06 - 'Desquicien'
— ¡Buenos días! — dije al salir de la habitación con Robert y caminar al comedor, donde toda la familia ya se encontraba desayunando.
— Buen día chicos — me saludó Catherine amablemente — ¿Cómo durmieron?
— ¿Dormir? — dijo John de forma incrédula, ella le miró con seriedad, pero sus palabras me hicieron darme cuenta de que lo que había pasado la noche anterior no había pasado desapercibido en absoluto, darme cuenta de ello me hizo agachar la cabeza con vergüenza, lo contrario que hizo Robert, ya que él alzó la mirada con orgullo y me guió al comedor para sentarnos a desayunar.
— Dormimos bien, mamá, gracias por preguntar — dijo Robert con esa sonrisa cínica tan característica en él — ¿Y tú cómo dormiste?
— Bien cariño, gracias por preguntar — dijo amablemente mientras daba un sorbo a su té, yo me dispuse a tomar un trozo de pan y untarlo con jalea de fresa, moría de hambre, el sobreesfuerzo sexual siempre me dejaba hambriento — ¿Hoy debes ir a trabajar?
— Así es, recibiré a la nueva empleada y me iré a la oficina, lo más probable es que llegaré tarde hoy — dijo mi pareja mientras daba un sorbo a su té de igual forma que su madre.
— ¿Tendrás nueva empleada doméstica? — preguntó Molly.
— Así es, Taylor no puede hacer todo en casa por su cuenta, mucho menos ahora que empezará sus estudios.
— ¿Vas a estudiar al fin? qué bueno Taylor — dijo Catherine mientras me sonreía cálidamente.
— Gracias Catherine, la verdad estoy muy emocionado — mentí, estaba nervioso, muy preocupado, hace meses que no abría un libro de anatomía y lo leía con atención, recordaba cosas de mi carrera, sí, pero no tanto contenido detallado como se debería, tomarse tiempo sabático descompensa más de lo que parece.
— ¿Y en qué rama de la medicina planeas especializarte? — preguntó George.
— Aún no estoy seguro, es decir, apenas estoy empezando, y no he visto de qué va con exactitud cada especialidad, pero cardiología me llama mucho la atención.
— Cardiología es muy demandante, no es para todo el mundo — dijo Alice mientras mantenía su mirada clavada en su celular, yo di una mordida a mi comida tratando de no hacer algún gesto que pudiera meterme en problemas.
— Alice hija, por favor deja el celular mientras comemos — dijo Catherine.
— Estoy hablando con una de mis modelos, madre, es algo serio — dijo ella de forma un tanto brusca, Catherine la miró con severidad en cuanto ella le habló de tal manera.
— Tienes el resto del día para ponerte de acuerdo con esa mujer, y si es con Giselle con quien hablas, ¡con más razón te exijo que dejes ese celular! — reclamó con severidad mientras miraba fijamente a su hija, quien no tuvo más opción que tomar el objeto en cuestión y guardarlo en su bolso.
Robert sonrió malicioso cuando vió la cara de molestia de Alice, yo le di un suave golpe en el brazo para que se controlara, sé que esas personas nos hicieron daño, pero igual me disgustaba que Robert fuera un cretino porque sí.
Luego del desayuno todos se levantaron y caminaron a la salida de la casa, Robert y yo les acompañamos para despedirlos, aunque no todos estaban a punto de irse.
— ¡Te lo digo enserio, Madonna! Esa es la mejor pista de paintball a la que vas a ir, ¡debes convencer al tío Robert para que nos lleve! — me decía William mientras salíamos de casa y nos parábamos frente a los autos mientras los adultos se despedían.
— Bien enano, me convenciste, hablaré con él — dije palmeando su hombro, mirando cómo mi prometido hablaba con su hermano y su padre.
— ¿Sí irás con nosotros a Suiza?
— Creo que sí — dije metiéndome ambas manos en los bolsillos — ¿Qué tal es Suiza?
— ¡Increíble! todo es muy bonito, pero en navidad es que es más hermoso — dijo mientras sacaba su celular y lo revisaba, yo me quedé mirando la calle con atención, amaba la suave brisa de la mañana.
— George — habló Alice mientras salía de nuestra casa, tomada de mano con su hijo y su esposo — ¿Puedes llevarte a Lorenzo? Sandro y yo debemos ir a hacer algo antes de ir a casa.
