05 - 'Agridulce'
Había pasado una hora y media, toda la familia seguía bebiendo y conversando, yo ya empezaba a cabecear, normalmente no me desvelaba tanto, solo cuando mi prometido tenía antojo de sexo de madrugada (cosa que no era tan común como creerían), pero igual me quedé ahí afuera con ellos, debía ser buen anfitrión, o al menos intentar serlo.
— Bien, creo que se está haciendo tarde — dijo Catherine — Deberíamos irnos, John.
— Están muy ebrios, no creo que deban conducir así — dijo Robert — Pueden quedarse e irse mañana temprano.
— Suena bien — dijo George levantándose del sofá — Yo dormiré abajo con Molly y los niños.
— Yo dormiré abajo también — dijo Alice, nuestra casa era lo suficientemente espaciosa, por lo que teníamos habitaciones suficientes para que cada familia durmiera junto con sus hijos.
— Bien, entonces John y yo dormiremos aquí arriba — dijo Catherine mientras se levantaba del sofá y jalaba a su esposo con cuidado, acción que replicaron Alice y Molly, cosa que me causó algo de gracia, por lo que yo quise copiarla también.
— Vamos grandulón, a dormir — dije levantándome y jalando a mi prometido, él empezó a reír y se levantó para tomarme de las caderas y empezar a besarme con deseo, empezaba a perderse en el alcohol, eso me llenaba de ternura.
Escuchamos una voz carraspear de forma brusca, cosa que hizo a mi prometido apartarse un poco de ese beso, y ver con algo de fastidio a su padre.
— ¿Se te perdió algo? — preguntó Robert de forma tosca.
— Al menos ten la decencia de respetarnos la cara — dijo John de forma brusca, se notaba que el alcohol los estaba afectando, sus hijos se frenaron para ver lo que estaba pasando, pero yo no podía quedarme viendo, debía intervenir.
— Ven acá — le dije jalándolo del brazo — ¡Debemos madrugar, Teresa viene mañana temprano! — Robert seguía viendo a su padre con seriedad, y el contrario igual miraba a mi pareja como si quisiera abofetearlo, por lo que Catherine se paró frente a él para apaciguar su genio también, me frustraba mucho sentir que cada vez que la familia se reunía para beber, todo podía acabar en una muy fuerte discusión, en la que obviamente, mi pareja iba a ser el principal involucrado — ¡Buenas noches a todos!
Como pude me llevé a Robert hasta nuestra habitación, cerrando la puerta con llave para evitar que quisiera ir a seguir peleando con su padre, no obstante, sentir unas manos en mi trasero y unos besos en mi cuello, me hicieron saber de inmediato lo que mi prometido quería.
— Vamos a coger, Ty — susurró en mi oído de forma ronca, un leve jadeo salió de mis labios, pero saber que mis suegros estaban en la habitación de al lado, me hizo voltear a verlo con seriedad.
— ¡Tus padres están al lado!
— Lo sé, pero no me importa — me jaló de las caderas para empezar a besarme el cuello con deseo, yo luchaba por no gemir, pero ver a Robert tan perdido por el alcohol, me ponía muy caliente, por alguna razón.
— Robert, c-cariño basta — le pedí entre susurros — S-Si nos oyen—
— Te haré morder la almohada — murmuró empezando a frotar su bulto contra mi cuerpo, dicha sensación me hizo gemir por debajo, ya no aguantaba, debía ceder.
— ... ¡B-Bien! — chasquee la lengua con frustración — Pero algo rápido, debemos levantarnos temprano mañana.
Dicho esto, mi pareja me cargó con fuerza para llevarme a nuestra cama, me acostó boca abajo y empezó a bajarme el pantalón, yo tomé una almohada y oculté mi cara en ella, Robert estaba impaciente, era obvio que yo debía ser quien controlara mis propios gemidos, porque con lo perdido que él estaba, me iba a hacer gritar sin remordimiento alguno.
— ¡¡Mghh!! — jadee hundiendo mi cara en la almohada al sentir cómo inundaban mi cuerpo de golpe, se sintió tan bien, la respiración tosca de Robert contra mi nuca mientras entraba y salía de mi cuerpo sin medir sus acciones, era tan delicioso que me frustraba no poder gritar.
