LYRA

–¿Entonces él te dejó cartas que no has leído aún? – preguntó Emma con curiosidad y confusión.

Emma era a la primera persona a la que le contaba de las cartas, no me había atrevido a mencionarlo ya que no quería que me presionaran a leerlas, pero ya ha pasado más tiempo desde ese entonces, estaba asustada, pero me sentía lista para leerlas ya.

Solo que quise que Emma me acompañara, en caso de que necesitara un poco de apoyo emocional.

–Así es, no las he leído, lo había intentado hace un par de meses pero no pude, pero me siento más segura de leerlas ahora. –tomé de dentro de mi bolsa un bonche de papeles y los dejé sobre la mesa. –Solo quería que me acompañara alguien a leerlas.

–Oh Lyra, siento que esto es algo muy personal y que deberías leerlas tu sola. – dijo Emma.

–Lo sé, lo sé, no quiero que las leas, solo quiero que estés aquí mientras yo las leo, por si me pongo mal. – objeté.

Ella me observó atenta, comenzó a asentir con la cabeza. – Ok, Léelas entonces. – dijo ella para luego tomar un sorbo de su frappe.

Si, estábamos en una cafetería, mi lógica me decía que lloraría menos si las leía en un lugar público, donde me diera pena hacerlo, pero ¡oh vaya! estuve muy equivocada.

Sostuve las hojas en mis manos con cuidado, ninguna de ellas estaba dañada, las cuide demasiado, nunca cambié el orden en que él me las dio.

Respiré con dificultad, suspiré con fuerzas y cerré los ojos por un momento. Cuando los abrí supe que ya era el momento.

Comencé a leer, línea a línea, con suma atención, pero no pasó mucho tiempo para que un nudo se hiciera en mi garganta, apretando tan fuerte que me costaba tragar saliva.

Cada párrafo dolía más, si uno me hacía daño, el siguiente me hacía derramar más lágrimas.

Puede que sus palabras carguen belleza, pero eso no evita que sean tan nocivas para el corazón.

Quemaban en el alma dejando una marca al rojo vivo.

Terminar de leer la carta fue lo peor de todo, ya que ahí noté que aquellas dudas que yo pensé se resolverían al leer la carta solo se convirtieron en más dudas, un nuevo sin fin de cuestionamientos.

No pensé que Matt se sintiera de esa forma, me ponía tan triste que no tuviera la confianza hablarme de sus sentimientos. No los entendía del todo, quisiera, pero no puedo.

Me afligía tanto pensar en él escribiendo esto, era algo que jamás hubiera querido que él pasara, y menos solo.

–¿Y bien? ¿Qué decía la carta? –dijo Emma con curiosidad.

–Cosas horribles y hermosas a la vez. – contesté con la voz entrecortada y los ojos rojos.

–¿Hay algo en especial de lo que necesites hablar?

–Ni siquiera se por donde empezar Emma, todo fue tan confuso pero a la vez tan claro, no termino de comprender sus motivos. – enuncié con frustración.

–Creo que hay muchas cosas que quieres decir, aún es temprano, tenemos tiempo. – dijo ella viendo sobre mi hombro el reloj.

Entonces eso hice, le conté un pequeño resumen de la carta antes de darle mi opinión.

–¿De verdad tener caminos distintos es motivo suficiente para alejarse y destruir todo lo que juntos construimos? – pregunté enojada.

–Para algunas personas si. – suspiró. – Pero no creo que lo que ustedes tienen esté destruido, en realidad nunca lo estará, a pesar de lo que ha pasado, lo que tuvieron en su momento va a perdurar para ambos, que no vayan a estar juntos para disfrutarlo es distinto.

–¿Y porque para algunas personas esto es lógico? Para mi no lo es.

–Bueno Ly, a veces amas tanto a alguien que cuando notas que va a estar mejor sin ti, te quitas del camino sin dudarlo.

–Pero yo no estoy mejor sin él, mírame soy un desastre. – dije secándome las lagrimas con la manga de mi suéter.

–Tal vez ahora lo seas, pero deja que pase más tiempo, tal vez en unos meses más lo entiendas, vas a estar bien Ly, eres muy fuerte, él mismo lo dijo en su carta.

–Pues ojalá en algún momento pueda entenderlo, ya no quiero sentir un agujero en mi pecho, ya no quiero llorar diario, solo ya no quiero nada. –esbocé mientras tapaba mi cara con ambas manos.

Emma frunció el seño, como si estuviera pensando que decir.

–Oye, algunas veces las personas se van de tu vida porque sus vidas no encajan, pero eso no significa que en el futuro no puedan coincidir de nuevo cuando ya estén listos para encajar, a veces solo es cuestión del tiempo y del destino. – dijo ella tomándome de la mano.

–No me des falsas esperanzas Emma, no pienso esperarlo toda la vida a ver cuando se digna a cuadrar en mi futuro, sería ridículo.

–Las falsas esperanzas son lo que más nos mantiene cuerdos en situaciones difíciles Ly, no te digo que te cases con esa idea, solo intento darte una pequeña luz a tu problema.

–Gracias Emma, de verdad aprecio que quieras ayudarme.

–Para eso son los amigos Ly. – dijo Emma esbozando una amplia sonrisa con un toque de compasión.