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07 - 'Incertidumbre'

Llegamos a casa nuevamente, y justo cuando llegamos pudimos ver a la mujer con la que hablamos ayer parada en la puerta esperando a que alguien saliera, me sorprendió lo puntual que fue.


— Buen día, Teresa — dijo Robert mientras llegaba conmigo entre sus brazos, yo traté de zafarme de su agarre, pero obviamente mi pareja me lo impidió — Llegas temprano.


— Mi trabajo es ese — dijo ella mientras volteaba a vernos, arqueando una ceja al ver que yo trataba de que mi pareja me soltara, pero él no me lo permitía — ¿Está bien?


— Sí, ya sabes cómo son los gatos, odian que los alcen en brazos — dijo él de forma burlona, yo me acerqué a su mejilla para morderla con fuerza — ¡Agh jaja! y también muerden.


— ¿Ustedes viven solos aquí? — preguntó ella mientras miraba cómo Robert me bajaba finalmente para acercarse a abrir la puerta.


— Así es, aunque recibimos visitas casi siempre — explicó mientras abría la puerta y le permitía el paso a la mujer y luego a mí, dándome un fuerte golpe en la nalga cuando fue mi turno de pasar.


— ¡¡Maldición!! — me quejé volteando a verlo con seriedad, él me sonrió coquetamente para relamerse el labio inferior y entrar conmigo a casa.


Le dimos un tour a Teresa por toda la casa, le explicamos lo que debía de hacer, Robert enfatizó en que era importante tener organizada la casa, y dijo explícitamente "te doy permiso de lanzarle un zapato a Taylor si hace mucho desastre" esas palabras me hicieron sentir realmente como un cachorro inquieto al que estaban entrenando para que se comportara, tal vez sí lo era, pero igual me avergonzaban las palabras de mi prometido.


— Y bueno, eso sería todo por ahora — dijo Robert mientras caminábamos por la sala — La verdad no hay mucho por hacer, dado que somos Taylor y yo solamente, aunque Taylor da mucho trabajo.


— Ja-ja — dije de mala gana cruzándome de brazos.


— Entiendo, pues entonces mejor empiezo ordenando el piso de abajo.


— Mejor empieza por la habitación — dijo Robert — Taylor tiene un desastre con su ropa, y vamos a viajar pasado mañana, así que necesito que todo esté organizado para entonces.


— ¡Deja de dejarme como el puerco de ambos! — me quejé mirando a mi prometido con seriedad, él me guiñó el ojo de forma coqueta en cuando dije eso.


— Bien, mejor voy a la habitación entonces — dijo Teresa para caminar a la habitación, Robert sonrió de lado al verla marcharse, nadie estaba más entusiasmado que mi pareja, él en verdad amaba que su casa estuviera limpia, y con Teresa en casa eso iba a poder cumplirse finalmente.


— Haré café — dije para darme vuelta y caminar a la cocina, Robert me siguió para sentarse en la isla a ver cómo yo preparaba dicha bebida.


— Necesito que vayas hoy a esta dirección, Ty — explicó dejando en la mesa la tarjeta que Alice le dio antes de irse, yo voltee a verlo con confusión en cuanto dijo eso.


— ¿Para qué?


— Necesito que vayas y tomen tus medidas para que tengan listos el traje que usarás en la boda, mamá me matará si no tengo listos los trajes para pasado mañana.


— ¿Quieres que vaya yo solo? — pregunté encendiendo la cafetera y colocando la jarra donde iba el café.


— Creeme que quisiera acompañarte, pero tengo que pasar por la oficina primero, y lo mejor es que ganemos tiempo, ¿comprendes cielo?


— Comprendo — dije volteando a verlo nuevamente para acercarme hacía él — ¿Es muy necesario que use traje para la boda de tu hermano?


— Cariño, es una boda, obligatoriamente debes usar traje, además eres parte de la familia Dawson ahora, debes lucir muy hermoso y formal — dijo tomando mi mejilla y apretándola suavemente — Además, muero por verte usando un traje.


