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02 - 'Juntos'


— Creo que te preocupas de más, Ty — habló la voz de mi conciencia a través de mi celular, celular que estaba sobre la mesa de centro con el altavoz activado, debido a que yo estaba ocupado tallando el sofá con una esponja para quitar las manchas que mi semilla dejó sobre el mueble en cuestión, manchas que no se lograban quitar en absoluto, doy gracias a Dios por no ser heterosexual, de serlo sería ese tipo de hombres que a la primera metida ya embaraza a la mujer, no tengo duda alguna de ello.


— ¡¿Preocuparme de más?! ¡Mónica serán días rodeado de las personas que claramente confesaron odiarme por salir con Robert! ¡¿crees que mis preocupaciones son exageradas?! — reclamé tallando el sofá con algo de fuerza, me preocupaba que la mancha no se lograba quitar del todo, maldigo el sémen y su habilidad de ser muy difícil de quitar, Robert tiene trajes carísimos que tuvo que guardar por mucho tiempo por culpa de manchas de lujuria que no lograron quitarse tan fácilmente.


— Ty, Ty, primero que todo cálmate ¿de acuerdo? — dijo ella mientras yo tomaba aire, aún me cuesta comprender el don innato que ella siempre ha tenido para ayudarme a controlar mis impulsos, claro, existen ocasiones en las que ni siquiera Mónica me logra calmar, pero ya es porque mi nivel de sociopatía es demasiado agudo para ser controlado — La madre de Robert es quien te está invitando, ¡la matriarca Dawson! dudo mucho que ella deje que sus hijos y su esposo te hagan algún desplante; además, tenía entendido que solo Alice y el padre de Robert son los que siguen enemistados contigo.


— Así es, pero ¿quién sabe? Robert dice que George cambia de opinión muy rápido, y sabe que su hermano todavía no se toma enserio eso de que Robert sea bisexual, de hecho, siento que nadie lo toma enserio.


— Su madre lo hace, y eso ya es ventaja para ti.


— ¡Ya lo sé! — clamé algo frustrado — ¡¿Pero y si eso no basta?!


— ¡Taylor tú mismo dijiste que esa mujer controla a esa manada de sujetos pelinegros! ¡¿entonces porqué estás tan angustiado?!


— Es que... s-será primera vez que viajo con ellos, ¡que formaré parte de la familia Dawson de manera oficial! ¿y si no logro actuar acorde a la situación? ¿o-o avergüenzo a Robert frente a su familia?


— Ty, Robert adora cómo eres, ¡adora que seas totalmente opuesto a su familia! ¿qué no deberías estar tranquilo en ese aspecto?


— Esto es diferente, Moni; su hermano renovará sus votos matrimoniales, ¡es un evento muy elegante! ¡yo ni siquiera sé ponerme una maldita corbata! — exclamé tallando con más fuerza el sofá, aunque repentinamente mi sangre se heló al oír cómo alguien subía las escaleras del pasillo, y dado que solo dos personas teníamos llave de esa casa, me fue fácil adivinar quién era.Brinqué de mi sitio para tomar mi celular y quitar el altavoz.


— Llegó Robert, luego te llamo — dije rápidamente para después colgar el teléfono y dejarlo ahí tirado, me puso muy nervioso darme cuenta de que ya era hora de irme con Robert, y yo ni siquiera me había duchado por andar tratando de limpiar el sofá, mi prometido iba a matarme.


— ¡Amor, ya vine! — exclamó al llegar al salón, me agaché para que no me viera, mi plan era ir hacía la habitación y fingir que estaba saliendo de la ducha, pero obviamente lo que yo traté de hacer fue totalmente en vano, ya que las pisadas de Robert se acercaron al sitio donde yo estaba, y al hacerlo, él se quedó mirándome con expresión confusa, incrédula, y un tanto frustrada.


Alcé la cabeza sonriendo con nerviosismo, no sabía qué decir para justificarme, sobre todo porque mi prometido lucía muy frustrado, y con justa razón, él amaba la puntualidad, y yo era un ser jodidamente impuntual.


