MATT

Al momento de decirle que había prometido compensarme ella tomó las riendas y se subió en mi tirándome a la cama, con su cabello cayendo en mi rostro y haciéndome cosquillas.
 
Entonces se agachó para besarme con semejante lujuria que me dejó sorprendido, sus besos iban acompañados de pequeños gemidos, los cuales no hacían más que volverme loco.

Su forma de torturarme era maravillosa, ella sabía perfectamente lo que hacía, todo parecía subir de intensidad porque Lyra comenzó a bajar sus besos, primero pasó por mi pecho, luego por mi abdomen y más abajo para llegar exacto a donde ella quería.

Todo en mi temblaba, tenía miedo pero también estaba demasiado excitado como para pensar en eso.

La forma en que se movía, los gestos que hacía, como hacía todo me iba a mantener toda mi existencia pensando en ella.

Ahora quien gemía era yo, no me podía contener, se sentía tan bien lo que estaba haciendo.

Me encantaba la forma en la que ella tomaba las riendas de la situación, la forma en la que me dominaba y literalmente me decía con sus ojos “observa y aprende” eso era espectacular, Ly por fuera era un señorita adorable, tranquila “inocente” pero cuando la conocías bien era una diosa de la sensualidad.

No sé si estaba tan distraído en las sensaciones tan placenteras que Lyra estaba causando en mi que no noté que ella ya estaba casi desnuda, me quedé maravillado por su piel al desnudo iluminada por la tenue luz que quedaba en la habitación, se veía tan magnifica que llegué a pensar que lo que veía no era real.

Me incorporé y me quedé frente a ella, sin saber exactamente que hacer, entonces ella volvió a sentarse a horcajadas sobre mi, tomó mi mano y la situó en sus pechos, los cuales eran tan suaves, pero eso no fue suficiente, necesitaba un mejor acceso por lo que desabroché su brasier para ello, y luego ya no pude controlarme ni un poco y comencé a besar y morder todo aquello que tenía frente a mi.

Los jadeos, gemidos, respiraciones agitadas el sonido de labios pegándose y despegándose eran el único que se escuchaba en la habitación.

Yo pasaba mi mano por su cuerpo, disfrutando cada centímetro, cada pliegue, besando cada lunar que encontraba, ella recibía cada toque con gusto, lo sabía porque podía sentir la electricidad recorriendo su cuerpo.

Y de la nada ella apartó un poco, una parte de mi se puso triste, pero al verla agacharse a uno de sus cajones para sacar un condón me llené de emoción.

–¿Estás listo? – preguntó mientras agitaba el condón.

Asentí embobado, me sentía fuera de mi mismo, como si hoy sus besos me dejaran más drogado que de costumbre.

Ella volvió a abrirse paso entre mis pantalones, no fue necesario que ella hiciera algo más, ya que para estos momentos estaba demasiado duro.

Luego de ponerme el condón, Ly se puso de nuevo arriba mío, pero ahora sus intensiones eran distintas, me sentía tan extasiado y nervioso a la vez, pero también lleno de amor, ya que mi primera vez sería con la chica que amo.

Sin darme cuenta, ya estaba dentro de ella, se sentía tan bien, jamás había experimentado algo así en mi vida, ni las mejores drogas me llevaban a este nivel de satisfacción, solo ella lo hacía.

Sus movimientos a veces eran suaves, luego rápidos, luego profundos, todo combinado con sus gemidos, creo que esa era mi parte favorita, ver la forma en la que ella lo estaba disfrutando, como se mordía el labio, y repetía mi nombre una y otra vez entre susurros y jadeos.

Mi cuerpo comenzaba a entender mejor como moverse, como tocarla, por lo que cuando tuve la oportunidad, puse a Lyra debajo de mi, ahora yo tenía el control y ella estaba sorprendida de mi arranque de atrevimiento.

Estábamos a nada de llegar a clímax, por lo que aumenté la velocidad de mis movimientos. Nuestros gemidos se hacían más fuertes hasta que por fin ambos llegamos al orgasmo, los dos caímos rendidos sobre la cama, cansados, con nuestras respiraciones disparejas y aceleradas.

Me sentía agotado, nunca pensé que tener sexo fuera algo así de cansado, al parecer me equivoqué.

Volteé a ver a la persona que tenía al lado, se veía preciosa, con las mejillas sonrojadas, con pequeñas gotas de sudor en su rostro y cuerpo desnudo, la forma en la que respiraba y sonreía, parecía tan irreal.

–¿Te gustó? – preguntó ella recobrando la respiración.

–No tienes ni idea, me hace feliz que tu hayas sido la primera, no hubiera querido hacerlo con nadie más que contigo.

–Matt…- habló acomodándose de lado, pasando su mano por mi pecho el cual aún se movía con irregularidad. – Te amo. – soltó sin apartar sus ojos de los míos.  

–También te amo Ly, te amo tanto que hasta da miedo.

–¿Qué te da miedo?

–Muchas cosas, un día voltear y que no estés ahí, un día no poder tomar tu mano, abrazarte, besarte, ¿Qué sería de mi sin ti? Si algún día te vas, me va a doler tanto.

–No digas eso, tú eres mucho sin mi, no me necesitas para vivir. – suspiró con pesadez. – No tenemos que pensar en que pasará en unos años, si estaremos juntos o no, tenemos que vivir en el presente Matt.

–Entonces, bésame Ly, bésame y nunca pares de besarme, has que deje de pensar en el futuro, has que deje de doler lo que no ha pasado, bésame y sáname.

Sin dudarlo mucho, ella hizo eso, me besó con tanto amor, con toda su fuerza, con tanta ternura que me hacía caer rendido por ella.

Al final, ambos nos quedamos dormidos sin darnos cuenta, era tan reconfortante, sentir el choque se su piel desnuda con la mía al dormir y la mejor parte era despertar, despertar y verla acostada a mi lado, con sus largas pestañas sus labios rojos, no hay nada más que yo quisiera pedir.

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"No puedes escribir de algo que no conoces"
Yo toda una virgen: Chequea ésto 7u7