— Es que, ese tipo de ropa no es lo mío, ni siquiera sé ponerme una corbata y lo sabes — hice un puchero viendo con vergüenza a Robert mientras detallaba fijamente las expresiones juguetonas de mi prometido.


— Para eso estoy yo cariño, para ayudarte a verte bonito, aunque ya eres muy bonito — murmuró tomándome de la barbilla para plantarme un cálido beso en los labios, pero cuando estuvimos a punto de juntar nuestros labios, la voz de Teresa nos interrumpió.


— Oigan — dijo ella mientras salía de la habitación con un pasaporte en sus manos, pasaporte que apenas miré, sentí mi sangre helarse — Esto estaba envuelto en unas camisas sucias, ¿dónde lo pongo?


— Dámelo — dijo Robert levantándose de su asiento para caminar hacía ella, yo corrí tras él para abrazarlo desde atrás y tratar de frenarlo — ¡¿Taylor qué carajo?!


— ¡Teresa no se lo des! — dije mientras jalaba inútilmente el cuerpo de mi pareja, Teresa me hizo caso omiso y le dio a Robert el documento en cuestión, obviamente no iban a hacerme caso, Robert le dejó claro que yo era el niño de la casa — ¡Robert no lo abras por favor!


— ¿Porqué estás tan histérico? — preguntó estresado para abrir el pasaporte y leerlo atentamente, yo agaché apenado la mirada, no era algo malo lo que trataba de ocultar, de hecho, ni siquiera era algo tan trascendental, pero era algo, algo que me apenaba mucho, y que sabía bien que mi prometido usaría para molestarme.


Teresa miraba curiosa a Robert, sobre todo al ver que él después de leer mi pasaporte, lo cerró un momento y miró a la nada sin saber qué decir, pero después de unos minutos, empezó a reír de forma estruendosa y brusca, carcajadas que me hicieron fruncir el ceño con molestia.


— ¿Cómo pudiste ocultarme esto tanto tiempo? — dijo entre risas mientras volteaba a verme, mi cara ardía de la vergüenza, no me animaba a levantar la cara, pero eso no fue necesario, ya que Robert tomó mis mejillas con una sola mano y me hizo verle a los ojos, mientras seguía riendo como todo un desgraciado — Mi amor, ¿c-cómo me ocultaste eso tanto tiempo?


— ¡¡Lo hice precisamente porque conozco lo mal nacido que eres!!


— ¡¿Bueno pero qué está pasando aquí?! — preguntó Teresa muy abrumada, Robert trató de hablar, pero las risas no le dejaban proseguir con su explicación, las ganas de patearle ahí donde tanto me gustaba hundir la cara, me estaban venciendo.


— El segundo nombre de Taylor... — empezó a reír de nuevo mientras ocultaba su rostro con una de sus manos — No puedo, Dios, me mata de la ternura, ¡bendita seas, Teddy!


— ¡¿Cómo estás tan seguro de que fue Teddy quien me puso ese nombre?!


— ¡¿Taylor Nikita Atwood?! ¡por favor Ty, es un nombre que pondría tu madre aquí y en la china! — dijo entre risas mientras me tomaba de los hombros y me abrazaba con fuerza, traté de zafarme de dicho abrazo mientras mis mejillas ardían de la vergüenza, Teresa nos observaba sin saber exactamente qué decir.


— ... ¿Puedo volver a limpiar? — dijo ella de forma algo incrédula.


— Sí Teresa, puedes irte — asintió el señor Dawson mientras me seguía abrazando con fuerza, y apenas Teresa se fue, empezó a repartir besos en mi cara.


— ¡¡Déjame, anda a seguir riéndote de mí!! — reclamé tratando de apartarme de él.


— ¡No me río de ti, Niki! — le empujé con fuerza al oírle decir eso, caminé a la cocina para servirme algo de café, sintiendo sus pisadas detrás de mí — ¿Era por eso que no querías darme tu pasaporte?


— ¿Porqué otra razón te lo ocultaría? — dije con frustración mientras tomaba una taza con la cara de Luis Miguel y me servía algo de café en ella — Sabiendo lo infeliz que eres, ¡sabía que esto pasaría!