— ¿Taylor qué carajo haces ahí tirado en el suelo?


— Emmm — me levanté con cuidado del suelo, pensando qué decir para salvarme del regaño que iban a darme — Pues, verás, es una historia curiosa...


— Espero que sea suficiente para justificar ¡que ya es hora de irnos y ni siquiera te has ido a duchar!


— ¡Por supuesto que lo justifica! — dije riendo de los nervios, suspiré mirando a los lados de la habitación — Tu madre me llamó.


— Jaj, ¿a ti también te llamó? — preguntó entre risas incrédulas, eso me hizo calmarme, ya que asumí que su enojo no se debía totalmente a mi impuntualidad, probablemente sí tenía algo que ver, pero no fue el principal detonante, por suerte para mí — ¡"Vengan a pasar una semana en familia con nosotros, olvidando por completo que queríamos correr a tu prometido y quitarte tu parte de la empresa!".


— Veo que la idea no te agrada.


— Taylor tú sabes bien que sigo enojado por todo lo que pasó, si no fuera por mamá yo apenas y le dirigiría la palabra a George y Alice, ¡y a mi padre ni siquiera lo tomaría en cuenta! pero como siempre, mamá lucha por mantenernos unidos a pesar de todo — murmuró caminando al refrigerador para sacar una pequeña jarra con agua y un vaso de vidrio — Solo pensar lo que podrían hacer mientras estamos allá, creeme, no quiero ni imaginarlo.


— ¿Te preocupa que te digan algo?


— Me preocupa que te digan algo a ti, que eso me haga enojar, y terminemos peleando y por consiguiente, arruinando la segunda boda de George — afirmó con frustración mientras volteaba a verme con atención — Cariño, no es igual una cena juntos cada quince días, a convivir todos en una cabaña en las montañas, son cosas totalmente distintas.


— Eso lo entiendo amor, pero... no lo sé, tu madre sonaba muy entusiasmada con que fuéramos.


— Lo sé, dijo que es mi obligación como pareja ir y pasar más tiempo de calidad contigo — afirmó de forma tosca, haciéndome sentir un horrible escalofrío en mi cuerpo, él dio un sorbo a su vaso de agua para verme con atención y preguntar — ¿Le has dicho algo a mamá sobre nosotros?


— E-Ella me preguntó cómo hemos estado, ¡p-pero yo no me he quejado en absoluto!


— No quiero regañarte, Ty — dijo un poco más calmado mientras dejaba el vaso de lado y se acercaba hacía mí para acariciarme la mejilla suavemente — Pero no me gusta que te guardes lo que sientes, si estás incómodo por algo sabes que puedes decírmelo.


— ¡Y claro que te lo digo! e-es que tu madre asegura que tu exceso de trabajo nos está haciendo daño — titubee mirando a otro lado.


— ¿Y tú piensas eso también? — tal pregunta me hizo quedarme helado, no tenía idea de qué responder, la mirada de mi prometido era dulce, tan gentil como siempre, seguramente le dolía dejarme solo, siendo así ¿cómo podía yo ser tan desalmado y seguir quejándome de mi soledad? se notaba que a él también le estaba doliendo pasar tanto tiempo alejados el uno del otro.


Tomé sus mejillas con cuidado, sonriéndole con ternura y mirando fijamente sus hermosas piedras azules.


— Si te soy honesto, me pone muy nervioso pasar tanto tiempo con tu familia, pero... siento que deberíamos aprovechar esta excusa para que te libres un poco de tanto trabajo, y podamos pasar tiempo de calidad juntos, ¿no crees?


— Lo sé, y creeme que la idea de hacer el amor en una cabaña me fascina — murmuró pegando su frente con la mía — Pero si Alice o papá te dicen algo—


— Tu madre se va a encargar — dije entre sutiles risas — No lo sé, amor, tal vez nos estamos preocupando de más, deberíamos confiar en ella y en su promesa de que todo estará bien, es decir, ella conoce nuestra situación, y si en verdad insiste en que vayamos, debe ser porque va a controlar a tu familia.