— Ah, Taylor — gimió por debajo mientras seguía su brusco vaivén — Estás tan bueno.
— Shh — le callé mordiéndome el labio inferior, él empezó a reír para pegarse más a mi cuerpo y proseguir su vaivén, yo luchaba por contenerme, era muy estresante estar teniendo sexo al lado del cuarto donde dormían tus suegros, y lo peor, es que esa no fue la última vez que Robert me sometió a una situación tan incómoda.
Gemí ahogadamente cuando mi prometido me dio un hambriento beso en los labios, para que su lengua se frotara contra la mía de forma nada sutil, todo mientras mi pareja me colocaba boca arriba para seguir el vaivén, y empezar a jugar con mis pezones.
— Robert, amor — susurré entre suaves gemidos.
— Gime Ty, gime mi nombre — pidió separando más mis piernas y hundiéndose de golpe bajo mi cuerpo.
— N-No — me mordí con fuerza el labio inferior, en verdad quería gritar el nombre de mi prometido, pero me daba mucha vergüenza hacerlo en tales circunstancias — R-Robert — gemí al sentir varios besos en el cuello de parte suya — A-Amor cálmate, ¡a-ah! — gemí suavemente mientras mis piernas rodeaban las caderas ajenas, notaba a Robert algo desesperado, muy intenso, como si entre su borrachera un sentimiento territorial estuviera presente en él, ¿acaso quería demostrar que le importaban poco las caras de asco que su familia hacía cuando él demostraba deseo hacía mí?
— Eres mi pareja, tengo derecho de cogerte en nuestra propia cama — dijo sin una sola pizca de sutileza, como ya era costumbre en él.
— Empiezo a creer que lo haces para-¡ah! — gemí con fuerza ante una brusca estocada que dio contra mi cuerpo, rápidamente cubrí mi boca con mi mano, pero mi pareja tomó dicha mano y la estampó contra la cama, acelerando de inmediato su vaivén.
— ¿Lo hago para qué? ¿eh? habla.
— ¡Ah, Robert para, me-me duele! — grité empezando a perder la compostura, ¿cómo se me hacía tan raro que Robert fuera un experto cazador? si a mí cada noche me cazaba y me devoraba como todo un salvaje depredador, cualidad que yo siempre he amado de mi pareja, me agobia de vez en cuando, pero es muy cautivador para fingir que ello me molesta.
— ¿Lo ves? no era tan difícil — dijo entre jadeos mientras aceleraba más su vaivén, sus caderas chocaban con fuerza contra las mías, pero la piel de Robert era tan suave, que aún cuando me lo hacía con fuerza, cada roce era todo un deleite para mí.
— ¡Ah, ah, s-sigue! — rogué moviendo mis caderas lentamente, admito que yo también era muy desvergonzado, pero en mi defensa, Robert era quien alteraba esa parte de mi ser.
— Estoy a nada de llenarte — murmuró en mi oído mientras empezaba a apretar uno de mis pezones con su mano libre, no pude evitar gemir ronco y echar la cabeza hacía atrás, mientras mi cuerpo se estremecía y recibía a mi pareja con gusto, y se esforzaba por no dejarlo ir — ¡Mgh, d-deja de apretar así!
— N-No puedo evitarlo, no quiero que te vayas — dije entre suaves risas y gemidos.
— Me quedaré aquí dentro el tiempo que desees — dicho esto, me dio un hambriento beso nuevamente, apegándose más a mi cuerpo y continuando con su brusco vaivén.
Mordí con fuerza sus labios al sentir la corriente del orgasmo recorrer mi piel, mi vientre se contrajo mientras mi semilla empezaba a salir de mi cuerpo y manchar el de mi prometido, no pude evitar gemir de forma suave y muy sexy, gemidos que lograron alterar a Robert y hacerlo venirse de igual forma.
— A-Agh, R-Robert — gemí mientras mi cuerpo se estremecía de forma muy vergonzosa — C-Cariño.
