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Limerencia

MATT
Ha pasado un mes desde que nos encontramos en la biblioteca, desde ese entonces las cosas entre Lyra y yo han mejorado.

 Nos veíamos casi todos los días, no siempre en la biblioteca, a veces no encontrábamos en el campus y platicábamos un rato, otras veces en la cafetería, a veces frente a su edificio cuando yo ‘’casualmente’’ pasaba por allí.

Pasábamos mucho tiempo juntos y eso era muy agradable.

Me estaba esforzando muchísimo para que ella me notara, creo que estaba funcionando.
A veces me daba miedo agobiarla con mi presencia pero en serio me sentía tan bien estado cerca de ella.

Por ahora solo éramos amigos, pero yo sentía que había algo más entre nosotros, podía verlo en sus ojos, podía sentirlo sin siquiera tener la certeza de que era cierto.

En fin, las cosas con ella no podrían ir mejor, todos los días me despertaba de un humor maravilloso, cosa que no pasó por alto con mis amigos, como tal Lyra no los conocía solo le había hablado de ellos en contadas ocasiones, pero no los conocía en persona y no estaba seguro de si eso me parece una buena idea.

Más que nada por Colle, su reputación con las chicas no era la mejor, no quería que hiciera sentir incomoda a Ly o que tal vez… en el peor de los casos, intentase algo con ella.

Por ahora, lo mejor sería no presentarlos, de todos modos, no es como que pase mucho tiempo con Emma y Colle últimamente, la mayoría del tiempo la pasaba con Lyra, Mónica y Fred, la verdad la pasaba mejor con ellos tres.

Y no parecía desagradarles mi presencia ni me sentía fuera de lugar como con mis amigos.

Hoy la pasé solo prácticamente todo el día, no tengo problemas con eso, pasar tiempo de calidad con uno mismo es de las cosas más importantes que puedes hacer por ti mismo, nada mejor que escuchar música mientras piensas cosas no tan prácticas como el significado del universo o tu razón de ser en el mundo.

En mi defensa, esos cuestionamientos surgieron cuando comencé a estudiar filosofía.
Me quedé un rato sentado en una banca que están al aire libre, el clima era perfecto como para no disfrutarlo, llevaba un cuaderno donde suelo anotar cosas que pienso o ideas que me llegan de la nada.

 Permanecí con mi pluma sobre el papel sin poder escribir nada, algunas veces eso me pasaba, tenía una idea clara, pero no lo suficiente como para plasmarla escrita.

En mi mente parecía hacer sentido, pero no había palabras para transmitirlo, entendía que se trataba de ella, entendía lo que quería escribir, pero no hay un término exacto que pueda explicarlo con todo su esplendor.

Lo único que pude escribir fue su nombre en una bonita cursiva.

De sorpresa alguien llegó tapándome los ojos, como por instinto cerré mi cuaderno, no me gustaba de la gente viera las cosas que escribía allí, era privado en todo el sentido de la palabra.

-Adivina quién es. - Dijo Lyra, era más que obvio que era ella.

-Mmm, no lo sé ¿Madonna? – Tomé sus manos para quitarlas de mis ojos para verla.

-Uy, cerca, pero no tanto. - Se sentó a mi lado y vio mi cuaderno el cuál intentó agarrar. - ¿Qué es eso?- preguntó señalándolo.

-Un cuaderno ¿nunca habías visto uno? – contesté con sarcasmo.

-Nop, jamás. - me dijo mientras sonreía.

-Pues lástima.--- le sonreí de vuelta y tomé un mechón de su cabello el cuál iba suelto, pero con algunas trencitas pequeñitas, se veía muy linda hoy. – Me gusta las trencitas que te hiciste.

-Oh muchas gracias- dijo mientras tomaba sus cabello. -¿que estabas haciendo?- preguntó ella.

-No mucho, sentarme un rato a disfrutar el clima, pensar, ya sabes, lo normal.

Sabía que ella quería que le contara de mi cuaderno, pero no lo haría, no por ahora.

-¿Y en que pensabas?

Pensaba en ti, lo hago siempre desde que ti conocí.

-En que tengo mucha hambre.- contesté.

Era obvio que no le diría que pensaba en ella, pero de todos modos si tenía hambre.

-Bueno, entonces vamos por algo a la cafetería- sacudió mi hombro, se levantó y yo después de ella para irnos.

Cuando caminábamos noté que llevaba un vestido corto color lila con flores, era poco usual que ella usara vestidos cortos, generalmente le llegaban un poco más debajo de la rodilla.

No dije nada sobre eso no quería que pensara que soy un pervertido y me gusta que use esos vestidos para ver sus piernas, aunque sus piernas si son fabulosas.

Para no estar en silencio le pregunté sobre su día, me encantaba la cara que ponía cuando me contaba cosas que le pasaron o que aprendió, simplemente irradiaba felicidad y me contagiaba de la misma.

-Hoy aprendí una nueva palabra. - dijo entusiasmada.

-¿Ah si? ¿Qué palabra es?

- Limerencia.

-¿Y que significa?

-Se refiere a cuando te sientes atraído a alguien tanto que involuntariamente sientes una necesidad obsesiva de gustarle de regreso.

- ¿Alguna vez has sentido eso por alguien? --- ella contestó con un leve ‘’mmm’’ ¿Qué se supone que eso significa?– Yo si lo he sentido.- le comenté.

- ¿Y por quién? - le contesté con el mismo ‘’mmm’’ que ella hizo.

Nos miramos por un instante, después seguimos caminando hasta la cafetería.

Entramos y ordenamos lo mismo dos bagels y dos tés chai fríos, ella no dejó que pagara, a veces hacía eso, era ella la que me invitaba a comer la mayoría de veces, no me molestaba, no era tan común que una chica hiciera eso, pero por más que le insistiera que pagaba yo, ella terminaba pagando antes.

Estábamos comiendo en silencio hasta que terminamos y comenzamos a hablar, me gustaba que los temas de conversación nunca fueran un problema, siempre teníamos algo de que hablar.

A veces de música o de películas, comida, preguntas sin mucho sentido, algunas veces cosas muy profundas, eso me agradaba, daba paso a que nos conociéramos mejor.

Le conté sobre mi día, cuando de la nada, tomó la liga que sostenía mi cabello, dejándolo suelto, lo peinó delicadamente con sus manos sin decir una palabra, tomó un mechón muy delgadito, empezó a trenzarlo, yo no me opuse en ningún momento.

Lo hacía con tanta paciencia y cuidado, en un minuto aproximadamente ya había terminado, se quitó una pequeña liga que tenía en el cabello y la usó para amarrar la trenza que me había hecho.

-Listo, ahora ambos tenemos trencitas. - expresó ella con alegría.

A veces me preguntaba como hacía para ser tan adorable sin esfuerzo alguno, eso es un don que pocas personas poseen.

-Si, pero a tú te ves más linda con ellas.

Ly se sonrojó y no contestó nada, era la primera vez que la veía sonrojada, eso me encantó.

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