Alguien alguna vez me dijo que el destino es el único capaz de unir a dos personas de forma abrupta y separarlas con la misma voracidad.

Por más triste que esto les suene, es cierto y a veces ni siquiera podemos evitarlo, a veces estamos destinados a amar a alguien, pero no estamos destinados a quedarnos con esa persona.

Las razones para eso pueden ser tantas, como por ejemplo que sus caminos ya no encajen.
Eso fue lo que pasó entre él y yo.
 
Esta historia no tiene un final feliz, por lo menos no el tipo de final feliz donde los enamorados quedan juntos y se juran amor eterno hasta el final de sus tiempo, si esperas ese tipo de final, ésta historia tal vez no sea para ti.

Solo será la historia de un chico y una chica que tuvieron la suerte de encontrarse mutuamente, pero no corrieron con la misma suerte para perdurar juntos.
Es la historia de como nos conocimos, nos enamoramos, nos amamos y él decidió que nuestros caminos debían separarse.

El destino actúa concorde a sus intereses y no podemos hacer nada al respecto.
Nuestra historia de amor duró poco, pero creó un lazo tan fuerte que ni en un millón de años alguien podría romper, fue un amor tan intenso.
Ese amor fue un idilio.

Uno que jamás olvidaré.