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Ni siquiera puedo darle la cara

LYRA

Tomé mi celular y le marqué a Fred, ya casi eran las doce de la noche, sé que era tarde para marcarle, pero sentía la necesidad de hablar con alguien y desahogarme.

El celular sonó dos veces y luego escuché la voz de Fred del otro lado, me salté el saludo, empecé por lo que importaba, en mi garganta se hizo un nudo mientras le contaba lo que había sucedido.

- ¿Entonces dices que solo se fue?- preguntó él.

-Ajá, no se despidió, solo se fue. - dije intentando contenerme para no llorar.

Sé que no es una situación para llora, es solo que me siento mal, como si hubiera destruido lo que tenía con Matt, tenía miedo de que él estuviera enojado o que no quisiera volverme a hablar.

- ¿Por qué no intentas hablar mañana con él para aclarar las cosas?

- ¡Fred no puedo hacer eso! - sollocé un poco- No sé si él quiera hablar conmigo.

-No sabrás hasta que lo intentes.

-No, yo no voy a hablarle, no puedo Fred. - colgué la llamada y me tiré en mi cama.

Por más que intenté quedarme dormida no podía, cada que intentaba miles de cuestionamientos llegaban a mi cabeza ahuyentando mi sueño.

En la mañana sentía como si me hubieran atropellado, dormí cuatro horas y ahora debía resistir el resto del día de pie.

Me levanté a duras penas de la cama, caminé hacia el baño, me ardían los ojos, cuando me vi en el espejo noté que me veía como un zombie, uno triste y desdichado.

 Tomé un vestido rosa con dibujos de cerezas y salí de mi habitación.

Lo primero que hice fue dirigirme a la cafetería, tenía miedo de que él estuviera allí, pero en serio necesitaba tomar un café muy cargado.

En realidad, no puedo tomar café porque me altera un poco, no puedo tomar cosas sin que mi mano tiemble como loca, pero esas son las consecuencias de una mala noche de sueño.

Cuando entré a la cafetería registré con sigilo el perímetro para ver si Matt no estaba cerca, para mi suerte él no estaba allí, pedí mi café y lo tomé allí mismo, estaba a nada de terminar mi café cuando sentí que una persona tocó mi hombro, como una ilusa volteé pensando que allí estaría Matt, pero no fue así.

Era Mónica, al momento notó que algo andaba mal conmigo.

- ¿Ly que tienes? - preguntó ella notando lo afligida que estaba.

Le hablé de lo que pasó ayer, Matt, yo,  como estuve apunto de besarlo y la forma en la que huyó de la nada.

-Oh no Ly, ven aquí.- dijo ella mientras extendía sus brazos para abrazarme, eso era lo que necesitaba.

Estuvimos abrazadas como unos cinco minutos, era tan reconfortante tener a quién abrazar.

-¿No has pensado que tal vez se puso nervioso?- preguntó ella.

-Ni idea, ni siquiera puedo darle la cara, me siento tan apenada, siento que debía esperarme a estar más segura, pero de verdad sentí esa conexión entre ambos, una gran tensión, no sé que salió mal.

-Ly, no te aflijas, pudieron haber sido muchas cosas las que pasaron por su mente, no podemos saberlo con exactitud, pero si él no quiso besarte, él se lo pierde.

-Pero también lo pierdo yo a él, Mónica, sabes lo importante que él es para mi, lo mucho que me gusta.- dije en tono triste.

-Si, lo sé Ly, pero si no es él, no lo es y punto, aparte creo que, si él te quiere de la misma forma, buscará como solucionarlo. - dijo ella intentando tranquilizarme.

Gracias Mónica, en serio gracias. - enuncié mientras la abrazaba.

Fue cuando noté que su hermoso cabello rizado ahora estaba lacio, eso podía significar solo una cosa, porque ella no se lo alaciaba solo porque si.

-¿Vas a salir con alguien?- pregunté.

-Amm, si, bueno no, algo así.

La noté algo nerviosa, no había secretos entre nosotras, pero yo sentía que había una cosa que no me quería decir.

-¿Algo así? ¿Lo conozco? ¿Es lindo? ¿O linda? - le cuestioné.

A Mónica no le gustaban las etiquetas, sabía que le gustaban chicos y chicas, pero no le gustaba autodefinirse como bisexual, sentía que era innecesario.

-Luego te cuento, quedé de verme con Sarah en unos minutos para juntas entrar a clase de relaciones humanas y comunicación- se despidió para luego irse, entonces me quedé sola en la cafetería.

Sarah era una nueva amiga que Mónica había hecho en su carrera, se llevan muy bien y eso me agrada, no soy el tipo de amiga que se pone celosa por que sus amigos tengan más amigos, en todo caso me pone feliz, el problema aquí es de que alguna forma me sentía apartada.

Moni pasaba la mayor parte del tiempo con ella, pero eso no era lo molesto, lo que si lo era, eran la forma en la que Sarah la apartaba con chantajes o cosas por el estilo.

En fin, tal vez nada malo sucedía, solo era mi imaginación.

Tenía clase intervención psicopedagógica, no me agradaba del todo esa materia, más que nada porque tenía que ver con niños, soy mala con los niños, pero si quiero graduarme debo pasar esa materia.

Pasé a la biblioteca por un libro de psicopedagogía que el profesor había pedido, aún tenía unos minutos antes de que empezara la clase.

-¿Qué libro buscas?- oí su voz al final del pasillo, me giré, ahí estaba él, parado a pocos metros de mi.

-Estoy buscando un libro. - dije cortante y sin voltear a verlo.

Escuché como estaba caminando hacia mi, se paró a mi lado, recargando su brazo en una de las repisas.

- ¿Quieres que te ayude?- preguntó él.

-No, ya lo encontré, gracias. - otra vez hablé sin voltearlo a ver.

No tenía valor para enfrentarlo, para verlo a los ojos como solía hacerlo.

No quise sonar grosera con él, solo eran tantas emociones que me sobrepasaban y tomaban el control, el enojo, la tristeza las preguntas todo junto.

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