MATT

Hoy era el día.

Faltaban dos horas antes de que comenzara la graduación.

Tenía pensado ir a la ceremonia, pero no a la fiesta, no me agradaba la idea de ver a Lyra, lo sé, soy un cobarde, creo que ha sido la palabra que más ronda mi mente últimamente.
Pero es cierto, soy un cobarde.

También me sentía como un imbécil, ya que ella y yo estuvimos esperando este día, queríamos bailar juntos toda la noche y luego escaparnos de la fiesta en mi auto, irnos de viaje a algún lugar sin decirle a nadie, solo queríamos tiempo para nosotros, pero ya no puedo cumplir esa promesa para ella.

Eso me hacía sentir como basura. Pero ya no podía hacer nada para reparar mis daños.
Pensé en hablar con Lyra, decirle porque me fui, porque me alejé, pero no quería ver su cara de decepción, no quería ver como su sonrisa caía al piso a la par de mi corazón.

Pero por otro lado pensaba en que ella merecía una explicación mía, ella siempre me dijo que la comunicación es la base de las relaciones, que a veces debíamos decir cosas incomodas para resolver conflictos.

Los dos teníamos un conflicto, necesitábamos platicarlo, por más incomodo que fuera.

– ¡Hijo, baja ya, se nos hace tarde! – gritó mi madre desde las escaleras.

Había ido a casa ya que ahí tenía mi traje y mis padres querían ir conmigo, yo les dije que de verdad no era necesario, pero mi madre insistió, no quería que fueran porque mi padre se sentía decepcionado de que no seré yo quien de el discurso de despedida.

Quien dará ese discurso es Lyra.

Me encantaba verla ensayando y frustrándose porque no le salía tan fluido y “carismático” como ella quería que saliera.

Sonreí ante su recuerdo.

Un recuerdo, que difícil es que una persona que era tu pan de cada día se vuelva un recuerdo.  
Moví la cabeza en negación y bajé las escaleras, para encontrarme con que mis padres ya estaban dentro del coche.

–¡En un momento salgo! – grité desde la puerta.

Había algo que necesitaba hacer antes de irme, no tenía planeado esto, bueno en realidad si, solo no pensé que fuera a hacerlo, pero me llegó el impulso de hacerlo.

Corrí hacia el cuarto de mis padres, entré al closet, el parte de arriba había una caja fuerte, estaba hasta el fondo, me costó un poco encontrarla, pero ahí estaba.

Abrirla no fue un problema, la contraseña era el cumpleaños de mi hermana, claro, privilegios de ser la favorita de papá.

Tomé el dinero que había dentro, no me sentí mal, no es como que les hiciera falta, sabía que mi padre recuperaría ese dinero en menos de una semana.

Lo guardé en uno de los bolsos internos de mi saco.

Bajé de nuevo las escaleras, tomé un papel y escribí:

“Siento lo del dinero, también siento no ser el hijo que querías que fuera. No intenten llamarme, voy a estar bien. Los quiero demasiado.

P.S. Juro que el dinero no es para drogas”

Dejé la nota sobre la mesa.

Salí y mis padres estaban impacientes por irse. Me acerqué a la ventanilla donde estaba mi madre.

–Adelántense ustedes, yo quería irme en mi carro, ya saben, luego hacen una fiesta después de la fiesta y no pienso en irme con ustedes, sería suicidio social. – dije como supuse que lo diría algún adolescente.

Aunque ya no soy un adolescente, pero pareció funcionar.

Mi padre rodó los ojos, pero accedió. Arrancaron el auto y se fueron.

Esperé a que se alejaran un poco para entrar a la casa y tomar algunas cosas más y meterlas a mi auto.

Tomé toda la ropa que pude, también algo de comida enlatada, una almohada, cobijas, una guitarra, mi cuaderno y una pluma.

Según yo sería todo lo que necesitaría por ahora.

Entonces metí todo a mi auto lo puse en marcha y me dirigí a la escuela. Mis manos temblaban sobre el volante, me costaba trabajo tragar saliva.

Llegué a la escuela, no había gente afuera, supuse que todos ya estaban dentro del teatro para la ceremonia, así que apresuré el paso para llegar antes de que comenzaran a hablar, no quería perderme el discurso de Ly.

Al entrar vi a mis padres sentados, ellos iban en una sección distinta a nosotros, ya que teníamos que pasar por nuestra toga y birrete.

La ceremonia empezó veinte minutos después con un discurso de la directora, tan aburrido como el primero que dio al empezar el año. Oh ese día, parecía no muy lejano, el tiempo pasó volando para todos.

Giré instintivamente a la derecha, para encontrarme con unos ojos negros, viéndome con timidez, como el primer día. Lyra estaba a unas sillas de distancia de mi, al verme obsérvala apartó la mirada, justo como aquel día.

Ahí me di cuenta que todo aquello que cosechamos juntos en un año parecía perdido, todo menos el sentimiento, seguía siendo lo mismo por ella desde que la conocí, a veces desearía que no fuera así, porque entonces sería más fácil dejarla ir.

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Eaaaa ¿que creen que pasará en la graduación? No seeeé, bueno sí se, pero ustedes sabrán hasta el lunes jsjsjsjsjs