— Shh, así — dijo moviéndose lento, haciéndome gemir de forma ronca — Buen chico.
— Mgh, eres un idiota — susurré entre suaves jadeos, recostándome en la cama y tratando de recobrar el aliento, pero mi descanso duró poco, debido a que mi prometido me alzó la pierna y entró de golpe a mi cuerpo de nuevo — ¡Ah, p-para!
— Yo aún no he terminado — comentó continuando un rápido vaivén que me hizo temblar, tomé la almohada y volví a morderla, acostándome boca arriba y gozando los movimientos del señor Dawson, doblaba mis piernas ante cada embestida, ¿me iba a volver a venir tan rápido?
— Taylor, no aguanto — gimió hundiéndose de golpe en mí, haciéndome estremecerme y morder la almohada con fuerza, sintiendo un fuerte orgasmo recorrer mi cuerpo nuevamente, al mismo tiempo que sentía mi cuerpo ser invadido por la semilla de mi prometido, mientras él empezaba a temblar y a jadear con pesadez.
Luego de estar así unos segundos más, Robert se dejó caer sobre mi cuerpo, con su cara en mi cuello, dándome suaves beso más tiernos que lujuriosos, sonreí por inercia mientras rodeaba sus caderas con mis piernas (ya que él seguía dentro de mí).
— Eso fue rico — susurró adormilado.
— Tus padres van a mirarnos feo mañana — dije mientras jugueteaba con su cabello.
— No me importa — dijo de mala gana mientras acariciaba mi pecho con sus manos — Eres mío, te haré mío cuando quiera, no dejaré de darte afecto solo porque ellos lo vean con asco.
— Ya sabía yo — dije entre suaves risas — Es muy fácil provocarte ¿sabes?
— ¿Eso está mal? — murmuró haciendo un leve puchero mientras me besaba la mejilla, reí para seguir acariciando su cabello.
— Amor, debes empezar a controlarte un poco — pegué mi frente con la suya — No me molesta el sexo espontáneo, pero me preocupó mucho que casi pelearas con tu padre hace rato.
— Eso pasaba mucho antes de ti, ha pasado toda la vida — susurró con molestia mientras rodaba sus ojos.
— De igual forma, no quiero que pelees con tu padre, ¿crees poder controlarte cielo?
— Trataré, pero no prometo nada — dicho esto, se apegó más a mí para abrazarme y acostarse boca arriba conmigo en su pecho — Ah Dios, en verdad necesitaba follar así.
— Fue lindo, pero habría sido mejor teniendo la casa sola para poder gemir como quisiéramos — dije repartiendo besos en el pecho ajeno.
— Hey — me tomó de la barbilla para hacerme verlo a los ojos — Deja de besarme el pecho así, o te tendré que volver a coger.
— ¿Porqué te pones tan caliente cuando bebes? — dije entre risas coquetas.
— Tú también te vuelves una puta cuando bebes.
— ¡Eso no es cierto! — dije entre risas mientras me acercaba a la boca de mi pareja para besarla con deseo.
— Deberíamos hacerlo otra vez — susurró empezando a acariciar mis piernas.
— Debemos dormir — murmuré algo suplicante, jadeando al sentir unas suaves embestidas contra mi cuerpo.
— ¿Seguro? se nota que no quieres dejarme ir.
— Bueno, algo rapido y a dormir ¿bien? — dije de forma juguetona, y sin dudarlo dos veces, Robert me puso boca abajo de nuevo para empezar a moverse de forma lenta, abrazándome desde atrás y dando algunos besos en mi cuello.
Gemí ronco ante dichos movimientos lentos, Robert manoseaba mis glúteos y los separaba para hacerse espacio en mi cuerpo, era un poco desesperante, pero era demasiado rico para quejarme.
— Robert, ay amor — gemí moviendo mis caderas lentamente, Robert me azotó contra la cama con fuerza, haciéndome gemir de dolor y arquear la espalda — ¡Ah, duele!
— Me encanta esta vista — dijo juguetonamente mientras seguía dándome de forma lenta, sonreí apenado cuando me dijo eso, mi prometido era muy sucio, sobre todo cuando bebía — Dios santo Ty, amo que estés subiendo de peso.