— Es un buen punto — murmuró tomándome de los muslos para pegarme a su cuerpo — ¿Quieres ir conmigo de vacaciones, cariño?


— La pregunta ofende — dije entre risas mientras me apegaba más a él para darle un hambriento beso de lengua, beso al que mi prometido correspondió sin dudarlo.


— ¿Ahora me quieres explicar porqué no te has duchado aún, señorito impuntual?


— Te vas a enojar si te lo digo — murmuré mirando a otro lado con vergüenza.


— No me voy a enojar, Taylor, pero ya dímelo — le miré algo dudoso, hasta que repentinamente pensé algo que lograría salvarme de burlas y regaños.


— ¡Claro, es que no puedes enojarte, porque tú fuiste el responsable de lo que pasó! — exclamé señalando a mi prometido con mi dedo índice, logrando que él me mirara con extrañeza y mucha curiosidad.


— ¿Perdona?


— ¡Tú fuiste el que se puso de calenturiento en la mañana y me dejaste con un problemón que tuve que resolver! ¡y por el que sin querer terminé ensuciando el sofá! — pucheree mirando a otro lado con vergüenza, Robert me miró un rato sin saber qué decir, hasta que finalmente dejó escapar una carcajada que me dio ganas de estrangularlo.


— ¿Estás diciendo que pasaste todo este rato, intentando limpiar el sofá?


— ¡Dilo sin sonar como un maldito condescendiente, Dawson! ¡¡todo fue por tu maldita culpa!!


— No, tengo que ver esto, déjame ver — caminó entre risas hacia el sofá, yo caminé tras él con los brazos cruzados y semblante frustrado — Dios santo, vaya que lo manchaste.


— ¡Deja de reírte! — me quejé entre gruñidos de molestia.


— Ensuciaste el sofá, Taylor, yo tendré que limpiar esto, mínimo déjame reírme — mis mejillas enrojecieron totalmente de la vergüenza, oír a Robert reír mientras tomaba el cojín y lo volteaba como si nada, me hacía sentir más sucio que nunca — Dios, ¿de cuántas cosas me perderé al día por estar en la oficina?


— ¡Y-Yo no hago tantos desastres! — me quejé mirando a otro lado, aunque bajé la guardia al sentir cómo se me acercaban para tomarme de las caderas y empezar a besarme el cuello.


— Y pensar que hice que mi chico manchara el sofá, debiste excitarte mucho para lograr eso.


— Robert — gimotee echando la cabeza hacía atrás — N-No empieces por favor.


— ¿No empiezo a qué? ¿a hacerte manchar el sofá?


— Maldito — susurré con frustración, él sonrió para volver a besarme con deseo, jalándome rumbo a la habitación donde dormíamos.


— Creeme que si no tuviéramos un compromiso pendiente, te haría manchar ese sofá por completo.


— ¿Osea que no vamos a coger? — pregunté un tanto decepcionado, mi novio sonrió para guiñarme el ojo, y en cuanto llegamos a la habitación, empezó a quitarme la ropa.


— Me temo que no, mi cielo, bueno, no por ahora — comentó quitándome el suéter y doblándolo con cuidado — Vas a darte una ducha para irnos.


— ¿Y planeas ducharme tú o qué? — pregunté de forma incrédula y risueña, pero ver la sonrisa cínica en la cara del señor Dawson, me hizo quedarme helado de repente.


-


— ¡Hey, dejaa! — me quejé al sentir cómo me tallaban el cabello como si de un perro se tratase, escuchando detrás de mí las risas del señor Dawson.


— Típico de un gato que odia ducharse — dijo burlón mientras seguía aplicando shampoo sobre mis rizos.


— Mimimi, "soy perfecto y pulcro porque yo sí me baño" — le remedé de mala gana, quejándome con fuerza al sentir cómo me nalgueaba y se apartaba un poco de mí — ¡¡Aay maldito!!


