La amo
MATT
Él sol pegaba fuerte por la mañana, sobre todo cuando estás a un lado de la ventana, entrecerré mis ojos para enfocar la vista, pero eso causó que una punzada en la cabeza, creo que nunca en mi vida había tenido resaca, nunca fui de tomar, me parecía ridículo, prefería mil veces fumar marihuana, se podría decir que es un poco más saludable.
Lo sé, suena bastante tonto, pero así siempre he preferido las cosas.
Odiaba despertarme en las mañanas, siempre estaba de un horrible humor, ésta mañana no parecía ser la excepción hasta que noté la presencia de una pequeña mano que sostenía mi torso, giré con lentitud para no despertarla.
Se veía adorable dormida, con el cabello despeinado y la cara un poco hinchada, entonces al momento el mal humor pareció esfumarse, tenía a la chica más bella de todo el mundo frente a mi, con sus manos rodeándome ¿Qué más podría pedir?
Cerré los ojos otro rato, aún era muy temprano para levantarnos, tomé a Ly de la cintura para jalarla hacia mi, despacio, puse mis brazos rodeándola, y ella no pareció inmutarse, al parecer tenía el sueño bastante pesado.
Me quedé dormido. No sé cuanto más dormí hasta que un aroma delicioso me despertó, me incorporé al darme cuenta de que Ly ya no estaba a mi lado, tomé unas pantuflas que estaban cerca para caminar hacia la cocina, ya que de allí provenía el aroma que hace un minuto había despertado mi apetito.
Ya cuando entré a la cocina logré ver a mi novia aún en pijama con su largo cabello azabache agarrado en un chongo desarreglado, me encanta la escena que estoy admirando, Ly moviéndose ágilmente cortando cosas, volteando quien sabe qué y esperando a que salga el pan de la tostadora, se veía tan concentrada y hermosa.
–Creo que me ganaste la idea de despertarte con el desayuno. – hablé de la nada cosa que hizo que ella se sobresaltara.
–Bueno, ayer tu preparaste la comida y la cena, así que es mi turno de consentirte. – Ahora siéntate que ya voy a servir.
-A sus órdenes, señora. – puse mi mano en la frente como suelen hacer los soldados y tomé asiento.
Después de unos tres minutos surgió Ly desde la cocina con dos platos, al ponerlo frente a mí, el apetito se me abrió al instante, todo se veía tan rico, preparó salchichas asadas, huevos estrellados y unas verduras a la plancha que se veían tan, tan bien.
También puso frente a mí un gran vaso de agua.
-–Tienes que mantenerte hidratado amor, es la mejor forma de bajar la resaca. – se acercó a darme un gentil beso en la frente y se sentó.
Comí un poco de cada cosa he hice caso al consejo de Ly de tomar agua, tenía tanta sed que terminé mi vaso muy rápido, ella dijo que eso era normal.
Alguna vez me contó que antes solía tomar demasiado, me resulta complicado imaginarla borracha, ella siempre suele guardar la compostura todo el tiempo, pero según me cuenta llegó a hacer cosas tan ridículas que parecen sacadas de una serie.
–Vaya, tú sí que eres una contrincante digna en la cocina, jamás pensé que alguien podría superar mis verduras a la plancha. – dije mientras caminaba con los trastes a la cocina para lavarlos.
–Estoy segura de que te puedo ganar en cualquier platillo que me retes. - contestó en lo que secaba unos platos.
–Eso habrá que verlo ma cherè.
Después de terminar con los platos, salimos un rato al campo antes de tener que regresar a la universidad, queríamos aprovechar el poco rato que nos quedaba, no es como que fuéramos a separarnos eternamente, pero las últimas semanas han sido pesadas para ambos y no habíamos podido pasar tiempo juntos, bueno no el tiempo al que estábamos acostumbrados a pasar en pareja.
Entonces es necesario que disfrutemos que estamos juntos ahora, ya que regresando a la universidad probablemente solo nos veremos a la hora de comer, y tal vez una que otra vez escabullirnos en la noche para vernos en la biblioteca, o en la azotea, o en nuestras habitaciones.