— Dios santo Taylor — murmuró Robert riendo por debajo y acercándose hacía mí para abrazarme desde atrás, yo trataba de zafarme inútilmente de su agarre — ¿Porque Teddy te puso ese nombre?


— Pues, según ella, cuando nací yo parecía más una niña que un niño, mis rasgos femeninos eran muy marcados, y dado que Elton John siempre fue para ella lo que es Luis miguel para mí, ya puedes imaginar el resto — Robert rió mientras me apegaba más a su cuerpo y me besaba la mejilla con ternura.


— ¿Así que de bebé eras una niña eh? me encantaría ver fotos tuyas cuando eras pequeño.


— Lamentablemente no hay ninguna aquí, y Teddy está muy lejos para mostrarte alguna — dije sonriendo de forma incrédula, mi prometido me acarició suavemente la mejilla cuando dije eso.


— Eres un encanto, Nikita — mis mejillas empezaron a arder muchísimo cuando él dijo eso, le empujé de nuevo para dar un sorbo a mi café, escuchando de fondo las odiosas risas de mi prometido, quien pasó el resto de la mañana cantando la canción que mi madre tomó de inspiración para ponerme mi segundo nombre, sé que amo a Dawson, pero a veces deseaba estrangularlo, bueno, aún hoy en día deseo estrangularlo a veces.



-



Luego de un rato Robert tuvo que arreglarse para ir al trabajo, yo me dispuse a acostarme en el sofá a leer Tragedia En Tres Actos mientras bebía café y me tapaba con un manta, el frío empezaba a llegar, y con él, llegaban mis ganas de dormirme en el sofá todo el día hasta que mi pareja llegara en la noche.


— Me voy ya amor — dijo Robert mientras salía de la habitación con el cabello mojado y se arreglaba un poco su traje, me puse de rodillas en el sofá para verle fijamente y darle un cálido beso en los labios — Pórtate bien ¿sí? no le des problemas a Teresa.


— No lo haré — dije de forma algo sumisa, sintiendo las manos de mi prometido acariciando mi rostro suavemente.


— Está en mi oficina limpiando algunas cosas, llámala si necesitas algo ¿de acuerdo?


— Sí — volví a darle un beso en los labios — ¿A qué hora debo ir a comprar mi traje? — Robert rió al oír mis palabras.


— Te van a tomar tus medidas, corazón; y puedes ir en una hora, te dejé dinero para el taxi y para que te compres algo de comer en el camino si quieres.


— Me conoces tan bien — susurré volviendo a besar sus labios, gimiendo por debajo al notar unas manos posarse en mis glúteos — ¿Vas al bar hoy?


— No, quiero llegar temprano para hacer gemir a Nikita — en cuanto dijo eso, le empujé con algo de fuerza y me volví a acostar en el sofá, escuchando detrás de mí las toscas risas de parte del señor Dawson — ¡Cieloo!


— Vete al carajo — bufé acostándome de lado en el sofá para clavar mi mirada en mi libro, hasta que sentí unas pesadas manos posarse en mis caderas, obligándome a ponerme boca arriba para de esta forma meter su lengua en mi boca de forma nada sutil — Mgh.


— ¿En verdad te conviene hacerte el enojado con el tipo que te folla cada noche, Taylor? — preguntó de forma tosca, haciéndome jadear suavemente y verlo de forma sumisa.


— No — murmuré sonriendo de forma juguetona.


— Eso, buen chico — apretó sutilmente mi mejilla para apartarse del sofá y caminar a las escaleras — Cuídate, trataré de llegar temprano.


— ¡Te amo! — dije levantando mi torso del sofá para ver una última vez los ojos del señor Dawson.


— Y yo a ti, por favor recuerda ir a lo del traje, cielo — dijo mientras me volteaba a ver nuevamente.


— Lo haré, no te preocupes — Robert lanzó un beso al aire para empezar a bajar las escaleras, sonreí embobado mientras soltaba un pesado suspiro y me volvía a recostar en el sofá, mirando fijamente el techo de la sala mientras pensaba qué hacer, debía salir, pero mis ganas de quedarme durmiendo en el sofá era mucho más intensas.