— Claro — dijo George mientras miraba cómo el pequeño se acercaba a Molly — ¿Van a la agencia de modelaje?
— Así es — dijo el sujeto rubio — Tardaremos un poco, por eso no lo llevamos con nosotros.Se me hizo raro ver que Robert se acercaba hacía mí y me hacía un sutil gesto cínico, como si las palabras de Alice y su esposo fueran una mentira, arquee una ceja mientras lo observaba con curiosidad.
— Adiós muchachos, los veremos después — dijo Molly calmadamente.
— ¡Preparen todo para Suiza! — dijo George mientras caminaba hacía su auto, Robert y yo alzamos nuestras manos y las movimos en señal de despedida, mi suegra se acercó hacía nosotros para besar mi mejilla y la de Robert en señal de despedida.
— Los veré luego chicos, los quiero mucho — dijo entre sonrisas para apartarse de nosotros y caminar con su esposo a su auto igual que hicieron George y Molly junto a los niños.
Y así, gran parte del clan Dawson se marchó, a excepción de Alice y Sandro, quienes se quedaron parados ahí en la acera viendo cómo su familia se marchaba, y en cuanto nos quedamos solos, ella nos miró a mi prometido y a mí con total severidad.
— ¿Qué te dije de las muestras de afecto "excesivas" frente a los niños? — dijo Alice mirando a su hermano con seriedad.
— ¿Un beso en la mejilla es "afecto excesivo"? — preguntó Robert de manera incrédula.
— Lo que ustedes hagan íntimamente es su problema, pero no quiero que se excedan frente a mi hijo — Robert estuvo a punto de responder con esa actitud tosca tan característica en él, hasta que yo le interrumpí.
— Tienes razón, Alice, lo sentimos, no volverá a suceder — dije con algo de vergüenza, realmente me frustraba tener que "ceder", pero no quería empezar el día con discusiones tensas.
— Eso espero — dicho esto, nos miró con seriedad, para después suspirar pesadamente y sacar de su bolso una tarjeta de presentación que le entregó a Robert — Mamá quiere que vayan consiguiendo sus trajes para la boda, vayan con esta amiga, les ayudará a tener algo listo para estos días.
— ¿Quién es, Paula? — preguntó Robert con seriedad mientras tomaba dicha nota y la leía con recelo — Sip, Paula — dijo de forma incrédula, como si dicha mujer no le agradara en absoluto.— ¿Quieres que te envíe con Brigitte? — preguntó Alice con seriedad.
— Tienes muchos amigos sastres, ¿y me vas a mandar con Paula?
— Ella es la única que puede hacerte un traje que esté listo a tiempo, siendo que tenemos tan poco tiempo, ¡ni yo misma podría hacer algo de hoy para mañana! — exclamó cruzándose de brazos.
— Bien, iré hoy cuando salga del trabajo — dijo mi prometido mientras guardaba dicha tarjeta en su bolsillo — ¿Otra cosa?
— No por ahora — dijo ella mientras volteaba la mirada hacía su esposo — ¿Nos vamos?
— Sí — dijo Sandro mientras le extendía su mano para guiarla a su auto, y de esa forma, ambos se marcharon, dejándonos solos a mi prometido y a mí.
— ¿Porqué le pediste disculpas? — dijo Robert mientras me miraba con seriedad.
— Solo quería evitar más problemas — dije mientras tomaba la mejilla de Robert y la acariciaba suavemente — No quiero que sigamos discutiendo por tonterías.
— ¿Tonterías, Taylor? ¡ella se la pasa señalándonos como si fuéramos un par de indecentes! ¡¿crees que pienso tolerar eso?!
— Sé que no lo harás, pero... e-es mejor que tratemos de hacernos la vista gorda ¿no? Molly me dijo que con ella tampoco fue fácil la situación, que con el tiempo ella aprenderá a quererme y—
— ¡Y la diferencia aquí es que yo no soy George! ¡a mí me corre sangre por las venas, Taylor, no planeo tolerar que Alice te siga tratando mal porque sí, o que se desquite con nosotros por ser "los desubicados" según ella!
