un pensamiento que hoy en día sigue rondando por mi mente, y me sigue generando un cosquilleo en el cuerpo muy agradable.


Al llegar al área de abordaje, miré receloso el letrero que decía "Londres", me inquietaba pensar que regresábamos a nuestra rutina de frialdad y poca pasión, aunque un beso en mi mejilla de parte de Robert me ayudó a dispersar todos esos malos sentimientos.


— ¿Todo bien? — cuestionó mirándome coquetamente.


— Sí, solo... — murmuré parándome frente a él para apretar sus manos y observarle tímidamente — ¿Las cosas serán distintas, verdad?


— ¿De qué hablas?


— E-Es que, yo... n-no sé si ahora que somos esposos, las cosas entre nosotros cambiarán, y... s-si debo llenar algún tipo de expectativas que tengas sobre mí, y-y que me preocupa no saber cómo llenar.


— Oye, no te ahogues sin siquiera haber tocado el agua, corazón — murmuró tomando mi cuello y acariciándolo suavemente — ¿Te preocupa que al estar casados nuestra relación se vuelva más fría?


— No, solo... N-No quiero que seamos esa clase de matrimonios monótonos donde todo se va apagando cada vez más entre ellos.


— Qué imaginación tan peculiar — canturreó tomando mi barbilla para rozar sus labios con los míos — ¿Qué quieres tú, mi amor?


— Te quiero a ti — respondí al instante, casi como si me hubieran arrancado dichas palabras de la boca — Quiero que sigamos siendo tú y yo, y-y que el anillo no cambie nuestra relación en absoluto, q-que solo la fortalezca, pero que no la arruine.


— Es un lindo pensamiento — dicho esto, tomó mi mano para besarla suavemente, causándome un gran rubor en las mejillas — Y te prometo que me encargaré de que tus deseos se cumplas, mi cielo.


— Robert — gimotee débilmente para apretar la mano ajena con fuerza, temblando un poco al sentir cómo me guiaban hacía aquella puerta que nos llevaría hacía el avión, amaba tanto la gentileza con la que me trataba mi esposo, se notaba que yo no era el único feliz por estar juntos.


"¿De qué tanto te preocupas?" pensé en seco mientras apretaba la mano de Robert, y es que, sus palabras y su gentileza me ayudaron a darme cuenta de que era absurdo angustiarme tanto por los sinsabores del matrimonio, enfocándome en lo malo solamente iba a ignorar por completo lo bueno, y no quería perderme de la encantadora y feliz vida que me esperaba al lado del señor Dawson, aún cuando el futuro me deparaba mucho dolor todavía.


-


Los viajes en avión normalmente se me hacen eternos, pero ese en particular fue de lo más encantador, pasamos casi todo el vuelo besándonos y susurrándonos cosas lindas, no quería ilusionarme creyendo que todo mi matrimonio sería así, pero me encantaba el aura pasional y mágica que nos rodeaba a mi pareja y a mí, supongo que es el efecto placebo del matrimonio, un placebo muy bueno, si me lo preguntan a mí.


Llegar a Londres fue mejor de lo que pude imaginar, una bocanada de aire fresco que me hizo sonreír con emoción, mientras Robert me miraba detenidamente y me sonreía coqueto.


— Luce feliz, señor Dawson — me susurró al oído mientras salíamos del aeropuerto, cosa que me hizo sonreír coquetamente.


— Lo estoy, señor Dawson — respondí arreglando un poco mi cabello — ¿Cómo quiere que no lo esté? Si Inglaterra sigue siendo igual de hermosa.


— Ya lo creo que sí — murmuró rodeando mi cuello con su brazo para irnos a tomar un taxi. La brisa fría movía mi cabello con algo de fuerza, el clima lluvioso en Londres a veces era bastante deprimente, pero ese día, al igual que muchos otros más adelante, me generó un sentimiento de paz y quietud sin igual, como la suave melodía de una canción que amas, podrás escucharla un millón de veces, pero siempre te seguirá generando paz y quietud como nunca.


Subimos al taxi y nos fuimos rumbo a casa, y durante todo el trayecto me dediqué a ver por la ventana la que se había vuelto mi ciudad hogar, a pesar de la frialdad de sus calles y lo raro de sus costumbres, Inglaterra me ayuda a sanar, a reconciliarme conmigo mismo, a ser una mejor versión de mí mismo, aunque no todo el crédito se lo debía al ambiente en el que estaba, gran parte de ese mérito lo tiene mi esposo, ya que fue la persona que siempre me orilló a mejorar, me exigió mejorar, y me ayudó a sanar, no sé si suena cursi llamar a Robert mi "salvador", pero francamente me cuesta imaginar cómo habría continuado mi vida sin él, y en ocasiones me da miedo siquiera pensarlo.