Me alertó escuchar cómo resonaba mi celular sobre la mesa de centro, estiré mi brazo y lo tomé, arqueando extrañado una ceja al ver el identificador de llamada.


— ¿Hola? — hablé sentándome estilo indio en el sofá.


— Disculpe señorito, ¿puedo hablar con mi hijo? — dijo aquella voz cínica y algo burlona que yo extrañaba cada día más.


— Ja-ja — murmuré sonriendo sutilmente — ¿Cómo estás mamá? ¿porqué me llamas a esta hora?


— Peter tuvo que salir y aproveché para saludarte — dijo ella tranquilamente, la forma en que el celular se movía me hizo notar que estaba haciendo varias cosas a la vez — ¿Cómo está mi hijo inglés? ¿ya tú y Robert tuvieron su mañanero de hoy?


— ¡Mamá! — reclamé mientras un gran rubor inundaba mis mejillas.


— ¡Ay Taylor por favor! como si yo no supiera que ustedes deben coger diario allá en su casa.


— Dios santo — murmuré ocultando mi cara con mi mano de la vergüenza que me causaban las palabras de Teddy — Gracias por ser tan sutil, Ted.


— De nada; por cierto, ayer vino tu tía Mara, me preguntó por ti, y yo obviamente le conté que estabas en Londres viviendo la vida de ensueño.


— ¿Enserio? — dije incrédulamente mientras arqueaba una ceja y esbozaba una leve sonrisa, desde que llegué a Londres mi madre se dedicó a presumirle a todo el que podía que su pequeño estaba viviendo en Inglaterra con un hombre muy adinerado que lo trataba bien, a mí realmente me daba igual, es decir, a ella le encantaba demostrar que yo tuve la vida que ella no pudo tener, ¿quién era yo para decirle que se callara y no divulgara mi vida? me daba igual, con tal y mi madre pudiera ser felíz al menos relatando mi vivencias, para mí era suficiente.


— Así es, ¿puedes creer que fue tan envidiosa de decir que tú no vas a aguantar el clima en Londres?


— A la próxima dile que el clima de Londres es una delicia, que debería venir a probarlo... ah cierto, no puede, ella y su esposo no tienen residencia inglesa — dije burlonamente mientras empezaba a reír, admito que me empezaba a volver algo presumido, pero ¡carajo! ¡al fin tenía una buena vida! ¡¿qué no era buen momento para ser una diva?!


— ¿Cómo van los preparativos para la boda? — suspiré pesadamente cuando Teddy dijo eso, cada que me llamaba me preguntaba lo mismo, como si le preocupara que lo de la boda fuera una simple fachada para tenerla contenta.


— Aún no hemos organizado nada de eso, mamá.


— Taylor cada vez que te llamo me dices lo mismo, ¿acaso ustedes no planean casarse?


— ¡Claro que nos planeamos casar, ma! — dije con fastidio mientras me levantaba del sofá y caminaba rumbo a la cocina para beber algo — Lo que pasa es que Robert tiene demasiado trabajo atrasado, y así no podemos empezar los preparativos para la boda.


— Mhmm — bufó algo incrédula, ese gesto yo ya lo conocía, era el típico "¿en verdad crees que vas a verme la cara de idiota, Taylor?".


— ¡Te estoy hablando enserio, Teddy! ¿porqué no me crees?


— Empiezo a creer que Robert me dijo lo de la boda solo para que yo te dejara ir con él.


— No seas ridícula mamá, ¿qué ganaría él con mentirte?


— A mí no es a quien miente, siento que a quién está engañando es a ti — esas palabras me hicieron quedarme estático, mientras un desagradable escalofrío recorría mi cuerpo por completo, traté de ignorar dicha sensación, pero Teddy sabía perfectamente cómo ponerme los nervios de punta.


— ... Estás enloqueciendo — dije de forma incrédula mientras tomaba aire y pasaba mi mano por mi rostro.


— Cariño no quiero preocuparte de más, pero recuerda que no debes cantar victoria aún, debes ser cuidadoso con tu situación con él, es un hombre mayor que ya ha vivido mucho más que tú, y si él decide no casarse, el que saldrá afectado de todo eso serás tú.