— Supongo que esta parte sí te va a gustar — dijo juguetonamente mientras se aplicaba jabón en las manos, había recogido las mangas de su camisa y su cabello estaba atado en una coleta de caballo, todo para impedir que yo lo mojara de más, aunque parecía que mojarse no le importaba, porque se metió conmigo a la ducha.


— ¿Sabes que exageras con todo esto? — dije con frustración al ver cómo se acercaba a mi cuerpo con el jabón — ¡No soy un niño ni un perro, puedo bañarme solo!


— Prefiero hacerlo yo, cielito — susurró en mi oído para darme un beso en la mejilla, todo mientras empezaba a acariciar mi cuerpo con sus manos llenas de jabón, sacándome suaves jadeos de incomodidad.


— S-Si querías una excusa para coger, ¡pudiste hacerlo sin untarme de jabón, maldición!


— Shhh — me calló para seguir explorando mi cuerpo de arriba a abajo, la forma en que me tocaba era un poco brusca, pero al mismo tiempo, muy suave y cariñosa — Me gusta esto.


— ¿Burlarte de mí? — dije con frustración.


— No, consentirte — murmuró divertido para volver a besar mi mejilla.


— ¡Bueno ya! — me quejé al sentir cómo sus manos tocaban mis testículos — ¡Yo puedo terminar esa parte!


— ¿Porqué te avergüenza que te toque ahí? he hecho cosas peores con ese par, y lo sabes.


— ¡"Ese par" son muy sensibles para que tú quieras venir a jugar con ellos! — exclamé mirando con molestia a mi prometido, quien rodó sus ojos con diversión.


— Como digas, igual ese par me adoran, sobre todo adoran a mi lengua — sonrió sacándome la lengua, dicho gesto me hizo ruborizar por completo, pero solo me limité a voltear la mirada y disponerme a sacar el jabón de mi cuerpo, sintiendo la pesada mirada del señor Dawson recorriendo mi piel.


— ... ¿Vas a vigilar que me duche bien? — pregunté de mala gana mirándole de reojo.


— ¿Te molesta que mire el cuerpo de mi prometido? — sonreí apenado cuando dijo eso, amaba cuando me decía "mi prometido", me derretía el corazón por completo.


— No, solo me fastidia un poco, digo, podrías estar haciendo otra cosa.


— Cierto, tienes razón — dicho esto, empezó a desabrochar su pantalón, cosa que me hizo abrir los ojos por completo, pero ver cómo él empezaba a reír me hizo observarle con frustración.


— ¿Sabes? a veces eres todo un cretino.


— Lo sé, pero lo más gracioso es que manchaste el sofá pensando en este cretino.


— Deja de creerte la gran cosa solo porque me haces gemir — dije tratando de sonar egocéntrico, pero nuevamente, mis intentos por ser un desgraciado fueron frustrados cuando el verdadero desgraciado de la relación me dio un duro golpe contra mis glúteos — ¡¡¿Podrías golpearle el trasero a otro imbécil que no sea yo?!!


— ¿Osea que puedo tocar el trasero de alguien más?


— ¡¡¡Lo haces y te corto los dedos, Robert Dawson!!!


— Tu lógica me confunde, cariño — tomé la barra de jabón y la arrojé al cuerpo de él, pero Robert logró esquivarla y soltar una fuerte carcajada al oír los gritos e insultos que di contra él después de eso, creerán que fue un momento bobo, pero eran ese tipo de momentos los que tanto hacían memorable nuestra convivencia, por más chocantes que pudieran tornarse de vez en cuando.


-


Luego de terminar de bañarme finalmente, me vestí y salí con Robert de casa, sintiendo el hermoso viendo de Londres mover mi cabello recién lavado, amaba las tardes inglesas, los atardeceres no eran tan pintorescos como en casa, pero eso no les quitaba su belleza en absoluto.


— Veinte minutos tarde — dijo Dawson mientras entrábamos al local, yo le miré con frustración en cuanto dijo eso.