— Mi amor, mi amor — le tomé de los brazos para verle fijamente a los ojos — Trata de calmarte ¿de acuerdo? no empecemos el día así, es mejor ponerle buena cara a la vida ¿no?
— ¿Robert? — habló una voz masculina que se me hizo jodidamente conocida, no en el buen sentido, sino en el malo.
Rápidamente volteamos la mirada, topándonos con un sujeto de cabello rojizo y ojos verdes, y una sonrisa de "no rompo un plato" que me daba ganas de romperle la cara contra el suelo.
— Arthur — dijo Robert algo abrumado, yo traté de lucir tranquilo, pero notar cómo Robert quitaba mis manos de su cuerpo, hizo que Ty sociópata quisiera salir a saludar, y la frase "no empezar el día con discusiones" se volviera polvo para mí, ¿notan lo irónico, verdad?
— Qué sorpresa verte por aquí, ¿vives aquí? — preguntó mirando a mi prometido con atención.
— Sí, de hecho, esta es mi casa — dijo Robert señalando el lugar en cuestión, estuve a punto de alzar la voz y decir "¡nuestra casa, la casa donde cogemos y donde yo me masturbo pensando en él!" pero de alguna forma logré contenerme, sorprendentemente.
— ¿Señor Atwood? ¿qué hace usted aquí? — preguntó el sujeto frente a mí, sus palabras hicieron que mi sangre se helara por completo, se supone que él no sabía que Robert y yo éramos pareja, ni siquiera sabía que yo vivía ahí en Inglaterra con él, no sabía qué decir, hasta que Robert tomó la palabra.
— E-Está viviendo aquí en Londres, y viene a visitarme a menudo — dijo mi prometido mientras rodeaba mi cuello con su brazo, yo sonreí con nerviosismo, me sorprendía mucho que Robert inventara esa excusa tan de repente, "¿ya la tenía preparada hace tiempo?" me cuestioné a mí mismo, mientras un ardor inundaba mi garganta de repente.
— Oh, qué sorpresa — dijo aquel chico pelirrojo con esa boba sonrisa que tanto me irritaba, pero más me irritaba no poder marcar territorio sobre la piel de Robert.
— ¿Qué haces por aquí? — preguntó Robert.
— Oh, paseaba un poco antes de ir a la oficina, me gusta salir a sentir la fresca brisa de la mañana — afirmó sonriendo como si nada, ignorando totalmente mi presencia ahí, de igual forma que estaba haciendo Robert, quien no dejaba de mirar sus odiosos ojos verdes.
— Te entiendo, el clima a esta hora es un deleite — dijo metiéndose ambas manos en los bolsillos, yo me crucé de brazos mientras miraba a otro lado con seriedad, realmente luchaba por controlarme, pero era tan difícil hacerlo cuando veía los ojos verdes de ese tipo, y cómo se deleitaban de estar frente a Robert.
— Es raro que no nos acompañaras ayer al bar, ¿tuviste un compromiso importante? — preguntó aquel pelirrojo impertinente, me fue imposible no sentir un nudo formarse en mi garganta, ¿acaso era habitual que mi prometido asistiera a bares sin notificarme?
— Sí em... tuve una reunión familiar ayer — murmuró rascándose la nuca, le miré fijamente buscando que hiciera algún gesto que me sirviera para comprobar su culpabilidad, era difícil sacarle gestos al señor Dawson, pero un leve movimiento en sus cejas me hizo notar que se puso nervioso, iba a matarlo.
— Oh entiendo, pero hoy sí asistirás ¿no? — preguntó inclinando la cabeza.
— Sí señor Dawson, debería ir — dije copiando el tono pasivo de aquel tipo, Robert me miró con algo de seriedad, pero su seriedad no se comparaba a la sonrisa cínica que yo mostraba cuando mi lado sociópata salía a saludar — Le hace falta salir de la rutina, creame.
— Lamento que no pueda acompañarnos señor Atwood, es que ese bar es exclusivo, se necesita de una membresía especial para ir — dijo el pelirrojo con obvias intenciones de sacarme del camino.
— ¿En verdad? caray, ¿quién lo diría? — dije cínicamente para dar un paso atrás y ver a Robert con detenimiento — Espero que la pasen bien entonces, señores.
— Tay-Señor Atwood — murmuró Robert tratando de detenerme, pero yo no le dejé terminar de hablar.