— ¿Y qué debería hacer, según tú? — pregunté mientras me sentaba en uno de los bancos de la cocina, mirando a la nada con pesadez.


— Insistirle, Taylor, y si él no quiere darte respuestas, pues... debes tener cuidado, cuando un hombre retrasa un compromiso no debe haber nada bueno detrás — sonreí de forma incrédula al escuchar las palabras agridulces de mi madre, entendía que ella solo trataba de hacerme pisar tierra, de que las dulces mieles de la vida de pareja no me cegaran y que ello me hiciera más vulnerable, pero vaya que mi santa madre lograba alterar mi paranoia como nunca, aún cuando mi paranoia ya era perfectamente inestable.


— Taylor — escuché la voz de Teresa llamarme, por lo que alcé la mirada y la vi llegando a la sala con dos cajas de cigarrillos en sus manos.


— Te dejo, Teddy, debo hacer algo — dije mientras me levantaba de mi asiento para caminar hacía Teresa.


— Mh, claro, evade las palabras de la madre que solo se preocupa por ti — fruncí notoriamente el ceño al escuchar las palabras ajenas.


— ¡Teddy, debo colgar en serio!


— ¡Bien, pero recuerda que yo solo te estoy advirtiendo esto porque te amo, bastardo mal agradecido! ¡debes tener mucho cuidado! saluda a Robert de mi parte.


— Lo haré, te amo — "y le diré que según tú, él planea abandonarme" pensé, me fue inevitable no pensar eso mientras colgaba el celular, yo amaba a mi madre, enserio, pero me frustraba que ella solo se enfocaba en ver el vaso medio vacío, en verdad la entendía, la vida no fue nada buena con ella, pero yo me negaba a creer que mi vida con Robert acabaría de forma trágica, era una negación total, y era tal vez eso lo que ella quería evitar, que yo me volviera dependiente de Robert, para que así, pasara lo que pasara, yo no sufriera, pero era tarde, yo ya era dependiente de él, lo fui desde el primer día en que lo conocí.


— Encontré estas cajas de cigarrillos en el escritorio de Robert, ¿dónde debo ponerlas?


— Yo las guardaré — dije tomando dichas cajas y viéndolas con atención, mi novio no era de fumar cigarrillos, solo lo hacía cuando no tenía cerca sus habanos, principalmente compraba cigarrillos para mí, pero yo no fumaba tan a menudo, solo de vez en cuando, no quería hacerme dependiente de la nicotina, suficiente tenía con mi dependencia al sexo y a la comida chatarra — Te lo agradezco Teresa.


— Robert me dijo que el sofá estaba sucio, pero que lo limpiara cuando salieras.


— Ah, sí em... debo salir un momento, no sé cuánto vaya a tardar — dije mirando la hora en mi celular, aún era temprano para irme, pero pensé que lo mejor era ir a tomar una ducha para poder llegar a tiempo, Robert odiaba que yo saliera sin ducharme, y considerando lo mucho que yo tardaba en el baño, lo mejor era darme un baño con tiempo — Iré a ducharme para salir, puedes poner música mientras trabajas si quieres.


— ¿Exactamente cuánto tardarás? es para preparar con tiempo la comida.


— No lo sé, tal vez media hora, no creo que me lleve tanto tiempo — dije mientras empezaba a caminar rumbo a la habitación que compartía con mi prometido, mirando fijamente los cigarrillos en mi mano mientras pensaba en las palabras de mi madre, era frustrante darme cuenta de que la dicha me estaba cegando, me impedía darme cuenta de que tal vez lo que Teddy decía era cierto, no quería creerlo, Robert sonaba sincero y entusiasmado cuando hablaba sobre la idea de casarnos, realmente no quería creer que estaba retrasando la boda a propósito, pero recordar el asunto del bar me hizo darme cuenta de manera muy amarga, de que existía la posibilidad de que mi prometido no fuera tan sincero conmigo como yo creía, eso me estaba matando. 



Continuará


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- Gema



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