Ambos estábamos sentados frente al rio, viendo como el sol lo decoraba dándole destellos blancos que lo hacían parecer mágico, eso solía pensar cuando era un niño, que el lago estaba encantado y lleno de cosas increíbles, aún lo pienso, solo no lo digo en voz alta.
Ly acercó su mochila, sacó un pequeño cuadro envuelto en papel negro y lo aproximó hacia mi.
–Toma, te compré esto.
–Oh preciosa, no tenías porque comprarme algo, yo no te compré nada.
–Shh, cállate y tómalo, es algo así como tu regalo de cumpleaños adelantado. – dijo ella sonriendo ampliamente.
Tomé su regalo entre mis manos y comencé a desenvolverlo con todo el cuidado que pude, la envoltura que hizo Ly era fantástica y no quería arruinarla o romperla, aparte de que atrás tenía escrito en una bonita letra cursiva “Con amor para mi magnifico, tierno, lindo (algo molestoso) y siempre amoroso novio” mi corazón se llenó de calidez ante aquel gesto de su parte.
Cuando logré ver lo que había debajo del papel, la emoción recorrió mi cuerpo ¿acaso ella lo consiguió para mi? Me quedé con la boca abierta ante la impresión, la miré a ella, con su mirada atenta a mi reacción, y luego regresé la mirada al disco que llevaba tanto tiempo buscando.
–¿C-como lo encontraste? – pregunté.
–Digamos que Fred tiene un amigo que tiene una amiga que tiene el contacto de un chico que sabe donde adquirir álbumes que no se venden aquí.
–De verdad muchísimas gracias, eres la mejor. – hablé para luego abalanzarme contra ella y llenarla de besos.
Quería agradecerle de mil formas más, pero no sabia como, no con palabras, por eso la gran muestra de afecto, es que de verdad no sé como logró recordar que en algún momento mencioné que quería ese álbum para mi colección.
–Me encanta verte feliz ¿sabes? No hay nada más en el mundo que encuentre tan vigorizante como tu sonrisa.
–Me encanta cuando te pones poética.
–Solo tú causas ese efecto en mi. – me dio un beso en la boca con delicadeza, o eso pensé hasta que puso sus manos en mi cuello y me jaló hacia ella para profundizar el beso.
Podría besarla el resto de mis días, había algo más en sus besos que me hacía rogar por más todo él tiempo, mis labios ansiaban el momento en que los de ella se acercaban, y es que nuestros labios se conocían tan bien.
Parecía que lleváramos años besándonos, a veces me preguntaba ¿acaso existe la vida después de la muerte o antes de ella? Porque si es así, estoy seguro de que nuestras almas llevan milenios conociéndose, tal vez en un pasado lejano nos amábamos con locura y algo trágico pasó, luego juramos reencontrarnos después de la muerte, y aquí estamos, sintiendo todo aquello que parece que fue reprimido, las emociones explotaban a nuestro alrededor.
Muy bien, sé que sueno como un tonto hablando así, no pueden culparme, a veces es difícil reconocerme estando tan enamorado, antes solía escribir cosas tan melancólicas y que ahora todo me suena a amor es impresiónate, el contraste es muy grande pero no puedo contenerme.
¿Si el amor existe y es tan fuerte por qué la gente lo reprime?
–A veces me pregunto ¿por qué te quedas tan pensativo después de besarnos? – habló Ly sacándome de mis pensamientos.
–No lo sé, me gusta cuestionarme tantas cosas como por ejemplo ¿Qué me hiciste? – le pregunté.
–Yo no te hice nada, ni siquiera sé que fue lo que viste en mí. – admitió ella.
–¿De verdad preguntas eso, Ly?
–Sip, no tengo ni la más remota idea de que hizo que te fijaras en mí.
–Fueron tantas cosas en un segundo, ¿te gustaría saberlas?
Ella asintió cosa que tomé como una invitación para poder contarle todo aquello que me enamoró al instante.