— ¡A la próxima no quieras ponerte de juguetón conmigo y con mi pene si vas a trabajar! — dije sonriendo de forma cínica, él soltó una ligera carcajada mientras nos sentábamos en una de las mesas junto a la ventana, alcé mi mano para saludar a Richard y a Page, de vez en cuando me invitaban a salir, yo no aceptaba porque me preocupaba hacer el ridículo con el alcohol, y en cierta forma, me avergonzaba la forma en la que me veían desde que supieron que Robert era mi pareja, sobre todo Page, sentía que me veía como un "mimado" o algo por el estilo.


— Qué raro, aún no llega nadie — dijo Robert mirando la hora en su reloj — ¿Será que llegamos tarde?


— No lo creo — comenté calmadamente, rezando porque llegara alguien pronto, ya que si llegaba a ser cierto que las chicas se fueron de tanto esperarnos, Robert iba a reprochármelo hasta el hartazgo.


— Disculpe — murmuró una chica rubia que se acercaba a nosotros con un currículum entre manos, no me llamó la atención su sonrisa tímida o su semblante tranquilo, fueron ese par de melones que casi salían a saludar los que me hicieron abrir los ojos casi por completo — ¿Ustedes son los que solicitaron una chica de limpieza?


— Los mismos — afirmó mi prometido con esa galantería suya, yo trataba de lucir sereno, pero presentía que mi lado celópata iba a salir a flote pronto.


La chica se sentó frente a nosotros, sonriendo y respondiendo las preguntas que Robert le iba haciendo, lo dejé tomar el liderazgo de dicha entrevista porque evidentemente él conocía los parámetros que debía seguir una empleada, yo solo preguntaría algo como "¿sabes usar la lavadora y el microondas?" y ya con dichas respuestas les daría el empleo sin dudarlo.


— ¿Es tu primera vez trabajando de forma doméstica?


— No, ya vengo recomendada de varias familias con las que trabajé — asintió ella de forma muy entusiasta, casi me logró conmover, pero cada que su cuerpo hacía algún gesto, la silicona en su pecho se movía más que las placas tectónicas en Costa Rica, y no me di cuenta de que estaba viendo demasiado ese par de balones redondos y firmes, de no ser por un ligero golpe en mi pierna que mi pareja me dio por debajo de la mesa, dicho golpe me hizo reaccionar y ver fijamente los ojos de esa chica.


— ¿Vives cerca del centro?


— Vivo un poco alejada, pero mi novia puede ir a recogerme.


— Perfecto — dijo Robert con cordialidad — ¿Trabajas a tiempo completo?


— Emm, no, solo medio día — dijo algo apenada — Es que soy estudiante de medicina y eso me quita mucho tiempo.


— Vaya, ¿estudias medicina? — preguntó Robert mirándome de reojo, era odioso que cada vez que alguien decía "medicina" Robert me miraba con seriedad, porque yo dejé de leer mis libros hace tiempo, y pese a que accedí a regresar a la universidad, le había dado muchas largas a mi reingreso, aunque me ha ayudado que Robert todavía no terminaba lo de mi ciudadanía (obviamente porque yo no le entregaba mi pasaporte, no para retrasar mis estudios, solo quería ocultar cierto dato personal muy vergonzoso).


-


— No lavo ropa — afirmó una chica de cabello negro que llegó luego de la rubia, yo la miraba algo divertido, ¿quién en su sano juicio pedía trabajo doméstico, y se hacía la ruda para rechazar labores típicas del trabajo?


— Bien — dijo Robert algo pensativo mientras leía su currículum — ¿Tienes experiencia?


— No, solo quiero algo que me mantenga ocupada y no deba ir a ver a mis padres — dijo rodando sus ojos cínicamente, parpadee un par de veces al oírle, no estaba seguro de si lo que ella decía era un chiste o era en serio.


— ¿Sí sabes que este es un trabajo en serio, verdad? — dijo Robert.


— ¡Ay obvio! pero solo debo estar ahí cuidando la casa mientras ustedes trabajan ¿no? — Robert y yo nos miramos sin saber qué decir, mi respeto por la juventud londinense empezó a decaer desde ese instante.



Continuará


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