otra vez la misma rutina de todas las madrugadas: después de estar desaparecido toda la noche, jeongin llegaba apestando a alcohol, tambaleándose de un lado a otro, murmurando cosas sin sentido y con el ceño fruncido.

hyunjin, quien lo estuvo esperando ansioso en la sala, simplemente lo agarraba con preocupación entre sus brazos y lo llevaba hasta la cama para recostarlo delicadamente.jeongin seguía hablando y hablando, sus palabras arrastrándose, y hyunjin no entendía casi nada de lo que salía de sus labios, solo uno que otro insulto hacia su persona por ser inútil e insuficiente.

hwang le sacó su ropa desaliñada con olor al perfume de una mujer, un aroma que ya hasta le era conocido, al igual que el labial embarrado en la camiseta y cuello ajeno, el cual limpió con un pañito húmedo. una vez dejó a su esposo más limpio, le colocó una pijama y una sábana para cubrirlo.

una vez bien acomodado para dormir, hyunjin se sentó a su lado en la cama, mirándolo quedarse dormido. su jeongin se veía tan bonito, como siempre lo ha sido. quería tocar su rostro y recordar cómo se sentía su piel en su mano, pero jeongin lo apartó de un manotazo, inconscientemente aún en sueños. a hyunjin le dolió el pecho.

al rubio no le quedó de otra que solo observar, como siempre. lo hermoso que era jeongin, aún con las marcas de otra persona en su cuerpo, aún cuando lo miraba con desprecio en las mañanas, aún cuando le gritaba insultos en la cocina, aún cuando le daba golpes en sus ataques de ira. para él, yang jeongin siempre sería hermoso, el ángel más bello que existe. hyunjin se sentía inferior, ¿realmente merecía tener a un ser divino como su pareja? tenía miedo de perderlo por no ser suficiente para él.

no sabe cuándo se durmió, pero se despierta por el sonido de un sollozo a su lado. alarmado, se sienta y ve a jeongin temblando, tratando de callar sus lamentos bajo la sábana que ahora los cubría a ambos.

hyunjin rápidamente se acomoda nuevamente a su lado, metiéndose bajo la sábana para quedar frente a frente a su amado. apenas jeongin lo miró, se lanzó a un abrazo desesperado para ahora llorar con desconsuelo en el cuello ajeno. hwang lo estrujó cuidadosamente entre sus brazos, dándole caricias en su cabellera y espalda, tratando de transmitirle tranquilidad.

— lo siento tanto. —murmuró jeongin entre lágrimas, apenas audible, pero hyunjin lo escuchó y sonrió.

— está bien, mi amor. te amo. —respondió en un susurro reconfortante y besó la coronilla del menor, quien comenzó a llorar con más dolor saliendo de su escondite para mirar con sus ojos acuosos al mayor.

— y yo a ti. — y empezó un beso amargo con el mayor.

hyunjin podía saborear las mentiras en sus labios manchados de un labial ajeno y en sus lágrimas saladas de cocodrilo. podía olerlas en el perfume barato de su cuello lleno de chupetones que él no le hizo. podía sentirlas en los temblores de sus manos y rasguños en la pálida espalda ajena. podía escucharlas en sus gemidos. podía verlas en su mirada nublada.

pero no importaba. nada de eso le importaba un carajo, porque lo amaba y eso era todo lo que necesitaba.