–Muy bien, cuando te vi la primera vez con tu vestido de margaritas, tu cabello suave moviéndose con el viento, tu sonrisa llena de cordialidad, tus ojos repletos de algo que poca gente tiene, ilusión, tus labios rosados moviéndose con delicadeza al hablar de la misma forma en que lo hacen cuando me besas. – suspiré al pensar en sus besos y continué. – Desde ese momento aquel órgano que parecía apático comenzó a latir, pensé que tu serías solo una entelequia, pero ahora te tengo frente a mí y no parece que pueda amar a alguien tanto como a ti.
La boca de Lyra de entreabrió con asombro ante las palabras que dije, ni siquiera yo noté que dije amarla, no sabía si era pronto para eso, y la reacción de ella no me permitía pensar que algo bueno pasaba por su mente.
Sus ojos comenzaron a cristalizarse, entré en pánico por ello, no fue hasta que sonrió que entendí lo que sucedía y me sentí aliviado, aunque no me gustaba verla llorar así fuera de felicidad.
–Matt, yo n-no sé qué decir, de verdad jamás pensé que fuera merecedora de alguien con un corazón tan grande como él tuyo, nunca pensé que alguien pudiera verme de esa forma.
Entonces puso sus brazos alrededor de mi torso para hundir su cara en mi cuello.
Algunas lágrimas mojaron mi hombro, por lo que la apretujé hacia mi como si tuviera que protegerla.
–Nunca digas que no eres merecedora de que te amen de forma intensa, mereces el mundo entero en tus manos y yo solo puedo entregarte mi corazón.
–No hay nada que me haga más feliz que saber que puedo tener tu corazón, créeme que lo protegeré con toda mi alma.
La aparté para poder observarla y secar sus lágrimas.
–¿Puedes prometerme algo, Lyra?
–Claro. – dijo casi susurrando.
–Prométeme que sin importar qué, siempre vas a cuidar más tu corazón que el mío.
No sé por qué dije eso, es solo que me preocupaba que Ly pusiera mis sentimientos antes que los de ella. Yo quería que pese cualquier cosa, ella siempre se pusiera primero.
Las personas a veces se lastiman a ellas mismas para no lastimar a otros.
No deseaba eso para ella.
Sé que suena como si estuviera pensando dejarla, pero no es eso, solo estoy siendo realista, porque a veces hay que mantener los pies en la tierra, aunque estés perdidamente enamorado y sientas que estas en el cielo.
Así son las cosas, efímeras, nada dura para siempre, las flores se marchitan, el día acaba, la vida tiene un fin, con el amor es lo mismo.
No quiero adelantarme a cosas que no han pasado, solo quiero ser precavido.
–Lo prometeré si tú me prometes exactamente lo mismo.
Que me pidiera eso me hacia sentir mejor, tal vez suene raro, pero desde mi percepción en una relación debes cuidarte a ti mismo, al igual que a tu pareja, buscar un equilibrio entre el amor que te tienes a ti mismo con el amor que le tienes a esa persona.
Eso ayuda mucho si lo vemos como una forma de poner limites entre “lo que está bien y lo que ya no está bien”
–Te lo prometo.
No me gustaba pensar en la posibilidad de que en algún momento lo que Ly y yo tenemos termine, pero así soy yo, siempre pensando en todo lo malo que me podría pasar.
Ella a veces ayudaba mucho a que pensara más en el presente de lo que pienso en el futuro, eso me gustaba, me gustaba tenerla frente a mi, con su cabello volando libremente sobre su cara, sus ojos brillando por el reflejo del sol, o tal vez el reflejo de sus emociones, sus mejillas rosadas, sus manos, ella era mi presente, eso me mantenía tranquilo.
En ese momento fue donde caí en la cuenta que ya no quería vivir preocupándome por lo que pasará después, quería vivir viviendo por más ridículo que suene, quiero ser la mejor versión de mi para ella, no merece menos, merece que la ame de forma ferviente.
Es eso lo que está pasando.
La amo.
Como nunca amé a nadie.
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