Hasta ella
MATT
Caminé hasta mi habitación, balanceándome de un lado a otro, con el corazón brincando de amor, me sentía tan satisfecho, tan lleno, tan eufórico.
Besarla me hizo darme cuenta que no quería a nadie más, sólo ella pudo causar esto en mí, y yo quería tenerla a mi lado siempre.
Alguna vez escuché a alguien decir que el amor te puede hacer sentir en las nubes, nunca creí que fuera cierto, no hasta este momento, no hasta ella.
Llegué a mi habitación, con el cuerpo repleto de poesía, lo que antes no pude escribir por falta de palabras, ahora salía brote, y me di cuenta de que no importaban las palabras, importaba el sentimiento.
Así que eso hice, tomé mi pequeño cuaderno y comencé a escribir.
Ma cheré Lyra:
Tantas cosas que decir, pero las palabras no son suficientes.
¿Acaso no es curioso que existan millones de palabras pero que ninguna sea capaz de representar lo que causas en mí? Pensé en tantas, pero nada parece retratar el sentimiento que originaste en mí el día que te conocí.
Ese día, lo recuerdo con tanto cariño en mi mente.
Tú, encantadora, magnifica, desbordando esplendor.
Sabes que no creo en los ángeles, pero si tuviera que describir la divinidad de uno tu eres lo único en lo que puedo pensar.
Desde el primer día me tuviste entre tus manos, divagaste en mi mente como una quimera. Y ahora, después de tanto anhelo, pude besarte, sentirme como uno mismo contra tus labios.
Dichoso es el día que te conocí, dichosa la forma en la que me hechizaste con esa sonrisa, porque ese día descubrí que era lo que más deseaba tener, a ti.
Después de escribir eso me sentí tan liberado, por fin pude plasmar eso que tenía tan guardado, pero claro, habrá más de eso, estoy seguro. Sabía bien que ella no leería esa carta, era algo que hacía para mí, para hacerme consiente de lo que siento.
Intenté dormir, pero recordarla me lo impedía, quería seguir despierto, quería seguir pensando en la delicadeza de sus besos, en la forma en la que me veía, lo hacía como si no quisiera ver algo más, la quería tanto.
Pensé en la forma en la que evitó, que la besara antes de irme, sus palabras resonaban en mi cabeza, “Tal vez debas saber lo que se siente que te dejen con las ganas de un beso, buenas noches, mon chéri” de alguna forma me pareció divertido, si ella no quería dármelo, yo tendría que robárselo.
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