Al llegar a casa bajé casi corriendo del auto, ni siquiera me detuve a ayudar a mi pareja con las maletas, cosa de la que no fuí consciente hasta que abrí la puerta principal, y al voltear la mirada ví a mi esposo cargando nuestras pertenencias con algo de dificultad.


— Ay perdón, ¿te ayudo? — cuestioné apenado al verle acercarse, aunque una mordida en mi labio inferior me dejó abrumado — ¡Auch, oye eso duele!


— Eso es por no ayudarme — dijo con malicia para darme un par de maletas y entrar conmigo a casa.


Al subir a la sala nos abrumó que no parecía haber nadie alrededor, pero el olor a café dejaba claro que hubo gente hace poco en nuestra casa, cosa que abrumó un poco a Robert, pero no lo suficiente para mortificarle.


— ¡¿Teresa?! — clamó dejando las maletas en el suelo para buscar con la mirada a la dama en cuestión — ¡¿Algodón?! ¡¿hay alguien?!


— Quizás salieron a pasear — dije mientras me sentaba estilo indio en el sofá.


— Es lo más probable — murmuró viendo los alrededores con curiosidad, aunque le alertó sentir cómo le jalé del brazo para obligarlo a ir conmigo al sofá.


— Bueno, ya que estamos solos... — canturree coquetamente mientras abrazaba las caderas ajenas con mis piernas, gesto que hizo a mi esposo reír con malicia.


— ¿Eres insaciable, eh?


— Es tu culpa por casarte con un veinteañero.


— Cierto, debo complacerte ahora que me casé contigo, para que no me dejes y me quites la mitad de mis bienes.


— No digas esas cosas ni en juego — dije haciendo un leve puchero que hizo a Robert reír a carcajadas, avergonzándome un poco.


— Amo tu carita de preocupación — susurró pegando su frente con la mía para cargarme y guiarme a nuestra habitación, cosa que me hizo reír tímidamente.


— Vaya que eres tradicional — bromee al ver cómo me cargaba entre sus brazos y pasábamos por el arco de la puerta de nuestra habitación, no recordaba que nuestra alcoba fuese tan grande, o que estuviese tan limpia.


— A veces me gusta sorprenderte.


— ¡¿A veces?! — renegué, cosa que le hizo reír sutilmente.


Me llevó a la cama para recostarme y colocarse encima de mí, besándome los labios con esa ternura y calidez tan suyas, que me erizaban la piel y me hacían perder por completo la razón, ¿cómo creía él que me causaría gusto besar a otros hombres? Si cada vez que nuestros labios se rozaban generaban una reacción sin igual, era casi mágico, o sobrenatural.


— Mi amor — gimotee débilmente, sonriendo de lado al sentir cómo empezaban a quitarme la ropa.


— Dígame, señor Dawson ¿en qué le puedo ayudar?


— Sigue diciéndome así, me fascina — susurré entre besos voraces y apasionados, aunque tuvimos que apartarnos al sentir cómo abrían de golpe la puerta de aquella habitación.


— ¿Hola? ¿muchachos? — habló Teresa mientras entraba a la habitación, dando un brinco y volteándose al notar que mi esposo y yo estábamos a punto de "consumar" nuestra matrimonio, por enésima vez — ¡Ay por Dios! veo que no han perdido el tiempo.


— ¿Cómo estás, Teresa? — murmuró mi pareja con una sonrisa algo forzada, para apartarse de mí y ver detenidamente a Teresa.


— Bien, gracias por preguntar; Estaba paseando con Algodón mientras ustedes llegaban — explicó dándose vuelta para ir hacía nosotros y pellizcarnos las mejillas — Ay mírense nada más, el matrimonio les ha sentado excelente.


— ¿Enserio? — cuestioné arqueando una ceja, dejando que Teresa me mimara un poco, era lindo que nos recibiera de esa forma, además de que dejaba claro que nosotros no éramos solo un trabajo para Teresa, se notaba que nos había tomado tanto afecto como nosotros a ella.