— Perdonen que deba irme ya, tengo mucho que hacer — dicho esto, me di media vuelta y empecé a caminar sin rumbo fijo, sé que mi actitud fue muy inmadura, pero ¿qué querían que hiciera? no era solo el detalle de la presencia del odioso pelirrojo, era el hecho de que Robert al parecer me ocultaba que salía a beber todos los días, y yo de idiota creyendo que se estaba matando en la oficina, me sentía engañado.
-
Caminé por aquel vecindario sin si quiera voltear la mirada, no quería voltear y ver que Robert no estaba detrás de mí, o peor, voltear y verlo detrás de mí con esa hermosa cara de "perdóname mi amor" que tanto me enloquecía, no quería ceder tan rápido, él me estaba mintiendo, estaba en mi derecho de estar furioso con él.
— ¿Cuánto más vas a seguir caminando sin rumbo? — habló una voz detrás de mí, voz que me hizo tomar aire y voltear a verle con severidad absoluta.
— ¿Y dónde dejaste al señor simpatía? ¿le dijiste que durmiera en nuestra cama mientras venías por mí?
— ¿Porqué siempre haces estas cosas? — preguntó de manera incrédula.
— ¡Ah! ¡¿ahora el del problema soy yo?!
— ¡No Taylor, pero solamente me cuesta trabajo entender porqué esta necesidad tuya de discutir cada que Arthur aparece o alguien habla de él!
— ¡Pude haber ignorado que ese inútil apareciera! ¡pude hacerme la vista gorda de que evidentemente tenías ya una excusa preparada para cuando nos vieran juntos! ¡pero saber que él y tú se van a beber sepa Dios cada cuánto tiempo a la semana, y que él de forma nada sutil me dijera "ay perdona, tú no puedes ir con nosotros"! ¡¡Robert eso yo no lo puedo tolerar!!
— Peleas sin razón, Taylor — dijo incrédulamente, sus palabras me hicieron reír de manera ácida.
— ¡¿Peleo sin razón?! ¡¿si acabas de escuchar lo que acabo de decirte?!
— ¡Salgo a beber de vez en cuando con mis socios! ¿qué tiene eso de malo? ¡eso es algo que ellos adoran hacer, platicar de negocios bebiendo! ¿porqué te incomoda tanto que beba?
— ¡Me da igual que bebas! ¡¡bebete todo el maldito licor de Reino Unido si te da la gana!! — reclamé entre risas ácidas — ¡Es el hecho de haberme mentido lo que me duele, lo que quiero que entiendas, maldita sea!
— A ver — susurró tomando aire y mirando a los lados con seriedad — Déjame ver si te entiendo, ¿te molesta que saliera con mis socios a beber, o te molesta que saliera a beber específicamente con Arthur?
— Empezamos a entendernos — dije sonriendo de forma incrédula, mi prometido chasqueó la lengua con molestia.
— No, te equivocas, la verdad no empezamos a entendernos Taylor, ¿porqué sigues empeñado en asumir que Arthur quiere algo conmigo? creo que a ese chico ni siquiera le interesan los hombres.
— ¡Jaj! eres increíble — dije mirando a los lados y cruzándome de brazos — No hay peor ciego que aquel que se niega a ver lo evidente.
— Taylor por el amor de—
— ¡¡Por el amor de nada!! — grité, afortunadamente no había nadie cerca de esa calle que pudiera ver nuestra discusión — ¡Te he repetido hasta el hartazgo que algo de ese chico no me agrada, y tú sigue empeñado en que no hay "nada que temer"! ¿porqué estás tan seguro, acaso ya le has coqueteado?
— Ya empiezas a hablar idioteces, Taylor.
— ¡Hablo lo que siento! — dije apretando mis puños con fuerza — ¡¿cómo quieres que me sienta tranquilo sabiendo que trabajas con ese bastardo que obviamente te tiene ganas?! ¡eso yo lo sé, Robert, la forma en la que te mira, en la que me mira a mí cuando estoy cerca de ti! ¡porque él sabe que tú... q-que tú me gustas, es por eso que trata de quitarme del camino! — Robert me miró atentamente de forma más calmada y algo atenta, se notaba que mis palabras le hicieron entrar en razón — Perdóname, sé que actúo como un desquiciado, pero... m-me aterra pensar que ese chico logre seducirte, y-y saber que no me avisas que vas a beber me... me hace sentir que me ocultas cosas.