— ¡No empieces! — me quejé con frustración, aunque él ignoró mis palabras y siguió con sus embestidas.
— ¿Eres mío, verdad? — preguntó en mi oído, sacándome pesados jadeos de los labios.
— T-Tuyo, de nadie más — asentí apretando las sábanas con fuerza, esa noche estaba haciendo frío, pero Robert me daba un calor muy reconfortante.
— Mgh, Ty — hundió su cara en mi cuello para morderme con fuerza, noté que empezó a temblar de golpe, seguramente estaba a punto de venirse.
Me tomó de las caderas para alzarlas un poco, obligándome a levantar mi cuerpo y colocarme en una posición algo vergonzosa, pero que era muy placentera por lo profundo que lograban llegar las embestidas.
Pegué el pecho del colchón y empecé a gemir en cuanto Robert comenzó a moverse, sujetando mis caderas con fuerza, sacándome gemidos roncos y nada sutiles, gemidos que lograban alterar el líbido del señor Dawson como nunca.
Arquee la espalda al sentir cómo mi pareja llenaba mi cuerpo de su semilla nuevamente, dicha sensación tan placentera me hizo venirme una tercera y última vez, llenando el colchón de mis líquidos así como también lo llenamos con los líquidos de Robert, quien seguía manoseando mi trasero como si fuera la primera vez.
— Uff, nunca voy a cansarme de llenarte — dijo mientras sus dedos frotaban mi piel, para acto seguido, darme una fuerte nalgada que me hizo gruñir de molestia.
— ¡Auch, cuidado! — me quejé volteando a verlo con seriedad, Robert me sonrió cínicamente para salir de mí y recostarse a mi lado, su pecho subía y bajaba suavemente, se notaba que estaba exhausto.
— Qué noche tan agridulce — susurró con voz algo adormilada, sus palabras me hicieron notar que el efecto del alcohol ya se le había bajado finalmente.
Me pegué a él para acostarme en su pecho y empezar a jugar con su cabello, Robert me rodeó con su brazo mientras usaba el otro como almohada, mirando a través de la ventana de nuestra habitación cómo la luna era cubierta por varias nubes de lluvia, el clima era bastante frío en mi nuevo hogar.
— Estamos juntos, es lo que importa — dije tratando de animarlo.
— Y no puedo estar más agradecido de eso, pero odio que mi familia se empeñe en incomodarnos.
— Tranquilo, sé que no es tu culpa — susurré cerrando de momento mis ojos, el sueño empezaba a ganarme — Solo tratemos ignorar el panorama ¿sí?
— Quiero garantizarte una vida tranquila Ty, sin tantos líos de por medio.
— Te tengo conmigo, todo lo demás me da igual — admití abrazando a mi pareja y acurrucándome en su pecho, entrelazando una de mis piernas con la suya — Durmamos ya, estoy cansado.
— Jej, gatito holgazán — susurró dándome un beso en la cabeza — Descansa cariño.
— Te amo Robert — dije adormilado mientras me aferraba a su cuerpo, no mentí cuando dije hace tiempo que Robert era quien me ayudaba a dormir de mejor forma.
— Yo también te amo, Taylor — susurró acariciando mi espalda con ternura, fue lo último que escuché antes de quedarme dormido, sintiendo las suaves caricias de mi prometido contra mi piel, y ni hablar de lo hermoso que era pegarme a su pecho y escuchar el lento palpitar de su corazón, sonido que me ayudó a conciliar el sueño mucho más rápido, y que me ayudaba cada noche a dormirme sin problema.
-
Estaba profundamente dormido en la cama con mi pareja, abrazando aquel peluche que Mónica me obsequió en mi cumpleaños, y que tenía oculto bajo una almohada para abrazarlo de vez en cuando; sentía el cuerpo de mi prometido apegado al mío, abrazándome desde atrás y ayudándome a dormir de mejor forma, era todo un deleite despertar de esa forma.
Repentinamente sentí un suave beso en mi mejilla que me hizo sonreír por inercia, al mismo tiempo que escuché algo que ruborizó mis mejillas por completo.
— "No sé tú, pero yo, no dejo de pensar" — murmuró en mi oído con voz suave y algo ronca, cantando una de las canciones que él tanto amaba de Luis Miguel, porque según sus propias palabras, le recordaba mucho a nuestra relación — "Ni un minuto, me logro despojar, de tus besos tus abrazos, de lo bien que la pasamos... la otra vez" — sonreí cálidamente al sentir algunos besos en mi cuello mientras mi prometido seguía cantando suavemente.
— Robeert — dije entre risas.
— "No sé tú, pero yo... quisiera repetir" — susurró tomando mi mejilla para hacerme verlo fijamente a los ojos — "El cansancio que me hiciste sentir, con la noche que diste, y el momento que con besos construiste" — en cuanto cantó esa última parte, me fue imposible no irme sobre él para besarle los labios con ternura, saboreando la boca de mi pareja mientras él acariciaba mi cuerpo de arriba a abajo.
Se puso sobre mí para seguir con aquellos beso poco sutiles, acariciando mis caderas a medida que se iba preparando para empezar a embestirme, hasta que el ruido de la puerta nos hizo detenernos.
— ¡Robert, el desayuno ya está listo, estamos esperando por ustedes para desayunar! — exclamó la voz de Alice al otro lado de la puerta, mi pareja suspiró con frustración mientras me miraba fijamente a los ojos.
— Creo que tendré que terminar de cantarte en otro momento.
— Descuida, seré paciente — dije entre suaves risas para tomarle del cuello y besar sus labios con dulzura — Gracias por despertarme de esa forma.
— Lo haré cada que pueda — murmuró correspondiendo a mis besos, apartándose un poco para levantarse de la cama y estirarse, yo me senté en la cama para estirarme un poco de igual forma, y ver a través de la ventana que el sol ya había salido.
Me levanté de la cama para caminar al baño, aunque me detuve al sentir un fuerte golpe contra mi glúteo, voltee a ver a mi pareja con seriedad, mientras él me dedicaba una expresión cínica y juguetona.
— Empiezas a exagerar con eso — dije cruzándome de brazos mientras miraba como él pasaba a mi lado y me guiñaba el ojo.
— Es tu culpa por tentarme tanto.
— ¿Solo verme caminar te tienta? — pregunté caminando al baño detrás de él.
— ¿Qué te digo? voy a casarme con un manjar — dijo volteando a verme de manera coqueta, mis mejillas ardieron por completo al oírle, al mismo tiempo que una sonrisa nerviosa se reflejaba en mi rostro — Me mata que aún te emociona que diga que vamos a casarnos.
— ¿Q-Qué quieres que diga? s-sigo sin creer que quieras... ya sabes... bueno, o-olvida lo que dije — murmuré con nerviosismo mientras miraba a otro lado, empezaba a dejar salir mis inseguridades, y si algo aprendí de las malas experiencias, es que debía de saber cuándo callarme la boca, o eso haría las cosas mucho más complicadas.
— Ty — dijo Robert tomando mi mejilla y sonriéndome con ternura — Ya te lo dije, te amo, y quiero que seas mi esposo — mi pecho empezó a latir con fuerza al oírle, sonreí gustoso cuando me dijo eso.
— Gracias por decirme eso — susurré tomando su mano para besarla, aunque el ruido de la puerta interrumpió el momento tierno entre nosotros.
— ¡Ya vamos, maldición! — gritó mi prometido con seriedad, chasqueó su lengua para entrar de vuelta al baño, yo le seguí para tomar mi cepillo y lavarme los dientes mientras él se aseaba, esa era nuestra rutina cada mañana, claro, a veces teníamos sexo en la ducha o en la cama, pero eso era solamente cuando Robert no tenía prisa por irse al trabajo, y debido a que de noche nosotros éramos dos lujuriosos inconscientes, despertábamos tarde y mi prometido debía irse casi corriendo al trabajo, amaría decir que hemos aprendido de nuestros errores, pero aún en la actualidad seguimos repitiendo las tonterías de la juventud, tonterías muy deliciosas, por cierto.
Continuará
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- Gema
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