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¿Qué es eso? ¿tu diario?



La mañana era fría a pesar de que los rayos de sol alumbraran con fuerza. Salí del auto para estirarme, dormir en el auto no era lo más cómodo del mundo, pero era lo que tenía por ahora.
Aunque tuviera dinero para hospedarme en un buen hotel, prefería guardar bien mi dinero, ya saben, en caso de una emergencia.

–¡Hey forastero! Que bueno que ya despiertas, necesito que me vengas a ayudar en la cocina. – gritó Cody desde lejos.

Era un señor de baja estatura, dueño de una cafetería llamada “Cody’s Dinners and More” lugar donde yo estaba trabajando temporalmente, en lo que decidía a donde iría después.

Cody es un hombre muy agradable, me permite dormir en la cochera detrás del restaurante y aparte me dió trabajo.

Al inicio trabajaba lavando platos pero un día le preparé algo de comer y quedó fascinado, por lo que ahora incluyó mi receta de sándwiches de pollo frito en su menú.

Entré al local y me puse mi uniforme.

Cody estaba por ahí cocinando, mientras su hija Marla veía su celular, ella también trabajaba con nosotros, bueno no sé si jugar Candy Crush en horario laboral cuente como trabajo.  

–Buenos días foráneo. – dijo ella en tono de burla.

Si, desde que llegué me llaman foráneo, no me molesta, suena a apodo que le ponen a un misterioso vaquero que llega a un pueblo por motivos desconocidos.

–Buenos días. – contesté cortante.

Me puse mi mandil y comencé a preparar lo que Cody llamaba “los bocados de la gloria” no quería ser presumido, pero de verdad eran deliciosos los sándwiches que preparaba, a Lyra le encantaban.

Fruncí el seño, intentando desaparecer su rostro lleno de felicidad al comer de mi cabeza.
La jornada fue un poco pesada, pero nada a lo que no estuviera acostumbrado ya.

Cuando llegó mi descanso, salí para comer algo, también para tomar aire, estar dentro de una cocina por varias horas seguidas es sofocante.

Cuando terminé de comer saqué mi cuaderno, lo hojeé lentamente, leyendo una que otra cosa, hasta que llegué a la parte donde habían páginas arrancadas, y al final del cuaderno una flor, la que ella me dio, mi corazón se contrajo pero antes de que pudiera sumirme en mi sufrimiento, Marla apareció.

–¿Sabías que eres muy raro? – dijo ella.

Me alcé de hombros sin decir nada más.

–Llegaste aquí de la nada, es probable que tengas una historia trágica, pero eso nunca lo sabremos, porque no hablas, tal vez mataste a alguien y nosotros como tontos dejamos dormir a un asesino en nuestra cochera.

Hablaba muy rápido, no me daba ni tiempo de pensar.

No tenía muchas ganas de dar explicaciones, solo quería estar en silencio la mayor parte del tiempo, nadie me lo cuestionaba, no hasta ahora.

–En realidad vengo de marte, pensaba hacer experimentos con ustedes mientras duermen. – dije sarcásticamente.

–Preferiría que fueras un asesino, sería más interesante. – contestó rodando sus ojos.

Nos quedamos en silencio, así que volteé de nuevo a las páginas rotas de mi cuaderno, acaricié los bordes arrancados con cuidado, como si fuesen sagrados.

Me preguntaba si Ly leyó lo que escribí y si eso la hacía sentir más tranquilo consigo misma o menos enojada conmigo.

–¿Qué es eso? ¿tu diario? – cuestionó Marla de la nada.

Pensé que ya se había ido.

–No, no es un diario, es un cuaderno para escribir mis pensamientos. – dije con molestia.

–Si, esa es la definición de un diario, zopenco. – dijo ella a modo de broma.  

Marla era muy irritante, no me caía mal, pero se notaba que no sabía que era el silencio ni dar espacio a los demás, no la culpo, era una adolescente curiosa.

Suspiré con fuerza. Ly me dijo que guardarse las cosas no era bueno, hablarlas era la mejor opción. Es probable que necesite un psicólogo urgentemente, pero no tenía esa posibilidad.

Los psicólogos son gente a la que no conoces, pero les cuentas tus problemas, Marla era una extraña y yo tenía muchos problemas que sacar.

–Estoy aquí porque necesito encontrar quien soy y que voy a hacer con mi vida. – giré en su dirección y vi una clara expresión de confusión.

–Bueno…si lo que quieres hacer de tu vida es preparar sándwiches en una cafetería en medio de una carretera, supongo que vas por el camino correcto.

Reí ante su comentario.

–No definitivamente no es lo que quiero hacer de mi vida. – le dije.

–¿Porqué crees que aquí descubrirás lo que quieres hacer? – preguntó.

–Por que aquí estoy lejos de todo aquello que no me deja pensar. – contesté.

–¿Y ya tienes una pista de que piensas hacer?

–No, desde que llegué solo pienso en Lyra.

–Ajá ¿y ella quien es? ¿tu novia? – ella preguntó con curiosidad.

Negué con la cabeza.

–No, ya no lo es. – contesté triste. – Ella era todo lo que tenía, y la dejé ir, tenía que, no quería estorbar en su vida.

–¿Ella te pidió que te fueras de su vida? Eso si que es cruel. – contestó enojada.

–Oh no, ella jamás me pediría algo así, yo me fui por cuenta propia. – le explique.

–¿Si la amabas porque hiciste eso? – dijo confundida.

–Justo por eso, porque la amo demasiado y sé que ella sería capaz de dejar de lado sus sueños por complacer los míos, por eso me fui, no quería ser una limitante para ella.

–Eso suena trágico, digno de un libro de drama adolescente. – dijo ella meciéndose de un lado a otro.

Nos quedamos unos minutos en silencio, el cual decidí romper ya que aún tenía mucho más que sacar.

–Antes de irme, le di una carta explicando porque me iba, era el día de nuestra graduación, estaba lloviendo, ella estaba llorando al igual que yo, es triste que él ultimo recuerdo que tenga de ella sea ese.

–Ya veo. – hizo una mueca y luego continuó. – ¿Puedo leer tu diario? Ah perdón, “cuaderno para escribir pensamientos”

Nunca le había dado mi cuaderno a nadie, era algo muy personal y me daba miedo ser juzgado por lo que escribía en él. Pero muy en el fondo siempre quise compartir mis escritos con alguien más.

Le di mi cuaderno después de pensármelo un poco.

Ella lo hojeó, lo inspeccionó, se paró en una que otra página para leerlo con detenimiento.

–¿No has pensado en ser escritor? Deberías considerarlo, tienes potencial. – me sugirió ella.

Jamás pensé que un simple comentario llegaría a tener tanto impacto en mi vida. Pero ese, ese fue el inicio de algo importante.

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