— Ty, nunca he pretendido ocultarte nada — susurró tomando mis mejillas para acariciarlas suavemente — No te dije del bar porque no lo ví importante, enserio, yo ni siquiera disfruto ir ahí, pero mis socios insisten en cerrar tratos ahí — dijo algo frustrado mientras seguía acariciando mi rostro — Lamento si te he causado inseguridad.
— Odio la forma en que ese tipo te mira — susurré mirando a otro lado, Robert sonrió suavemente para besar mi frente y darme un cálido abrazo.
— Lamento que me mire de esa forma, creeme que trato de imponer distancia para que no te preocupes.
— ¡Y él insiste en acercarse a ti! — reclamé mirándole con seriedad, mi prometido sonrió incrédulo al ver mi reacción.
— Eres hermoso cuando te enojas — murmuró acariciando mi mejilla y mis labios — Sí, él se acerca a mí, ¿y qué? a mí me da igual Taylor, yo solo te amo a ti, te deseo a ti, no a un chico pelirrojo que poco me atrae.
— ¿Y si él lograse seducirte?
— ¿En verdad crees que podría desear a alguien más, sabiendo que al llegar a casa, estarás esperándome para tener sexo? — murmuró empezando a repartir besos por mi rostro.
— ¿Q-Qué se yo si el sexo conmigo te aburre? — dije algo apenado mientras miraba a otro lado.
— ¡¿Aburrirme?! ¡¿Taylor has perdido la razón?! — preguntó mirándome algo risueño — ¿En verdad crees que tus gemidos me lograrán aburrir algún día? — mis mejillas empezaron a arder en cuanto Robert dijo eso.
— S-Sí pero— no pude terminar de hablar, ya que mi prometido había plantado un hambriento beso en mis labios.
— Lamento no haberte dicho lo del bar, prometo decirte cada mínimo detalle del trabajo a partir de ahora.
— Y trata por favor de que ese tipo esté lejos de ti — dije con algo de seriedad, sacándole una ligera carcajada a mi pareja.
— Lo mantendré a raya, gatito celoso — dijo entre risas mientras me seguía abrazando — ¿Puedes perdonarme?
— Claro — dije pegando mi frente con la de él — Pero es enserio lo que digo sobre el pecoso, no lo quiero cerca de ti.
— Te mata no poder marcar territorio frente a él ¿verdad? — preguntó risueño mientras me tomaba de las mejillas con una sola mano y me hacía verle fijamente a los ojos.
— ¡Claro que me mata! ¡lo odio! ¡siento que se burla de mí cuando me mira con esa sonrisa boba de concurso! usht es que-¡si no trabajara contigo creeme que ya lo habría mandado al demonio!
— Lo sé — dije risueño mientras arqueaba una ceja, me abrumaba ver cómo Robert disfrutaba verme muriendo de celos, como si le deleitara ver que yo realmente lo amaba, y estaba dispuesto a correr a quien quisiera acercarse a él.
Volvió a besar mi frente con dulzura, para cargarme entre sus brazos y mirarme coquetamente, me tomó por sorpresa que me sujetara de esa forma.
— ¿Vamos a casa, señor celoso?
— Sí, Teresa debe estar por llegar — dije mirando fijamente sus hermosos ojos azules, cada que los veía me sentía en paz, la idea de que otro quisiera quedárselos me mataba, me hacía daño, me hacía sentir una rabia incalculable.
— Vamos entonces — dijo empezando a caminar aún conmigo entre sus brazos, haciéndome ruborizar como nunca.
— ¿Seguro que quieres llevarme así? ¿qué pasa si el pelirrojo nos ve? — dije de forma incrédula, sacándole al señor Dawson una suave carcajada.
— Le diré que solo estoy ayudando al señor Atwood por haberse torcido el tobillo, y que lo llevaré a mi casa para atenderlo como se debe — murmuró empezando a besarme el cuello, jadee por debajo tratando de resistirme a sus encantos, pero era muy difícil, Robert sabía cómo enloquecerme, él sin duda es un hombre de ensueño, por más que sus acciones me desquicien de vez en cuando.
Continuará
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- Gema
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