-


Luego de contarle un poco a Teresa cómo nos fue en el viaje, Robert cerró las cortinas de nuestra habitación, apagó la luz, y se recostó conmigo en nuestra cama, sin nada de ropa de por medio, y con el único objetivo de besarnos y acariciarnos lentamente, ya no era la lujuria la que nos dominaba, era el deseo de mantenernos aferrados al cuerpo del otro, disfrutando de nuestro calor corporal.


— Te amo — susurró acariciando mi espalda baja, aprovechando que yo estaba recostado encima suyo — Te amo tanto, Ty.


— Y yo a ti — susurré besándole lentamente, aunque me sorprendió escuchar una risa salir de sus labios de repente.


— ¿Recuerdas la primera vez que te dije que te amaba?


— ¿Cómo olvidarlo? — admití sonriendo tímidamente, sonrojándome tan solo de recordar aquella tarde en la que mi pareja me hizo el amor con una ternura sin igual, y no solo admitió abiertamente que me amaba, sino que también me pidió formalmente que fuéramos pareja, tan solo recordar ese instante siento un cosquilleo hermoso en el corazón y en el vientre.


— Es lindo recordar la cara que pusiste cuando te pedí que fueras mi pareja — susurró besándome el cuello suavemente — Eras muy impresionable en aquel entonces.


— ¿N-No crees que lo sigo siendo?


— Un poco, aunque he notado que has ido adquiriendo experiencia en ciertas cosas.


— Es la ventaja de haberme casado con un anciano — bromee, ganándome que me dieran una tosca mordida en el cuello que me hizo chillar del dolor — ¡Jajaja hey para!


— Aún recuerdo la primera vez que tú dijiste que me amabas, aunque es un recuerdo un tanto agridulce.


— Lo sé — admití con vergüenza, esa fue la noche antes de nuestra "dramática ruptura", una noche que trataba de no recordar, por lo estresante y vergonzosa que era — Lamento tanto que haya ocurrido de esa forma, cariño.


— No te disculpes — susurró besándome de nuevo con lentitud — Lo que importa es lo que sentiste al decirlo, no las circunstancias que nos rodeaban.


— Te prometo que lucharé por compensarte todos los malos momentos que nos hice pasar anteriormente, así me lleve años hacerlo.


— No me debes nada, Ty, no pienses en eso — admitió acariciándome delicadamente — Quiero que me demuestres que me amas porque así lo sientes, porque deseas hacerlo, no porque te sientas en deuda conmigo.


— Claro que estoy en deuda contigo, cariño — susurré para abrazarlo desde el cuello y ocultar mi cara en su hombro — No sé dónde estaría si no fuera por ti, amor mío, te debo tanto, y no tengo nada para pagarte, más que mi cuerpo y mi amor incondicional.


Mi piel se erizó al sentir cómo correspondían aquel abrazo y me besaban el cráneo con ternura, esa típica ternura que desde el primer día me hizo sentir que ese era el lugar al que pertenecía.


— No necesito nada más aparte de eso — susurró suavemente — Con tenerte a mi lado me basta, Taylor, y así será por siempre.


Nos vimos a los ojos un rato más, para después besarnos de manera dulce y gentil, un abrumador deja vu vino a mi mente al estar en tales circunstancias con Robert, acurrucados besándonos como si no hubiera un mañana, tal vez era porque desde que lo conocí me he dispuesto a besarlo sin medir mis acciones, algo descuidado de mi parte, pero ¿acaso es mi culpa? Con un hombre tan maravilloso y encantador como Robert Dawson, cualquiera habría actuado de la misma manera que yo, por algo tantas mujeres deseaban con locura a mi esposo, pero él no quería a nadie más, no volteaba a ver a ninguna otra mujer, su atención siempre estaba centrada de lleno en mí, es un privilegio sin igual, y me encanta ser el dueño absoluto de los labios y los suspiros de Robert Dawson, y de tener el privilegio de llamarlo "mi esposo".



¡Gracias por haber leído "Idilio Y Aflicción"! la historia de amor de Robert y Taylor continuará en su tercera y última parte titulada "Pasión Y Frialdad", la cual podrán encontrar aquí en wattpad de manera totalmente gratuita <3


Muchas gracias por haber leído completa la segunda parte de la trilogía "Amor Y Aflicción", por favor no duden en dejar un comentario de apoyo, añadir el libro a una lista de lectura visible, y recomendarlo a algún amigx que le guste este tipo de historias, significaría mucho para mí <3


¡Muchas gracias por leer, nos vemos en Pasión Y Frialdad!" <3


- Gema

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro