04 - 'En El Norte Y En El Sur'
Luego de media hora la cena estuvo lista, ayudé a Molly a servirla, teniendo cuidado de no dejar expuesto mi anillo, tenía mucho miedo de que Alice lo viera, la advertencia que Robert me hizo alguna vez rebotaba por mi mente cuando pensaba en dejarlo expuesto, y dado que ya no quería más drama con los Dawson, preferí ocultar la prenda que mi prometido me obsequió, por más hermosa que fuera.
— ¡Niños, vengan ya! — gritó Molly mientras terminaba de poner la mesa, yo le ayudaba sirviendo el vino, aunque me detuve al sentir cómo alguien me abrazaba por detrás y me besaba el cuello.
— ¿A qué hora sales por la propina, hermoso? — susurró en mi oído de manera sensual.
— ¡Basta! — dije entre risas mientras un gran rubor llenaba mis mejillas, Robert pegó su frente con la mía unos segundos, amaba que por cualquier cosa deseara darme afecto, podríamos pasar el día juntos, y aún así el sujeto me besaba y me hacía sentir increíble, ¿les he dicho cuánto lo amo?
Repentinamente noté que alguien nos observaba, se trataba de Alice, quien nos miraba de forma incrédula, se notaba que le disgustaba la forma tan exagerada en la que Robert me daba afecto, yo traté de no hacerle caso, pero esos ojo azules eran densos, penetrantes, poseían un don innato para intimidar, y yo era demasiado intimidable.
— No le hagas caso — susurró mi prometido mientras me daba algunos besos en la mejilla, al mismo tiempo que su mano se deslizaba suavemente por la mía, y acariciaba suavemente el anillo en mi dedo, estuvo a punto de quitármelo, pero yo no me dejé.
— No — murmuré suavemente — No me lo quiero quitar.
— ¿Seguro? llevas toda la noche escondiendo tu mano.
— Prefiero eso a quitármelo, y terminar dándole lo que ella tanto quiere — dije con algo de molestia al hablar, seré franco con ustedes, me empezaba a frustrar el hecho de no poder disfrutar a plenitud de mi pareja, que nuestra relación fuese un tabú, era demasiado odioso, aún no poseía la fuerza de voluntad para alzar la voz, por lo que solo me quedaba batallar con lo poco que tenía.
— Como gustes — murmuró tomándome del cuello para darme un cálido beso en los labios, era muy difícil no volver más lujuriosos los besos, porque mi boca y la de Robert fueron hechas para estar juntas, pero en presencia del clan Dawson, yo trataba de controlarme, y es que ¿porqué Robert debía hacerlo? al que miraban mal era a mí por ser el bastardo extraño, y aunque mi pareja también era juzgada, sobre mí caía la mayor culpa.
— ¡Oigan oigan! ¡guarden un poco para Suiza! — dijo Catherine mientras se acercaba a nosotros y nos palmeaba los brazos, logrando que mi pareja se apartara de dicho beso y la mirara con algo de frustración.
— ¿Pretendes que no bese a Ty hasta que lleguemos a Suiza?
— Sabes a lo que me refiero — dijo ella mirándonos pícaramente, mis mejillas ardieron bastante al asumir lo que trataba de decir, me ponía muy nervioso notar que Catherine era tan directa con Robert como lo era Teddy conmigo, ¿las madres mojigatas realmente existen, o solo son un mito?
— Por cierto, ¿cuándo será el viaje? — pregunté mientras veía cómo toda la familia pasaba a la mesa.
— En dos días — dijo Molly — ¡¡Niñoos!!
— Te va a encantar Suiza, Taylor, es tan hermosa — dijo Catherine palmeando mi mano, yo me senté junto a ella y junto a Robert, él se sentó de mi lado derecho, para tomar la mano donde tenía mi anillo y taparla con la suya, mi pareja es todo un calculador, ¿se los he dicho?
— ¿Van allá a menudo? — pregunté.
— Siempre que tenemos la oportunidad — aclaró George dando un sorbo a su vino — Ahí me casé por primera vez, y cada que tenemos vacaciones vamos para allá, sus montañas son preciosas.
— ¿Alguna vez has ido a una montaña nevada? — me preguntó Molly, sonreí apenado mientras el recuerdo de una casa desordenada y de un niño viendo películas navideñas era lo más cercano que pude estar de una "montaña nevada".
— Ah, no — dije moviendo la cabeza de un lado a otro — En Detroit nieva, pero no hay montañas, además yo casi nunca salía, debía quedarme en casa cuidando de mi hermano.
— ¿Tienes hermanos? — preguntó Catherine algo asombrada.
— Bueno... tengo tres, dos paternos y uno materno; a uno de ellos lo vendería en el mercado negro sin dudarlo, a los otros dos sí los extraño mucho — dije sonriendo con algo de pena, desde que llegué a Londres no sabía nada de Raquel, y a Tyson lo llamaba dos o tres veces por semana, pero igual era triste no verlo en persona.
— ¿Y no has pensado ir a américa a visitarlos? — preguntó George.
— No puedo, es decir, llegamos hace muy poco tiempo en realidad, y Robert tiene demasiado trabajo como para obligarlo a ir y venir de un lado a otro.
— ¿Y no has pensado viajar sin Robert? — preguntó George nuevamente, haciendo que mi piel se erizara por alguna razón.
— ¡¿George cómo preguntas algo así?! — reclamó Catherine, Robert miraba a su hermano de manera incrédula era obvio que las palabras ajenas no le caerían muy en gracia que digamos.
— Tus chistes son de mal gusto, George — dijo Robert con seriedad.
— Opino igual que él — habló Alice, logrando asombrarme por oír su voz entablar conversación con nosotros — Eres un hombre ocupado, y si él tanto extraña a su familia, ¿porqué no viaja a verlos?
— Por la misma razón que Sandro te acompaña a cada pasarela aún cuando no es necesario que lo haga, hermanita: lealtad — comentó apretando mi mano con fuerza, la mano donde tenía mi anillo, mano que él obviamente quería proteger de los ojos azules de su hermana — Ni loco dejaré que Taylor viaje sin mí.
— Actúas más como un padre que como un novio — dijo Alice de forma un tanto burlona, sus palabras erizaron mi piel por completo, y ni hablar de la cara severa que puso Robert, de no ser porque unas voces agudas llegaron para romper la tensión, una discusión muy seria habría iniciado.
— Lamentamos la tardanza — dijo uno de los pequeños que llegaban a la mesa y se sentaban junto a sus padres — Le estaba ganado a Will en la consola.
— ¡Yo te estaba ganando! — reclamó el chico de quince años, sus padres rieron sutilmente, mi prometido dio un trago a su bebida, lo notaba tenso, entendía bien el porqué, las palabras de Alice eran tan afiladas como cuchillos de carnicería, y Robert tenía la tolerancia de una mujer pariendo.
— Bueno, empiecen a comer ya, Molly se esmeró mucho haciendo la cena — dijo Catherine calmadamente, su esposo estaba sentado junto a ella, mirando a todos con seriedad, me abrumaba lo extremadamente serio que era ese hombre.
Todos empezamos a comer, apenas probé aquel platillo me fue imposible no querer terminarlo todo, Molly cocinaba delicioso, condimentaba a la perfección, esa era mi parte favorita de las cenas con el clan Dawson.
— Oye Madonna — habló el chico de quince años, yo le miré con algo de seriedad cuando me dijo así — ¿Vas a ir con nosotros a Suiza?
— ¡Tienes que ir! — dijo el pequeño de diez años — Es muy bonito, hay muchos animales.
— Papá y el abuelo me van a enseñar a cazar — dijo William nuevamente, me quedé helado cuando dijo eso.
— ¿Cazar? — murmuré algo abrumado.
— Es la tradición de mi familia — dijo mi prometido — Y Will ya tiene quince, así que ya puede ir de cacería con nosotros.
— ¿Tú también cazas? — pregunté.
— Tío Robert tiene el récord — dijo el pequeño Charlie, haciéndome sonreír algo nervioso, estaba consciente de que los ingleses eran fanáticos de la caza, pero nunca imaginé que mi pareja sería tan bueno en tal oficio.
— De jóven papá nos llevaba a cazar en Cambridge, cazamos muchos zorros y conejos — dijo George.
— Aunque la especialidad de mi hermano siempre fueron las conejas — dijo Alice dando un sorbo a su copa de vino, Robert la miró con severidad en cuanto dijo eso, yo obviamente entendí a lo que se refería con eso.
— A mí nunca me ha gustado eso de cazar animales inocentes — dijo Catherine — Así que me llevaré a Lorenzo y a Charlie a pasear en nieve mientras todos esos brutos están matando animales inocentes.
— Oye Taylor, deberías ir con nosotros, ¿has cazado alguna vez? — dijo George, yo me atraganté con un trozo de carne que estaba pasando por mi garganta justo en ese momento.
— Agh, ¿p-perdón? — dije mientras tosía un poco, los niños empezaron a reír por mi reacción, mi prometido palmeó suavemente mi espalda — ¿Y-Yo?
— No creo que sea buena idea, Ty es algo impresionable — dijo Robert.
— Bueno, no "taan" impresionable — dije tratando de quitarme esa marca de "niñito" de encima, las palabras de Alice que insinuaban que Robert me sobreprotegía me lograron incomodar de forma considerable, así que quería tratar de desligar esa imágen de mi persona, y demostrar que podía hacer esas mismas cosas que ellos, aunque ciertamente, la idea de matar a un animal inocente no me emocionaba.
— Cariño, lloras viendo vídeos de perros sin hogar — dijo Robert mientras me sonreía pícaramente.
— Sí pero... e-ese no es el punto — dije mirando a otro lado con vergüenza, me sorprendió sentir un suave beso en mi mejilla de parte de mi prometido, beso que me hizo sonreír y mirarle con ternura, aunque un leve dolor llegó a mi pecho al notar cómo ante nuestro gesto de amor, Alice cubrió los ojos de su hijo para que no nos viera, Robert la miró de forma incrédula ante esto, y yo no pude evitar agachar la mirada con vergüenza, sé que no podíamos excedernos, menos en presencia de los más jóvenes, pero ¿un beso en la mejilla ya era motivo de escándalo? ¿cualquier muestra de afecto entre ambos ya debía ser satanizada? sé que en ese entonces yo no tenía hijos y no podía opinar, pero sí me dolía que me tomaran como el "mal hábito que no debía ser copiado".
-
Cuando todos terminamos de cenar, toda la familia fue al sofá para conversar y beber un poco, yo me quedé en la cocina a ayudar a Molly con los platos, ella me caía muy bien, y sentía que yo le agradaba de igual forma.
— ¿En verdad quieren que sea padrino en la boda? — pregunté mientras pasaba un pañuelo por los platos recién lavados.
— Por supuesto, eres parte de la familia ahora, no sería correcto dejarte por fuera — comentó sonriéndome calmadamente, sonreí de vuelta mientras algo de incomodidad llegaba a mi pecho nuevamente, ella notó esto, por lo que me dijo calmadamente — No te sientas mal, Alice es dura, pero... ya verás que te empezará a querer pronto.
— ¿Tan mal está que Robert salga conmigo? — pregunté dejando los platos en su sitio — Es decir, lo que ella hizo—
— Alice es muy conservadora — dijo ella tomando mi hombro sutilmente — Es idéntica a su padre en ese aspecto, trata de no hacerle caso, será mejor que no te enfoques tanto en sus gestos y acciones.
— ¿Contigo también tuvo problemas? — ella me sonrió algo dudosa, se notaba que quería decirme algo.
— Bueno, ehh... Alice siempre ha sido una hermana recelosa, tanto con George como con Robert, así que al principio tuvimos algunos... roces — sonrió algo incómoda al decir eso — No creas que con Giselle siempre se llevaba bien, de vez en cuando discutían de más, principalmente por ver quién era "la consentida" de Robert, puede que por eso te mire con malos ojos, porque Robert se desvive por verte felíz — dichas palabras me hicieron sentir un poco más calmado, pero al mismo tiempo, me causaron más angustia — Solo trata de aguantar ¿de acuerdo? sé que todo mejorará pronto.
— Eso espero, porque yo puedo tolerar hasta cierto punto lo que dice, pero Robert... — suspiré pesadamente al recordar las expresiones coléricas de mi prometido, Molly empezó a reír al escuchar mis palabras.
— Por cierto, ese anillo que tienes es muy bonito — me alerté al escuchar sus palabras, por lo que cubrí mi anillo con mi otra mano apenas la escuché hablar.
— ¿S-Sabes lo que— intenté hablar, pero ella me interrumpió.
— Lo sé, y no te preocupes, no se lo diré a Alice — comentó sonriéndome con calma, sus palabras me aliviaron bastante — Muchas felicidades.
— Te lo agradezco.
— ¿Cuándo será la boda?
— No lo sé, no hemos pautado fecha aún — murmuré terminando de secar otro plato — No tenemos tanta prisa, es decir... apenas empezamos a vivir juntos, sería precipitado casarnos tan de golpe.
— Te noto algo nervioso con el tema, ¿te preocupa algo? — sus palabras me alertaron bastante, la miré confuso mientras arqueaba una ceja, sonaba a que me trataba de insinuar lo mismo que Richard insinuó.
— ¿Me pregunta si tengo dudas sobre casarme con Robert?
— No Ty, es solo que... no lo sé, siento que estás nervioso, tal vez ¿asustado? — fruncí el ceño con confusión al oírle, yo era realmente un cobarde, pero ¿estar asustado? no lo creía, sonaba muy raro, tan raro, que lamentablemente era posible.
— Y-Yo— suspiré tratando de poner orden en mis ideas, mi pecho latía con fuerza cuando me imaginaba casado con Robert, era básicamente la misma vida que estábamos llevando, con la única diferencia, de que al estar casados, él no podría deshacerse de mí, era algo para toda la vida, y eso en el fondo me ponía muy nervioso, no llevábamos ni seis meses viviendo juntos, aún era temprano para asumir que mi prometido y yo lográbamos encajar, por lo que me aterraba que Robert se hartara y quisiera dejarme, sé que él siempre decía que no iba a pasar pero ¿en verdad creen que el señor "paranoia" iba a dejar las cosas así?
— Tranquilo, no trataba de ponerte nervioso — dijo ella — Entiendo cómo te debes sentir, casarse tan jóven es un paso muy grande.
— Sé que es precipitado, ya me lo han dicho, pero... esto es lo que quiero de verdad — admití mientras mis mejillas se tornaban carmesí, mi mente y mi corazón parecían ser enemigas a muerte, una proclamaba toda clase de ideas que acabarían en desastre y en una aguda depresión, el otro solo deseaba una vida tranquila junto al hombre que amaba, y yo trataba de hacerle caso a los dos, pero era complicado estar en el norte y en el sur al mismo tiempo.
— Te entiendo, yo tenía muchas dudas cuando me casé con George, él venía de una familia influyente, yo era toda una doña nadie, creí que estaba comiendo un terrible error.
— ¿Y qué pasó? — pregunté algo curioso, ella me sonrió tranquilamente, y me respondió:
— Dos hijos, una segunda boda, y una vida juntos que no cambiaría por nada — sus palabras me reconfortaron bastante, sonreí apenado mientras terminaba de secar un plato, tal vez debía ignorar las advertencias lúgubres de mi cerebro, y solo dejarme llevar, gozar de la hermosa vida de pareja que estaba llevando, disfrutar de mi vida con Robert, al fin y al cabo, yo me prometí hace mucho tiempo que iba a ser felíz, y Robert era lo que me hacía felíz en verdad, siendo así ¿porqué quedarme callado por el miedo, cuando podía dedicarme a gozar de mi vida junto al hombre al que amaba? sabía que la inseguridad no se iría, pero quería tratar de ignorarla, o al menos eso fue lo que intenté.
— Chicos ya terminen con eso — dijo Catherine mientras llegaba con nosotros y nos tomaba de los brazos — Vengan, estos hombres hablando de tanto negocio me tienen mareada.
— Mejor vamos y ayudemos a Catherine, ¿te parece Taylor? — dijo Molly.
— Vamos — dije terminando con los platos para caminar a la sala junto a ambas mujeres, lugar donde estaban los Dawson bebiendo y conversando sobre negocios, lo habitual en ellos.
— ¡Suficiente, esto es una cena familiar, no una reunión de negocios! — dijo Catherine mientras se acercaba a su esposo y se sentaba a su lado.
— Solo le pregunté a Robert cómo iba con el trabajo atrasado — dijo John mientras besaba los labios de su esposa, me dio ternura ver que aunque ya tenían muchos años encima, se seguían demostrando afecto como si fuera la primera vez, ya vi de dónde heredó mi prometido su gusto por el romanticismo.
Molly se sentó junto a George para sujetar su brazo con ternura, yo caminé hacía mi prometido para sentarme a su lado, pero me detuve al ver que Alice (quien estaba sentada cerca de Robert) tomó su bolso y lo colocó en el lugar donde yo pretendía sentarme, por lo que me quedé estático sin saber dónde tomar asiento.
Robert me hizo una seña para que me acercara hacia él, cosa que hice, pero me tomó totalmente por sorpresa que él me jalara y me hiciera sentarme en su regazo, obviamente me sonroje y sonreí algo embobado, las ganas de besarlo me invadieron, pero me contuve y preferí morderme el labio inferior, no me convenía ponerme "meloso" frente a todos.
— ¿Cómo te va con el hijo de Greene? — preguntó John de repente, haciéndome voltear y verlo sin saber qué reacción tener, "maldito pecoso" era lo que pensaba cada que me nombraban ese apellido.
— Bien, para ser jóven es bastante bueno en lo que hace, se nota que su padre lo ha entrenado bien — dijo mi prometido, no pude evitar sentir mi bilis juntarse en mi esófago al escuchar cómo mi pareja alababa de más a ese sujeto que tan mal me caía, por no decir que lo detestaba.
— Greene es un socio que no puedes darte el lujo de perder, Robert, ya te lo he dicho.
— Lo sé, papá, y yo también estoy consciente de ello — afirmó dando un sorbo a su trago, sentí una suave caricia en mi pierna de parte suya, pero ni eso logró que la seriedad se alejara de mi ser.
— Ah, olvidé decirles — dijo Alice llamando la atención de los presentes — Estoy buscando modelos para que usen mi colección de primavera.
— Eso suena genial hija — dijo Catherine — ¿Ya pensaste a quién contratar?
— Tengo a varias en mente — murmuró cruzándose de piernas y mirando de reojo a Robert, quien rodó sus ojos con molestia al notar lo que su hermana estaba por decir — ¡Ódiame, pero es la mejor modelo en este momento!
— Haz lo que quieras, al fin y al cabo es tu negocio y no tengo porqué opinar, ¡pero no la quiero cerca de mí, Alice, te lo estoy advirtiendo! — sentí un amargo sabor de boca al escuchar lo que decían, primero nombraban al pecoso y luego a Giselle, parecía un recuento de las personas que me alteraban los nervios por tratar de quitarme a mi pareja.
— Hija, sé que Giselle es una modelo muy respetada, pero es de muy mal gusto que contrates a la ex novia de tu hermano — dijo Catherine.
— ¿Creen que lo hago por incomodar a Robert? ¡por supuesto que no! pero Giselle es la mejor modelo que hay actualmente, no puedo darme el lujo de perderla, menos con la competencia que hay, Mónaco es un mar de tiburones en esta época del año.
— Solo te estoy advirtiendo, Alice; no quiero que tu marca sufra, porque sabes que adoro tu trabajo, pero no quiero a Giselle cerca de mí, ¿estamos claros? — dijo mi prometido mientras daba otro trago a su bebida, yo carraspee un poco mientras miraba el semblante incrédulo de la pelinegro, era obvio que las palabras de su hermano le frustraban por completo, ¿acaso ella seguía esperanzada de juntar a Robert con Giselle? trataba de no pensar en eso, porque sacar conclusiones solo me generaba migraña, y más paranoia de la que ya tenía de por sí, cosa que no necesitaba en absoluto.
Continuará
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- Gema
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